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Codex Calixtinus



El Códice Calixtino (en latín, Codex Calixtinus; fl. c. 1140-1181) es el nombre propio de un manuscrito iluminado de mediados del siglo XII que contiene el más antiguo texto del Liber Sancti Iacobi (c. 1140-1160).

En él se reúnen sermones, himnos, milagros, relatos de la traslación del Apóstol, textos litúrgicos y piezas musicales relacionados con el Apóstol Santiago. Su cuarto libro narra el descubrimiento de la tumba por Carlomagno. El quinto constituye una especie de guía para los peregrinos que seguían el Camino de Santiago en su viaje a Santiago de Compostela, con consejos, descripciones de la ruta y de las obras de arte así como de las costumbres locales de las gentes que vivían a lo largo del Camino.

Este documento se custodia en la Catedral de Santiago de Compostela, en la provincia española de La Coruña.

Aunque a veces se denomina al Liber Sancti Iacobi como Codex Calixtinus, ambos conceptos no son idénticos. El Liber Sancti Iacobi representa el contenido del libro, del cual a lo largo de los siglos se copiaron varios manuscritos (unidad de encuadernación que en ocasiones se les ha dotado de distintos nombres propios) y con un contenido heterogéneo y variable. El más antiguo y notable códice o manuscrito con el Liber Sancti Iacobi se conoce con el nombre propio de Codex Calixtinus (c. 1140) y es el custodiado en la catedral de Santiago de Compostela.

La compilación que conocemos como Liber Sancti Iacobi fue redactada en diversas épocas y de forma independiente y podría estar ya configurada hacia el año 1140.

El Códice Calixtino fue copiado por al menos cuatro manos, dos de ellas muy similares. Al autor principal se le conoce con el nombre de Scriptor I. La autoría de Aymeric Picaud, sacerdote francés del siglo XII, es hoy controvertida. La obra se debe probablemente a la escuela catedral o episcopal de Santiago que acogía, en el siglo XII, maestros y estudiantes procedentes de varios países.

El manuscrito original constaba de 27 cuadernos: el primero era un quinión y el resto eran cuaterniones. Ya en época antigua se produjeron cambios en algunos cuadernos que alteraron la estructura del códice. Después, hacia el siglo XV se perdió el folio 220, que originariamente iría en blanco y pertenecería al último cuaderno. También debió perderse un folio, asimismo en blanco, que antecedía al actual folio 1. De ser esto cierto, el manuscrito llevaba, como era usual, el primer y el último folio en blanco sirviendo como guardas.

Posteriormente, quizás durante la encuadernación realizada a finales del siglo XII, se añadió a la estructura primitiva del códice un segundo apéndice (Apéndice II).

El libro IV fue separado del manuscrito en 1609, lo que conllevó el maltrato de los cuadernos 20, 21 y 24. Ambos volúmenes fueron encuadernados por separado por Alonso Rodríguez León. Finalmente, el libro IV fue agregado de nuevo durante la restauración de 1966, lo que exigió varios arreglos al manuscrito. En la misma restauración se recortaron las hojas que eran más grandes y sobresalían del resto.

Las anotaciones marginales que los canónigos de Compostela dejaron en el manuscrito, demuestran que el códice fue usado y leído ininterrumpidamente, al menos, hasta mediados del siglo XVI. Sin embargo, parece que a principios del siglo XVII el manuscrito dejó de interesar, cayendo en el olvido durante muchos años.

En la segunda mitad del siglo XIX, el manuscrito fue redescubierto por el canónigo archivero de la Catedral de Compostela, Antonio López Ferreiro. Sin embargo, fue dado a conocer públicamente por el jesuita Fidel Fita y Aureliano Fernández Guerra. En 1879, se trasladaron a Santiago en un viaje de estudio y peregrinación. Al año siguiente, en 1880, publicaron un libro acerca de su viaje a Santiago (Recuerdos de un viaje a Santiago de Galicia), dedicando los capítulos X y posteriores a la descripción y estudio del Codex Calixtinus. El libro incluía una fotografía del himno Dum Paterfamilias y una transcripción de su texto, así como varios versos del himno Ad honorem Regis summi. En 1882, le P. Fidel Fita publicó el último libro del Codex - entonces el libro IV - en París.

El 5 de julio de 2011, los archiveros de la catedral de Santiago de Compostela echaron en falta la obra y denunciaron el robo a las autoridades. El códice fue sustraído de una cámara blindada donde se encuentran depositadas las obras más valiosas del archivo. Las investigaciones revelaron que el hurto se había producido la semana anterior.

El sistema de seguridad del texto era muy riguroso, lo que había permitido mantenerlo a buen resguardo durante 800 años. La llave de la caja fuerte, sin embargo, era vigilada de un modo más laxo: las llaves se encontraron colocadas en la cerradura de la caja que custodiaba el que se considera la mayor joya del templo compostelano.[1][2]

Durante los meses siguientes la Policía Nacional investigó a los canónigos, investigadores, músicos y empleados de mantenimiento y limpieza, asumiendo como móvil más probable el afán de perjudicar al deán, tras haber comprobado el enfrentamiento interno existente entre los canónigos, y descartando en principio a una banda organizada o un robo por encargo.[3][actualizar]

El 4 de julio de 2012 fue recuperado el códice por la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional; este había sido robado por el principal sospechoso, un electricista que había trabajado en la catedral, que también tenía en su poder otros documentos y objetos del templo, entre ellos varios facsímiles del propio códice calixtino y una importante suma de dinero en efectivo que había sido sustraída durante años de las colectas de la propia catedral.[4]

El Codex Calixtinus consta de cinco libros y dos apéndices, con un total de 225 folios de pergamino escritos en las dos caras, con un tamaño de 295 x 214 mm. Salvo excepciones, el texto es siempre a una columna, con 34 líneas por página.

La estructura del códice es la siguiente:

El primer libro es de carácter litúrgico, el segundo hagiográfico, el tercero y cuarto de naturaleza histórica y el quinto, que alcanzó una mayor celebridad, es una especie de Guía para el peregrino.

Constituye el comienzo del códice, ocupando sus dos primeros folios. El autor dice ser el papa Calixto II y relata cómo recogió numerosos testimonios de milagros realizados por el apóstol Santiago "recorriendo las crueles tierras y provincias durante 14 años". También explica cómo el manuscrito sobrevivió a todos los peligros posibles, desde incendios a inundaciones. La carta va dirigida a "la muy santa asamblea de la basílica de Cluny" y a "Diego Gelmírez, arzobispo de Compostela".

Se cree que los copistas incluyeron esta carta al comienzo del manuscrito para dar más importancia a su trabajo, quedando la intervención directa del papa, quien ya había muerto en 1124, completamente descartada.

Contenido:

(Anthologia litúrgica)

Supone casi la mitad de todo el manuscrito y constituye el núcleo del Liber. Contiene los siguientes elementos:

Tanto los oficios como las misas llevan notación musical.

Al final del Libro I se halla un suplemento gregoriano, también con notación musical, que incluye:

La existencia de dos festividades diferentes dedicadas al Apóstol Santiago, el 25 de julio y el 30 de diciembre, se explica por la instauración del rito romano en sustitución del rito hispánico a finales del siglo XI. Desde su fundación en el siglo IX, la Iglesia de Santiago adoptó la práctica litúrgica vigente en ese momento en la iglesia hispánica. En el calendario litúrgico propio de la iglesia astur-leonesa se celebraba una única fiesta dedicada a Santiago el Mayor el 30 de diciembre, día para el que se había llegado a desarrollar una liturgia específica. Sin embargo, en el calendario romano, la fiesta de Santiago se celebraba el 25 de julio. Con la implantación del nuevo rito, la iglesia compostelana aceptó la implantación del calendario romano con la fiesta de Santiago el 25 de julio, siempre y cuando se conservase también la fiesta del 30 de diciembre. Así, el 25 de julio quedó para la celebración de la pasión de Santiago, como en el resto de Occidente, y el 30 de diciembre para la celebración de la vocación y la Traslación del cuerpo del apóstol a Santiago.

Entre ambas fiestas, se implanta con posterioridad la fiesta de los milagros de Santiago, el 3 de octubre. La fiesta se atribuye a la iniciativa de San Anselmo y sería trasladada posteriormente al 5 de octubre.

Conviene señalar que el Oficio de maitines para las fiestas de Santiago del 25 de julio y el 30 de diciembre es monástico y no canónico, es decir, consta de 12 (13) antífonas y 12 responsorios en vez de 9 antífonas y 9 responsorios, por lo que tal vez fue preparado para la antigua comunidad monástica de Compostela en vez de para la Catedral (Ver más adelante, en el apartado de notación musical, la posibilidad de que la parte musical fuera preparada por los monjes benedictinos de Vézelay).[5]

Contenido:

(De miraculi sancti Jacobi)

Contiene una colección de 22 milagros atribuidos al Apóstol Santiago y realizados en diversas regiones de Europa. Por su contenido, es muy similar a las otras colecciones de milagros recopiladas a través de los siglos XI y XII. Ocupa 16 folios (f. 139v - 155v) y es, en cuanto a tamaño, el segundo libro más pequeño. Antes de los milagros incluye un pequeño prólogo -supuestamente escrito por el papa Calixto II- y un índice. Según se cita en el códice, los 22 milagros fueron recogidos por el Papa Calixto II (18), Anselmo de Canterbury (2), Beda el Venerable (1) y el maestro Huberto (1).

Los milagros son los siguientes:

(Liber de translatione corporis sancti Jacobi ad Compostellam)

Es el libro más breve con sólo 6 folios (f. 156 - 162v). Comienza también con un prólogo y un sumario y le siguen cuatro capítulos. Nos relata la evangelización de España por el apóstol Santiago y la posterior "traslación" de su cuerpo desde Jerusalén a Galicia y, finalmente, al lugar de su sepulcro. También nos habla de la costumbre de los primeros peregrinos de recoger conchas marinas en las costas gallegas.

Contiene los siguientes capítulos:

(L'Historia Karoli Magni et Rotholandi)

Es el segundo libro en tamaño, ocupando 28 folios (f. 163 - 191). Consta de 26 capítulos. En 1609, este libro fue arrancado del manuscrito, formando un nuevo volumen con el título "Historia Turpini". Finalmente, fue agregado de nuevo al Codex Calixtinus durante su restauración, en 1966.

Está redactado en prosa por un clérigo anónimo de origen francés, probablemente en la primera mitad del siglo XII. Siguiendo la costumbre del medioevo, atribuye la paternidad de su texto a Turpín (748-794), antiguo monje y tesorero de Saint-Denis, que llegó a ser arzobispo de Reims e incluso figura entre los "Doce Pares" de Carlomagno en el Cantar de Roldán. Por este motivo, el libro es conocido por los historiadores con el nombre de "Pseudo Turpin".

Se centra en la crónica del arzobispo Turpín y da cuenta de la entrada de Carlomagno en la Península, la derrota de Roncesvalles y la muerte de Roldán. Cuenta que Santiago se apareció en sueños a Carlomagno, lo incitó a liberar su tumba de los musulmanes y además le indicó la dirección a seguir: un camino de estrellas.

Contiene los siguientes capítulos:

(Iter pro peregrinis ad Compostellam)

Es una especie de Guía del peregrino de Santiago, presentando aquellos lugares que debían visitarse a lo largo de la ruta y advirtiendo al viajero de los peligros que encontraría en el camino. Describe la ciudad de Santiago y su catedral con gran detalle.

Los capítulos del libro son los siguientes:

Es un cuadernillo de 6 folios (214-219v o 185-190v en la antigua numeración) con 22 composiciones polifónicas. Probablemente fue escrito poco después que el cuerpo del códice, pero antes de 1180. Desde el punto de vista musical es la parte más importante del manuscrito (Ver el apartado de música para más información).

Este apéndice fue incorporado al manuscrito en un momento posterior a la redacción original del mismo, posiblemente en la encuadernación realizada a finales del siglo XII. Consiste en cinco hojas (f. 221-225 o 192-196 en la antigua numeración): un bifolio con una falsa Bula de Inocencio II y varios folios sueltos. Están copiados por diferentes escribas y contiene diferentes textos, destacando algunos milagros atribuidos a Santiago. También contiene el himno de los peregrinos de Santiago Dum pater familias.

En la Bula de Inocencio II, en el folio 221, se da a entender que el responsable y autor del códice es el monje cluniacense Aymeric Picaud, acompañante del pontífice Calixto II en su peregrinación a Santiago en el año 1109. Según el escrito, hacia 1140, Aymeric depositó el códice en la Catedral de Santiago, que sería el primer ejemplar del Liber. Todo esto es puesto en duda por los historiadores, ya que, entre otros motivos, el bifolio que contiene la bula no formaba parte del códice original, sino que fue añadida con posterioridad, como ya se ha dicho

El contenido del apéndice es el siguiente:

Tres partes del Calixtinus incluyen música:

Las 22 obras polifónicas del Calixtinus pertenecen a la primera etapa de la polifonía europea, periodo conocido con el nombre de ars antiqua. Durante muchos años se relacionaron con las composiciones pertenecientes a la Escuela de San Marcial de Limoges. Sin embargo, las composiciones del Calixtinus son más elaboradas que en el repertorio de Saint Martial, considerándose hoy en día emparentadas con los experimentos que se estaban desarrollando en París, en la nueva Catedral Notre Dame, durante los años 1165-1180 y que culminarían poco después con las composiciones de la llamada Escuela de Notre Dame de París.

Todas las piezas son a dos voces, excepto el Congaudeant catholici que es a tres. Las formas musicales representadas son las típicas del ars antiqua:

Hay también algunas piezas, como el Kyrie Cunctipotens Genitor, cuya forma es intermedia entre el conductus y el organum: tienen un tropo como voz principal, como en un conductus, y la voz organal desarrolla largos melismas, como en un organum.

El Codex Calixtinus es el primer manuscrito (junto con el ms. Londres, British Library, Egerton 2615, procedente de Beauvais) en utilizar el término "conductus" para una composición musical. Además, exceptuando algunas composiciones que se encuentran en algunos monasterios catalanes, contiene las piezas polifónicas más antiguas que se han conservado en la península ibérica.

El himno "Congaudeant catholici", que es la única obra conocida para 3 voces en todo el siglo XII, se cree que fue compuesto originalmente para 2 voces (superior e inferior) y posteriormente se insertó una tercera voz entre las dos. Esta hipótesis se basa en el hecho de que la voz intermedia fue copiada en tinta roja en vez de en tinta negra como en el resto del manuscrito y además se copió en el tetragrama de la voz inferior. El mismo copista que copió esta voz, también añadió una segunda voz en tinta roja a dos conductus del suplemento gregoriano del Libro I: "Iacobe sancte tuum" (f. 131) y "In hac die laudes cum gaudio" (f. 131v). La primera de estas dos piezas aparece repetida en el apéndice polifónico (f. 215v). Existen además, otras 7 composiciones en el Libro I a una sola voz que aparecen de nuevo en el apéndice polifónico a dos voces, aunque en varios casos la concordancia es solo parcial: "Dum esset salvator in monte" (f. 107v, 216v), "Huic Iacobo" (f. 109v, 217), "Iacobe virginei" (f. 110, 217), "O adiutor omnium seculorum" (f. 110v, 217-217v), "Misit Herodes" (f. 118v, 218) y "Alleluia. Vocavit Ihesus Iacobum" (f. 119, 218v), "Regi perennis glorie" (f. 139, 216).

El "Dum pater familias" es la única composición del códice en notación aquitana de puntos "in campo aperto", que es la notación que se empleó preferentemente en España tras la supresión del canto hispánico. El resto de las obras van en notación lorena, con grandes semejanzas con la notación de los manuscritos de la región de Nevers, en Borgoña. Por este motivo, algunos especialistas sostienen que la parte musical del códice es debida a los monjes benedictinos de Vézelay, que era uno de los puntos de partida del Camino de Santiago.[5]​ El himno "Dum pater familias", añadido al final del códice, sería por tanto la única composición que podría haber sido copiada en el entorno de Santiago. Además, el último de los Benedicamus del suplemento gregoriano del Libro I, "Regi perennis glorie", se le atribuye a cierto doctor de Galicia (Quodam Doctore Galleciano) no identificado.

En el encabezamiento de las composiciones del apéndice polifónico y de algunas de las piezas para una sola voz en el Libro I, aparece en tinta roja el supuesto autor de la misma. En general, estos supuestos autores son obispos y personajes célebres de París y otras iglesias, por lo que algunos investigadores creen que esta atribución no debe ser tenida en cuenta ya que figurarían con la intención de dar prestigio y autoridad a las obras. Sin embargo, otras investigaciones modernas sostienen que alguna de esas atribuciones, como la de Albertus Parisiensis, podrían ser verosímiles, debido a que las obras polifónicas se deberían a compositores ligados a la Catedral de Notre Dame de París.

En total son 16 los personajes a los que se atribuyen obras:

Desde las primeras transcripciones musicales a finales del siglo XIX, la transcripción de la polifonía del Calixtinus ha sido difícil y polémica. Ello es debido a que la polifonía está en notación lorena, que era la usada en el norte de Francia para el canto monódico gregoriano, por lo cual no expresa ningún valor rítmico particular, sólo el ritmo libre del canto gregoriano. Pero por otra parte, la polifonía tenía que tener forzosamente un ritmo determinado que permitiera a las dos voces (3 en el Congaudeant catholici) cantar juntas de forma armónica.

La primera transcripción en notación musical moderna fue realizada, en 1882, por el cantor del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, José Flores Laguna, quién transcribió los himnos Dum Paterfamilias y Ad honorem Regis summi. En la fiesta de Santiago del 25 de julio del mismo año, se cantaron ambos himnos en la Catedral de Santiago, por primera vez desde los tiempos medievales. Ya esta primera transcripción provocó una intensa polémica qué duró más de 20 años, en cuanto a la línea melódica y, sobre todo, en cuanto al ritmo, en la que intervinieron entre otros, Francisco Asenjo Barbieri. Después, el monje benedictino de la Abadía de Solesmes, Joseph Pothier, hizo una nueva transcripción del Dum Paterfamilias, según el sistema rítmico de Solesmes, como era de esperar.

En 1924, el musicólogo Friedrich Ludwig realizó las primeras transcripciones de obras polifónicas del Calixtinus, transcribiendo varios organa en varios sistemas rítmicos. En 1931, Peter Wagner, profesor de la Universidad de Friburgo en Suiza, realiza la primera transcripción completa de todas las obras musicales del Calixtinus y en 1944, por encargo del Instituto de Estudios Gallegos, el monje benedictino del Monasterio de Silos, Germán Prado, realiza otra transcripción completa acompañándola de un facsímil con los folios del manuscrito que contienen música. Ambas transcripciones, la de Wagner y la de Prado se realizan siguiendo el sistema gregoriano de Solesmes, transcribiendo en notación cuadrada los neumas originales del códice, sin plantearse problemas rítmicos o interpretativos.

A partir de 1950, surgen numerosos estudios que proponen nuevos sistemas de transcripción, entre los que destacan los de Willi Apel, Walther Krüger, Johann Schubert, Bruno Stäblein, Theodore Karp, Heinrich Husmann, Paul Helmer, Hendrik van der Werf, etc. Entre los musicólogos españoles, destacan las trancripciones de la polifonía de Higinio Anglés, publicada en 1962 y de José López Calo, en 1981.

A continuación se detallan las obras musicales del manuscrito. Los códigos de la columna de "Concordancias" con otros manuscritos y fragmentos se especifican más abajo. Los de la columna de "Grabaciones" se especifican en la sección de "Discografía".

Varias de las melodías del Calixtinus, sobre todo las del oficio y la misa, son idénticas o al menos se basan en melodías gregorianas y otras presentan concordancias con otros repertorios. Estas concordancias casi siempre son parciales, ya que muchas veces los textos son cambiados para dedicárselos a Santiago y las melodías son alteradas para adaptarlas a esos nuevos textos, produciendo variantes más o menos significativas respecto del original. Las concordancias más importantes son generalmente de la misma época en la que se gestó el códice, lo cual es plausible dada la movilidad cultural de la época, propiciada por las peregrinaciones. La mayor parte de las piezas que encontramos en el Calixtinus que son reelaboraciones de otras que encontramos en otras fuentes, proceden de dos centros geográficos:

La siguiente discografía se ha ordenado por año de grabación, pero la referencia es la de la edición más reciente en CD. No se incluyen las recopilaciones, sólo los discos originales.



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