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Unión Militar Democrática



La Unión Militar Democrática (UMD) fue una organización militar clandestina española, fundada al final del franquismo por tres comandantes y nueve capitanes de diversas Armas con el objetivo de democratizar las Fuerzas Armadas y derrocar la dictadura.

El movimiento venía gestándose, aunque tímidamente y de una manera un tanto informal, entre los profesores y alumnos de una academia de preparación para el ingreso en la Academia General Militar. Es en esta academia, paradójicamente, subvencionada por el Frente de Juventudes, dirigida por el capitán Luis Pinilla, hijo del defensor franquista del cuartel de Simancas de Gijón y donde también colaboraba el sacerdote José María Llanos, que muchos años después se haría famoso por su lucha en el barrio marginal madrileño del Pozo del Tío Raimundo, donde se constituye una organización denominada Forja. El objetivo de Forja era conseguir la perfección moral y humana y mejorar la profesionalidad de los militares. No obstante, el férreo control ejercido sobre las Fuerzas Armadas, uno de los pilares fundamentales de la dictadura franquista, impide que el asunto, durante mucho tiempo, no pase del fomento de una visión crítica y una actitud de concienciación en los alumnos, futuros oficiales del Ejército.

El 25 de abril de 1974 se produce en Portugal la conocida como Revolución de los claveles, protagonizada por un grupo de oficiales jóvenes, capitanes en su mayoría miembros del Movimento das Forças Armadas, demostrando que, a pesar de la existencia de una dictadura, había sido posible organizar un movimiento democrático en el seno de las Fuerzas Armadas. Esto impulsa en agosto de 1974 a un grupo de oficiales españoles de los tres ejércitos, aunque son mayoría los de Tierra, en su mayoría de ideas conservadoras pero moderadas y contrarios a la dictadura a crear una organización capaz de devolver la libertad al pueblo y todo ello sin recurrir a la violencia, tarea nada fácil.

Dos de estos oficiales, los comandantes Luis Otero Fernández y Julio Busquets viajan a Portugal para recibir información de primera mano de los militares portugueses. Por otra parte también contactan con políticos de la oposición española, entre otros con el dirigente socialista catalán Joan Reventós y con Joaquín Ruiz-Giménez, exministro de Franco. Estando ya en prisión nueve de sus miembros, la UMD también tuvo dos contactos con Juan de Borbón y con el duque de Arión, enviado del entonces príncipe de España, Juan Carlos y con los principales líderes de la oposición clandestina, como Felipe González y Santiago Carrillo.[cita requerida]

En este punto y tras múltiples contactos, llevados a cabo con la máxima discreción, llega el momento de actuar. La intención de la UMD no era, ni con mucho, la de dar ningún tipo de golpe de Estado, que implicara un conflicto bélico, lo que en ningún caso querían sus componentes y para lo que, por otra parte, no contaba ni con los medios ni la experiencia de los militares portugueses fogueados en la guerra colonial. Así pues lo que se perseguía era conseguir el mayor número posible de adeptos para, en palabras de uno de los fundadores: "En vez de un pronunciamiento activo debíamos ensayar un pronunciamiento negativo: Mojar la pólvora de aquel ejército azul".

El texto del ideario fundacional, elaborado por los tres comandantes (entre los que se encontraba Guillermo Reinlein) y nueve capitanes fundadores, fue aprobado en Barcelona en una reunión celebrada el día 1 de septiembre de 1974. También se eligió en esa reunión el nombre y las siglas de la organización, así como una Junta Directiva formada por cuatro capitanes, uno por cada Arma.

En este ideario se fijaban los objetivos de la organización tanto en el aspecto civil como militar.

En cuanto a lo civil se proponía lo siguiente:

Respecto a lo militar los puntos principales eran:

Sin embargo una organización como la UMD, que significaba un grave peligro para la dictadura, no podía pasar inadvertida en el seno de un ejército donde eran mayoría los militares contrarios a su ideario y en el que el simple hecho de que un militar cursara estudios en la Universidad o diera una conferencia en la misma le hacía sospechoso. Por ello en cuanto los mandos franquistas tuvieron conocimiento de su existencia, actuaron de forma rápida y contundente y en el verano de 1975 fueron detenidos los principales líderes de la organización, que en aquel momento se calcula contaba entre 200 y 400 miembros comprometidos, y hasta 600 colaboradores,[1]​ aunque la cifra exacta nunca se conoció por el temor de muchos a reconocer su militancia en la misma, aún después de restablecida la democracia en España.

El 8 de marzo de 1976 se inició el juicio en el acuartelamiento de Hoyo de Manzanares (Madrid) contra nueve detenidos que, en conjunto, fueron condenados a 43 años de cárcel y, en el caso de siete de ellos, a la pena accesoria de expulsión del Ejército. En los días siguientes al juicio siguieron los registros y detenciones en diversas provincias con el objeto de paralizar y amedrentar a los militares comprometidos y a los que hubieran tenido la tentación de comprometerse.

La UMD se autodisolvió el 26 de junio de 1977 tras las elecciones generales del día 15 del mismo mes y año. Consideraron que ya no tenía sentido su existencia y que, en una democracia, no tenían cabida organizaciones militares de este tipo. Todos los líderes políticos agradecieron su decisión que fue calificada como "patriótica". Aunque la UMD nunca llegó a extenderse como sus promotores hubieran querido, si consiguió despertar las conciencias de muchos militares, algunos de muy alta graduación y el ideario de la misma impregnó, en cierto modo, especialmente al sector más joven de las Fuerzas Armadas, el que no había participado en la Guerra Civil y el Ejército español finalmente devino en lo que debe ser el Ejército en un país democrático[cita requerida], a pesar de los intentos golpistas de Tejero, Milans del Bosch y Armada, a cuyo fracaso, en algunos acuartelamientos, no fueron ajenos oficiales de la UMD.

Sin embargo, aunque las condenas de cárcel prácticamente no se cumplieron por la amnistía concedida al acceder al trono el Rey Juan Carlos I, los militares castigados con la pérdida de su carrera, no pudieron recuperarlas y debieron sufrir aún la amargura de ver como tampoco la Ley de Amnistía 46/77 de 15 de octubre, solucionaba su problema. El temor a los intentos involucionistas, el conocido ruido de sables de la Transición, pesó en el ánimo de los gobiernos de la UCD e incluso en el siguiente del PSOE, para impedir la vuelta a los cuarteles de los úmedos como despectivamente les llamaban los militares más reaccionarios y tuvieron por tanto que esperar hasta el año 1987 para que, por fin, les fuera restituido su empleo. Se amplió la Ley de amnistía para los militares, sin derechos de atrasos económicos, al contrario de los funcionarios civiles sancionados por Franco y sin garantía de destino. Se les obligó a pasar a la Reserva Transitoria.

En abril de 2002, Carlos Sanjuán, diputado socialista y antiguo miembro de la UMD, amigo de Julio Busquets, que fuera diputado y uno de los fundadores de la UMD, presentó, con el respaldo de todos los grupos, una proposición no de Ley de lo más templada en la que se reconocía la labor de la UMD en la llegada de la libertad. La mayoría absoluta del PP rechazó la proposición.

En junio de ese mismo año, Manuel Jiménez de Parga, presidente del Tribunal Constitucional, manifestó a la Prensa: «La Democracia en España tiene una deuda con la UMD».[2]​ Al llegar los socialistas al poder, Rafael Estrella, diputado por Granada, retomó la iniciativa de Carlos Sanjuán en el Congreso, y redactó una nueva proposición no de Ley en la que se reconoce y agradece la actuación de los hombres de la UMD.

El 24 de enero de 2009, la Fundación Abogados de Atocha premió a la UMD con uno de sus premios anuales por su contribución a la democracia.

El 4 de abril de 2009, el Congreso de los Diputados aprobó una proposición no de Ley en la que se reconocía la labor de los militares de la UMD durante la transición en la ayuda de la llegada de las libertades a España e instaba al Gobierno a un reconocimiento institucional.

El 4 de diciembre de 2009, el Consejo de Ministros aprobó una declaración institucional, publicada en el Boletín Oficial del Estado y en el Boletín Oficial de la Defensa en las que se reconocía esta participación y se hacía referencia a la persecución de que fueron jefes, oficiales y suboficiales de la UMD, de forma judicial y extrajudicial.

El 16 de febrero de 2010, el Ministerio de Defensa entregó la Cruz del Mérito Militar y Aeronáutico a 14 antiguos miembros de la Unión Militar Democrática (UMD) por la «valentía» que demostraron al colaborar «decididamente» en el camino hacia la Transición a la democracia española y por cuyo papel algunos fueron «encarcelados, juzgados, condenados y expulsados» del Ejército.



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