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Ataque a la guarnición militar de Azul



¿Dónde nació Ataque a la guarnición militar de Azul?

Ataque a la guarnición militar de Azul nació en Buenos_Aires.


El ataque a la guarnición militar de Azul fue realizado el 19 de enero de 1974 contra la guarnición militar ubicada en la Avenida General Güemes 65 de la ciudad de Azul, Provincia de Buenos Aires[1]​ que albergaba a Regimiento de Caballería de Tanques 10 «Húsares de Pueyrredón» y al Grupo de Artillería Blindado 1 «Coronel Martiniano Chilavert» por un grupo de unos 80 guerrilleros[2]​ de la Compañía «Héroes de Trelew» pertenecientes a la organización guerrillera Ejército Revolucionario del Pueblo, que fue repelido y debió retirarse sin apoderarse del armamento pretendido.

Los guerrilleros se encontraban al mando de Enrique Gorriarán Merlo y Hugo Irurzun, y sufrieron tres bajas mortales —dos de ellos capturados con vida y posteriormente desaparecidos—, mientras que otros 12 combatientes fueron detenidos y permanecieron presos hasta el final de la dictadura.

Después de las elecciones de marzo de 1973, surgieron discrepancias dentro del Partido Revolucionario de los Trabajadores respecto a la caracterización del peronismo y la lucha armada, como consecuencia de las cuales el PRT tuvo dos escisiones, con más significado político que impacto en su organización, que se restringieron a zonas como Gran Buenos Aires, Capital y La Plata: el ERP-22 de agosto, integrado por militantes que cuestionaron la franca oposición a Perón, se vinculó a la Tendencia Revolucionaria del peronismo, tras lo cual se produjo su virtual desaparición como entidad. Por otro lado, hizo su aparición la Fracción Roja, que cuestionaba la continuidad de la lucha armada tal como la llevaba adelante el PRT hasta ese momento. La Fracción Roja se reinsertó en la IV Internacional. Es así que en 1973 el desprendimiento trotskista tomó el nombre de PRT-ERP (Fracción Roja), en tanto que el el ala pro-peronista pasó a llamarse ERP-22 de agosto.[3]

El PRT lanzó una proclama «Por qué el ERP no dejará de combatir», «Respuesta al presidente Cámpora» donde reconoció la legitimidad del gobierno electo al que dice no va a atacar con las armas, pero advierte que no cesaría su lucha armada «contra el Ejército opresor y las empresas imperialistas».

En febrero de 1973, cuando ya se habían convocado a elecciones para el 11 de marzo, la primera compañía organizada «Decididos de Córdoba» asaltó el Batallón de Comunicaciones 141 del Ejército, ubicado cerca del Parque Sarmiento, en la ciudad de Córdoba, y con la ayuda de un soldado conscripto militante que les abrió la entrada, lo tomó en una operación sin bajas de ningún lado: no se disparó un solo tiro en la acción y se apropiaron de casi dos toneladas de armamento que sirvieron para las unidades que abrirían un frente rural en Tucumán. Fue el primer copamiento de un cuartel militar argentino. El impacto de la acción se transformó en un coro en las venideras movilizaciones políticas: "Cinco por uno/no va a quedar ninguno/tenemos los fusiles del ciento cuarenta y uno". El ERP continuó sus acciones con el copamiento de diversas instalaciones fabriles, colocación de explosivos, secuestros, etc.[4]

En junio de 1973, la conducción del ERP decidió explorar la zona aledaña a la ruta 38 en los departamentos de Famaillá y Monteros para instalar un foco de guerrilla rural y resolvió también evitar todo combate hasta que el peronismo en el poder se desgastara; cuando los militantes enviados al efecto trajeron su informe, Mario Roberto Santucho, fundador del PRT, afirmó que esa etapa requería para ser emprendida "dinero, entrenamiento y armas".[5]

El 6 de septiembre de 1973 el ERP realizó su segunda gran acción militar asaltando el Comando de Sanidad del Ejército, en la Capital Federal para robar armas y material de sanidad. Ayudados por un soldado que revistaba en la unidad, tomaron las guardias y coparon las instalaciones, donde cargaron 150 fusiles y municiones. Sin embargo, dos soldados conscriptos lograron escapar y avisar a la policía, que rápidamente rodeó las inmediaciones junto a un comando del ejército. Cinco horas más tarde, los militares abrieron fuego y se libró un combate hasta que los ocupantes se rindieron. Resultó muerto un oficial del Ejército y trece guerrilleros fueron detenidos, permaneciendo presos hasta 1983. Como consecuencia de este frustrado asalto el presidente interino en funciones del país, Raúl Alberto Lastiri, emitió un decreto que ilegalizaba al ERP —desde entonces no se podía hacer referencia a su nombre y se lo denominaba «la organización declarada ilegal» ODI—, el mismo día en que Juan Domingo Perón ganaba las elecciones del 23 de septiembre de 1973.[6][7][8]

Por orden de Santucho se comenzó a planificar el ataque al cuartel de Azul con tres claros objetivos: provocar a Perón para que se exhibiera como defensor de las Fuerzas Armadas, mostrar a los trabajadores que el ERP no los traicionaba y era capaz de conducirlos en la revolución social, y conseguir armamento para la guerrilla rural.[2]

La Guarnición Militar Azul estaba ubicada en la Av. General Güemes 65 de la ciudad de Azul, Provincia de Buenos Aires[1]​ y era una de las agrupaciones militares más grandes y poderosas del país.[9]​ Allí tenían su asentamiento el Regimiento de Caballería de Tanques 10 «Húsares de Pueyrredón» y el Grupo de Artillería Blindado 1 «Coronel Martiniano Chilavert». La publicación Estrella Roja, órgano oficial del ERP, describió en esta forma la guarnición en un suplemento especial:

Los guerrilleros utilizaron como base de operaciones una quinta cercana al regimiento, cuyo dueño había muerto meses antes, y donde sólo se encontraba un casero al que redujeron sin dificultades alrededor de las 20:00. al cabo de dos horas ya estaban allí todos los efectivos. Se pusieron uniformes verdes de combate y cascos del Ejército,[11]​ y a las 22:15 salió el primer grupo seguido por los demás. Ingresaron al cuartel agazapados y en fila india por el polígono de tiro y se apoderaron del puesto n.º 3.

El ataque se inició a las 23:40 y duró toda la madrugada del día 20. Los atacantes estaban vestidos con uniformes similares a los de los militares del Ejército. Su armamento consistía en lanzacohetes, lanzagranadas, escopetas calibre 12,70, fusiles FAP, FAL, subfusiles PAM, ametralladoras Madsen y MAD, así como pistolas 9 mm y 11,25 mm.[12]

Los guerrilleros fueron descubiertos mientras se dirigían hacia el tanque de agua y debieron iniciar el asalto sin haber dominado las guardias, según preveía el plan original. Lo hicieron con fusiles FAL y granadas antitanque. Los atacantes ocuparon la guardia central y el casino de oficiales. El llamado grupo Secuestro se dirigió a las viviendas de los coroneles y, al encontrarlos, mataron a Gay y secuestraron a Ibarzábal. Los guerrilleros no lograron tomar la Plaza de Armas ni la Batería porque no pudieron quebrar la resistencia de los militares ubicados en el tanque de agua.[13]​ Gorriarán Merlo optó por retirarse sin avisar al otro grupo. Se argumentó que una falla en las comunicaciones motivó que los 17 guerrilleros no recibieran la orden y quedaran atrapados en el cuartel y se rindieran.

Existen versiones encontradas de lo que ocurrió después. Según dirigentes del ERP, el coronel Arturo Gay, jefe del regimiento 10 de Caballería, fue muerto durante un tiroteo con el coronel Ibarzábal que se resistió a ser capturado y ante el hecho se rindió.[14][15]​ De acuerdo a los guerrilleros, su esposa, Nilda Cazaux de Gay, fue llevada junto con sus hijos hasta la herrería del cuartel y murió a raíz de disparos de militares que asediaron la herrería con una tanqueta.[16][17]​ Otras versiones, incluyendo el testimonio de Silvia Ibarzábal, hija del jefe del coronel secuestrado, sostienen que el matrimonio fue asesinado por los guerrilleros[18]​ y que el coronel Ibarzábal cesó su resistencia ante las amenazas de asesinato a la familia de Gay.[18]​ Luego, el militar fue sacado en un vehículo y conducido a una de las llamadas cárceles del pueblo. Tras un cautiverio de diez meses, Ibarzábal fue ejecutado por el ERP durante un enfrentamiento con un control caminero en San Francisco Solano.[19]

La hija del coronel Gay, Patricia, se suicidó a los 33 años, en octubre de 1993.[9]

El coronel Camilo Arturo Gay, nacido en la provincia de Mendoza el 26 de abril de 1927, había ingresado en el Colegio Militar de la Nación el 15 de febrero de 1946 y egresado como subteniente del arma de caballería el 14 de diciembre de 1948. Obtuvo el título de oficial de Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra, al fallecer era el jefe del Regimiento de Caballería Blindado 10 y fue ascendido póstumamente al grado de general de brigada.[20]​ También murió una civil, Nilda Cazaux de Gay, esposa del coronel Gay.

El teniente coronel Jorge Roberto Ibarzábal había nacido en Pehuajó, provincia de Buenos Aires, el 28 de marzo de 1928 y como subteniente del arma de artillería el 12 de diciembre de 1950. Obtuvo el título de oficial de Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra, al tiempo del ataque era el jefe del Grupo de Artillería Blindado 1 y fue ascendido póstumamente al grado de coronel.[20]

El soldado Daniel González que realizaba su servicio militar obligatorio en la guarnición fue la primera víctima la noche del ataque cuando fue asesinado mientras estaba de centinela en el puesto del polígono de tiro por el que entraron los atacantes.[20]

El entonces teniente primero Alejandro Carullo, jefe de servicio ese día, resultó gravemente herido pero sobrevivió.[9]

Resultó muerto en el combate el obrero Guillermo Pascual Altera, alias «Tito» o «el Flaco», de 23 años, casado y con un hijo de un año y medio, a quien el ERP otorgó una condecoración póstuma.[9][21]​ Dos de los detenidos, los obreros metalúrgicos y dirigentes villeros Héctor Alberto Antelo y Reinaldo Roldán, fueron objeto de desaparición forzada.

La técnica militar aconseja que para tomar una posición enemiga se requiere una superioridad de 3 a 1, cuando en este caso había 20 militares por cada atacante del ERP. Por otra parte, de los tres camiones con los que pensaban transportar armas, dos quedaron inutilizados, por lo que no pudieron llevarse nada.[22]

El ERP contaba con información sobre la guarnición, aunque no era totalmente exacta. Trataron de aprovechar que por ser un sábado de enero la dotación del cuartel era la mínima, con parte del personal licenciado.[9]​ Un soldado les había revelado que la guardia del Regimiento 10 se trasladaba cada noche al tanque de agua de la unidad, pero ignoraba que Gay, nuevo jefe de esa unidad, había organizado además un servicio de guardias móviles, que fueron quienes sorprendieron a los guerrilleros.[9]

Mario Roberto Santucho afirmó que el ataque había sido una derrota militar pero un éxito político porque había conseguido «desenmascarar» a Perón. La dirección política y militar (PRT) retiró de la dirección del comité militar Buenos Aires a Enrique Gorriarán Merlo rebajándolo de militancia y enviándolo para su «reeducación política» a una fábrica de Córdoba.[2]

El ataque motivó el repudio unánime de todos los partidos políticos, incluidos los aliados del PRT, y de los sindicatos.[9][23][2]Agustín Tosco y Eduardo Luis Duhalde, director de la revista Militancia cercana a Montoneros, tuvieron durísimas críticas contra el ataque.[24]​ El sindicalista y dirigente del Partido Comunista Rubens Iscaro declaró: «nuestros caminos se bifurcan, es muy difícil para nosotros no ver una provocación en lo que hicieron». [24]​ Dice al respecto María Seoane:

El 20 de enero de 1974, Perón dio un discurso por televisión y radiofonía en el cual, entre otros conceptos, se refirió a «los grupos terroristas que vienen operando en la provincia de Buenos Aires ante la evidente desaprensión de sus autoridades. No es por casualidad que estas acciones se produzcan en determinadas jurisdicciones. Es indudable que ello obedece a una impunidad en la que la desaprensión e incapacidad lo hacen posible, o lo que sería peor, si mediara como se sospecha una tolerancia culposa».[26]

Perón ordenó entonces a los diputados de su partido que impulsaran la reforma al Código Penal en lo relativo a los hechos vinculados a la guerrilla que ya había sido aprobada por el Senado; el 22 de enero Perón recibió en la residencia presidencial de Olivos a los diputados de la Juventud Peronista que se oponían a dicha reforma, quienes al llegar, en lugar de la audiencia privada que esperaban, fueron sorprendidos al encontrarse con que la misma era televisada en directo y que Perón les daba un discurso en el cual, entre otros conceptos, les señalaba que "a la violencia no se le puede oponer otra cosa que la violencia" y que "el que no esté de acuerdo, o no le conviene, se va".[27][28]​ Como consecuencia del discurso, ocho diputados de esa agrupación renunciaron a sus bancas.

El 22 de enero, Perón dirigió una carta «A los jefes, oficiales, suboficiales y soldados de la Guarnición de Azul», los felicitó por el «heroico y leal comportamiento con que han afrontado el traicionero ataque» y deseó que «el reducido número de psicópatas que van quedando sea exterminado uno a uno para el bien de la República».[29]​ El mismo día 22, el gobernador de la provincia Oscar Bidegain —quien era apoyado por la Tendencia Revolucionaria del Peronismo— renunció a su cargo.[30][26]​ que es aceptada por la Legislatura de la provincia el día 26, asumiendo en su reemplazo el vicegobernador Victorio Calabró.[26]

El 24 de enero, la Cámara de Diputados inició el debate sobre la reforma penal y la aprobó al día siguiente.[26]​ El mismo 25, el semanario de ultraderecha El Caudillo decía:

Por su parte, la Juventud Peronista declaraba en una conferencia de prensa que




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