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Televisión basura



Telebasura es un neologismo aplicado a determinados modelos televisivos. Fue definido por la Real Academia Española como «conjunto de programas televisivos de contenidos zafios y vulgares».[1]​ Su uso inicialmente coloquial y más tarde motivo de estudio sociológico, se aplica a una manera de concebir la televisión definida por la utilización de sensacionalismo, los acontecimientos impactantes, cierta excesiva incisión en los quehaceres privados y personales de personajes famosos, y absoluta carencia de contenido cultural. Las televisiones que se encargan de la difusión de este tipo de programas lo hacen con el objetivo de alcanzar elevadas audiencias, con la consiguiente captación de publicidad, y, así, obtener un claro aumento del beneficio económico.[2]​ Todo ello afianzado por unos argumentos para justificar su  actuación, como por ejemplo: la libertad de expresión y el de satisfacer la demanda de la audiencia. El resultado es un modelo simple de medio de comunicación exclusivamente orientado a la promoción de lo vano y lo mundano. Su repercusión e impacto han despertado la preocupación de algunos sectores de la sociedad (incluso de especialistas en doxografía) y promovido diversas actividades y propuestas.

El carácter arbitrario del término ha sido un obstáculo a la hora de establecer el origen del mismo. A pesar de ello, se estima que el término “telebasura” existe, aproximadamente, desde los años 1980. El uso comenzó a darse en Estados Unidos, cuando gran parte de la programación televisiva optó por la explotación de la violencia y el morbo como espectáculo.[3]

Es un fenómeno televisivo muy complejo y que se ha ido formando de forma paulatina con el paso del tiempo y las necesidades de la audiencia. Además, tiene la peculiaridad de no adjudicarse a un género televisivo, sino que puede darse en diferentes tipos de programas dentro de las parrillas de programación de los canales de televisión.

Estos contenidos aportan  una imagen de la vida y de la realidad totalmente ausente de toda perspectiva ética, es decir, se dedican a colocar al televidente en una situación totalmente ficticia que tiene poca relación con la realidad. Parte de este fenómeno se inserta plenamente en la sociedad, así como en la evolución de gustos, comportamientos y costumbres que, como se puede ver con el paso del tiempo se está influyendo en un cambio social de carácter retrógrado.

Otras definiciones de algunos expertos son las siguientes:

Según apunta Gustavo Bueno: “Este concepto clasificatorio de televisión basura comienza siendo, ante todo, un concepto práctico (operatorio) en la medida en la que la delimitación del subconjunto o parte de la totalidad de referencia, llamada basura, tiene una intención despectiva o peyorativa y, en el limite, segregativa”. [2]

El sociólogo Lorenzo Díaz habla de la telebasura en el  libro que publicó llamado “La caja sucia. Telebasura en España”.[4]​ Este sociólogo la define de la siguiente forma: “El término telebasura viene haciendo referencia a los contenidos programáticos considerados de baja calidad. La idea subyacente está en íntima relación con el concepto de calidad y éste, a su vez, presenta una dificultad de definición intrínseca. La calidad comprende el conjunto de características inherentes a una cosa que permite compararla con las demás de igual naturaleza. Atender a este último aspecto –habilitar la comparación-, seguramente explica el recelo de todos los agentes involucrados por valorar la calidad de un producto audiovisual”.


La telebasura o televisión basura (el «trash tv» inglés) suele compararse con la prensa sensacionalista. Este tipo de información se caracteriza  por una clara degradación de los contenidos y del lenguaje televisivo, que origina en el receptor un claro alejamiento de lo que debería tener la televisión en cuanto a su mensaje educativo y cultural.

Algunas de las características [5]​ denunciadas en este modelo-género de ‘comunicación’ son:

La telebasura es un fenómeno televisivo [6]​ que proporciona una fuente inagotable de beneficios económicos. Esto se debe a que son innumerables los hechos que suceden diariamente, los cuales producen el morbo necesario para conseguir realizar producciones de bajo coste con alta audiencia y, por ello, elevados beneficios.

Actualmente esta programación ocupa aproximadamente, según las propias estadísticas del CIS, cerca de un 20% de toda la programación televisiva. Además, llegan a acaparar entre el 28 y el 35 por ciento del total de los consumidores. El perfil de los consumidores de este tipo de programaciones son principalmente mujeres entre los 15 y 23 años, y entre los 65 y los 80 años. Hay una gran estigmatización que hace que muchas personas no reconozcan que consumen este producto televisivo.

Normalmente este tipo de programas no se caracterizan por su relevancia cultural, se suelen dar en horario de noche, momento donde el interés de la sociedad se rebaja a temas insustanciales.

Actualmente, se considera que el tiempo de ocio es una de las facetas de la vida a la que los ciudadanos dedican una buena parte de su tiempo libre. La televisión es a día de hoy uno de los pasatiempos preferidos por la ciudadanía, lo que puede comprobarse por el elevado índice de audiencia que tienen los programas televisivos. Y entre ellos, destacan con un mayor índice de relevancia, los que están denominados como “telebasura”.

Según el Consejo del Audiovisual de Cataluña, se puede considerar telebasura el conjunto de programas en los que aparece cualquiera de los siguientes ‘síntomas’ o características: "la vulneración de derechos fundamentales, la falta de consideración hacia los valores democráticos o cívicos –como por ejemplo, el desprecio de la dignidad que toda persona merece–, el poco o ningún respeto a la vida privada o a la intimidad de las personas, o la utilización de un lenguaje chillón, grosero e impúdico. Todo esto se lleva a cabo con la «intención de convertir en espectáculo la vida de determinados personajes que, generalmente, se prestan a ser manipulados a cambio de la celebridad que les da la televisión o a cambio de contraprestaciones económicas.».

Por su parte, la Asociación de Usuarios de la Comunicación [7]​ define la telebasura en España como cualquier espacio, sea cual sea su género (magazines y reality shows principalmente, pero también concursos e incluso debates), «en el que prima el mal gusto, lo escandaloso, el enfrentamiento personal, el insulto y la denigración de los participantes y la agresión a / de la intimidad (es decir, la invasión de la intimidad de los que participan pero, sobre todo, la imposición a los espectadores de la intimidad de los que participan)». Dicha asociación aclara que no debe verse su labor de denuncia como “coartada preparatoria de la censura desde planteamientos morales reaccionarios o políticamente correctos”, puesto que su labor se fundamenta “en el entendimiento de la telebasura como un fenómeno televisivo que atenta contra la función social del medio; que menoscaba sus posibilidades expresivas y de contenido en términos tanto de información y formación como de entretenimiento, y que conculca valores constitucionales como el derecho a la veracidad, a la intimidad, a la dignidad de las personas, a la no discriminación y a la protección de la infancia”.

Todo parece indicar que tales argumentos elevan la crítica contra la telebasura a un problema de educación que requiere la implicación del Estado.[8]​ En algunos países (como España) se hace mención expresa a que los medios de comunicación social (tanto los de titularidad pública como a los de concesión privada) deben respetar principios como el respeto al honor, la fama, la vida privada y el conjunto de derechos y libertades reconocidos a todos los ciudadanos. La propia Federación de Asociaciones de la Prensa de España recoge este tipo de cuestiones en su código deontológico.[9]​ Pero los datos estadísticos demuestran que esa actitud desde la ley, acaba en ‘papel mojado’.

En los años 1990 hubo diversos programas identificados en el país como telebasura. Uno de ellos fue el exitoso Hola Susana, criticado especialmente en 1994 por su iniciativa de mostrar a personas con deformidades.[10]​ Así mismo lo fueron los realizados por Mauro Viale, por crear espectáculos basados en casos policiales y personas marginales. Otros incluidos en la definición fueron Jugate conmigo por «sacarle el jugo a accidentes verídicos o simulados por participantes en juegos», además de los programas de telerrealidad Gran Hermano, Ritmo de la noche y ShowMatch, estos dos últimos conducidos por Marcelo Tinelli.[10]​ También entran en esta categoría Animales Sueltos, los programas de telerrealidad Combate, Plan TV, Confrontados y los chimentos de Este es el show, Intrusos, Polémica en el Bar y Bendita tv, ya que únicamente suelen debatirse a base de insultos, información no verídica, fanatismo político y por criticar diferentes ideas con la intención de generar "polémica".

La telebasura en Bolivia se ha popularizado desde fines de los noventa, producida mayormente en el departamento de Santa Cruz y distribuida a nivel nacional. A pesar de que los mismos no cuentan ni con la aceptación ni aprobación por parte de la teleaudiencia (reflejado en los bajísimos Ratings) además de varias campañas en redes sociales como Facebook con hashtags como #Fueracalle7 o #Fueraloasmarquinas, algunos de los programas aludidos que, según la crítica dedicada a espectáculos, publicaban notas polémicas, amarillistas y sensacionalistas, que han recibido críticas incluso de ´parte de autoridades nacionales`. Inclusive se ha llegado a vincular la producción de varios programas con lavado de dinero producto del contrabando y el narcotráfico. Se ha solicitado mediante varias organizaciones sociales, autoridades nacionales, agrupaciones ciudadanas la suspensión de los mismos pero los productores se amparan en la libertad de expresión y en el derecho al trabajo que amparan la constitución.

Se ha planteado la acción de la alfabetización mediática y competencia mediática para la ciudadanía boliviana; debido a la realidad de las consecuencias que genera la Telebasura en su audiencia, su impacto perjudicial en la sociedad, la manipulación de la información y contenidos por el interés mercantil y político del gobierno boliviano.

En Chile, la telebasura fue muy popular durante los primeros años del 2000, como una involución de programas del estilo talk show como Viva el Lunes, donde constantemente se invitaba a figuras públicas de la política, el deporte o el espectáculo. Destacaron en este género programas como Mira quien habla (de Mega) o SQP (acrónimo de la expresión Sálvese quien pueda). Su popularidad fue tal que llegó a lanzarse un álbum de figuritas relacionados con el tema, con algunos de los periodistas caricaturizados.

Con el estallido social del 18 de octubre de 2019, la telebasura fue perdiendo espacio en la televisión chilena, y algunos de sus cultores, como la ferviente pinochetista Patricia Maldonado o Catalina Pulido, han salido de pantalla ante los fuertes cuestionamientos que han recibido, pasando a ser reemplazados por políticos, principalmente parlamentarios o especialistas en salud pública, ante la pandemia del COVID-19.

Hoy en día los dueños de canales, tanto el estado, como los dueños de retail, las mineras y las mayores riquezas de Chile sólo transmiten preferentemente TV Basura a los chilenos, que están ávidos de programas con una calidad y excelencia que desapareció este milenio.

En referencia a la TV Abierta chilena, es decir a la TV gratuita, cada día de menor excelencia; los programas tienen presupuestos bajísimos y la compra de derechos de TV basura, como realities donde predomina el morbo, abundan en el país.

Son considerados en esta categoría varios programas caracterizados por las burlas hacia personajes famosos y los escándalos en el aire. Un ejemplo considerable es el programa Muy buenos días de RCN Televisión en el cual, en una ocasión, su presentador Jota Mario Valencia se había burlado de la presentadora y modelo Jessica Cediel, quien había trabajado anteriormente en el programa, por el mal resultado de una cirugía que se había hecho en los glúteos, lo cual despertó toda una ola de críticas contra el presentador exigiendo su renuncia.[cita requerida]

Otros posibles ejemplos destacados de programación basura en Colombia son El Factor X, El lavadero y Protagonistas de nuestra tele en RCN. Por otro lado, en Caracol Televisión, se encuentran programas como La red, Gran hermano y todas las versiones de El desafío.

Otros ejemplos de programas Telebasura en Colombia son los realities: Cita a ciegas, Colombia's next top model, La granja Tolima, La isla de los famosos, etc. Estos programas tienen tanto rating, porque generan varios escándalos y conflictos entre los personajes, melodramas, diversas y explícitas escenas sexuales, además, es el televidente quien tiene el poder sobre el futuro del programa mediante su voto.

La telebasura es una constante adulteración, es decir;  desde su inicio todo es totalmente preparado y controlado; no muestran la realidad como en su objetivo se pretende, ya que esto sería aburrido, no daría de qué hablar y no movería masas, por lo tanto, no movería el dinero.

La telebasura en Costa Rica se ha popularizado en los últimos años, siendo algunos de los programas aludidos Intrusos de la farándula (posteriormente, “Intrusos”) que, según la crítica dedicada a espectáculos, publicaba notas polémicas, amarillistas y sensacionalistas. Otro programa de controversia fue Combate, donde un grupo de jóvenes competían por ganar cierta cantidad de eventos y debían responder preguntas. Estos programas, incluyendo "Batalla de Talentos" eran parte del Grupo Repretel (propiedad de Albavision) conformado por los canales 4, 6 y 11.

En Costa Rica la programación de la telebasura y su rating cambia por temporadas; y en época navideña, es cuando obtiene mayor índice de audiencia.

La telebasura viene experimentando un elevado ascenso en su presencia en los canales de televisión del país, con programas como El club de la mañana e Intrusos de RTS; Faranduleros, Proyecto baila, BLN La Competencia de Canal Uno; De Boca en Boca de TC Televisión y Calientitos de Gamavisión.

Otro programa en Ecuador que está completamente enfocado al morbo y el chisme es “Ligando en la Oscuridad”, un programa de alto rating en donde el participante tiene que tomar a su novia orientándose solamente de su tacto.

Según un estudio publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas en junio de 2010, siete de cada diez españoles consideraban que la programación de la televisión tenía poca o ninguna calidad.[11]​ En relación con este tipo de programación, uno de los canales más criticados es habitualmente Telecinco.[12][13][14][15]

De entre los pioneros se encuentran Crónicas marcianas, Gran Hermano, El bus, El diario de Patricia o Aquí hay tomate, pero el primero en popularizar la telebasura fue el programa De tú a tú haciendo un polémica entrevista con los padres de las víctimas del crimen de Alcácer .[16]​ Uno de sus programas más relacionados con este fenómeno es el magacín Sálvame, cuyos contenidos han originado que distintas asociaciones de usuarios hayan solicitado su retirada de la programación.[11][17][18]

Otra de las características observadas sobre este modelo televisivo de entretenimiento «alienante»,[19]​ es el elevado porcentaje de programación que ocupan en las parrillas televisivas, en detrimento de programas con otro tipo de contenido.

A pesar de que el término suele ser relacionado con la prensa del corazón, la crítica ha identificado también como telebasura los programas de telerrealidad como Gran Hermano, Gran Hermano VIP, Corazón (programa de televisión), Mujeres y hombres y viceversa o Supervivientes,[20]​ los talk-show como El diario de Patricia o A tu lado,[20]​ e incluso, en el apartado de ficción, los populares culebrones.[20]

El asunto promovió a comienzos del siglo xxi cierto debate académico con dos libros específicamente dedicados al tema: Telebasura y democracia (2002),[19]​ del filósofo Gustavo Bueno, y Telebasura y periodismo (2004) del periodista y catedrático Carlos Elías. En este último, Elías critica a los periodistas de prestigio que se pasan "al lado oscuro" de la telebasura para dotarla de prestigio ante la opinión pública y para confundir periodismo con espectáculo. Considera que las televisiones pagan a estos periodistas telebasureros «sumas astronómicas de dinero con el que compran su deontología profesional».[21]

El crítico de televisión Javier Pérez de Albéniz ha escrito un artículo en el diario británico The Guardian, en el que expresa que “España es el país líder en Telebasura”, comentando que las cadenas televisivas "no tienen ningún respeto por el buen gusto y la decencia", que los informativos “son partidistas y sensacionalistas”, y que los reality shows “son alienantes y los debates políticos extremistas”.

En 2004 ya se denunciaba que la programación de los principales canales mexicanos estaba dominada por la telebasura, los deportes y películas dobladas al español.[22]​ Así mismo, se ha señalado que los programas «promotores del morbo y el escándalo» se encontraban, según estudios de IBOPE, en las listas de espacios más vistos en cada canal de televisión mexicano.[22]​ Las telenovelas de Televisa como La rosa de Guadalupe, Cuando me enamoro, Por ella soy Eva y Mujer, casos de la vida real han sido clasificadas de baja calidad y de telebasura por la prensa internacional debido a la falta de coherencia y la búsqueda de polémica en sus episodios (como ejemplo, los capítulos de La rosa de Guadalupe: Los polémicos, Monsterball Go, Cuando acallan las ballenas, Calcetitas rojas y Mi hijo es un negro).

La telebasura en México se ha ido moldeando por épocas. Un grave problema de la telebasura es que provoca la integración de la audiencia, en dos sentidos, ya que los espectadores tienen una función pasiva pero muchas veces integran hábitos cotidianos de las características de los personajes vistos en la tele. Un ejemplo de la gravedad de este asunto, fue el caso de una niña de 10 años que en el 2011 se suicidó tras ver un episodio de La Rosa de Guadalupe. El mismo se basaba en una niña que atravesaba el divorcio de sus padres, y para conseguir su atención intentaba suicidarse y la Rosa de Guadalupe la salvaba. En el caso real, la niña estaba pasando por una situación similar, solo que en este caso las consecuencias fueron fatales.

A fines de la década de 1990, la telebasura nace sobre la base de la prensa rosa financiados por el gobierno del entonces presidente Alberto Fujimori para distraer a la población de los asuntos nacionales.[23]​ Un programa pionero de tipo «talk show» Laura en América, conducido por Laura Bozzo, recibió muchas críticas por mostrar la sociedad peruana con estereotipos como "gente sin dientes, que habla un castellano pésimo, solo se divierte en polladas y resuelve sus conflictos privados mediante el llanto, el grito y los golpes".[24]​ El programa presentó en la secuencia «Hago todo por dinero» a personas de bajos recursos sometidas a humillaciones y vejaciones a cambio de dinero, inclusive un reto en el que una señora debía lamer las axilas y los pies de otra persona.

El programa de espectáculos y grabaciones indiscretas Magaly TeVe fue bastante criticado durante sus años de transmisión, catalogándolo de basura televisiva por «promover el morbo y el escándalo».[cita requerida]

Otros programas catalogados como basura son los programas Combate (el cual también tiene versiones en Argentina y Colombia), Esto es guerra y BLT La Competencia (el cual este último también tiene una versión en Ecuador) por exhibiciones de la vida personal de sus participantes.[25]​ Además se incluyen los programas de espectáculos Amor, amor, amor, Espectáculos, Al aire, Hola a todos y Estás en todas, programas criticados por exponer la vida personal de personajes de la farándula. También el programa El valor de la verdad recibió la misma etiqueta por exponer la intimidad de los participantes al público a cambio de dinero.[26]

La Ley 28278 Ley de Radio y Televisión regula la actividad de los medios de radiodifusión en el país. En su artículo 33º establece que los servicios de radiodifusión deben contribuir a proteger o respetar los derechos fundamentales de las personas, así como los valores nacionales que reconoce la Constitución Política del Perú y los principios establecidos en la presente Ley. Una ley que, sin embargo, no se implementa.[27]

Los jóvenes peruanos han salido a las calles varias veces para protestar en contra de la Telebasura, los mismos buscan eliminar este contenido de la televisión peruana y piden cambiarlo por “una hora de cultura”. Su preocupación se centra en que los contenidos “basura” están plagados de escándalos sexuales, y de imágenes sugestivas; afectan creando estereotipos negativos que son asumidos por los televidentes, sobre todo por los adolescentes y niños de las zonas de menores recursos quienes suelen ver este tipo de programas en familia.

La telebasura llegó a Venezuela a finales de la década de 1990, en la programación de canales como Venevisión y Televen, y desde 2007 con el nuevo canal TVes. Venevisión actualmente[¿cuándo?] transmite el programa El show del vacilón con Wilmer Ramírez y Moncho Martínez, programa compuesto por un refrito de programas cómicos anteriores (como por ejemplo ¡Qué Locura!, que también fue criticado por su contenido violento) y recurrir al uso excesivo de humor gráfico y mujeres "sexys" en los sketch;[cita requerida] otros posibles ejemplos de ‘televisión basura’ que ese canal transmite son o han sido Portada's, Atómico, Casos de familia, ¿Quién tiene la razón?, entre otros.

La cadena de televisión Televen por su parte en los últimos años ha optado más por adoptar programas del extranjero y racionalizarlos, un ejemplo de esto es el programa Hay corazón que sigue la misma modalidad del programa 12 corazones, lo que lo clasifica como "telebasura" es el hecho de que en dos ocasiones el canal lo ha sacado de su parrilla de transmisión por infringir horario de transmisión; otro programa fuertemente criticado es Se ha dicho.[cita requerida]

Se puede confirmar que en Venezuela abundan los programas “basura”. El gobierno venezolano también ha censurado cualquier contenido de periodismo objetivo que intente abordar la problemática social, política y económica que atraviesa el país; dejando a la Televisión en abierto venezolana con programaciones basura y otros programas en donde se silencia la realidad de la crisis venezolana.

Los canales de televisión abierta como La Tele, Telefuturo y el SNT emiten contenido proveniente de Brasil (Rastros de mentiras y Moisés y los diez mandamientos) y de México (La rosa de Guadalupe) debido a la falta de producción televisiva en sus canales. En los tiempos libres, los canales de tv paraguaya emiten segmentos sobre casos paranormales, abundante pseudociencia como las supersticiones, el número 666, las sirenas y el sexto sentido sin prueba alguna. Así como también Unicanal emite programas de televisión argentinos.

El programa que destaca como líder en televisión Telebasura en Paraguay es “Telefuturo”. Desde el año 2010, existe un boicot convocado por diversos periodistas y usuarios de redes sociales tildando el canal de "telebasura" o "infobasura" por varios de sus contenidos estelares.



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