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Jean-Bertrand Aristide



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Jean-Bertrand Aristide cumple los años el 15 de julio.


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Jean-Bertrand Aristide nació el día 15 de julio de 1953.


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Jean-Bertrand Aristide (Port Salut, Haití, 15 de julio de 1953) es un político y sacerdote salesiano haitiano, portavoz de la teología de la liberación. Fue presidente constitucional de Haití en 1991, entre 1993 y 1996, y entre 2001 y 2004, siendo el primero en ser elegido democráticamente en la Historia de Haití.

Aristide nació en Port-Salut. Asistió a una escuela salesiana en Puerto Príncipe y al Colegio de Notre Dame, de donde se graduó en 1974. Posteriormente hizo un curso de noviciado en La Vega (República Dominicana), antes de retornar a Haití para estudiar Filosofía en el Gran Seminario de Notre Dame y Psicología en la Universidad Nacional de Haití. Una vez concluidos sus estudios en 1979, viajó al extranjero y estudió en Italia, para después trasladarse a Canadá e Israel. Aristide volvió a Haití en 1983 para ser ordenado sacerdote salesiano. Domina varios idiomas además de sus lenguas maternas, el francés y criollo haitiano, como el español, el inglés y el italiano.

Aristide fue ordenado sacerdote de una pequeña parroquia en Puerto Príncipe, en el barrio de La Saline (uno de los más grandes poblados chabolistas de la ciudad), donde se hizo conocer con el apodo creole de "Titide" o "Titid" (pequeño Aristide). Aristide se convirtió en una figura líder del ala más militante de la Iglesia Católica en Haití, dando sermones en radios católicas nacionales. En una entrevista en enero de 1988, Aristide dijo:

En 1988 Aristide fue expulsado de la orden salesiana. Los salesianos indicaron que las actividades políticas del cura «incitaban al odio y la violencia» y no correspondían a su rol de clérigo. Su nueva condición de laico aumentó su activismo político. Antes se había opuesto al dictador Jean-Claude Duvalier (o Bébé Doc) y después de su derrocamiento se opuso a los gobiernos militares posteriores, que habían establecido una suerte de "neoduvalierismo". Aristide sufrió varios intentos de asesinatos por escuadrones de la muerte patrocinados por el régimen imperante ― liderado en 1988 por el militar Henri Namphy. Aristide logró sobrevivir a todos los atentados contra su vida e incluso uno de ellos le valió el derrocamiento al propio dictador Namphy.

A pesar de que se oponía al fraudulento sistema electoral haitiano, decidió lanzarse como candidato presidencial después de que varias organizaciones internacionales patrocinaron los comicios y ofrecieron garantías para poner fin a la dictadura establecida ininterrumpidamente desde la misma independencia del país en 1804. Aristide logró ganar contundentemente con más del 60% de los votos en los comicios de 1990.

Su presidencia comenzó con sobresaltos. El 7 de enero de 1991 (un mes antes de la investidura), Roger Lafontant, exministro de Defensa del dictador Duvalier, intentó encabezar un golpe militar que fue sofocado. Cuando Aristide asumió sus nuevas funciones la región de América Latina y el Caribe estaba convulsionada. Los EE. UU. habían invadido Granada en 1983 y acababan de vencer a los sandinistas en Nicaragua.

El nuevo presidente asumió el cargo el 7 de febrero de 1991. Fue el primer presidente elegido democráticamente en la historia del país. No logró acallar el malestar en el Ejército y el 30 de septiembre de 1991 ― siete meses después de acceder al poder ― fue derrocado por un grupo de militares encabezados por el general Raoul Cédras y sostenidos económicamente por EE. UU.. Aristide se exilió entonces en Venezuela bajo el gobierno de Carlos Andrés Pérez y luego en Washington DC.[1]

El general Raoul Cédras estableció una férrea dictadura militar que dejó 4.000 muertos. La comunidad internacional realizó un boicot contra su régimen. Considerando que el comunismo acababa de caer y había terminado la Guerra Fría, el gobierno de Estados Unidos vio innecesario seguir apoyando regímenes por su anticomunismo. Por lo tanto, tras intensas gestiones internacionales, Aristide volvió a Haití en octubre de 1994 ― tres años después del golpe de Estado ― acompañado de una tropa multinacional encabezada por EE. UU., retomó el poder y culminó su mandato presidencial.[1]

En Washington, donde se vinculó estrechamente con el Partido Demócrata (y particularmente con el Congresionnal Black Caucus), Aristide descubrió y aprendió los manejos y componendas del establishment estadounidense. Considerado aún como el presidente en ejercicio, Aristide, que administraba los fondos bloqueados de su gobierno, hizo imponer en su país un embargo devastador para los más pobres. Por su parte, los demócratas estadounidenses, al instalarlo nuevamente en el poder, recogerían los grandes beneficios de las futuras privatizaciones, fundamentalmente en el sector de las telecomunicaciones.

Un año más tarde, Aristide disolvió el Ejército y formó un cuerpo de policía, que contaba con 5.000 miembros. Además, aplicó las medidas neoliberales exigidas por las instituciones financieras internacionales. Es a Aristide a quien la isla debe la primera transmisión de mando realizada pacíficamente entre dos responsables elegidos de manera democrática: en diciembre de 1995, René Préval ― amigo y colaborador de Aristide ― ganó las elecciones y le sucedió en la presidencia. La oposición, que se encontraba en situación de inferioridad, decidió boicotear las elecciones presidenciales de noviembre del año 2000 para restarles legitimidad. Sin embargo, los observadores internacionales estimaron que, globalmente, la votación se desarrolló con normalidad y sin irregularidades. La comunidad internacional suspendió la mayor parte de su ayuda y préstamos, con lo que hundió al país en la indigencia y el caos.[2]

La Unesco entregó a Aristide el Premio 1996 de la Educación en pro de los derechos humanos.

En su tercera presidencia de 2001 a 2004 (su segunda presidencia desde el punto de vista constitucional), Aristide continuó su giro hacia la izquierda. Restableció las relaciones diplomáticas con el gobierno comunista de Cuba y se acercó a la Venezuela de Hugo Chávez[cita requerida]. Esto aumentó la antipatía de la embajada de Estados Unidos en Haití y de Otto Reich (secretario para Asuntos Latinoamericanos de Haití)[cita requerida].

Desprovistos de peso real, los partidos políticos, reunidos en el seno de la Convergencia Democrática, se unieron al Grupo de los 184, dirigido por André Apaid, el mayor empleador industrial de Haití, que reunía asociaciones de todo tipo de la "sociedad civil". Apaid explota a más de 4.000 trabajadores, a quienes paga 68 centavos de dólar por día, cuando el salario mínimo legal es de 1,50 dólares. Apaid se había opuesto a un aumento de ese salario mínimo, deseado por Aristide.

La Organización de Estados Americanos (OEA) había enviado 23 misiones a Haití para mediar en la crisis y lograr la aplicación de la Resolución 822 que establecía, entre otras medidas, la formación de un consejo electoral, en el que estarían representadas todas las fuerzas políticas y que debería preparar elecciones libres y democráticas. La oposición rechazó dialogar con Aristide, asegurando que no se daban las circunstancias de «transparencia y libertad» que podrían hacer posible las elecciones.

En noviembre de 2003 la Conferencia Episcopal haitiana también propuso un acuerdo que buscaba terminar la crisis política que padecía el país desde hacía tres años. El compromiso propuesto por la Iglesia Católica establecía la creación de un consejo de nueve miembros, representativos de los distintos sectores de la sociedad y de la oposición, para trabajar junto al jefe de Estado. La propuesta fue aceptada por el presidente Aristide y rechazada por la oposición, que insistía en que el camino del diálogo estaba agotado. «Aristide no ha dado pruebas de que quiere negociar y la negociación no corresponde a lo que la población espera», declaró el líder opositor Gerard Pierre-Charles.

Para la misma fecha (noviembre de 2003), militantes de la oposición ocuparon brevemente la sede de la OEA en Puerto Príncipe y pidieron el fin de las misiones de la OEA en Haití y su salida del país.[3][1]​ Por este levantamiento, a finales de noviembre de 2003 fue encarcelado el empresario André Andy Apaid Junior.

Apaid se convirtió en uno de los principales portavoces de una coalición de opositores conocida como el "Grupo de los 184" o Convergencia Democrática.[1][4]​ El grupo no tenía un líder claro. Esta coalición protagonizó un boicot al Congreso y se negó a participar en ninguna iniciativa gubernamental. Comenzaron así a presionar muy duramente para la dismisión de Aristide.[4]​ Se negaron a participar en el proceso electoral que debía tener lugar a fines de 2004 a menos de que Aristide dimitiera.

El 2 de enero de 2004, la Convergencia Democrática presentó a la sociedad haitiana y a la comunidad internacional un plan para la formación de un Gobierno de transición que evitara el proceso electoral (en el que no tenían ninguna posibilidad de ganar), y conminaron a que Aristide abandonase el poder en el más breve plazo. En una conferencia de prensa celebrada en el Hotel El Rancho, con la presencia de periodistas de diversos países, el industrial André Andy Apaid Junior, líder de la oposición, manifestó que el plan consistía en destituir a Aristide y escoger a uno de los nueve jueces de la Suprema Corte de Justicia para que presidiera el Gobierno. Ese nuevo presidente escogería un primer ministro bajo consulta con la sociedad civil, pero sin elecciones democráticas abiertas.[5]

En ese tiempo ya habían surgido dos grupos armados opositores:

Los grupos armados tomaron importantes ciudades del país: Gonaïves (5 de febrero de 2004) y Cap-Haïtien (11 de febrero de 2004), a pesar de la represión por parte de la Policía Nacional. En Estados Unidos, tanto el subsecretario de Estado para América Latina, el conservador Roger Noriega, como la CIA no estaban dispuestos a perder el control de la situación ni a dejar que tomaran el poder en Puerto Príncipe hombres no elegidos por ellos. A fines de marzo de 2004, en Santo Domingo se publican los resultados preliminares de una comisión investigadora sobre Haití dirigida por el exfiscal general de Estados Unidos, Ramsey Clark. Allí se revela que "los gobiernos de Estados Unidos y de República Dominicana habrían participado en el suministro de armas y en el entrenamiento en ese país de los ‘rebeldes' haitianos". La comisión comprobó que 200 soldados de las fuerzas especiales estadounidenses habían sido enviados a República Dominicana para participar en ejercicios militares en febrero de 2003. Esos ejercicios, que contaron con la autorización del entonces presidente Hipólito Mejía, se realizaron "cerca de la frontera, precisamente en una zona desde la cual los ex militares haitianos lanzaban regularmente ataques contra las instalaciones del Estado haitiano".

El avance de esas bandas armadas permitió al embajador estadounidense, James Foley, forzar la partida del presidente Aristide el 29 de febrero de 2004, ayudado en esa tarea y en la instauración de una fuerza de paz por el gobierno francés. París buscaba una reconciliación con Estados Unidos luego de la crisis iraquí y no estaba dispuesto a dejar que Washington actuara solo en Haití, lo que implicaba el riesgo de verse excluido de una isla a la que la unen lazos históricos. Por otra parte, al reclamarle reparaciones por más de 21.000 millones de dólares Aristide había irritado mucho a Francia (suma que Haití pagó a Francia, como precio de su independencia (en aquella época, 90 millones de francos-oro).

El 29 de febrero de 2004 Aristide fue derrocado. Fue reemplazado por Boniface Alexandre. Este solicitó a Naciones Unidas su intervención con el envío de una FMP (Fuerza Multinacional Provisional) integrada principalmente por efectivos de Estados Unidos, Francia, Canadá y Chile. A partir de junio de ese año fue establecida la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) compuesta por naciones de todas las regiones del globo y con una importante participación de países latinoamericanos como Argentina y Brasil.

Sobre la salida de Aristide existe una gran controversia, ya que los partidos opositores ―que en la última elección habían sumado 8,31% de los votos― afirmaban que él había renunciado a su cargo debido a las manifestaciones en contra del gobierno, que obligaron a su renuncia. La oposición acusaba a Aristide de no haber tenido «disposición para dialogar». A ello agregaban su presunta responsabilidad en financiar grupos armados en las barriadas populares (chiméres) y en utilizar a la Policía Nacional de Haití para reprimir la toma de ciudades realizada por la oposición.

Luego del golpe de Estado, Aristide fue acogido en la República Centroafricana. El 31 de mayo se estableció en Sudáfrica.

El 31 de enero de 2011 ―siete años después del golpe― el gobierno haitiano abrió la puerta para el posible regreso de Aristide a Haití. El 18 de marzo de 2011 Aristide regresó a Haití.

La ONG Human Rights Watch ―una organización no gubernamental relacionada con el Departamento de Estado de los Estados Unidos― acusó a la policía haitiana y a los partidarios políticos del presidente Aristide de haber realizado ataques contra los mítines de la oposición. También dijeron que la aparición de grupos de mercenarios que intentaban derrocar a Aristide demostraba «el fracaso de las instituciones y de los procedimientos democráticos del país».[6]​ Sin embargo, un estudio detallado sobre los mercenarios paramilitares ha encontrado que estos grupos recibieron el apoyo vital de un puñado de empresarios haitianos, del Gobierno de la República Dominicana y de la inteligencia estadounidense. La policía haitiana, carente de personal, tuvo dificultades para defenderse de los ataques transfronterizos dirigidos por los mercenarios paramilitares exmiembros del ejército haitiano.[7]

Human Rights Watch difundió un video de un discurso de Aristide del 27 de agosto de 1991, que tuvo lugar justo después de que oficiales del ejército haitiano y mercenarios de los escuadrones de la muerte trataron de asesinarlo, donde dice:

Human Rights afirmó que Aristide estaba insinuando que sus seguidores practicaran el «collar haitiano» a los activistas de la oposición: colocar un neumático empapado en gasolina alrededor del cuello de una persona y quemarla viva, lo que produciría un olor agradable a Aristide. [89]

Sin embargo la cita completa presentaba otro contexto, les hablaba a los haitianos que ahora querían utilizar la Constitución nacional para empoderarse contra los terroristas paramilitares:

A pesar de estas acusaciones de Human Rights Watch sobre abusos de Aristide contra los derechos humanos, la Misión Civil Internacional de la OEA y de la ONU en Haití ―conocida por la sigla francesa MICIVIH―, encontró que la situación de los derechos humanos en Haití mejoró notablemente tras el regreso de Aristide al poder en 1994.[10]​ La ONG Amnistía Internacional informó de que, tras la partida de Aristide en 2004, Haití «empezó a descender a una grave crisis humanitaria y de derechos humanos».[11]​ Los corresponsales de la BBC han afirmado que Aristide es visto como un defensor de los pobres, y sigue siendo popular para las mayorías en Haití.[12]​ Para el año 2012, Aristide tenía el apoyo más grande que cualquier otra figura política en el país, y se considera que es el único líder político popular y democráticamente elegido que Haití haya tenido alguna vez.[13]




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