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TNO



La t (en mayúscula T, nombre te, plural tes) es la vigesimoprimera letra y la decimoséptima consonante del alfabeto español, y la vigésima letra del alfabeto latino básico.

En español representa un sonido consonante obstruyente, oclusivo, dental y sordo.[1]


El nombre tau hebreo recordaba la idea de la cruz, cuya forma, efectivamente, es la representación de letra en antiguas medallas de los judíos. La T es de articulación fuerte, sorda, momentánea o explosiva, que corresponde a la débil o sonora d, la cual puede ser también a la vez lingual y dental. La afinidad natural que existe entre las dos letras explica la recíproca sustitución de las mismas. En algunos manuscritos se halla a veces set por «sed», quot por «quod», haut por «haud», adque por atque. El tu del latín tiene por equivalente el du del alemán, mientras que Gott y Tag de esta última lengua han formado god y day en inglés. Los alemanes han escrito su propio nombre nacional sucesivamente Teutsch y Deutsch.

En el griego cadmeo, la T se confunde con la M, pero en las formas eolodórica y ática vuelve a tomar la figura de T, en todo semejante a la latina clásica, medieval, y en la propia de todas las lenguas neolatinas. El alfabeto etrusco vuelve a ofrecer variedades muy diversas de T (desde la M hasta x, y, ๅ), y en sus coetáneas el ibérico y turdetano privan las dos formas x y M. En la epigrafía latina clásica, la T del alfabeto romano adquiere la forma usada aún en los tipos corrientes en todas las lenguas neolatinas. Otra forma de utilizar la T es por códigos.

La T es consonante dental oclusiva sorda. Se articula apoyando fuertemente la punta de la lengua contra la cara interna de los dientes superiores, y manteniendo muy poco abiertos los maxilares, de manera que la lengua toca también con la punta los dientes inferiores. Los lados de la lengua tocan la cara interna de los molares superiores y cierran por allí el paso al aire.

En medio de sus características generales, la T, como las demás consonantes plosivas, ofrece una intensidad articulatoria diferente según el lugar que ocupa dentro de la palabra. Así, la T es producida con más fuerza en posición inicial absoluta de palabra y al principio de sílaba precedida de otra consonante que no lo es cuando se encuentra situada entre dos vocales. La T en: tiempo, temible, toma, arte, partido, contra, etc., posee una intensidad de articulación mayor que en vocablos como: pato y pito.

Este aflojamiento en la intensidad de la articulación de T entre dos vocales, explicable por el carácter abierto de dichos sonidos, es el que explica también por qué la T, en la posición dicha, manifiesta una etapa de evolución histórica más pronunciada que en otras. Así, tenemos que la T del latín, en posición intervocálica, no se conserva como t, como ocurre en la posición inicial (tempus da tiempo, tantum da tan, timere da temer, etc.), sino que a través de modalidades fonéticas sucesivas se convierte en d en castellano (pratum da prado, acutum da agudo, amatum da amado, etc.), y, en algunos idiomas, por ejemplo en el francés, llega incluso a desaparecer completamente (rotam da en español rueda, en francés roue; setam da en español seda, en francés soie, etc.).

Se ha dicho que la T es un fonema de articulación post-dental. Ello, como cosa general, y en particular para el español. Porque es innegable que en algunos idiomas dicha consonante asume un carácter de articulación pronunciada más hacia dentro de la cavidad bucal, de modalidad alveolar y a veces prepaladial, lo que explica que la emisión de la consonante vaya seguida de una especie de desgaje espiratorio representable por una h aspirada. Nótese que esto no es lo normal en las lenguas neolatinas. Como fenómeno peculiar de éstas, sobre todo en sus representantes el francés y el español, consígnese la pérdida de la t cuando originariamente forma grupo con r. La observación de ejemplos típicos, como patrem, matren, fratrem, petram, etc., en sus reflejos padre (de páere), madre (de mare), y en francés père, mère, frère, pierre, ilustran suficientemente el caso.

Indiquemos, finalmente, el resultado actual de la ch española, procedente del grupo ct evolucionado (factum da hecho, lactem da leche, lectum da lecho, noctem da noche, etc.),

que el francés nos ofrece en una etapa al parecer todavía retrasada.

En alfabeto fonético aeronáutico se le asigna la palabra Tango. En código Morse es: « - »

Banderas de señales

Alfabeto semáforo

Lectura Braille

Alfabeto manual

Un objeto transneptuniano o transneptúnico es cualquier objeto del sistema solar cuya órbita se ubica parcial o totalmente más allá de la órbita del planeta Neptuno. Algunas subdivisiones específicas de ese espacio llevan el nombre de cinturón de Kuiper y nube de Oort. Por una resolución de la Unión Astronómica Internacional del día 11 de junio de 2008, los planetas enanos transneptunianos pasaron a denominarse plutoides.

Para referirse a un objeto transneptuniano frecuentemente se suele utilizar la abreviatura TNO (del inglés trans neptunian object). En muchos casos, se usa indistintamente con la abreviatura KBO (del inglés Kuiper belt object), lo cual no es del todo correcto. Los TNO comprenden, entre otros, a los cuerpos de la nube de Oort y a los KBO. Estos últimos, a su vez, también se subdividen en plutinos y cubewanos.

Debido a los cambios en las órbitas de los planetas conocidos a principios de los años 1900, y atribuidos a la acción de la gravedad (la fuerza de atracción entre toda la materia) sobre los propios planetas, se supuso que había uno o más planetas más allá de Neptuno que no se habían identificado (véase planeta X). Una hipótesis similar había conducido al descubrimiento de Neptuno, a partir de distorsiones en la órbita de Urano. La búsqueda de estos cuerpos teóricos llevó al descubrimiento de Plutón y, desde entonces, se han hallado algunos pocos objetos de importancia. No obstante, siguen siendo demasiado pequeños para explicar las perturbaciones, y los cálculos revisados de la masa de Neptuno mostraron que el problema era ficticio.

En junio de 2005, el número de estos objetos era superior al millar, de los cuales un centenar poseían una órbita determinada con precisión, y, por tanto, una numeración definitiva del Centro de Planetas Menores.

Los objetos del cinturón de Kuiper suelen subclasificarse según sus características orbitales. Por un lado están los objetos que orbitan en algún tipo de resonancia con Neptuno, 2:3, 1:2, 3:5, 4:7, etc. Por otro lado están aquellos que no están vinculados orbitalmente a Neptuno, sin resonancia orbital de ningún tipo, estos son llamados cubewanos u objetos clásicos del cinturón de Kuiper.

Con un periodo de ~250 años, la resonancia 2:3 a 39,4 UA es, con mucho, la categoría dominante entre los objetos resonantes, con 92 confirmados y 104 posibles miembros.[1]​ Los objetos siguientes que orbitan en esta resonancia se nombran plutinos por Plutón, el primero descubierto. Algunos plutinos importantes son:[2]

A octubre de 2008 se habían encontrado 10 de estos objetos. Tienen un periodo de ~275 años. Estos son los tres más importantes:

Con un período de ~290 años, otro importante grupo (a octubre de 2008 cerca de 20 objetos encontrados) que orbitan al Sol a 43,7 UA (en medio de los objetos clásicos). Los objetos son bastante pequeños (con una sola excepción, H>6) y la mayoría de ellos siguen órbitas cercanas a la eclíptica. Los objetos con órbitas bien conocidas incluyen:

Con un período de ~330 años, esta resonancia a 47,8 AU es a menudo considerada como el borde exterior del cinturón de Kuiper, y a los objetos en esta resonancia se les llama a veces twotinos. Los twotinos tienen inclinaciones de menos de 15 grados y excentricidades generalmente moderados ( 0,1 < e < 0,3 ) .[3]​ Un número desconocido de resonantes 1:2 probablemente no se originó en un disco de planetesimales que fue barrido por la resonancia durante la migración de Neptuno, sino que fueron capturados cuando ya se habían dispersado.[4]

Hay muchos menos objetos en esta resonancia (un total de 14 desde octubre de 2008) que plutinos. La integración orbital a largo plazo muestra que la resonancia 1:2 es menos estable que la 2:3; solo el 15% de los objetos en resonancia 1:2 eran estables tras 4000 millones de años, en comparación con un 28 % de plutinos .[3]​ En consecuencia, los twotinos podía haber sido originalmente tan numerosos como los plutinos, pero su población ha caído muy por debajo de la de plutinos desde entonces.[3][2]

Tienen una órbita de ~410 años. En total, las órbitas de 11 objetos se clasifican en resonancia 2:5 desde octubre de 2008. Los objetos con órbitas bien establecidos en 55,4 UA incluyen:[2]

Algunos objetos han sido descubiertos con un semieje mayor similar al de Neptuno, cerca de los Puntos de Lagrange Sol-Neptuno. Estos Troyanos de Neptuno, están en una resonancia 1:1 con Neptuno. Han sido descubiertos nueve de estos objetos a octubre de 2012:

Solo los últimos tres se encuentran cerca del L5 de Neptuno, el resto se encuentran en L4 .[7]

Las llamados resonancias de orden superior son conocidas por un número limitado de objetos, incluidos los siguientes:[2]

Algunos objetos se encuentran en resonancias distantes[2]

Algunas notables resonancias no probadas (que podrían ser coincidencia) de planetas enanos son:

Un cubewano, llamado también "objeto clásico del cinturón de Kuiper" o, en inglés, classical Kuiper belt object (CKBO), es un objeto transneptuniano que no cumple ningún tipo de resonancia orbital con Neptuno. El nombre tan peculiar se deriva del primer objeto de esta clase, el 1992 QB1; pronunciado en inglés: /kju:bi wʌn/.

A veces considerados como objetos del disco disperso exterior. Esta es una lista de los objetos separados conocidos, que no podrían ser fácilmente dispersados por la órbita de Neptuno y por lo tanto es probable que sean objetos separados, pero que se encuentran dentro de la distancia de perihelio ≈50-75 UA, frontera usada que definiría a los sednoides.

La nube de Hills, también llamada nube de Oort interior[24]​ y Nube Interior[25]​ es, en astronomía, un vasto y esférico cuerpo hipotético interior en la nube de Oort, cuyo borde exterior se localiza a una distancia de 2 a 3×104 UA del Sol, y cuyo borde interior, no tan definido, está hipotéticamente localizado dentro las 100 y las 3000 UA.

La hipotética estrella compañera Némesis entraría en la definición de objeto transneptuniano, aunque no está demostrada su existencia.

No se deben confundir los términos plutino y plutoide. Cada una de estas categorías agrupan a objetos transneptunianos que, si bien pueden pertenecer a las dos a la vez, cada una tiene como requisito distintas características:



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