Lupión es una villa de España. Su población, según datos del INE en 2016, es de 883 habitantes.
La villa de Lupión se encuentra situada en el centro de la provincia de Jaén.
Es un pequeño municipio de la comarca de La Loma, de la cual ocupa el extremo noroeste.
Es el último pueblo de la Loma de Úbeda y está en una zona de entre ríos, concretamente, el Guadalquivir y su afluente el Guadalimar. Está limitada por los términos de Baeza, Ibros, Linares, Torreblascopedro y Begíjar. Su término municipal desciende de este a oeste hasta el río Guadalimar, en la cuenca del Guadalquivir, en la parte más septentrional de la Cordillera Bética donde se ubica el segundo núcleo urbano de importancia del municipio, que es el poblado de Guadalimar. El olivar, que se constituye casi en monocultivo, junto con la industria almazarera, son las principales fuentes de ingresos de la localidad, complementados con los procedentes del cultivo del algodón que se explota en la vega del Guadalquivir.
Hasta esta zona llegaron muchas de las civilizaciones que poblaron Andalucía. Se asentaron aquí primeramente porque era el final del camino y una zona estratégica en su situación para continuar a pie hacia la meseta y al resto de la península por ser el único paso natural posible para acceder, al paso de Despeñaperros. Además de todo esto se dieron cuenta de que esta zona era rica en plata, lo que supuso un activo e intenso comercio enviando a Roma aceites, cereales, lanas, plata, cobre y plomo.
Lupión y su entorno, por sus afables condiciones naturales, seguro que siempre estuvo habitado incluso en el paleolítico. Lupión era un paraje de abundante agua, pastos y numerosos lobos, de donde le viene su primitivo nombre romano de "Luparia".
En el apogeo de la romana Cástulo se cita a Lupión por primera vez como "zona residencial y de expansión de aquellos habitantes".
Del paso de los visigodos, se ha escrito que "cayeron sobre todo lo que olía a Roma". Cástulo fue destruido por completo, saqueándolo y destruyéndolo todo.
Comienza ya la invasión árabe que convirtieron a Baeza en principal núcleo urbano. Todo ello en detrimento de Cástulo que no quisieron aprovechar su infraestructura por el deterioro que le causaron los visigodos y porque no les interesaba estratégicamente.
Definida ya la unidad territorial de Baeza, Lupión era por tanto parte de ella junto con la mayoría de los pueblos de alrededor, todos bajo su jurisdicción.
Así transcurrió el tiempo hasta que en el 14 de agosto de 1795, el rey Carlos IV, "eximió, sacó y libró al citado lugar de Lupión de la tutela que sobre él tenía la mencionada Ciudad de Baeza, haciéndola villa de por sí y sobre sí".
La tranquilidad de Lupión con su villazgo y rico término duró hasta 1.813, fecha en que el lugar de Torreblascopedro le solicitó a Lupión su independencia, dilatándose el requerimiento hasta 1.871, fecha en que se deslindó del municipio de Lupión.
Como consecuencia del denominado "Plan de Obras, Colonización, Industrialización y Electrificación de la provincia de Jaén", aprobado mediante la Ley de 17 de julio de 1953, surge Guadalimar, pedanía construida por los Ministerios de Obras Públicas y Agricultura entre los años 1.954 y 1.958, en el término municipal de Lupión. Fue inaugurada personalmente por el General Franco en 1.961 llamándose en sus principios Guadalimar del Caudillo y desde entonces forma parte de este municipio, habiendo sido repoblada por medio millar de habitantes pertenecientes a familias de Lupión, Begíjar, Baeza, Ibros, Bélmez de la Moraleda, Pontones y otros pueblos vecinos.
El torreón de Lupión perteneció a un antiguo castillo medieval que puede datarse en el siglo XIII, hecho a base de mampostería en hiladas regulares, con paramentos de sillarejo. Su planta alcanza la forma cuadrada en la parte interna, la más antigua, lindera con el patio de armas, mientras que la exterior, que da a la calle, es redonda, tal vez porque se reformó posteriormente para evitar los efectos destructivos de la artillería. Internamente sus dos plantas se cubren con bóvedas de ladrillo de media naranja. La terraza conserva la estructura almenada con canes, así como las ménsulas de un desaparecido matacán defensivo.
Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1985.
El origen de esta iglesia se vincula a una leyenda medieval: la aparición de la Virgen de Lorite en un caserío expresando su deseo de que allí se le honrase con un templo. La construcción del edificio se inició en el siglo XIV, pero sucesivas reformas han desnaturalizado su inicial goticismo, que aún se puede apreciar en la zona del presbiterio. Sus pequeñas dimensiones refuerzan la originaria tipología medieval.
Su planta presenta tres naves con mayor anchura la central, aunque también el lateral izquierdo es mayor que el derecho. Los pilares que separan las naves tienen diferentes plantas y los arcos que comunican la nave central con las laterales son de medio punto, salvo en la zona gótica del presbiterio en donde, naturalmente, son apuntados. Una bóveda de medio cañón cubre los tres tramos de la nave central, que está recorrida por una cornisa y definida por falsos arcos fajones que descansan en estribos. El presbiterio, construido en el siglo XIV, es de sillería y sillarejo, aunque parcialmente encalado, y se cubre con bóveda de terceletes con diagonales y ligadura. El acceso de la nave al presbiterio se enfatiza con un gran arco toral apuntado con baquetones y capiteles góticos ornamentados con nardos. Como contraste por su contemporaneidad está la sacristía, que se sitúa al principio del lateral izquierdo, equilibrada, en la parte opuesta, por una capilla. A los pies se levanta el coro sobre columnas salomónicas, antepecho con balaustres también de madera y tres arcos carpaneles.
Su exterior es bastante simple. Los muros son de mampostería encalada y, en el lado norte, presenta una puerta de acceso con un arco de medio punto de sillería con dovelas radiales sobre jambas, aunque sin mayor significación artística; en la parte superior se insinúan una hornacina y círculos.
En la Plaza del Ayuntamiento se conserva una fuente decimonónica de cierta prestancia a pesar de su severidad. Compuesta de sillería tanto regular como irregular, presenta un frontis que corona una cornisa en hastial de cruz y lados curvos. Dos caños sobre piletas troncocónicas invertidas dan agua y se decora con una cerámica con iconografía religiosa.
Se trata de una densa arboleda ubicada junto al Guadalimar, donde podremos observar la vegetación típica ribereña que se desarrolla a ambos márgenes del río.
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