x
1

Wilhelm Furtwangler



Wilhelm Furtwängler (Berlín, 25 de enero de 1886-Baden-Baden, 30 de noviembre de 1954) fue un director de orquesta y compositor alemán, considerado uno de los más notables del siglo XX.

Gustav Heinrich Ernst Martin Wilhelm Furtwängler nació en la casa del 25 Maassenstrasse en el distrito de Schöneberg, Berlín, en el seno de una eminente familia de intelectuales y científicos originaria de la Selva Negra.

Su padre Adolf Furtwängler[1]​era un importante arqueólogo y Adelheid Wendt su madre fue pintora y muy ligada a la música (su padre fue amigo de Johannes Brahms), su hermano fue Walter (1887-1967) y sus hermanas Marit (1891-1971) y Annele (1900).

Pasó su infancia en Schwabing en Múnich, donde su padre enseñaba en la universidad. Recibió educación musical desde muy pequeño con Josef Rheinberger, Max von Schillings, Conrad Ansorge y Felix Mottl, desarrollando un temprano amor por la música de Beethoven, compositor al que permaneció estrechamente ligado durante toda su vida. Un viaje a Grecia con su padre lo marcó para siempre[cita requerida].

A los veinte años, en el tiempo que Furtwängler debutaba en la dirección, había ya compuesto varias obras. Sin embargo, no fueron bien recibidas y, sumado a la inseguridad económica que significaba una carrera como compositor, decidió concentrarse en la dirección.

En su primer concierto, dirigió la Orquesta Kaim (hoy Orquesta Filarmónica de Múnich) en la Sinfonía n.º 9 de Anton Bruckner. Seguidamente obtuvo puestos de dirección en diversos teatros de Múnich, Lübeck, Mannheim, Fráncfort y Viena, antes de asegurarse un empleo en la Staatskapelle de Berlín y en la Staatsoper Unter den Linden (sucediendo a Richard Strauss) en 1920, y en 1922, en la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig (donde sucedió a Arthur Nikisch) y también en la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Berlín de la que fue su regente hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, siendo reemplazado entre 1945 y 1952 por Sergiu Celibidache. Regresó en 1952 hasta su muerte en 1954 y fue sucedido por Herbert von Karajan, su rival.

Fue también director musical de la Orquesta Filarmónica de Viena, del Festival de Salzburgo y del Festival de Bayreuth, donde dirigió producciones entre los años 1927 y 1944.

Hacia el final de la guerra, bajo la extrema presión del Partido Nazi, Furtwängler se fue a Suiza. Después del proceso de desnazificación, del que fue exonerado en 1946, volvió a dirigir en 1947 en Salzburgo y Lucerna. En enero de 1948, en París, Londres y Berlín. En abril dio ocho conciertos en el Teatro Colón de Buenos Aires y luego en Italia y Austria. Su visita a Chicago, en cambio, fue boicoteada por artistas que lo acusaron de colaboracionismo.

En los primeros cuatro años de la década de 1950 desarrolló febril actividad, estrenó las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss con Kirsten Flagstad en Londres, grabó para la RAI El anillo del nibelungo en La Scala (un acto por día), regresó a Buenos Aires, El Cairo, Edimburgo, Viena, Lucerna, Berlín y dio dos conciertos en Caracas. Además, grabó el célebre registro de Tristán e Isolda para el sello EMI en Londres.

Se repuso de una grave pulmonía contraída en 1953 pero volvió a contraerla en un viaje en tren y murió en 1954 en Baden-Baden. Había comprado un chalet en la localidad suiza de Montreux (Clarens, Basset Coulon), que solo usó unos meses. Está enterrado en el cementerio de Heidelberg junto a su madre y a su hermana Marit, esposa de Max Scheler.

Su relación con Bertel Hildebrand, hija del escultor Adolf von Hildebrand, no se concretó en matrimonio (ella se casó con el compositor Walter Braunfels).[2]​ Casado con la danesa Zitla Lund entre 1923-1931, tuvo un largo romance anterior con la violinista Melanie Michaelis (1882-1969). Se casó en segundas nupcias en 1943 con Elisabeth Ackermann Furtwängler (1910-2013, de soltera Albert y viuda de Hans Ackermann), con quien tuvo su hijo Andreas E. Furtwängler (*1944).[3]

Furtwängler tenía una técnica de dirección única. Los vídeos[4]​ muestran sus movimientos torpes y desgarbados como si fuese un médium en trance. Sus gestos parecen tener poca relación con el ritmo musical, mientras que sus movimientos físicos fueron descritos como el de un "títere en una cuerda" por uno de los músicos de la orquesta.[5]​ Pese a esto, o quizás gracias a esto, por su estilo no ortodoxo, los músicos quedaban hipnotizados por su dirección. Sus mejores interpretaciones están caracterizadas por una profunda sonoridad, llevadas por el bajo, de vuelo lírico y fuertes extremos de emoción que coexisten con una lógica. Fue exponente de una manera subjetiva e hiperexpresiva de entender la interpretación orquestal, y uno de los que mejor supo expresar la grandeza épica y la emoción interiorizada de las grandes páginas del repertorio romántico y tardorromántico germano, de los que fue un maestro indiscutible. Muchos críticos y comentaristas lo consideran entre los más grandes directores de la historia.

Son célebres sus lecturas de Beethoven, Brahms, Bruckner y Wagner. Sin embargo, también apoyó la música del siglo XX y fue conocido por dirigir los estrenos de obras modernas, como el Concierto para Orquesta de Béla Bartók, Paul Hindemith, Arnold Schönberg, Hans Pfitzner y Richard Strauss, entre otros.

La relación y la actitud de Furtwängler hacia Adolf Hitler y el Partido Nazi fue un tema hasta hoy muy controvertido. Cuando los nazis llegaron al poder en 1933, Furtwängler fue muy crítico hacia ellos. Se atrevió a dirigir el prohibido Félix Mendelssohn y en 1934, se le prohibió dirigir el estreno de la ópera Mathis der Maler de Paul Hindemith, y Furtwängler renunció en protesta a su puesto en la Ópera de Berlín (hoy Staatsoper Unter den Linden) en el que estuvo solo un año.

En 1936, cuando Furtwängler se encontraba cada vez más insatisfecho con el régimen, hubo signos de que iba a seguir los pasos de Erich Kleiber, cuando se le ofreció el puesto de director principal en la Orquesta Filarmónica de Nueva York, donde sucedería a Arturo Toscanini. Es posible que Furtwängler aceptase el puesto, pero un reportaje en la columna berlinesa de la Associated Press, posiblemente por orden de Hermann Göring, decía que deseaba retomar su puesto en la Ópera de Berlín. Esto causó que en Nueva York los ánimos se tornasen contra él; desde su punto de vista, ello significaba que Furtwängler daba todo su apoyo al Partido Nazi.

Hoy es ampliamente aceptado que esa no fue la realidad (Furtwängler siempre rechazó dar el saludo nazi, por ejemplo, e incluso hay grabaciones en las que se le observa limpiando su mano después de dársela a Goebbels), y que su rechazo al Partido Nacionalsocialista prevaleció hasta su muerte.

Furtwängler fue sin duda alguna el más importante director que decidió quedarse en la Alemania nazi. Otros muchos directores muy conocidos que trabajaban en Alemania y Austria se marcharon cuando los nazis llegaron al poder, bien porque eran judíos, bien porque estaban en desacuerdo con las políticas nazis. Entre los directores que abandonaron el país están Bruno Walter, Otto Klemperer, Erich Kleiber, Fritz Busch, Fritz Stiedry y Jascha Horenstein (véase Categoría:Músicos que abandonaron la Alemania Nazi).

Por ser un ícono cultural, Furtwängler fue tratado relativamente bien por los nazis; tenía un prestigioso perfil y era una figura cultural importante. En la guerra cultural entablada entre Joseph Goebbels y Hermann Göring por el dominio de la cultura Furtwängler fue utilizado como arma contra el ascendente joven austríaco Herbert von Karajan, afiliado al partido nazi.

Sus conciertos eran frecuentemente transmitidos por radio a las tropas alemanas para elevarles la moral, si bien estaba limitado por las autoridades en lo que se le permitía dirigir. Su actitud hacia los judíos sigue siendo controvertida hasta hoy. Por un lado, alabó a artistas judíos como Artur Schnabel y aparentemente salvó algunos judíos miembros de la Filarmónica de Berlín de los campos de concentración, pero por otro lado fue crítico en lo que consideraba la dominación judía en la prensa.

Hacia 1944 era visto con malos ojos por las autoridades nazis, incluso se lo consideró entre los posibles conspiradores del complot del 20 de julio de 1944 para matar a Hitler.[6]​ Según Albert Speer, en diciembre de 1944 Furtwängler le preguntó si es que Alemania tenía alguna oportunidad de ganar la guerra. Speer le dijo que no y le aconsejó al director que se trasladase a Suiza por las posibles persecuciones nazis.[7]

De hecho, Furtwängler escapó a Suiza poco después de un concierto en Viena con la Orquesta Filarmónica de Viena el 28 de enero de 1945. En aquel concierto dirigió una versión de la Sinfonía nº 2 de Brahms que fue grabada en cinta y es considerada como una de sus grandes versiones.[8]

Tras la guerra, las grabaciones radiofónicas fueron confiscadas por la Unión Soviética, que en 1990 devolvió una copia a la República Federal de Alemania.

En su doble proceso de desnazificación, primero en Viena y luego en Berlín, se acusó a Furtwängler de apoyar al nazismo al permanecer en Alemania, tocando en actividades del partido nazi y haciendo un comentario antisemita contra el director en parte judío Victor de Sabata que por otra parte, había sido amigo personal de Benito Mussolini, quizás una de las razones por las que tocó en Alemania durante el régimen nazi. Sin embargo, con el tiempo aclaró todos esos cargos.[9]

Como parte de su discurso final en su proceso de desnazificación, Furtwängler dijo:

A diferencia de Arthur Rubinstein y Vladimir Horowitz, el violinista sir Yehudi Menuhin estuvo entre su defensores junto a otros judíos como Bruno Walter y Nathan Milstein.[6]​ En 1933 Menuhin rechazó tocar con él, pero a finales de los años 1940 —después de una investigación personal sobre Furtwängler— comenzó a apoyarlo y tocó junto a él. Entre sus defensores figuraron Boleslav Barlog, Sergiu Celibidache, Ernest Ansermet, Hugo Strelitzer, Paul Hindemith, Szymon Goldberg y su secretaría judía Berta Geissmar.

La obra teatral Taking Sides (1995), del dramaturgo británico Ronald Harwood, trata acerca de las acusaciones estadounidenses contra Furtwängler por haber servido al régimen nazi. En 2001 dicha obra sirvió de base para una película de István Szabó con Harvey Keitel y Stellan Skarsgård en el rol de Furtwängler, que en español se llamó Requiem por un imperio. [4]

Uno de los protegidos de Furtwängler fue el pianista Karl Robert Kreiten, que fue colgado por los nazis en 1943 (la pieza teatral "Requiem por K.Kreiten" de Heinrich Riemenschneider, estrenada en 1987, trata el tema).

También tuvo una importante influencia sobre el director y pianista Daniel Barenboim, del que la viuda de Furtwängler, Elisabeth Furtwängler, dijo: «Er furtwänglere» ("Él furtwänglerea"). Posteriormente Barenboim grabaría la Sinfonía n° 2 del director con la Orquesta Sinfónica de Chicago.

Las interpretaciones de Furtwängler de Beethoven, Bruckner y Wagner permanecen referenciales hasta hoy. Directores como Zubin Mehta, Carlos Kleiber, Claudio Abbado y cantantes como Dietrich Fischer Dieskau han testimoniado su veneración por las versiones del director.

Hay una gran cantidad de grabaciones de Furtwängler actualmente disponibles, muchas de conciertos en vivo. Muchas de esas grabaciones fueron realizadas durante la Segunda Guerra Mundial usando tecnología experimental de cintas. Después de la guerra fueron confiscadas por la Unión Soviética por décadas y solo recientemente han sido ampliamente disponibles, a menudo en muchos sellos legítimos e ilegales. A pesar de las limitaciones sonoras, las grabaciones de esta época son muy admiradas por su intensidad por los seguidores de Furtwängler.

Esta es solo una pequeña selección de algunas de las grabaciones más famosas de Furtwängler. Para mayor información ver lista de grabaciones actualmente disponibles.


En español:

En alemán:

En francés:

En inglés:



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Wilhelm Furtwangler (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!