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Torralba (Cuenca)



Olma del Concejo, símbolo de la jurisdicción medieval de la Villa

Torralba es un municipio español de la provincia de Cuenca, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Está situado entre La Alcarria y la Serranía de Cuenca, a 36 km al norte de Cuenca.

Su patrona es la Virgen de las Nieves, celebrando así sus fiestas patronales el día 5 de agosto.

Los datos más antiguos que tenemos datan del tiempo de los romanos, quedando ruinas de la vía secundaria que unía Cartago Nova con Complutum. De la Edad Antigua datan los restos de una villa de recreo, además de la mina de yeso de donde se extraía lapis specularis o espejuelo, un yeso cristalizado muy apreciado por los romanos y utilizado a modo de cristal en las ventanas y decoración de paredes y suelos. De esta mina se conserva una entrada en el paraje de "La Dehesa".

Las tierras de Torralba debieron ser conquistadas bastante antes que la propia ciudad de Cuenca, que lo fue en 1177. Esto hace pensar que, en su origen, debió depender en cierta medida de la Orden de Santiago, o del Concejo de Guadalajara y muy probablemente sus gentes acompañaron a Alfonso VIII de Castilla en la toma de la capital.

Por cédula de 29 de junio de 1311, el rey Fernando IV de León y Castilla, ordenó que Torralba se sometiese al concejo de Cuenca. Dentro del Común de Villa y Tierra de esta ciudad castellana, Torralba fue designada como cabeza de un sexmo relativamente extenso, que incluía las tierras de Albalate de las Nogueras, Arrancacepas, Bólliga, Castillo-Albaráñez, Fuentesbuenas, Helliz, Olmedilla, Villaconejos de Trabaque, Villar de Domingo García y Villarejo del Espartal. Sin embargo, pese a permanecer como cabeza de sexmo, el Concejo de Torralba pasó muy pronto a ser tierra de señorío: en un privilegio, confirmado por Enrique II de Castilla el 15 de abril de 1370, se concede a Don Alvar García de Albornoz, hermano del cardenal Gil de Albornoz, las villas de Torralba y Tragacete con sus castillos, términos y vasallos.

Y pese a ser villa de señorío y pagar su martiniega, Torralba ostenta todavía hoy un bello ejemplar de olmo castellano, con un alcorque en forma de escaño, y bajo cuyas ramas se impartía la Justicia hasta la caída del Antiguo Régimen. Algo alejado del casco se encuentra el cerro de La Horca, donde precisamente se emplazaba este instrumento para la ejecución de la pena máxima. Posteriormente, la historia de Torralba está ligada a la de sus señores, dueños de un castillo del que hoy solo quedan unas ruinas.

Para dar testimonio del relativamente apacible siglo XVIII español, en 1768 se publicó en Madrid la obra "Población General de España, sus Reynos y Provincias, Ciudades, Villas y Pueblos, Islas Adjacentes y Presidios de África", escrita por Juan Antonio de Estrada, pagador. Allí se dice que A cinco leguas de la ciudad de Cuenca está la villa de Torralba, lo mismo que Torre-blanca, situada en una cuesta con muros y fuerte castillo: coge razonablemente pan, vino, aceyte y mucha miel. Es la mejor de tierra de Cuenca, y produce azafrán, frutas y hortalizas: tiene 400 vecinos en una Parroquia, y dos Ermitas. Por su parte, el "Diccionario Geográfico Universal", publicado en 1795 por Don Antonio Vegas, dice de Torralba de Cuenca que es "Villa de España en la Provincia de Guadalaxara y su Partido, corresponde al Obispado de Cuenca: es Villa de Señorío Secular, con Jurisdicción Ordinaria , por lo que nombra Alcaldes Ordinarios para su gobierno. Tiene una Parroquia, y una Ermita dedicada á Santa Ana, de mucha devoción de sus vecinos. Es Pueblo de conocida antigüedad y fortaleza, según la que todavía existe"

Don Sebastián de Miñano dedica al Rey Fernando VII en 1828 un "Diccionario Geográfico Estadístico de España y Portugal" donde Torralba queda censada como sigue:

De este último texto se deduce que el castillo de Torralba debió arruinarse durante la invasión francesa y, en efecto, el "Panteón de los Mártires Españoles, sacrificados por la libertad e independencia", escrito por Luis de Cucalón y Escolano en 1849, refleja que en otoño de 1808 el entonces Mariscal Lacy persiguió a los franceses por tierras de Torija, Budia y Torralba, hasta Cuenca.

Durante las guerras carlistas, las comarcas alcarreñas permanecieron leales a Don Carlos V (2), y Torralba no debió ser una excepción. Por sus tierras pasó el general liberal Espartero hacia Valencia, para intentar dar caza a las tropas del Rey.

Demográficamente, la Villa debió ser de notable importancia en la Edad Media, decayendo en su población a mediados del siglo XVIII por la crisis del comercio de la lana que sufrió toda la provincia. El Catastro de Ensenada, de 1752, cataloga a Torralba dentro de la Provincia de Guadalajara, y censa un total de 187 cabezas de familia, de los que 21 eran de condición hidalga, contando a los menores bajo tutela y las viudas. Desde 1842, que constan los datos en el INE, la evolución poblacional ha sido la que sigue:

Obsérvese el éxodo provocado por las guerras de la primera mitad del siglo XIX, que dejan a Torralba con 184 hogares, y una población de derecho de 731 personas censadas. La Guerra civil provoca un nuevo éxodo que rápidamente se recupera, llegando la población a alcanzar el pico de 389 hogares y 1.006 habitantes censados. El nuevo éxodo provocado por la situación agraria hace que hoy día la Villa cuente con solo 127 habitantes censados, de los cuales una buena parte son residentes estacionales.

Municipio dedicado mayoritariamente a la agricultura. No hay que menospreciar las actividades ganaderas, hosteleras y del ramo de la construcción. Dentro de los productos artesanos que pueden adquirirse en la población, cabe destacar la miel de la Alcarria. En la I Jornada de Cuevas Abiertas, celebrada en febrero de 2008 se ha conseguido atraer la atención hacia esta ancestral forma de producción de vino que, aunque destinado al consumo privado, no deja de resultar enormemente atractivo para el turismo.

Torralba aparece citada en la famosísima novela picaresca Gil Blas de Santillana, del francés Alain-René Lesage.

En la primavera de 1624 Francisco Patiño, su mujer María de Franchis y su primo Sebastián de la Huerta, peregrinaron a Santiago de Compostela desde Monteagudo de las Salinas (Cuenca), habiendo constancia escrita de su paso por Astorga y Molinaseca. El camino que siguieron no está indicado, pero debió ser el que mercancías, viajeros y, por supuesto peregrinos procedentes del sudeste peninsular, siguieron desde Valencia hasta Burgos pasando en diagonal por Cuenca y las tierras alcarreñas hasta incorporarse en Burgos al Camino Francés. El camino fue descrito, en parte, en el Cantar de mio Cid, siendo seguido en sentido inverso por el héroe en su destierro. La hoy llamada Ruta de la Lana coincide en su mayor parte con el que en el "Repertorio de Alonso de Meneses" (siglo XVI) iba desde Cuenca a Burgos y por el que iban la lana de la Alcarria y los paños de Cuenca hacia las ferias de Medina del Campo y el Consulado de Burgos. Cabe imaginar que por este camino iría asimismo la miel al noroeste y vendría el grano castellano al sudeste. Fue seguido, también en parte, por el rey Felipe III cuando desde sus bodas en Valencia vino a visitar el Monasterio alcarreño de La Salceda (1604), seguía siendo usado en el siglo XVIII y Madoz en su Diccionario (1850) lo menciona repetidamente ("Caminos: los locales y el que conduce a Valencia y Cuenca") al describir las villas alcarreñas por las que pasa. En varias zonas coincide con antiguas vías romanas, de las que a veces encuentra los restos el caminante. Desde Cuenca el camino histórico iba por El Villar de Domingo García, Torralba, Priego, Valdeolivas, Salmerón, Trillo, Cifuentes, Mandayona, Atienza y Miedes, continuando por Retortillo, El Fresno, Inés, San Esteban de Gormaz, Alcubilla, Huerta del Rey, Santo Domingo de Silos, Retuerta, Covarrubias, Hontoria del Pinar, Venta de los Molinos y Burgos.



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