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Sublevación de Campino



La Sublevación de Campino (enero de 1827) fue un golpe de Estado contra el gobierno del presidente Agustín Eyzaguirre y que significó el fin de su mando y su reemplazo por Ramón Freire.

Durante los meses previos se había dado un enfrentamiento entre las posturas que buscaba un Estado unitario y otro federalista. Al asumir el gobierno interino el 9 de septiembre de 1826 Eyzaguirre se encontró con la pésima aplicación que se había dado al sistema federal, un Congreso partidario de esas ideas y él mismo apoyado por pelucones y estanqueros. El político liberal Joaquín Campino conspiró con su hermano, coronel Enrique Campino, y el exministro de Ramón Freire, José María Novoa, para iniciar un golpe militar. Contaban con el apoyo de varios dirigentes liberales (divididos en pipiolos y populacheros) pero requerían del apoyo militar para tener éxito en sus planes. Novoa proponía reemplazar al presidente con el general Francisco Antonio Pinto (que no sabía de la conspiración) y con el coronel Enrique como su vicepresidente.

Durante la noche del 24-25 de enero, la guarnición de Santiago de Chile se plegó al movimiento. La formaban el escuadrón Guías del coronel Ambrosio Acosta y el regimiento No. 7 bajo el mando interino sargento mayor Nicolás Maruri. En la mañana siguiente el coronel Campino depuso a Eyzaguirre y se instaló en el Palacio de Gobierno. Inmediatamente encarceló al ministro Manuel José Gandarillas, al ministro interino Tomás Ovejero, al intendente y coronel José Santiago Luco, a Fernando Antonio Elizalde, Diego Portales y Juan de la Cruz Gandarillas. El Congreso Nacional de Chile instó a Campino a deponer el mando, pero este se negó y después entró a caballo en una sesión y amenazó con disolverla a balazos. El presidente del Congreso, Diego Antonio de Elizondo Prado,[1]​ decidió disolver la sesión. Debido a esto, el Congreso dio facultades extraordinarias al general Freire para reducirlo por la fuerza. Campino se atrincheró en la Plaza de Armas, mientras Freire organizaba un batallón de 400 milicianos y vecinos. Sin tener la fuerza suficiente para someterlo, Freire ordenó la retirada a la provincia de Aconcagua. Desde allí llamó a la guarniciones y milicias de Rancagua, Melipilla, Quillota y Concepción. Viendo que la revolución iba a ser sofocada por las armas, Novoa le pidió a Campino que buscara un arreglo con el Congreso. Los senadores exigieron al coronel entregar su mando al jefe de Estado Mayor, llegándose a un impase sin solución. Finalmente, el 28 de enero se reunió el Consejo de Guerra y se proclamaba al general Pinto como nuevo presidente y mientras este volvía a Santiago, Campino aún comandaría el ejército.

Desde su prisión, Portales convenció a Maruri de deponer al coronel. El 29 de enero, a las tres de la madrugada, apresó a Campino y sus lugartenientes, liberando a los prisioneros. En la tarde siguiente Freire llegó para asumir interinamente el gobierno. El 15 de febrero se volvía presidente pleno en funciones con el general Pinto como vicepresidente.



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