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Ubaté



Ubaté, oficialmente Villa de San Diego de Ubaté, es un municipio colombiano del departamento de Cundinamarca ubicado en la Provincia de Ubaté, de la que es capital. Se encuentra en el centro del valle de Ubaté, a 95 km al nororiente de Bogotá, a 50 km de Chiquinquirá, 315 km de Bucaramanga y 95 km de Muzo. Ubaté es conocido como la Capital Lechera de Colombia.[4]​ Tiene una población de 45.000 habitantes para 2019.[3]

El topónimo Ubaté deriva de la palabra muisca Ebaté; según Joaquín Acosta Ortegón quiere decir «Granero» o «Semillero del Boquerón», aunque otras versiones afirman que Ebaté traduce «sangre derramada» o «tierra ensangrentada».

En la época precolombina, Ubaté fue un importante poblado muisca, habitado por los ubatences. El poblado indígena estaba cerca del Boquerón sobre el camino a carmen de carupa, por medio del cual desciende al valle del río de su mismo nombre. Los indios ubatences iban por el camino de carmen de carupa, junto con los tausanos, hasta Turtur y las tierras de los Muzos, con quienes comerciaban sal y otros productos.[5]

La región fue descubierta de vista por el licenciado Gonzalo Jiménez de Quesada en su paso de Lenguazaque a Cucunubá el 14 de marzo de 1537.

La fundación del pueblo fue hecha el 12 de abril de 1592 por el oidor Bernardo de Albornoz. En ese siglo vivió en Ubaté el platero y escultor Diego de Tapia, famoso por esculpir un Cristo de gran tamaño que fue muy venerado en el pueblo.[6]

A mediados de 1600, cuando el oidor Luis Enríquez visitó el Rincón de Ubaté, todavía no se había hecho la iglesia. El 2 de agosto, Enríquez contrató en Cucunubá el alarife Juan de Robles para la construcción. El primer doctrinero fue Fray José Muza, a quien sucedieron los padres dominicos, y hacia 1588 los franciscanos.

En 1760 la encomienda de Ubaté le fue adjudicada a don Miguel de Cabrera y Zubía. En 1761 el curato de Ubaté tenía la categoría de primer orden, agrupaba 700 indios y 1000 blancos y mestizos. En la visita del fiscal Francisco Antonio Moreno y Escandón, iniciada el 4 de febrero de 1779, fueron registrados 1600 indios, y los vecinos eran en total, incluyendo indios, blancos y mestizos, 2.043, repartidos en 491 familias.[7]

Bajo los auspicios de la Orden Franciscana Ubaté se erigió en parroquia en 1836; la parroquia fue dirigida por los franciscanos hasta el 25 de diciembre de 1897, cuando se entregó al clero secular.

En 1883 la señora Leonor Jiménez donó a la Orden Franciscana unos terrenos de su propiedad en la vereda Sucunchoque, para que los frailes construyeran una casa de noviciado. La toma de posesión, mediante escritura pública, la hizo el provincial fray Jesús Castillo, en presencia del obispo Bonifacio Toscano, el 10 de diciembre de 1883. La primera capilla fue inaugurada el 10 de enero de 1887 por el provincial fray Guillermo Gaitán, y la construcción del templo actual se inició en 1924.[8]

El 26 de febrero de 1906 se terminó la reconstrucción de la iglesia, que se había deteriorado, sobre planos de don Antonio Cortés Mesa. El 6 de agosto de 1921, Monseñor Medina bendijo la primera piedra para la construcción de la nueva iglesia, de estilo gótico francés, cuyos planos presentó el ingeniero Luis María Ferreira. La construcción se inició en 1927 con modificaciones hechas por el arquitecto neerlandés Antonio Staufe. La iglesia fue inaugurada el 27 de octubre de 1939, y finalmente fue bendecida por Monseñor Carlos Serna el 26 de octubre de 1941. El constructor fue Luis Antonio Espinel Baraceta (cuyo nombre es el único que realmente aparece en la placa a la entrada de la basílica), que trabajó en esta obra así como en otras iglesias de Cundinamarca, como la iglesia de Sesquilé y la iglesia de Ubaque, entre otras.

De 1951 a 1968 funcionó la casa de noviciado de los franciscanos. El convento volvió a ser sede del noviciado por decreto del 13 de enero de 1978, del definitorio general, lo transfirió del convento de San Buenaventura. El 10 de enero el obispo de Zipaquirá Monseñor Rubén Buitrago Trujillo manifestaba su agrado por la noticia de la implantación de la casa noviciado en el convento de San Luis de Ubaté. El claustro antiguo, sede del noviciado, y el templo fueron sometidos a obras de remodelación que habiéndose iniciado en octubre de 1989, culminaron en octubre de 1991.[8]

El principal atractivo turístico del municipio es la Basílica del Santo Cristo de Ubaté, de estilo gótico francés, en cuyo interior se encuentra el patrono de Ubaté, "El Milagroso Santo Cristo de Ubaté", cuya renovación se celebra con grandes romerías el día 6 de agosto; otros de los atractivos de la iglesia son la pila bautismal y el rosetón en vitral en medio de la fachada.

Se destacan las obras en madera, que hacen juego con el resto de los accesorios que en conjunto constituyen el interior de la Basílica. Otro sitios de interés es la Capilla de Santa Bárbara, en la cima de una colina al sur de la localidad.

Este lugar, aunque en apariencia no muy distinto de cualquier otra vereda, es una de las más grandes representaciones de la cultura tradicional ubatense. Su nombre deriva del nacedero de agua situado en su parte más alta, del que tradicionalmente se abastecía a toda la zona gracias a las quebradas que se derivaban, aunque con el paso del tiempo se han ido perdiendo.

Recopila en 30 imágenes la historia de la localidad desde el año 1890. Ubicado en la Casa de la Cultura, expone fotografías tomadas por David López Pachón.

Ubicado en la vereda Sucunchoque, presenta una altitud cercana a los 3.000 m s. n. m. Cuenta con un sendero ecológico cuyo recorrido dura alrededor de una hora, con una panorámica de todo el valle que se puede divisar desde su cima.

Se encuentra ubicado en la carretera vía a Carmen de Carupa. En este convento viven aún frailes. Es de admirar la belleza de su arquitectura colonial.

La Capilla de Santa Bárbara se construyó en el cerro que lleva su mismo nombre. Su construcción, de arquitectura colonial, se hizo a finales del siglo XIX por Don Francisco de Paula Venegas. En sus alrededores hay un hermoso parque ecológico y escalinatas. Este mirador es muy visitado, dado que nos da una panorámica de Ubaté y del hermoso valle.

Es uno de los senderos ecológicos más importantes Ubaté, ubicado a 3 km del casco urbano, reconocido desde hace más de 100 años debido a que la quebrada que lo forma servía como principal fuente de agua para el consumo de los ubatenses, pues antes de esta caída de agua se unen afluentes como San Rafael, Santa Bárbara, El Chital, Las Águilas el Chuscal y Carbona.

En el mes de agosto se celebra el Festival de la Alegría Ubatense que ha traído turistas propios de la región y nacionales por su diversidad de eventos en honor al Santo Cristo de Ubaté.

Entre otros eventos se encuentran el Reinado de la Simpatía Ubatense, Festival de Carrozas y Comparsas, Festival de Porras, Festival Clásico Rodante, Festival de Música de la Región Andina-Alberto Urdaneta Forero, Festival de Danza Nacional e Internacional, Festival de Promeseros y Romerías en honor al Santo Cristo, Festival de Bandas Marciales en Conmemoración al Bicentenario de la Batalla de Boyacá, Festival de Taekwondo, Car Audio, Feria Ganadera, Expo Show Canino, Vísperas en honor al Santo Cristo, Ciclo Madrugón y Cuarto de Milla Equino.

Modelado por el platero Diego de Tapia, en principio mostraba una tosca imagen de Cristo elaborada rústicamente con materiales de la época. Por su apariencia poco atractiva a los fieles, fue relegado a un rincón de la sacristía de la iglesia de esa época; varios años permaneció allí sin que se le rindiera veneración alguna. En la Navidad de 1619, tres humildes oficiales ingresaron en la iglesia con todas sus herramientas y utensilios para orar un rato; de repente, según la tradición católica, fueron privilegiados al contemplar con asombro cómo a la imagen del Santo Cristo le brotaba sudor de su pecho, rostro y codos; los guardianes del templo, al resolver destruirlo, advirtieron que la escultura se hallaba transformada y estaba adquiriendo gran belleza. A los ocho días volvieron, y al ver sudar el rostro, los brazos y el pecho, integrándose sus partes, fueron a informar de tan prodigiosa visión a los sacerdotes Franciscanos fray Francisco Verganzo y fray Martín Blasco, quienes con un pañuelo azul, corporales y otros lienzos enjugaron el sudor de la imagen. Esa misma tarde el Cristo fue colocado cerca del púlpito donde se encontraban las imágenes de san Pedro y santa Bárbara. Al sacarlo y limpiar el sudor, se fueron observando las señales de azotes y cardenales hasta quedar una imagen perfecta.

Esta renovación permitió la organización de una cofradía para venerar la imagen. Actualmente se celebra su fiesta de renovación el 6 de agosto, cuando se ve llegar peregrinos y penitentes de todo el país. El Santo Cristo de Ubaté es uno de los pocos en el mundo que muestra una expresión agonizante en su rostro que conmueve a quien le mira.

En el valle de Ubaté hay un importante desarrollo de la ganadería (en especial vacuna) y la agricultura (se cultivan productos de clima frío como la papa y el maíz). Ubaté aporta aproximadamente el 19% de la producción lechera de la región con 70.830 L diarios, y comercializa un volumen cercano al 50% de la producción total. La población vacuna se centra especialmente en la raza holstein. La localidad ha recibido el título de «Capital Lechera de Colombia».



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