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Cabécares



Los cabécares (Kabekwa, en lengua cabécar) son una etnia autóctona de Costa Rica. Se encuentran ubicados en Chirripó, en el Valle del Pacuare, y en la Reserva de Talamanca, entre las provincias de Cartago y Limón, así como una pequeña comunidad que vive en Ujarrás de Buenos Aires de [[provincia de Punta, religión e idioma propios. Después de los bribri, son la etnia indígena con mayor cantidad de individuos en el país.

Los cabécares han habitado el territorio nacional de Costa Rica por lo menos durante aproximadamente 3 000 años. Su origen se ha relacionado con el de otros grupos chibchoides del Área Intermedia de América, similar a los ngäbe, cunas y bribris, especialmente con estos últimos, los cabécares comparten gran cantidad de aspectos lingüísticos y culturales.

Durante la época precolombina, los cabécares lograron establecer en Talamanca el más fuerte e importante de los cacicazgos del Atlántico del país, en el cual se asentaban distintos grupos indígenas con lenguas de la familia viceítica, una rama de las lenguas chibchas: ateos, térrabas, viceitas, urinamas, aoyaques, terbis y los mismos cabécares. En la época de la conquista de Costa Rica, Talamanca fue el único cacicazgo que no logró ser conquistado en su totalidad por los españoles, de modo que esta región se convirtió en zona de refugio para muchos aborígenes que escapaban del dominio español. Durante el siglo XVII, Talamanca fue importante escenario de rebeliones indígenas, encabezadas por líderes cabécares como Guaycorá y Sumamará, que incendiaron la ciudad de Santiago de Talamanca en 1610, o Comesala, quien junto a Pablo Presbere encabezó la revuelta indígena más importante de la historia colonial de Costa Rica en 1709.

En la actualidad, los cabécares ocupan los siguientes territorios indígenas con reconocimiento legal por el estado costarricense:

Con base en el ritmo de crecimiento poblacional de este grupo étnico, se estima que la población cabécar actual asciende a unas 14.000 personas. Se calcula que el número de hablantes maternos asciende al 85 % de esta población, es decir, casi doce mil individuos.

Para entender la cultura espiritual de los pueblos cabécar es de suma importancia comprender la función del curandero o jawá, quien es la clave de la curación del cuerpo y en un menor grado del espíritu de los cabécares. Las dietas estrictas forman en general parte de la curación, estas prohíben tomar sal, café, chocolate, chicha y muy a menudo carne. La religión cabécar comienza con un gran Dios con el nombre de Sibö, creador de todas las cosas y que está en el fondo de todo lo que sucede.[1]​ En la actualidad algunos de estos indígenas han cambiado su religión por otras, como parte de un proceso de aculturización.

El idioma cabécar es una lengua de la familia de clasificación chibcha-talamanca-cabécar. El cabécar posee ocho vocales orales y cinco vocales nasales

La vivienda típica es grande y redonda con un techo alto y cónico de hojas de palma, a menudo con una olla vieja en el ápice, hay solo una puerta y tanto esta como las paredes bajas estén hechas de varas y ocasionalmente de cañas silvestres que se amarran una a la par de la otra con bejucos. Según Gabb citado por Stone “estas casas son generalmente circulares, de 30 a 50 pies de diámetro y casi del mismo alto, componiéndose de varas largas que parten desde el suelo hasta la cúspide, descansan estas en mimbres o bejucos, atados en rollos de ocho a diez pulgadas de espesor y descansando sobre una serie de horcones verticales clavados en el suelo en un círculo como una tercera parte menor que la circunferencia exterior de la casa…”. Actualmente esta casa es vista como casa cultural, por motivo de que los indígenas en los últimos años construyen las viviendas con una estructura rectangular, además de utilizar otros materiales.[1]

El vestido ordinario de las mujeres consiste en una tela barata de algodón, con la cual se confeccionan una bata, ocasionalmente pueden verse camisas cortas o blusas. El traje masculino incluye generalmente pantalones y camisa, la faja puede ser una pieza de bejuco, cuerda, mastate o de algodón.[1]

Los cabécares están divididos en clanes matrilineales, sin embargo, ha desaparecido un cierto número de clanes barrido por las guerras y las enfermedades.[1]​ La población cabécar posee unos 20 clanes aproximadamente, por ejemplo: kabék, trírú, kjól, tuarí, tjúk, kjos y bóló.

Hay muchas danzas diferentes, unas relacionadas con ceremonias y otras que hacen por puro placer. Muchos de los cantos con que se acompañan las danzas están en un idioma incomprensible para los cantores. Hay dos métodos tradicionales de baile: en una línea o en un círculo. El tipo circular recibe el nombre de buLikLak, cuando hay tambores que acompañan a los que danzan aquellos permanecen fuera del círculo, los participantes levantan los brazos horizontalmente y se entrelazan. Un baile lineal llamado durét, se ejecuta con una fila de hombres: el busiki es con hombres y mujeres en la misma línea; buLtakuL es corrientemente una hilera de hombres, pero puede haber una de mujeres.[1]

Todos los cantos sagrados son básicamente en lengua cabécar aun cuando pueden ser cantados en lengua bribri. El curandero (jawá) y alguna veces el sepulturero cantan estas canciones que corrientemente están en antiguo cabécar y no las entienden las masas. En efecto, el lenguaje cantado permite toda clase de libertades así como la posición de cierto vocabulario propio.[1]



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