Se denomina muralla a un muro cerrado destinado a la protección y defensa de determinado sitio.
Desde los tiempos antiguos a los modernos se han usado para cerrar asentamientos. Generalmente las murallas se construían para proteger una ciudad o un pueblo, aunque también existen murallas que protegían regiones enteras como la Gran Muralla China o el Muro de Adriano, que delimitaban fronteras entre pueblos.
Las murallas más antiguas existentes y las más conocidas suelen ser obras de albañilería con piedra, cemento o ladrillo, aunque existen variantes hechas en madera. Dependiendo de la topografía del área a proteger, se podían incorporar otros elementos naturales, como ríos o costas a la línea de defensa, lo que las hacían más efectivas.
Las murallas solo se pueden cruzar por las puertas y algunas veces por torres. En la Edad Media el derecho de asentarse para construir una muralla era un privilegio, llamado "derecho de almenaje" en las fortificaciones medievales. La práctica de la construcción de murallas tuvo su origen en la prehistoria y fue refinándose al crecer las ciudades en Europa.
Sería en los siglos XIX y XX cuando el crecimiento explosivo de las ciudades europeas hacen que empiecen a desaparecer para facilitar la expansión y la comunicación de la ciudad.
Las murallas se han usado desde la prehistoria y fueron muy comunes en la Edad Media. Algunas rodeaban a un castillo, otras a una ciudad (como la Muralla romana de Lugo, la Muralla de Ávila, la de Badajoz o la de Gerona) y otras formaban grandes líneas defensivas, como la Gran Muralla China.
Algunas se complementaban con torreones y fosos para aumentar su inexpugnabilidad. La zona superior, practicable, se denomina adarve. La parte más compleja de construir son las puertas, más conocidas como portales, a la vez que representaban su punto débil pero a su vez más importante.
Durante la Edad Media la muralla cumplía una serie de funciones:
Debido al descubrimiento de la pólvora en el siglo XIII, y su utilización por los turcos en 1453 para conquistar Constantinopla, en el siglo XV comienza a hacerse un nuevo tipo de muralla. La primera estrategia contra la pólvora fue quebrar la muralla, luego proteger las esquinas y, por último, aumentar la distancia de las murallas.
Esta muralla, a diferencia de la medieval, era baja para no ser vista, y muy ancha (hasta 500 metros) para alejar al máximo los cañones. Es decir, mientras que la medieval tenía varias funciones, la muralla de pólvora tenía una función específicamente militar defensiva.
Pero mientras que la muralla medieval favorecía el comercio en las puertas de muralla y mantenía una buena comunicación con los arrabales, la muralla de pólvora aislaba completamente la ciudad.
Después de que Marco Polo trajera la pólvora de China, perdieron prácticamente su utilidad. Además, como solían rodear a una población, suponían un problema para el crecimiento y las comunicaciones interiores. Esto llevó a que muchas murallas se derribaran o se usaran como paredes para otras construcciones.
Sin embargo, el florecimiento del turismo ha provocado, recientemente, que las murallas que muchas ciudades han conservado sean una atracción turística.
Torre de la muralla de Jerez anexada a una bodega.
Muralla defensiva en Stargard Szczeciński, Polonia.
Murallas de Xi'an, China.
Muralla defensiva en Tarudant, Marruecos.
Muralla defensiva en Cartagena, Colombia.
Murallas medievales de Aviñón.
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