Las lenguas de Europa son los idiomas hablados diariamente por las distintas comunidades establecidas de modo permanente en el continente cultural y geográfico europeo.
El estudio de estas, su desarrollo histórico, sus condicionantes sociolingüísticos y otros aspectos constituyen en sí mismo un campo de conocimiento denominado eurolingüística.
La gran mayoría de las lenguas europeas se encuentran emparentadas filogenéticamente entre sí, formando parte de la familia de lenguas indoeuropeas.
La gran mayoría de lenguas de Europa cuentan con algún estándar escrito o literario reconocido por la mayoría de sus hablantes. Esto contrasta ampliamente con la situación entre las lenguas autóctonas de África, América, Oceanía y un número importante de lenguas de Asia, que no tienen una ortografía estandarizada ni son usualmente usadas en el registro escrito.
Igualmente es común el conocimiento de un idioma estándar por parte de toda la población de un país, que es usado como modo de comunicación no solo entre los monolingües en esa lengua sino también cuando personas cuyas lenguas regionales son diferentes se comunican entre sí. El bilingüismo es mucho menos frecuente en Europa que regiones del mundo más diversas, como ciertas áreas de África.
El Consejo de Europa, organización internacional que agrupa a todos los estados europeos excepto Bielorrusia, Kazajistán y Ciudad del Vaticano, promueve la promoción de todas las lenguas europeas con especial protección de las lenguas minoritarias o regionales, a través del tratado internacional denominado Carta Europea de las Lenguas Minoritarias o Regionales. En este, los estados que lo han ratificado, definen estos idiomas que se comprometen a proteger y en qué grado.
Desde hace siglos Europa es el continente menos diverso lingüísticamente del mundo. Eso no se debe solo a su menor tamaño, sino a que desde hace milenios la mayor parte del continente ha estado ocupado por una única familia lingüística, la familia indoeuropea (aunque dentro de Europa existen algunas zonas de gran diversidad como el Cáucaso donde hay un elevado número de lenguas pertenecientes a familias no emparentadas, al menos, no estrechamente emparentadas).
El estudio de las lenguas vernáculas europeas era incipiente en el siglo XIV, cuando Dante Alighieri introdujo reflexiones importantes en De Vulgari Eloquentia. Antes de la Edad Moderna prácticamente todo el estudio gramatical se había centrado en el latín y el griego clásico. A partir del siglo XVI se produce una explosión de gramáticas sobre las lenguas europeas modernas y empiezan a ser usadas en la escritura en todos los ámbitos, aunque en el ámbito científico el latín fue predominante hasta el siglo XVIII.
En cuanto al inventario fonético, las lenguas de Europa parecen regirse por las mismas restricciones de economía y marcaje que el resto de lenguas del mundo, aunque ciertos fonemas aparecen con más frecuencia en Europa que en otros lugares. Un inventario prototípico de las lenguas de Europa (tomando como referencia los fonemas que aparecen en lenguas germánicas modernas, lenguas eslavas, lenguas romances y lenguas baltofínicas) sería similar al siguiente:
Aunque no muchas lenguas tienen exactamente ese sistema, además los símbolos anteriores más que alófonos representan clases de sonidos así por ejemplo /ʃ/ en la tabla anterior se refiere a los sonidos [ʃ, sʲ] o /r/ se refiere no necesariamente a la vibrante múltiple sino a algún tipo de sonido rótico ɾ, r, ʀ]. Ninguno de los fonemas de la tabla anterior es "exótico" en el sentido de que no aparezca ampliamente testimoniados en el resto de lenguas del mundo.
Al igual que en el resto de lenguas del mundo las aproximantes por defecto suelen ser sonoras. Una característica europea es que además de las fricativas sonoras las fricativas sordas son también muy frecuentes. Algunos fonemas de la tabla son algo más frecuentes en Europa que en otras regiones, por ejemplo las vocales anteriores redondeadas /y, ø, œ/, estos sonidos se dan en lenguas germánicas, lenguas romances (galorromance, galoitaliano, occitano), lenguas urálicas y lenguas altaicas. Recíprocamente, /ʔ/ es más frecuente en otras regiones del mundo que en Europa. Las retroflejas se reducen exclusivamente a sibilantes como /ʂ, ʐ, ɕ, ʑ/ y sus correspondientes africadas que se encuentran en algunas lenguas eslavas (ruso, polaco). En lenguas eslavas, baltofínico y gaélico aparecen sonidos palatalizados en oposición fonológica con sus versiones no palatalizadas. Comparando la frecuencia relativa de algunos fonemas fuera y dentro de Europa se puede construir la siguiente tabla:
En Europa apenas existen lenguas tonales a diferencia de lo que sucede en África, Asia, América y Oceanía. El sueco es una lengua tonal, pero el número de pares mínimos es reducido.
Los contactos lingüísticos han sido importantes, y varios de las subfamilias han evolucionado de manera convergente (por ejemplo muchos de los rasgos de las lenguas románicas actuales y de las lenguas germánicas actuales, no estaban presente ni en latín ni en protogermánico, con lo cual en ciertos aspectos estas lenguas se han aproximado debido a fenómenos de contacto lingüístico y préstamo lingüístico). Esto ha llevado a algunos tipólogos a hablar del "estándar europeo promedio" (EEP) o del "área lingüística lingüística europea". Las lenguas más cercanas a este "estándar europeo" son naturalmente las lenguas románicas y las lenguas germánicas occidentales.
De acuerdo con M. Haspelmath (2001), el EEP incluye una serie de características que forman un Sprachbund caracterizado por los siguientes rasgos, a veces llamados "euroversales" en analogía con los universales lingüísticos:
El orden básico del sujeto, el objeto y el verbo predominante en las lenguas indoeuropeas de Europa es SVO (aunque también se testimonia el orden VSO en celta, y el SOV en germánico y eslavo, pero incluso en esas lenguas es el orden más frecuente). Es interesante notar que el latín, el protogermánico y el protoeslavo parecen haber sido lenguas SOV. En las lenguas baltofínicas (urálico) el orden tienden SOV igual que las lenguas altaicas. El húngaro originalmente SOV ha evolucionado a un orden SVO o más exactamente un orden basado en requerimientos pragmáticos.
En cuanto a la tipología morfológica las lenguas europeas tienden a ser flexivas (aunque en algunos casos como el inglés la flexión es muy reducida y presenta ya muchas construcciones analíticas, análogas a las de las lenguas aislantes). Las lenguas indoeuropeas tanto de Europa como de Asia, son lenguas fusionantes y preposicionales, mientras que las lenguas urálicas y altaicas son de tipo más bien aglutinante y postposicionales. También el euskera es aglutinante y postposicional.
Las lenguas europeas autóctonas todavía habladas en la actualidad pertenecen a ocho familias lingüísticas diferentes (siendo una de ellas, el euskera, una lengua aislada). Las dos principales familias son las lenguas indoeuropeas y las lenguas urálicas, seguidas de las tres familias de lenguas caucásicas y a mucha más distancia el resto.
Conviene señalar que en la Europa prerromana se conjetura que había otras lenguas no-indoeuropeas, poco documentadas y cuya clasificación es dudosa o difícil debido a la escasez de datos. La siguiente tabla muestra las principales familias de lenguas.
La gran mayoría de las lenguas habladas en Europa forman parte de la familia de lenguas indoeuropeas, que es a su vez la familia lingüística más hablada del mundo. Las nueve ramas vivas del indoeuropeo cuentan todas con hablantes autóctonos en el continente:
Esta familia (principalmente húngaro, finés y estonio) cuenta con aproximadamente 19 millones de hablantes, la gran mayoría de los cuales se encuentran en el continente europeo.
Varios idiomas de esta familia se hablan también en Europa, principalmente el turco
Lo que significa que no se ha encontrado parentesco con ninguna familia lingüística:
En la siguiente tabla se detallan las lenguas y los lugares en los que se hablan. Con el teclado del encabezamiento se puede modificar el orden de las mismas, organizándolo por familias o por número de hablantes nativos. Se detallan los estados europeos, aunque no en todos los casos se logra determinar el número de hablantes en Europa. Cuando la referencia indicaba un abanico amplio de hablantes se ha tomado una cifra intermedia para poder establecer las comparaciones pertinentes. Se consideran los idiomas diferentes (con excepción del serbocroata que se diferencian los glotónimos jurídicos), no los dialectos, aunque en algunos casos tengan una raíz común y por tanto mantengan el nombre común (como por ejemplo el sórabo y el alemán que se diferencian en altos y bajos).
No se consideran los idiomas de territorios que están fuera del continente europeo que tienen administración de los distintos estados europeos. Entre estos se encuentra el groenlandés (de la familia de las Lenguas esquimo-aleutianas) hablado en Groenlandia y que pertenece al Reino de Dinamarca, ya que geográficamente es del continente americano.
La lengua materna puede referirse a varias situaciones y por tanto cada individuo puede tener varias, como ocurre fundamentalmente con las lenguas minorizadas (hoy minoritarias o no, pero que la cultura dominante y los poderes de lo estados han dificultado su transmisión ). Por tanto, el concepto de lengua materna como describió Louise Dabène profesora de la Universidad Stendhal de Grenoble, hace referencia a:
En 32 Estados europeos se realiza una declaración lingüística en sus constituciones. En ninguno de los casos se define que es oficial, estatal, nacional o de la república, que serían términos equiparables:
Considerando que, de forma indirecta, la Constitución belga las establece, hay 16 Estados europeos en que en sus constituciones no hacen referencia a su lengua; estos son Alemania, Bosnia-Herzegovina, Dinamarca, Grecia, Hungría, Italia, Luxemburgo, Islandia, Noruega, Ciudad del Vaticano, San Marino, República checa, Países Bajos y Reino Unido. Aunque alguno de ellos sí se incluyen disposiciones de relevancia respecto de las lenguas y, en la mayoría, de facto, resulta oficial en todo el territorio de varios de ellos: Alemania (alemán), Dinamarca (danés), Grecia (griego), Hungría (húngaro), Italia (italiano), Islandia (islandés), Ciudad del Vaticano (italiano), San Marino (italiano), República checa (checo), Países Bajos (neerlandés), Reino Unido, (inglés) y Suecia (sueco).
En la gran mayoría de países tienen por ley la enseñanza de por lo menos el inglés, mientras hay otros que admiten en la enseñanza obligatoria dos o incluso tres idiomas. Debido a ello, en Europa hay en idiomas con una gran diferencia en cuanto al número nativo y el número total de personas que se pueden comunicar en cierto idioma.
La siguiente tabla es una lista de los idiomas más hablado en el continente.
Conocimiento del inglés
Conocimiento del alemán
Conocimiento del francés
Conocimiento del español
Conocimiento del italiano
Conocimiento del ruso
Conocimiento del polaco
Conocimiento del rumano
Los primeros escritos en muchas lenguas europeas aparecieron entre la segunda mitad del siglo XV y la primera mitad del siglo XVI:
Además de las lenguas modernas de Europa, existe documentación abundante y noticias sobre otras lenguas extintas tanto durante la antigüedad como durante la edad media y la edad moderna, que desaparecieron y pasaron a ser lenguas muertas.
Una lista de lenguas conocidas que desaparecieron durante la antigüedad. Un buen número de estas lenguas son lenguas habladas en el Imperio Romano. Además existen algunas lenguas preindoeuropeas en el Mediterráneo oriental que no llegaron a ser usadas en los territorios del imperio Romano. Un cierto número de estas lenguas son lenguas no clasificadas, que debido a lo escaso de los testimonios sobre ellas no pueden ser adscritas con confianza ninguna de las familias de lenguas conocidas.
Las lenguas documentadas en Europa durante la Edad Media, pertenecen a los mismos grupos lingüísticos que las lenguas modernas, por lo que usaremos esa clasificación:
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