Exposición impresionista nació en Francia.
Se conoce como Exposiciones impresionistas a las ocho exposiciones organizadas por los pintores del llamado grupo impresionista en París, entre los años 1874 y 1886, en que dieron a conocer sus trabajos, al margen del Salón oficial controlado por la Academia de Bellas Artes francesa. Las exposiciones de los impresionistas supusieron un paso fundamental en la independencia del artista moderno con respecto a las instituciones académicas y en la creación de un mercado privado de arte, dado que por primera vez los pintores, organizados en grupo, exponían sus obras, dándolas a conocer a posibles compradores, con independencia de la Academia de Bellas Artes.
Las exposiciones tuvieron lugar en distintos puntos de la ciudad de París. Berthe Morisot y Camille Pissarro fueron los únicos pintores de los llamados impresionistas que participaron en las ocho exposiciones de grupo. En total, fueron cincuenta y seis los pintores que participaron en el conjunto de las ocho exposiciones.
El inicio de las exposiciones de los impresionistas se sitúa en el clima de malestar de muchos artistas franceses ante el sistema institucional del Salón de París. El Salón era una exposición colectiva (anual o bianual) en que las obras presentadas debían ser aprobadas por un jurado, compuesto por profesores de la Academia de Bellas Artes y otros expertos en arte. Los miembros del jurado defendían un arte academicista, en gran medida refractario a las innovaciones que se venían produciendo en los medios artísticos. En un momento en que el mercado privado de arte era aún incipiente, el Salón constituía el principal medio para que un pintor se diera a conocer y consiguiera vender su obra.
Este sistema provocaba malestar en los artistas que veían rechazadas sus obras por parte del jurado, bien por motivos estéticos, al apartarse de la estética idealista e historicista propia del academicismo, bien por motivos ético-políticos, al tratar en sus obras temas considerados inconvenientes por los miembros de la Academia. La primera ocasión en que un pintor decidió realizar una exposición pública de su obra independiente de la del Salón y paralela a esta fue cuando el realista Gustave Courbet montó en 1855 un pabellón independiente de la exposición oficial al que llamó Pavillion du Réalisme (Pabellón del Realismo). En él expuso dos de sus obras más representativas, que habían sido rechazadas por el jurado del Salón debido a su estética realista: Entierro en Ornans (Un enterrement à Ornans, 1849, Orsay) y El taller del pintor (L'Atelier du peintre, 1855, Orsay).
Cuando los pintores que paulatinamente irán formando el grupo impresionista intentan exponer en el Salón oficial, encuentran en general el mismo rechazo -si bien en ocasiones algunas de sus pinturas serán aceptadas. Uno de los momentos claves de esta tensión, y un antecedente directo de las exposiciones del Boulevard des Capucines, fue la autorización que dio en 1863 el emperador Napoleón III para que se abriera un llamado Salón de los rechazados (Salon des refusés) en que pudieran exponerse las obras que el jurado académico había rechazado de la exposición oficial. En este Salón se dio a conocer el famoso Almuerzo sobre la hierba de Édouard Manet -quien, por otra parte, nunca se consideró un pintor impresionista y no expuso nunca con ellos-, cuya presentación de un desnudo femenino sin posible coartada mitológica causó escándalo, tanto entre el público como entre la crítica. El mismo escándalo que en 1865 causó la Olympia del mismo pintor, esta vez sí admitida en Salón oficial.
Otro antecedente de las exposiciones de grupo iniciadas en 1874 es la exposición que en 1867 el propio Manet hace de una cincuentena de sus telas, con ocasión de la Exposición Universal de ese año, pero al margen de esta. También en 1867, algunos de los pintores que luego serían incluidos en el grupo impresionista, como Claude Monet, Frédéric Bazille, Pierre-Auguste Renoir, Camille Pissarro, Alfred Sisley, Paul Cézanne o Edgar Degas, se plantean la posibilidad de exponer juntos independientemente de la Exposición Universal y del Salón de ese año, pero su proyecto no llega a realizarse.
En este contexto de conflicto con el arte oficial, a partir fundamentalmente de los años 1860 se van a ir entablando relaciones entre algunos jóvenes pintores que cultivan una estética novedosa y que con el tiempo conformarán el llamado grupo impresionista. La mayoría realizan su formación como pintores al margen de la Escuela de Bellas Artes, la institución de enseñanza oficial, dependiente de la Academia -Manet sí estudió allí, teniendo como profesor a Thomas Couture. Acuden a escuelas particulares de pintores –como la de Charles Gleyre, donde coincidieron Bazille, Sisley y Renoir–, o a academias en que se ponía a su disposición modelos para ejercitar el dibujo, como la Académie Suisse -donde acudían Pissarro, Monet, Guillaumin y Cézanne-. También se relacionan con algunos de los pintores de la generación anterior a los que admiran y que son igualmente obviados por el arte oficial, como Eugène Boudin, Johan Barthold Jongkind o los pintores de la Escuela de Barbizon. Uno de los núcleos en que participan los pintores que posteriormente será conocidos como impresionistas es el llamado grupo de Batignolles, en torno a la figura de Edouard Manet, llamado así por sus reuniones en el barrio parisino de Batignolles, donde vivía Manet, en particular en el Café Guerbois, en la rue des Batignolles, actual Avenida de Clichy. Otro de los cafés parisinos que fueron puntos de reunión habitual de los impresionistas fue La Nouvelle Athènes, en el barrio de Pigalle.
Las relaciones de amistad entre estos pintores quedaron plasmadas en varios retratos de grupo, como los dos que hiciera Henri Fantin-Latour, Homenaje a Delacroix (Hommage à Delacroix, 1864, Orsay), en que se ve, alrededor de un retrato de Delacroix, a Édouard Manet, James McNeill Whistler, el pintor norteamericano amigo de los impresionistas y a Charles Baudelaire, entre otros; y, sobre todo, Un taller en Batignolles (Un atelier aux Batignolles, 1870, Orsay) en que están representados los habituales del grupo de Batignolles: los pintores Manet, Renoir, Monet y Bazille y el escritor Émile Zola, entre otros. Otro retrato de grupo de grupo frecuentemente citado es el que hiciera Frédéric Bazille, en que representó una escena en el taller que este pintor compartía con Renoir en París, conocido como El taller de Bazille o El taller de la calle de la Condamine (L'atelier de Bazille o L'atelier de la rue de la Condamine, 1870, Orsay).
Por otra parte, en 1870 tanto Monet como Pissarro, cada uno por su lado, se instalan en Londres, donde se ven a menudo y se dedican a pintar paisajes y vistas de la ciudad. Entre los críticos e historiadores del arte ha sido motivo de discusión si esta estancia en Inglaterra fue decisiva para la gestación del estilo impresionista, a causa de la influencia que en ambos pintores podrían haber tenido los cuadros de John Constable y J. M. W. Turner que allí contemplaron.
En el plano político, la década de 1870 comienza con la caída del Segundo Imperio de Napoleón III, en 1871, tras la conmoción de la guerra franco-prusiana de 1870 y los sucesos de la Comuna de París, que obligan al emperador a dimitir. Se instaura entonces la Tercera República Francesa. La mayoría de los jóvenes pintores, salidos del medio de la burguesía, eran republicanos convencidos, y esperan que el cambio de sistema político conlleve también un cambio de política artística y un mayor reconocimiento de su trabajo.
Por otra parte, desde mediados de siglo se ha ido generando un incipiente mercado privado de compra-venta de cuadros vehiculado por la figura del marchante de arte y las galerías. Fueron fundamentalmente dos los marchantes que jugaron un papel importante en la difusión de la pintura impresionista y su consolidación: Georges Petit, recordado sobre todo por la célebre exposición conjunta de Monet y Auguste Rodin que organizó en su galería en 1889; y Paul Durand-Ruel quien apostó por la pintura de los jóvenes pintores y consiguió cierto número de ventas. A Durand-Ruel se le debe particularmente la creación de demanda de pinturas impresionistas desde fuera de Francia y la exportación a los mercados europeos y estadounidense.
En 1873 se reabrieron los debates entre estos pintores unidos por vínculos de amistad y unas ansias comunes acerca de la mejor estrategia para conseguir darse a conocer. Algunos, como Manet o el crítico de arte Théodore Duret, partidario del nuevo arte, creían que era necesario «conquistar» el Salón. Otros, apoyados por el crítico Jules-Antoine Castagnary, creían que lo mejor era presentarse ante la opinión como grupo independiente, al margen del Salón. Finalmente, en diciembre de 1873 el grupo partidario de la organización independiente forma la llamada Sociedad Anónima de pintores, escultores y grabadores, cuyos estatutos son presentados el 27 de diciembre de ese año. Entre los objetivos expuestos en estos estatutos figuraban la organización de exposiciones colectivas, sin jurado ni premios, y la publicación de una revista portavoz del grupo.
Cuatro meses después de la formación de la Sociedad, el 15 de abril de 1874, quince días antes de la inauguración del Salón oficial, se inauguró la primera de las exposiciones de grupo de los impresionistas, que estaría abierta durante un mes, hasta el 15 de mayo, en el antiguo taller del fotógrafo Nadar -quien se había trasladado a otro local- en el 35 del Boulevard des Capucines, en el IX Distrito de París. Los cuadros se dispusieron en siete u ocho habitaciones de varios pisos del citado taller. El trabajo de ubicar los cuadros y colgarlos quedó a cargo de un comité, del que formaba parte Renoir, quien, ante el abandono del resto de miembros, parece que acabó realizando la tarea prácticamente solo. No hay seguridad acerca de si Nadar cedió gratuitamente el local, como aseguró Monet, o si por el contrario los artistas debieron abonarle un alquiler de 2 020 francos, como indican otras fuentes.
La entrada costaba un franco, igual que en el Salón, y el catálogo con los títulos de las obras, redactado por Edmond Renoir, hermano del pintor, cincuenta céntimos. La exposición contó con 165 telas, obra de 30 artistas.
Como en las sucesivas exposiciones, numerosos artistas que no han sido considerados posteriormente como impresionistas participaron en la muestra, mientras que otros, tradicionalmente incluidos en el grupo, no expusieron, como el propio Edouard Manet. Aproximadamente la mitad de los artistas presentes en esta exposición no repitieron en las demás muestras organizadas por la Sociedad. Se trataba en general de pintores que no estaban estéticamente en la línea del impresionismo pero que habían participado en la exposición tras verse rechazados o poco valorados en el Salón y que vieron en la exposición de la Sociedad un medio alternativo para darse a conocer. Este fue el caso, entre otros, del paisajista Louis Latouche, el pintor de bodegones Antoine Attendu o de Léopold Robert.
Hay diversidad de opiniones entre los historiadores acerca del éxito de público de esta primera exposición. Peter H. Feist calcula que acudieron a ella unos 3 500 visitantes, lo cual lleva a afirmar que «estuvo bien frecuentada».crítica. Se calcula que aparecieron una quincena de artículos en la prensa. La exposición tuvo un eco mayor en los periódicos de izquierda y republicanos, por lo que suponía de subversión del sistema artístico institucional, aunque la prensa más conservadora también se refirió a ella, si bien en muchos casos para criticarla. Entre quienes escribieron sobre la exposición impresionista hubo tanto partidarios decididos del arte nuevo, como Philippe Burty o Ernest d'Hervilly como enemigos acérrimos, por ejemplo Louis Leroy.
También John Rewald considera que la exposición fue «muy seguida», si bien matiza que gran parte del público acudía para divertirse ante lo supuestamente estrafalario de las pinturas expuestas. Para otros historiadores del impresionismo, como Dominique Lobstein, esta primera exposición fue «poco visitada». Según este mismo estudioso, la exposición tampoco tuvo un gran eco entre laLa pintura que más comentarios suscitó, y la que dio nombre al grupo, fue Impresión, sol naciente, de Claude Monet. El concepto de impresión, relacionado con la idea de los jóvenes pintores acerca de la inocencia del ojo, es decir, de la necesidad de traducir pictóricamente la sensación inmediata de la cosa vista, la impresión que esta provoca en el ojo del pintor, servirá para bautizar a estos pintores. En principio, el marbete «impresionistas» surge, tomado del cuadro de Monet presentado en la primera exposición, con un valor despectivo. Por ejemplo, el periodista Louis Leroy dedica un artículo a la primera exposición del grupo en Le Charivari del 25 de abril de 1874, en el que dice:
También los críticos favorables a la nueva pintura empezaron a utilizar el término «impresionistas» para referirse a estos pintores, como Castagnary, quien en su crítica para el diario Le Siècle destacaba, entre todos los participantes en la exposición, los nombres de Pissarro, Monet, Sisley, Renoir, Degas y Morisot, a quienes llamaba «impresionistas» puesto que «ellos no reproducen un paisaje, sino la impresión, la sensación que les producía el paisaje». Progresivamente, el término impresionistas fue generalizándose para designar al grupo de pintores, si bien los historiadores del arte actuales tienden a considerar que no hay homogeneidad en el seno del llamado grupo impresionista. En palabras de Dominique Lobstein, «solo el cuadro de Monet, Sol naciente sobre Le Havre, rebautizado Impresión, sol naciente en 1874 para distinguirlo de otras versiones, está en el origen de un deslizamiento semántico adoptado como denominación única para personalidades con opciones estéticas diversas».
Independientemente de la resonancia que la muestra tuviera en cuanto a público o crítica, en opinión de Phoebe Pool, «la exposición había servido para un propósito: había dado cohesión al grupo y actuado como precedente para las futuras y más exitosas aventuras del mismo tipo».
Los miembros de la Sociedad de pintores que agrupaba a los impresionistas habían previsto realizar su segunda exposición durante el año 1875. Sin embargo, el escaso éxito de una venta de cuadros que, a instacias de Renoir, varios miembros del grupo habían organizado en el Hôtel Drouot -una célebre casa de subastas- hizo menguar su confianza y provocó que no fuera hasta 1876 cuando finalmente tuvo lugar la segunda exposición del grupo. Esta se abrió, bajo el nombre «Exposition de peinture», en abril de 1876, en el número 11 de la calle Le Peletier de París, en la galería de Paul Durand-Ruel, quien alquiló sus locales a la Sociedad por tres mil francos, de los cuales mil quinientos fueron abonados por adelantado y el resto a cargo del cobro de las entradas.
En esta ocasión fueron diecinueve los participantes, un número inferior al de la primera exposición, debido a que algunos artistas, en su mayoría poco cercanos a la estética impresionista, no quisieron continuar con la empresa: es el caso de De Nittis, dolido por el mal trato recibido por los críticos y que, aspirando a la Legión de Honor, prefería no seguir asociando su nombre al de los artistas rebeldes. Tampoco repitieron Astruc, Bracquemond, Boudin y otros once participantes de la anterior cita. Cézanne, que se encontraba en el sur de Francia, había decidido enviar un cuadro al Salón oficial y, a pesar de que este fue rechazado, no participó en la muestra impresionista. En el caso de Guillaumin, no se trató de una desafección al movimiento sino de condicionantes externos,pues su nuevo puesto como pintor al servicio del Ayuntamiento de París le impedía exponer por su cuenta. Por otra parte, también se produjeron incorporaciones, entre las cuales destaca, por su continuidad y su implicación con el grupo, la de Gustave Caillebotte. Édouard Manet, fiel a su idea de que era necesario que el arte nuevo entrase en el Salón, presentó a este varias telas, que fueron rechazadas por el jurado. A pesar de ello, no quiso participar en la exposición de sus amigos sino que decidió exhibir las pinturas en su propio taller. Manet colaboró con la exposición prestando el Retrato de Bazille de Renoir que poseía.
A diferencia de la primera exposición, en esta los artistas decidieron mostrar sus obras agrupadas por autor. Degas fue el pintor mejor representado, con veinticuatro telas. Monet expuso dieciocho; Morisot, diecisiete; Renoir, quince y Pissarro, doce.
Esta exposición atrajo menos visitantes que la anterior. La crítica se mostró igualmente dura con la propuesta impresionista.
La tercera exposición tuvo lugar en el número 6 de la calle Le Peletier de París en abril de 1877. Parece que fue en gran medida gracias a los esfuerzos de Gustave Caillebotte que la tercera exposición, que estaba prevista para 1878, se celebrara un año antes. La intención original de los artistas de la Sociedad era volver a exponer en la galería de Durand-Ruel, pero, según explica Caillebotte a Pissarro en una carta, esta estaba ya alquilada durante todo el año. Finalmente, consiguieron alquilar un local en la misma calle Le Peletier, donde estaba la galería de Durand-Ruel. Durante los preparativos de la exposición, tuvo lugar una reunión de los miembros de la Sociedad en la que Degas propuso, y consiguió, que se prohibiera a los socios exponer en el Salón oficial si querían exponer con el grupo. Otro motivo de polémica fue la negativa de Degas a que la muestra fuera bautizada como Exposition des Impressionnistes, pues este rechazaba totalmente el marbete «impresionistas». Sin embargo, la mayoría de los socios se decantó por ese nombre a pesar de las objeciones de Degas.
En esta exposición participaron dieciocho artistas, con 241 obras en total.
Cézanne y Guillaumin, que no habían participado en la anterior muestra, volvieron. La participación de Cézanne fue aceptada a pesar de que había violado la nueva norma impulsada por Degas que prohibía a quienes quisieran participar en las exposiciones enviar obras al Salón. Probablemente el hecho de que estas nunca hubieran sido aceptadas motivó la indulgencia de sus compañeros.Los pintores mejor representados fueron Monet, con una treintena de telas; Degas, con veinticinco piezas; Pissarro, con veintidós paisajes; Renoir, con veintiuna telas, entre las cuales estaba su Baile en el Moulin de la Galette; Sisley aportó diecisiete paisajes de los alrededores de París; Cézanne participó con doce cuadros, principalmente naturalezas muertas y paisajes con el título Études d'après nature (Estudios del natural) y tres acuarelas.
La cuarta exposición se realizó en el número 28 de la Avenida de la Ópera de París, entre el 10 de abril y el 11 de mayo de 1879. En ella participaron catorce artistas con 246 obras en catálogo. En esta ocasión volvieron a producirse discusiones en torno a la utilización de la palabra «impresionistas» para referirse al grupo, pues Degas se oponía a ello. Degas propuso una solución de compromiso y compuso un cartel anunciador en el que se hablaba de «grupo de artistas independientes realistas e impresionistas», pero finalmente se decidió optar simplemente por «grupo de artistas independientes».
Claude Monet, quien hasta entonces había tenido un papel muy activo en la organización de las exposiciones, en este ocasión se mantuvo al margen, permaneciendo en su residencia de Vétheuil. Fue sobre todo Caillebotte quien asumió las tareas de organización y quien trabajó para que Monet estuviese representado en la muestra.
Un elemento reseñable es la incorporación a la exposición de Paul Gauguin, que se incorporó a la muestra en el último momento, invitado por Pissarro y Degas, por lo que su nombre no aparece en el catálogo y, en consecuencia, no se sabe con cuántas obras contribuyó a la exposición. Gauguin inició su carrera en el ámbito del impresionismo -a partir de 1883 será alumno de Pissarro en Rouen-, con el cual romperá posteriormente, de manera manifiesta con La visión tras el sermón (1888, National Gallery of Scotland), evolucionando hacia posiciones que la crítica califica de posimpresionistas.
En cuanto a la recepción por parte de la crítica, un elemento positivo para el grupo fueron los elogios del crítico Edmond Duranty, quien anteriormente, si bien defendía la necesidad de una pintura nueva, se había mostrado siempre algo reticente respecto a la estética de los impresionistas, en particular de los paisajistas. En esta ocasión Duranty prodigó los elogios para todos los miembros del grupo, particularmente Monet, Pissarro, Degas y Cassatt.
Un dato significativo relacionado con esta exposición es que Georges Seurat, a la sazón alumno de la Escuela de Bellas Artes y que sería uno de los creadores del llamado neoimpresionismo o puntillismo, decidió abandonar la Escuela tras visitar esta exposición.
La quinta exposición impresionista tuvo lugar del 1 al 30 de abril de 1880 en el número 10 de la rue des Pyramides, en el I Distrito de París. En opinión de John Rewald, esta muestra no puede ser considerada una auténtica exposición impresionista, debido a la ausencia de Monet, Renoir, Sisley y Cézanne. Esto suponía el triunfo de Degas y su círculo en los constantes enfrentamientos en el seno del impresionismo. En minoría quedaban pintores como Pissarro, Morisot, Guillaumin y Gauguin, que no pertenecían a la facción de Degas. Siguiendo la opinión de este último, la muestra se presentó como exposición de los Pintores Independientes (Peintres Indépendants), sin utilizar el término «impresionistas» Por su parte, tanto Monet como Renoir presentaron ese año obras al Salón oficial. El primero presentó dos telas, de las cuales una fue rechazada. Los dos cuadros que Renoir presentó al jurado del Salón fueron aceptados, si bien solo uno de ellos era representativo del estilo impresionista.
La muestra reunió ciento setenta obras de trece participantes.novelista J.-K. Huysmans, quien no se mostraba muy partidario de la estética impresionista -sobre todo de su vertiente más pura: la paisajística- pero en cambio sí simpatizaba con la manera de Degas y algunos de sus discípulos, como Raffaëlli y Zandomeneghi.
La reacción de la prensa fue en esta ocasión más de indiferencia que de rechazo. Una de los artículos más importantes sobre esta exposición fue el publicado por elUna anécdota relacionada con esta exposición, y paralela a la sucedida en la cuarta con Georges Seurat, es la sucedida con el futuro pintor puntillista Paul Signac quien, con dieciséis años, y sintiendo nacer su pasión por la pintura, acudió a la exposición y empezó a copiar telas de Degas, hasta que Gauguin se le acercó y lo expulsó del local con las palabras «Aquí no se copia, señor».
La sexta de las exposiciones de grupo de los impresionistas se celebró de nuevo, como la primera, en el antiguo taller del fotógrafo Nadar, en el 35 del Boulevard des Capucines de París, del 2 de abril al 1 de mayo de 1881. En esta ocasión, fueron trece los pintores que participaron en ella con ciento setenta obras en catálogo, con la particularidad de que no se produjo ninguna nueva incorporación, es decir, todos los participantes habían estado presentes en alguna de las exposiciones anteriores. Tras las «deserciones» que se habían producido en la anterior exposición, esta vez Gustave Caillebotte tampoco participará en la muestra, por lo que el número de los que venían participando desde el principio queda muy reducido. A pesar de que es Degas quien parece haber salido vencedor de las disensiones en el seno del grupo impresionista, este apenas envía obras a la exposición, y casi todas menores. Tampoco fue numerosa la participación de otra de las veteranas, Berthe Morisot. Solo Pissarro estuvo bien representado, con veintiocho telas. En opinión de John Rewald, en esta exposición se advierten netamente dos grupos, vinculados con las dos corrientes opuestas en el grupo: el de Pissarro, Morisot, Guillaumin, Gauguin y Vignon, por un lado, y el de Degas, Cassatt, Forain, Rouart y los demás participantes, por otro.
La séptima exposición impresionista tuvo lugar, bajo el nombre «7e Exposition des Artistes Indépendants», entre el 1 de marzo y el 31 de marzo de 1882 en el número 251 de la rue Saint-Honoré, en el Salon du Panorama Reichshoffen. Tomaron parte en ella nueve pintores –el menor número de todas las exposiciones–, que aportaron, según el catálogo, doscientas tres obras.
La iniciativa de esta exposición surgió de Gustave Caillebotte, quien no había participado en la anterior, y que deseaba reunir en ella a los diferentes pintores, superando las disensiones. Una condición que algunos ponían para exponer junto con Degas era que este abandonara a su pupilo Raffaëlli, que no era visto con buenos ojos por pintores como Monet o Caillebotte. Henri Rouart, pintor del círculo de Degas, se comprometió con Caillebotte a intentar convencerlo, pero sus esfuerzos fracasaron. Ante esta situación, los pintores más identificados con la estética impresionista, que habían ido abandonando progresivamente las exposiciones, donde abundaban cada vez más los seguidores del estilo de Degas, decidieron volver a exponer juntos y excluir esta vez tanto a Degas como a sus discípulos. Es por esto que artistas como Monet y Renoir, que no habían participado en las últimas muestras de grupo, volvieron a exponer en esta.
La octava, y última, de las exposiciones colectivas de los impresionistas tuvo lugar entre el 15 de mayo y el 15 de junio de 1886 en un local sito en el número 1 de la rue Laffitte, en el IX Distrito de París. Contó con diecisiete participantes y 249 obras en catálogo.
Los primeros pasos encaminados a organizar la exposición los dieron, por un lado, Berthe Morisot y su marido, Eugène Manet, quienes consultaron a sus amigos sobre la oportunidad de una nueva muestra, y, por el otro, Camille Pissarro, quien se había puesto en contacto con Monet y con Mary Cassatt con la misma intención. Los dos puntos que crearon más disensión entre los potenciales participantes fueron la exclusión o no de Degas y sus seguidores, y la aceptación, deseada por Pissarro, de Georges Seurat y Paul Signac, jóvenes pintores que estaban desarrollando una nueva técnica pictórica que posteriormente sería conocida como puntillismo y que caracterizaría al movimiento neoimpresionista.
Las exposiciones impresionistas son consideradas un hito fundamental en la historia del arte moderno en cuanto a la relación entre artista, público y mercado. La exposición impresionista de 1874 fue la primera exposición colectiva el margen de cualquier estructura estatal -las de Courbet y Manet habían sido exclusivamente personales, mientras que el Salón de los rechazados sí contó con el apoyo personal de Napoleón III-:
La actitud de rebeldía y ruptura de los impresionistas, tanto en lo estético como en cuanto a la relación entre artsita y mercado, que se plasma en la organización de las exposiciones, los convierte en precursores de las futuras rupturas en el mundo del arte.
Escribe un comentario o lo que quieras sobre Exposición impresionista (directo, no tienes que registrarte)
Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)