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Zipaquirá



Zipaquirá es un municipio de Colombia ubicado en el departamento de Cundinamarca, en la provincia de Sabana Centro, de la que es la capital y sede de su diócesis. Se encuentra a 29 km de Bogotá, de la cual hace parte de su área metropolitana, 450 km de Medellín y a 117 km de Tunja. Con una población de 126 409[4]​ habitantes, es el segundo municipio más grande y poblado de la provincia. Es uno de los centros de explotación de sal más importantes en Colombia, razón por la cual también es conocida como la "Capital Salinera de Colombia"[5]​ por su producción de sal.

De fundación prehispánica, sus pobladores se asentaban en el sector hoy conocido como "Pueblo viejo" a 200 metros aproximados de su actual emplazamiento. Fue erigida como villa el 18 de julio de 1600 por auto de poblamiento proferido por el oidor español Don Luis Henríquez. Fue sucesivamente capital de la Provincia de Cundinamarca (1851), de la Provincia de Zipaquirá (1852-1855), del Estado Soberano de Cundinamarca (1861-1864), del Departamento de Quesada (1905-1908) y del Departamento de Zipaquirá (1908-1910). Zipaquirá es reconocida a nivel internacional por su Catedral de Sal, la cual recibió el reconocimiento como “Primera maravilla de Colombia” el 4 de febrero del 2007, además de su casco urbano, el cual fue declarado patrimonio histórico y cultural de Colombia.

Del topónimo «Zipaquirá» hay tres posibles orígenes; el primero, es extraído del pueblo indígena que habitó al pie del Cerro del Zipa - Chicaquicha, que traduce «al pie de la cumbre» o simplemente «pie de cumbre».[6]​ El segundo, según otras fuentes, significa «Ciudad de nuestro padre», y el último se remonta a una historia sobre una unión entre el Zipa y una mujer llamada Quira. Hasta el Siglo XIX, la ortografía más usada era la que comenzaba con «C» (Cipaquirá).

La ciudad de Zipaquirá está situada en el Valle de El Abra, sobre la cordillera Oriental, en el altiplano cundiboyacense. El casco urbano se encuentra a una altitud de 2652 m s. n. m., lo que la convierte en la tercera ciudad con mayor altitud en Colombia con más de 100.000 habitantes de acuerdo a la lista de las grandes ciudades más altas del mundo, (Anexo:Lista de las grandes ciudades más altas del mundo). Zipaquirá posee una extensión aproximada de 197 km² así: 8 km² de la zona urbana y 189 km² de la zona rural. El territorio donde se asienta la ciudad fue en el pasado un gran campo lleno de vegetación; algunos sectores de la ciudad también están construidos sobre unos viejos fosos de agua-sal, en los que la sal vigua era procesada para su consumo. Su río más extenso es el río Bogotá, pasando por el borde oriental de Zipaquirá en límites con Tocancipá y Sopó que desde hace varias décadas presenta altos niveles de contaminación. La zona en donde está ubicada la ciudad corresponde a la placa tectónica sudamericana, por lo que presenta una importante actividad sísmica.

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Zipaquirá goza de un clima de montaña por estar ubicada a aproximadamente 2600 m s. n. m., lo que genera en la ciudad una temperatura promedio de 11.5 °C que es clasificado como clima frío.

Las madrugadas en la ciudad pueden ser muy frías (hasta de 3 °C); luego, por la mañana, la temperatura asciende hasta los 10 °C a las 11:00 a. m. aproximadamente. En las seis horas siguientes, la temperatura asciende hasta los 16 y 17 °C en promedio; algunas veces esta llega a marcar en el termómetro 19 °C al mediodía, pero este fenómeno es muy extraño, y solo se da en enero y diciembre. Finalmente, en la noche las temperaturas descienden lentamente hasta alcanzar los 8 °C en promedio a la medianoche.

Zipaquirá, al estar ubicada en un altiplano, es golpeada por los vientos que son arrastrados por el río Bogotá y que chocan fuertemente con la falda de la montaña sobre la cual se ubica la ciudad.

Los días de precipitación en la ciudad suelen ir en dos temporadas invernales; al igual que en Bogotá, las granizadas son muy frecuentes; estas se dan por 2 horas máximo en la zona oriental de la ciudad, donde la altitud es alrededor de 2690 m s. n. m. Las heladas se dan en la zona agrícola y en los páramos alrededor de todo el año; estas destruyen las cosechas y dañan los cultivos.

En el valle de El Abra, en los límites entre Zipaquirá y Tocancipá, se encontraron unos de los restos humanos más antiguos de Colombia. La secuencia estratificada de instrumentos líticos allí presente con huesos de animales y fragmentos de carbón vegetal fueron datados mediante C14 en 12 400 años ± 160 AP. Las primeras investigaciones en el sitio tuvieron lugar en 1967, cuando se obtuvo por primera vez en Colombia una secuencia estratificada de instrumentos líticos, asociados con huesos de animales y fragmentos de carbón vegetal datados mediante C14 en 12 400 años ± 160 AP. A partir de 1969 se realizaron excavaciones más amplias con la colaboración de la Universidad de Indiana y en 1970 con el patrocinio de la Fundación Neerlandesa de Estudios Tropicales (Wotro) y el apoyo del Instituto Colombiano de Antropología. Fueron localizados en la región otros cuatro sitios precerámicos estratificados. Sedimentos lacustres depositados han permitido precisas reconstrucciones del clima y la vegetación basados en estudios palinológicos. Hace 15.000 a 12.500 años, un período conocido como estadial Fúquene, el clima era frío y seco y la vegetación era de páramo. Cortadores de piedra y desechos de talla testimonian la presencia humana, en una unidad estratigráfica para la que se estiman 13 000 años a.C.

El poblado indígena se ubicaban en la parte alta de la mina llamada "Pueblo Viejo", aproximadamente 200 metros arriba respecto al sitio que hoy ocupa la ciudad, donde a la llegada de los españoles «se alzaban un centenar de viviendas, con una población de 1200 personas». Estas tierras pertenecían a los dominios del Zipa de Bacatá, supremo gobernante del Zipazgo (región al sur de la Confederación Muisca). Esta zona de la Sabana de Bogotá era surcada en aquella época por una sucesión de pequeños lagos y arroyos, que permitían el transporte de sus habitantes en canoas, medio por el cual los habitantes de Nemocón, Gachancipá, Tocancipá, Cajicá y Chía llegaban a Chicaquicha para abastecerse de la preciada sal, que intercambiaban por vasijas y tejidos. La sal era también intercambiada con pueblos de toda la región andina de Colombia, incluyendo a los Panches, Tolimas, Pantágoras y Muzos.

En tiempos del Zipa Nemequene, el Cacique de Zipaquirá, alentado por los de Guatavita y Ubaté, decidió aprovechar las difíciles condiciones del comienzo del reinado del Zipa para declararle la guerra. Entretanto Nemequene, enterado de la rebelión, decidió adelantarse a su enemigo y salirle al encuentro, al mando de dieciséis mil güechas (guerreros muiscas). Los dos ejércitos se encontraron entre Chía y Cajicá, donde las tropas de Bacatá vencieron a las de Zipaquirá. De inmediato Nemequene regresó a Funza, capital del Zipazgo, donde entró al tiempo con su sobrino Tisquesusa, quien volvía triunfante luego de haber vencido y sometido a los sutagaos en Fusagasugá.

El 18 de julio de 1600 el oidor Luis Henríquez profirió el auto de poblamiento en el sitio con 618 tributarios y sus familias y erigió la "Villa de Zipaquirá". El 2 de agosto de 1600, estando en Cucunubá, el oidor Henríquez contrató con Juan de Robles la construcción de la iglesia de Zipaquirá, que se llamaba capilla de Santa Clara del Socorro de Zipaquirá; posteriormente fue reconstruida por el Corregidor Pedro de Tovar y Buendía, cuando era párroco Fernando de Buenaventura y Castillo. Esta tenía un estilo renacentista y era muy oscura, el altar estaba tallado en madera y el piso era en tabla; un pintor llamado Juan Santiago Felipe de la Torre y El Castillo realizó unos frescos en el techo que fueron borrados por la humedad.

Hacia el año 1605 la zona es proclamada Corregimiento de Zipaquirá y es movida de su emplazamiento original en el actual barrio Santiago Pérez, en razón de que la amplitud de la meseta inicialmente ocupada era muy pequeña y estaba circundada de hondonadas y despeñaderos que hacían muy difícil su trazado y desarrollo; otra causa fue el obedecimiento a las fuerzas españolas que ordenaban que en los pueblos de indios no vivieran españoles, negros, mestizos ni mulatos, aunque hubieran comprado allí terrenos.

En 1623 el oidor y alcalde de la Corte de la Real Audiencia Don Francisco de Sosa, señaló como Resguardos Indígenas a los 321 indios existentes entonces en "Pueblo Viejo", conforme a la declaración del Corregidor Alfredo Tinoco. El 5 de octubre de 1638 el oidor Gabriel de Carvajal empadronó 771 indios de la región y 125 de Tibitó, los indios revoltosos mataron a 4 capitanes y a 5 soldados que acompañaban al grupo, alegando su derecho a vivir en la tierra de sus antepasados. En el año 1778, por orden del Virrey Manuel Antonio Flórez Maldonado, fueron trasladados a Nemocón los indígenas que vivían en Zipaquirá, para evitar las constantes revueltas de los caciques, primitivos dueños de la sal. El 3 de agosto de 1779 se crea la parroquia de la Santísima Trinidad y San Antonio de Padua, la cual se extendía por casi toda Cundinamarca, y abarcaba ciudades importantes, como Cajicá y Ubaté.

Con la Constitución de Cundinamarca de 1815 es constituida capital de la provincia del mismo nombre. En el año de 1852 Zipaquirá cambia de estatus y pasa a ser Provincia de Zipaquirá, su terreno era aproximadamente el doble de lo que es hoy en día. Durante la reconquista española, el 3 de agosto de 1816 fueron fusilados en la plaza de la Villa los llamados Mártires zipaquireños Agustín Zapata, Luis Sarache, José Luis Gómez, José María Riaño, Francisco Carate y Nepomuceno Quiguarana. El 10 de julio de 1863 fue designada capital de Estado Soberano de Cundinamarca, aunque posteriormente se designó a Funza por Decreto del presidente Morales. Por Ley 46 del 29 de abril de 1905 se creó el Departamento de Quesada cuya capital era Zipaquirá y subsistió hasta el 30 de abril de 1910, Zipaquirá es una de los postulados para capital de Cundinamarca, y lo fue por más de 200 años, hasta que los gobernantes decidieron que Bogotá debía ser su capital por ser más grande y más poblada.

El casco urbano del municipio se divide en varios barrios y urbanizaciones. Algunos de los barrios y urbanizaciones son:

La zona rural del municipio está compuesta por diez y siete (17) veredas. Las veredas de Zipaquirá son:

La ciudad actualmente es la quinta ciudad más poblada de Cundinamarca, con 112 069[3]​ habitantes. Se espera que con todo el incremento de la zona comercial de Zipaquirá, la ciudad aumente demográficamente y en el número de sus barrios, urbanizaciones y veredas, presenta una conurbación con el municipio de Cogua.


Zipaquirá tiene en su parte norte un lago, al que se le llama Pantano Redondo, del cual nacen 3 quebradas, que van a desembocar al Río Bogotá, que pasa por la sección oriental de la ciudad en límites con Tocancipá y Sopó.

Los principales ríos de Zipaquirá son: el río Bogotá, Neusa, Frío, Tibitó, Juratena, Alizal, Versalles, Quiroga, Pescadero, La Calera, Los Coclíes y el Tejar. En la cordillera occidental, nacen importantes quebradas de poco caudal, las más importantes de la ciudad son: Quebrada Honda, Del Mortiño, Los Laureles, Chitagá, La Amarilla, La Toma y Susagua, Pantano largo, El Carrizal, Rodamontal, la Arteza, El Rionegro o Tosagua, El Tejar o Uricia, El Hornillo, El Gavilán o Chitagua, Aguaclara, Guabal, la Colorada y el Salitre.

En Zipaquirá hay numerosas y zonas verdes que hacen de esta un pulmón para la sabana de Bogotá. El árbol que se considera originario de los territorios en los que se encuentra la ciudad, es el "sietecueros"; su nombre hace referencia a las características de la corteza del árbol, que se caracteriza por tener varias capas que envuelven el tronco.

El parque más grande de la ciudad es el "Parque de la Esperanza", una amplia zona verde que se encuentra aledaña a la estación de tren de Zipaquirá, un parque infantil y el moderno parque de skate que fue inaugurado a finales del 2011, y es considerado uno de los más modernos de la región.

El municipio cuenta también con una importante actividad agrícola en la que se destaca la ganadería lechera. La actividad industrial de la región está estrechamente asociada con la producción, procesamiento y refinamiento de sal, aunque también cuenta con diferentes tipos de empresas tanto de la industria manufacturera como agrícola en el municipio. La ciudad es igualmente uno de los centros productores de papa más importantes del país, sus productos son pedidos tanto en Colombia, como en algunos países de Europa. Los centros agrícolas se encuentran principalmente en la vereda El Alto Del Águila, ya que su clima y condiciones de la tierra son perfectas para el sembrado y cultivo.

El atractivo turístico más célebre de Zipaquirá son sus minas de sal, que han sido explotadas desde tiempos precolombinos por los Muiscas y que incluyen la Catedral de Sal. La plaza González Forero es el epicentro de la ciudad y está rodeada por edificios que han conservado su estilo colonial y son considerados monumento nacional.[cita requerida] En esta plaza sobresalen la Catedral de la Santísima Trinidad, construida entre 1760 y 1870, con su característica fachada de piedra arenisca y en su mayor parte obra del arquitecto capuchino fray Domingo de Petrés, el mismo que construyó la Catedral Basílica Metropolitana y Primada de Bogotá; el Palacio Municipal (edificio de la alcaldía) y la Administración de las Salinas con sus techos verdes estilo republicano. Zipaquirá posee restaurantes típicos, casonas coloniales con casi 300 años de antigüedad, agencias de viajes, centros de recreación como Panaca Sabana, museos como la Casa Museo Quevedo Zornoza, artesanías y una interesante infraestructura.

Calle 4 de Zipaquirá.

Sábado Santo - Procesión de la Soledad de María - San Pedro Apóstol - Congregación de Nazarenos de Zipaquirá.

Altar de la Catedral de Sal de Zipaquirá.

La Creación de Adán del Maestro Carlos E. Rodríguez Arango (mármol).

Interior de la Catedral de Sal.

La población zipaquireña es en su mayoría católica, por lo que la ciudad cuenta con más de 20 iglesias o templos, que celebran el rito católico. Un pequeño porcentaje de la población es perteneciente al culto protestante. Algunos de los templos de rito católico son:

Así se determinó en la Comisión Regional de Moralización, donde se hizo pública la asignación del Hospital Universitario de La Samaritana, en cabeza de su gerente, Javier Fernando Mancera, como líder del proceso operativo del nuevo hospital de alta complejidad de Zipaquirá. Este centro médico prestará cobertura a más de 500 mil usuarios y podrá constituirse en el más grande logro en la red norte prestadora de salud de Cundinamarca.

Zipaquirá cuenta con un gran número de instituciones educativas:

La ciudad actualmente cuenta con varios centros de educación superior, entre ellos se encuentran:

El municipio cuenta con el Instituto Municipal de Cultura, Recreación y Deporte de Zipaquirá - IMCRDZ, el cual es un establecimiento público descentralizado de Zipaquirá con autonomía administrativa, adscrito a la Administración Municipal de Zipaquirá. Tiene como misión promover la recreación, el deporte, la cultura, el buen uso de los parques y el aprovechamiento del tiempo libre de todos los habitantes de la ciudad salinera, con prioridad en los grupos más necesitados, para formar mejores ciudadanos, enseñar los valores de la sana competencia y mejorar la calidad de vida de la población.

Esta entidad es la encargada de la CicloVida, un espacio diseñado para promover los hábitos y estilos de vida saludable, también se encarga de administrar el Estadio Municipal Héctor El Zipa González, con capacidad para 5000 espectadores. En este, el club Fortaleza juega sus partidos de local desde la temporada 2013 del Torneo Postobon; también allí el histórico club bogotano Independiente Santa Fe disputa algunos de sus partidos de Copa Águila. El estadio cuenta con una moderna pista de atletismo construida en 2014. También se encuentra el coliseo cubierto Parmenio Cárdenas donde se disputan encuentros de baloncesto, voleibol y fútbol sala; el coliseo está ubicado junto a la moderna villa deportiva que contiene canchas de tenis y de fútbol sintéticas.

La capital salinera a lo largo de su historia reúne grandes personalidades que se han destacado en distintos ámbitos y en su paso han dejando en alto el nombre de Zipaquirá, personalidades como:

Santiago Pérez Manosalva, presidente de Colombia.

Germán Castro Caycedo, escritor.

Egan Arley Bernal, ciclista.

Brandon Rivera, ciclista.

Efraín Forero, ciclista.

Héctor González Garzón, futbolista.



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