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Tanausú



Tanausú (¿?, La Palma - mayo de 1493, océano Atlántico) fue uno de los reyes o capitanes aborígenes benahoaritas durante la conquista castellana de las islas Canarias a fines del siglo xv,[1][2]​ siendo conocido por ser el caudillo que más se resistió a la misma.[3]

Algunos autores consideran que el nombre Tanausú —de procedencia aborigen— podría traducirse como 'he aquí el que razona bien'. El profesor Juan Álvarez Delgado propone como posible traducción 'bruto, terco', aunque con dudas, mientras que Dominik J. Wölfel no encuentra paralelos en las lenguas bereberes.[4][5][6]

En la documentación aparece también con las variantes gráficas Atanausu, Tanausa, Tanause, Tanauso o Tenausu, con acentuaciones tanto llanas como agudas.[4]

Tanausú era el señor o capitán del bando de Aceró, que se corresponde con la moderna Caldera de Taburiente, uno de los doce señoríos o bandos en los que se dividía la isla en el momento de la conquista castellana.[1]

Se conserva en la toponimia local el recuerdo de la cueva-habitación que utilizó de morada, la denominada «cueva de Tanausú», ubicada en el sector oriental de La Caldera. Junto a la cueva se encuentran las ruinas de un conjunto de dos cabañas asociadas. Próximo a este punto se halla otro topónimo igualmente relacionado con Tanausú como es la Piedra del Rey.[3][7]

El historiador Juan de Abreu Galindo describe en su obra Historia de la conquista de las siete islas de Canaria el enfrentamiento habido entre Tanausú y el señor de Tijarafe Atogmatoma, su tío, antes de la llegada de los conquistadores. Atogmatoma con doscientos guerreros intenta penetrar en La Caldera por el paso de Adamancasis —modernamente La Cumbrecita—,[8]​ pero Tanausú y su gente resisten y los hacen retirarse.[1]

Más tarde, Atogmatoma logra entrar en La Caldera gracias a la ayuda de sus parientes Bediesta y Temiaba, señores de Tegualguen y Tagaragre respectivamente. Tanausú se refugia entonces en el roque de Bejenao, y viendo que los enemigos seguían llegando pidió ayuda a sus primos los señores Ehenauca, Mayantigo, Azuquahe, Juguiro y Garehagua. Un vez reunidos todos los guerreros, Tanausú y los suyos descienden hacia las tierras de Adirane y allí se desarrolló la batalla, siendo derrotado Atogmatoma.[1]

En un romance tradicional palmero recogido por Benigno Carballo Wangüemert en su obra Las Afortunadas: viaje descriptivo a las islas Canarias, se nombra a la esposa de Tanausú, Acerina. Este romance, que fue escuchado por el autor a unos pastores de La Caldera se cuenta cómo los reyes Tanausú —Tenacen en el romance— y Mayantigo se disputaron durante mucho tiempo el amor de la joven Acerina, hasta que esta los cita en el llano de Taburiente haciéndoles jurar que no se atacarían y comunicándoles su decisión de elegir como esposo a Tanausú.[9][10]

En septiembre de 1492 llegan a la costa de Tazacorte las tropas conquistadoras bajo el mando del capitán Alonso Fernández de Lugo. La conquista se realizará mediante pactos con los jefes de los distintos bandos de la isla —que ya las habían asentado en Gran Canaria con el juez pesquisidor Francisco Maldonado poco antes—, encontrando tan sólo oposición en los bandos de Tigalate y Aceró.[11][3]

El bando de Aceró, por sus condiciones geográficas ofrecía grandes dificultades para acceder a él. En este lugar Tanausú liderará la resistencia a la penetración castellana siendo el último caudillo de La Palma en someterse.

Después de dos intentos fallidos de penetrar en la región de Aceró y de ver la imposibilidad de realizar una conquista militar de este territorio, Alonso Fernández de Lugo recurre a Juan de La Palma, pariente de Tanausú que se había unido a los castellanos tras la llegada de estos, enviándolo como mensajero para tratar de convencer a Tanausú de que aceptara una negociación en la cual se le proponía que se rindiera, aceptara el cristianismo, se sujetase a los Reyes Católicos y, a cambio, recibiría buen trato y grandes recompensas. Tanausú manda como respuesta que los castellanos se retiren de La Caldera y que al día siguiente se encontrarían en la zona conocida como El Riachuelo en son de paz. Lugo, desconfiando y con temor a que Tanausú y su gente volvieran a retirarse a las escabrosas tierras de La Caldera donde no podría derrotarles, ordenó atacar a los benahoaritas en el momento en que llegaban a la vista de los castellanos. Después de una encarnizada y desigual batalla, los aborígenes son derrotados y Tanausú es hecho prisionero.[1][12]

Ya capturado, Tanausú y otros cautivos son conducidos en barco a Castilla para presentarlos a los Reyes, pero durante el trayecto el caudillo se niega a comer y a beber agua, falleciendo durante la travesía.[1]

Los historiadores recogen la costumbre de los benahoaritas de dejarse morir de inanición cuando se hallaban enfermos. Entonces decían a sus parientes vacaguaré 'me quiero morir', y se encerraban en una cueva. Sin embargo, ninguno hace referencia explícita a que Tanausú pronunciara esa palabra durante su cautiverio.[1][12][13][14]



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