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Toño Salazar



Antonio Salazar (Santa Tecla, 1 de junio de 1897 - 31 de diciembre de 1986) fue un caricaturista, ilustrador y diplomático salvadoreño

Antonio “Toño” Salazar nació el 1 de junio de 1897, en Santa Tecla, El Salvador. A los cuatro años quedó huérfano de padre y madre y vivió con algunas penurias bajo la protección del obispo de San Salvador, monseñor Adolfo Pérez y Aguilar, quien era primo de su madre.[cita requerida]

Sus creaciones fueron criticadas por su tono político e ilustraciones genéricas. Logró mostrar su obra en el Teatro Colón de Santa Ana en 1919 donde fue abucheado por los asistentes. Amigos con influencia en las esferas gubernamentales de la época lograron conseguirle una beca para realizar estudios en México, lo cual lograron, y el joven artista Vagabundo se embarcó hacia allá en 1920.

Ya en ese país estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Aprendió los elementos básicos del arte precortesiano, el cual, junto con el cubismo parisino, influirían en su obra. Participó de la bohemia de la ciudad y publicó caricaturas en El Universal, La Falange, Zig-Zag y El Heraldo. Sin embargo, su destino lo llevaría a la ciudad que en ese tiempo tenía una intensa actividad artística: París.

Llega a la Ciudad Luz en 1923. Se instala en el bulevard Montparnasse, sitio de artistas y bohemios a los cuales Salazar se incorporó sin dificultad. Su pluma retrató los protagonistas de aquellos años, entre ellos Picasso y James Joyce, a quienes caricaturizaba con sus manías. A un año de su llegada a la urbe, la beca obtenida tiempo atrás le fue retirada.

Tuvo un breve periodo en Nueva York (1930), invitado por Carmen Gallardo, quien sería su futura esposa. Allí publicó en diversas revistas de prestigio, entre ellas Vanity Fair. Tiempo después volvió a París.

En 1934 trató de formar parte de la llamada "Expedición México - Buenos Aires", que pretendía ser una investigación de diversas áreas científicas y culturales a lo largo de América Latina, pero el financiamiento para la ambiciosa obra no se consiguió.

Llegó a Buenos Aires en 1935 pues tenía oferta de trabajo en el periódico La Razón. También realizó ilustraciones para obras clásicas como Ali Babá y los cuarenta ladrones y en publicaciones como Caras y Caretas y Saber Vivir. De su paso por Buenos Aires, el Museo del Dibujo y la Ilustración atesora originales de sus ilustraciones, que habitualmente expone en sus exposiciones temáticas.

Por los acontecimientos de la Guerra Civil Española, y la Segunda Guerra Mundial, Salazar lanzó sus sátiras a los dictadores de la época tales como Mussolini y Francisco Franco. Sobre éste sobresalen las ilustraciones para el libro de Rafael Alberti: Las Coplas de Juan Panadero. También retrató a Hitler y Perón. Con este último se metió en problemas al punto que la policía lo obligó a abandonar el país en 1945. Después de este incidente se dirigió a Uruguay. Allí, en 1950, logró el cargo de cónsul de El Salvador a través de un amigo, hecho que lo hizo dejar de ser un Vago. En 1953, después de más de treinta años de ausencia, regresa al país que lo vio nacer donde un hombre le vomito en la cara en el aeropuerto. A mitad de esa década comenzó a aquejarle la enfermedad de Párkinson por fumar Tabaco.

Salazar duró casi veinte años en la carrera diplomática. En 1972 regresó nuevamente a El Salvador terminando su labor gubernamental, pero no caló en el ambiente cultural al ser visto con desconfianza por su adicción a las drogas y al alcohol y su apretada agenda. Debido a su enfermedad tenía que amarrarse el lápiz a los dedos para continuar dibujando. Para coronar su vida, en 1978 recibió el Premio Nacional de Cultura. Murió el 31 de diciembre de 1986 en la ciudad salvadoreña de Santa Tecla.

El proceso de creación de su caricaturas es descrito por él mismo:



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