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Alfonso de Braganza, conde de Ourém y marqués de Valença



Alfonso de Braganza y Pereira (Lisboa, 1402 - Tomar, 9 de agosto de 1460). Noble de Portugal, era primogénito de Alfonso I, VIII conde de Barcelos y I duque de Braganza,[1]​ y de Beatriz Pereira de Alvim, condesa de Ourém, por lo tanto nieto por vía materna de Nuno Álvares Pereira, el Santo Condestable, condestable del reino.

Ostentó los títulos de IV conde de Ourém, desde el 4 de abril de 1422, y I marqués de Valença (este último por merced de Alfonso V el Africano el 11 de octubre de [1451),[1]​ solo que no llegó al frente del ducado de Braganza, el más poderoso del país, por haber fallecido meses antes que su padre, heredando este título su hermano menor Fernando.

Dice de él, Diogo Barbosa Machado en el Tomo I de la Bibliotheca Lusitana, página 21: «Después de cultivar aquel los estudios propios de su alta calidad, se hace más insigne en el ejercicio de las virtudes morales y políticas, por las cuales mereció la estimación de los príncipes de su tiempo. Resuelto su tío Eduardo I a mandar un embajador al Concilio de Basilea, que se había convocado para pacificar las largas discordias entre la Iglesia Griega y la Latina, que después fue trasladado por Eugenio IV a Ferrara, le nombró a él, confiando en su profunda capacidad, que desempeñaría felizmente las obligaciones de su embajada.»

Continúa la «Bibliotheca Lusitana»: «Acompañado de Antão Martins, obispo de Oporto, dos doctores Vasco Fernandes de Lucena, Diogo Afonso Manga Ancha, de Fray João Tomé, eremita de Santo Agostinho, y Fray João Gil, de la religión seráfica, partió de Lisboa el 21 de enero de 1435 y, llegando a Bolonia el 24 de julio del mismo año, fue recibido por el papa con inexplicables muestras de paternal benevolencia. Recitó la oración de sumisión el doctor Vasco Fernandes de Lucena en presencia del Sumo Pontífice, y del Colégio Cardinalício, siendo universalmente aplaudida por las elegantes expresiones con que declaraba la profunda sumisión del príncipe al verdadero sucesor de San Pedro, cuya barca fluctuaba en aquel tiempo con un abominable cisma.»

«Concluido el concilio partió de Florencia Alfonso y, movido de la suma piedad de que era honrado, fue a visitar los Lugares de Palestina, que el Redentor del mundo santificara con su Sangre, donde se restituyo al Reino.»

Dejó otra vez Portugal para acompañar a su prima la infanta Leonor, cuando se fue a casar con el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico III de Habsburgo, partiendo de Lisboa el 20 de octubre de 1451 como general de la armada que la condujo a Livorno. De allí fueron para Siena y Roma, y llegando a Roma la infanta fue coronada, con su esposo, por Nicolás V. El emperador lo armó caballero, «cuya honra para ser más estimable hace compañero a su hermano Alberto de Habsburgo, archiduque de Austria».

Fundó en 1445 la «insigne Colegiata de Ourém consignándole copiosas rentas para la sustentación de las Dignidades y Cônegos de que se compone.» Sus restos fueron trasladados en 1487 para la Colegiata, y en la capilla de bajo de coro yace sepultado en un soberbio mausoleo.

Figura poderosa de la Corte, fue partidario de la cruzada contra el Infiel; luego de la toma de Ceuta, en 1415, apuntaba como destino el reino moro de Granada, y no Tánger, como vino a suceder en 1437. No obstante, acompañó a los infantes Enrique y Fernando a la malograda expedición a Marruecos.

Después de la muerte de Eduardo I, con la regencia del reino asumida por el medio hermano de su padre, el duque Pedro de Coímbra, y la lucha de bastidores que se asiste entre ambos, consigue evitar un choque casi fatal en Mesão Frio (Trás-os-Montes) entre los dos oponentes. A partir de allí, todo hará para asperar las relaciones entre el regente y el rey, envolviéndose en intrigas palaciegas que conducirán a Alfonso V de Portugal, en 1448, a dispensar el apoyo del infante Pedro y, en el año siguiente y al fatídico encuentro de Alfarrobeira, en las proximidades de Alverca.

Fue gran impulsor del desenvolvimiento de Ourém, sede de su domínio nobiliario, en al siglo XV, habiendo introducido mejorías significativas en el castillo de la villa, construyendo los torreones que constituíran la residencia del conde anexos a la fortificación medieval, creando así dos edificios distintos que lleva a la población de Ourém a denominarlas como "Os Castelos" (Los Castillos). Tales construcciones, de trazo medieval, ya denotan influencias moriscas e italianas, fruto de los viajes de Alfonso.

Fue sucedido en el condado de Ourém por su hermano Fernando; el título de Marqués de Valença solo volvería a ser usado por su nieto en sexta generación, en el siglo XVIII.

En secreto caso con Beatriz de Sousa, hija de Martin Afonso de Sousa, señor de Mortagua, llamada «concubina de Alfonso de Portugal-Braganza, Marqués de Valença». Fueron los padres de:




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