Timoteo Pérez Rubio cumple los años el 24 de enero.
Timoteo Pérez Rubio nació el día 24 de enero de 1896.
La edad actual es 127 años. Timoteo Pérez Rubio cumplirá 128 años el 24 de enero de este año.
Timoteo Pérez Rubio es del signo de Acuario.
Timoteo Pérez Rubio (Oliva de la Frontera –Badajoz–, 24 de enero de 1896-Valença –Brasil–, 8 de agosto de 1977) fue un pintor español conocido sobre todo por ser el responsable del traslado a Ginebra (Suiza) de buena parte del Tesoro Artístico Nacional (especialmente de muchas de las mejores obras del Museo del Prado, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, los monasterios de las Descalzas Reales o El Escorial), realizado en los últimos meses de la Guerra Civil Española.
Para el escritor y periodista Santiago Amón, su producción pictórica, predominantemente paisajística, se aparta pronto de aquel mundo «de mozos y mozas, de pueblos siempre felices, siempre contentos, siempre satisfechos de su suerte» (Gaya Nuño), lo que lleva a distinguirlo de los autores coetáneos (sobre todo de Hermoso y Covarsí) que sistemáticamente vienen conformando el panorama artístico extremeño de la primera mitad del siglo XX:
[…]
Timoteo José Pérez Rubio nace en Oliva de la Frontera (llamada por entonces «de Jerez») el 24 de enero de 1896, exactamente en la denominada «casa del ermitaño», situada a escasos metros del santuario de Nuestra Señora de Gracia, patrona de la localidad. Es bautizado en la parroquia de San Marcos Evangelista por el presbítero José Salgado Valsera, cuatro días después de su nacimiento.
A la vista de las notables dotes naturales que el joven muestra para la práctica artística, aprende los primeros rudimentos de la Pintura con el párroco José Guerra Lechuga. Por medio de una beca del Ayuntamiento, se matricula en la actual Escuela de Artes y Oficios de Badajoz, en la que toma clases del pintor pacense del momento, Adelardo Covarsí, quien parece estimular el desarrollo de su futura inclinación al paisajismo. En 1915 (con 19 años), llega a Madrid, becado por la Diputación Provincial, donde estudia en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, al tiempo que se relaciona con el ambiente cultural y artístico de la época, especialmente con el valdepeñero Gregorio Prieto, con quien entabla una estrecha amistad. Durante la temporada 1917-8, disfruta de una nueva beca, esta vez en la llamada «Escuela de Pintores de El Paular», creada un año antes por la Dirección General de Bellas Artes y dirigida por Enrique Simonet, en la que consigue sus primeros premios. El 25 de marzo de 1922, contrae matrimonio en la basílica de Nuestra Señora de la Concepción de Madrid con la escritora de la Generación del 27 Rosa Chacel, de quien realiza numerosos retratos. Desde ese momento hasta 1928, prosigue su formación en la Academia de España en Roma. Datan de estos años obras como Plaza de Buitrago, varias naturalezas muertas, Laguna de verano, Tejar camino de Siena (óleo sobre lienzo, 340 x 300 cm), «tamaño impuesto por el absurdo reglamento que a los pensionados obliga» (Vegue y Goldoni), Alpes italianos (óleo sobre lienzo, 93 x 99 cm) o Paisaje de Trubia, ya de 1929, de bellos tonos grisáceos, en las que el artista manifiesta su predilección por los impresionistas franceses, que debió de conocer de forma progresiva a partir de la muestra celebrada en Madrid a mediados de 1918, en la que se presentaron obras de Monet, Pissarro o Alfred Sisley, entre otros, o los españoles Darío de Regoyos o Santiago Rusiñol, lo que lo aleja decididamente del costumbrismo realista de su tierra.
También por estos años, logra cierto galardón del Círculo de Bellas Artes de Madrid, a la vez que obtiene Primer Premio de la VIII Exposición Regional Extremeña, convocada por el Ateneo de Badajoz, en la que coincide con Hermoso, Covarsí, Juan Caldera, Pérez Comendador o Garrorena, entre otros, ambos en 1919.
Tras su regreso de Roma, su pintura evoluciona hacia un cierto «giottismo» cubista que ya no encaja con la figuración tradicional ni aun con su particular «paráfrasis del impresionismo» (Rosa Chacel) de su primera etapa. Forma parte de la «Sociedad de Artistas Ibéricos» (SAI), creada en Madrid a finales de 1924 con el objetivo primordial de incorporar el Arte español a las vanguardias europeas del momento.
En 1930, concurre a la 31.ª Exposición Nacional de Bellas Artes, inaugurada por Alfonso XIII el 14 de mayo en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro, en la que se le concede Segunda Medalla por su cuadro Paisaje con animales (n.º 157), considerado por el portugués Novais Teixeira como «un grito de buen gusto en medio de toda la mediocridad del certamen». El crítico de Arte de la revista Blanco y Negro Manuel Abril, por su parte, dice del mismo:
De la otra obra presentada (Parque en invierno, n.º 180), escribe:
En 1932, obtiene «Medalla de Primera Clase» de la 32.ª Exposición Nacional de Bellas Artes (en total, presenta «dos paisajes de los Alpes y Alemania» [sic]) por Paisaje de Normandía (n.º 140). Viaja por Europa y América Latina, exponiendo sus obras en distintas galerías, entre las que sobresale la Flechiem de Berlín (1933), junto a artistas como Gutiérrez Solana, Vázquez Díaz, Joan Miró, Pablo Picasso o Salvador Dalí, entre otros.
En lo que al desempeño de cargos y otras labores organizativas se refiere, cabe destacar su nombramiento como subdirector del Museo de Arte Moderno de Madrid, antecesor del actual Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en 1931 y, ya en 1937, como presidente de la Junta Central del Tesoro Artístico Nacional, creada por decreto de 5 de abril de ese año, lo que unido a su participación en el montaje de la magna exposición (más de quinientas obras) L'Art Espagnol Contemporain, celebrada en las salas del Musée du Jeu de Paume de París, o su trabajo como miembro del comité de redacción de la revista Arte se traduce en un notable detrimento de su producción pictórica anterior.
Como responsable de este último organismo, participa activamente en la custodia y traslado a Suiza de las principales obras del patrimonio artístico español para evitar así los posibles daños producidos por las bombas o el pillaje. La operación supone el desalojo de más de quinientas pinturas, ciento ochenta dibujos, el llamado «Tesoro del Delfín»…, que son llevados en setenta y un camiones hasta Perpiñán y desde allí, en tren, hasta el Palacio de las Naciones de Ginebra.
Después de efectuar una primera parada en Valencia, la expedición (coordinada directamente por Pérez Rubio) se detiene en los castillos gerundenses de Perelada y Figueras y la mina de talco de La Vajol, convertida en un búnker. Tras la caída de Barcelona a finales de enero de 1939, más concretamente entre los días 4 y 9 de febrero, el convoy cruza a Francia por caminos sometidos a los constantes bombardeos de la Legión Cóndor y la Aviación italiana, a lo que se sumarían las continuas nevadas o el incesante trasiego de personas y vehículos que tratan de abandonar el país. Finalmente, el 12 de febrero, llega a Ginebra, donde durante unos siete meses las obras permanecen bajo la protección de la Sociedad de Naciones, quien desde el comienzo del conflicto viene presionando activamente para que sobre todo las piezas procedentes del Prado sean puestas a buen recaudo fuera de Madrid.
Acabada la contienda, el pintor catalán Josep Maria Sert y el escritor y crítico de Arte Eugenio d'Ors son los responsables de negociar las condiciones de reintegro de las piezas al flamante régimen franquista. Como resultado de la misma, tras celebrarse en Ginebra una muestra de algunas de las obras, estas son repatriadas, precipitadamente, en un tren especial tras el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial a primeros de septiembre con los consiguientes nuevos riesgos de pérdidas o deterioros. Algunos cuadros como El jardín de las delicias del Bosco, originariamente conservado en El Escorial, se custodian desde entonces en el Prado.
Bien distinta versión de la historia se publica en la prensa «oficial» del momento:
El viaje se hizo en este tren especial, de cinco vagones, […] directamente desde Ginebra, bajo la vigilancia y custodia de la Policía suiza, hasta la frontera francesa, y desde allí de la Guardia francesa. [Regresan en él] cerca de ciento ochenta cuadros que constituyen las joyas más preciadas del arte pictórico atesorado en España. Vuelven Las meninas, de Velázquez; La maja desnuda, de Goya; La familia de Carlos IV, del mismo genial pintor; [obras] de Tiziano, gran número de Grecos, tapices de la Real Casa, cuadros y Goyas de la Academia de San Fernando y el retrato de La condesa de Chinchón, propiedad del duque de Sueca.
Cómo robaron los rojos el tesoro pictórico y las gestiones para recobrarlo
A comienzos de los años 40, tras una breve estancia en Argentina, se traslada a Brasil, concretamente al estado de Río de Janeiro (su esposa y su hijo Carlos (n. Madrid, 1930) regresan a Buenos Aires), donde reside hasta su muerte. Allí conoce a destacados artistas brasileños como Cândido Portinari o Di Cavalcanti.
Dos años más tarde, expone en el Museu Nacional de Belas Artes con el patrocinio de la poetisa chilena y Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral, quien dice de él que «es un artista completo».
También por entonces, descubre un yacimiento de caolín cuya explotación resulta, finalmente, un fracaso provocado por la crisis, a la vez que se convierte en uno de los más apreciados retratistas del cuerpo diplomático y la alta sociedad brasileña del momento. Sus exposiciones, sin embargo, resultan cada vez más infrecuentes.
En octubre de 1974, después de treinta y cinco años de exilio, regresa a Madrid, donde asiste especialmente a la inauguración de una pequeña muestra de sus cuadros organizada en la sede de la Biblioteca Nacional:
El 24 de noviembre, se le rinde homenaje en Oliva, pueblo natal del pintor. Participan conocidas personalidades del mundo artístico y cultural de Extremadura como Enrique Pérez Comendador, Madeleine Leroux, Francisco Pedraja, Guillermo Silveira, Francisco Lebrato o Julio Cienfuegos, entre otros.
Fallece en su residencia de Valença el 8 de agosto de 1977, a los 81 años de edad, a consecuencia de una afección cardiaca, cuando proyectaba su inmediato regreso del exilio. En abril de 1999, sus restos son traídos a España e inhumados el día 13 en el cementerio municipal de Oliva de la Frontera.
Se conservan obras suyas en el Museo Reina Sofía, el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz (treinta y cinco piezas), el Museo de Salamanca, el Museo de Bellas Artes de Asturias, el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Madrid (seis piezas), el ya citado Museu Nacional de Belas Artes de Río de Janeiro, la casa museo de Lea Pentagna en Valença (Brasil), etc.
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