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Mobiliario



Mobiliario es el conjunto de muebles; son objetos que sirven para facilitar los usos y actividades habituales en casas, oficinas y otro tipo de locales.[1]​ Normalmente el término alude a los objetos que facilitan las actividades humanas comunes, tales como dormir, comer, cocinar, descansar, etc., mediante mesas, sillas, camas, estanterías, muebles de cocina, etc. El término excluye utensilios y máquinas tales como PCs, teléfonos, electrodomésticos, etc.

Existen varios tipos de mobiliario, como los muebles que poseen una superficie horizontal separada del suelo, como sillas y camas, mesas, o bien, muebles para el almacenaje o archivado de libros, revistas, ropa, etc. El mobiliario urbano o equipamiento urbano es el conjunto de bancos, marquesinas, papeleras, etc. instalado por los ayuntamientos para uso del vecindario.

El mobiliario puede ser el producto del diseño o considerado una forma de arte decorativa. Además del fin funcional del mobiliario, puede servir a un propósito simbólico o religioso. El mobiliario doméstico crea, en conjunción con otros objetos como lámparas o relojes, espacios interiores convenientes, confortables y funcionales.

El mobiliario puede ser artesanal o industrial, y por su gran carga ornamental ha sido considerado objeto artístico en la historia del arte decorativo, sobre todo el de la época preindustrial.

En la actualidad ha cobrado gran relevancia, por su importancia para la venta en régimen de autoservicio, el mobiliario comercial y las estanterías para la exposición de productos en las tiendas. Pueden ser elementos muy sencillos, dentro de estándares determinados, o diseños muy específicos y sofisticados, en función del tipo de producto a presentar sobre ellos.

Los materiales empleados en su elaboración suelen ser:

La historia del mobiliario se inicia con el cambio de costumbres del ser humano, al transformarse de nómada cazador en agricultor sedentario. Evidencias de mobiliario de la antigüedad, que han perdurado, se encuentran en pinturas murales y bajorrelieves del Antiguo Egipto del tercer milenio adC. Mobiliario recuperado del Antiguo Egipto es una cama descubierta en una tumba de Tarjan, un conjunto de objetos mobiliarios en la tumba de la reina Hetepheres, de ca. 2600 a. C., o una banqueta de ca. 1550 a. C., en Tebas. La tumba de Tutankamon, ca. 1325 a. C., contenía multitud de enseres entre los que se encontraban algunos muebles aceptablemente conservados. La alfombra más antigua que ha perdurado, la alfombra de Pazyryk, fue encontrada, congelada, en una tumba de Siberia y ha sido datada entre los siglos VI y III a. C.

Los objetos de la época clásica han sido hallados en los túmulos de Frigia y los montículos de Midas en Gordión, Turquía, pertenecen al siglo VIII a. C. Entre las piezas encontradas se hallan mesas y armarios de servicio. El diseño de mobiliario de la antigua Grecia comenzó en el segundo milenio adC, incluyendo camas y las sillas klismós, que han sido preservadas no solo como muebles sino también en dibujos de jarrones griegos.

Los romanos poseyeron muebles realizados, preciosos en gran abundancia. En las excavaciones de 1738 y 1748 de Herculano y Pompeya, se encontraron algunos objetos del mobiliario romano preservado entre las cenizas de la erupción del Vesubio: lechos de madera roja, con incrustaciones en plata de sencilla construcción y gran ligereza, diferentes asientos como el bisellium para dos personas y la sella para una sola. Estos asientos eran muchas veces de bronce y carecían de respaldo lo cual los hacía incómodos. En la vida ordinaria se servían de sillas de madera ligeras y cómodas, delante de las cuales se colocaba el scabellum o taburete. Había gran variedad de mesas, de trípodes que solían emplearse como braseros y, sobre todo, una inmensa cantidad de candelabros y lámparas además de cofres de madera con adornos de metal, bancos, carros, etc. Con el triunfo del cristianismo y la invasión de los bárbaros, se expatriaron los artistas de Roma y recobró gran importancia el mobiliario antiguo, especialmente en el imperio de Oriente, o sea, entre los bizantinos.[2]

Durante la Edad Media las artes, la industria y el comercio adquirieron un esplendor no conocido hasta entonces y al lado de los artistas que seguían las tradiciones de los monasterios surgieron otros en correspondencia con los arquitectos laicos. De entonces, datan las magníficas obras de carpintería y de escultura en madera: cofres, armarios, arcas, bancos decorados con pinturas o bajorrelieves, todo ello muy portátil y a propósito para ser transportable en carros o sobre mulas cuando el dueño cambiaba de residencia. Las camas y bancos estaban adornados con almohadones. Eran muy notables los sitiales de coro y las sillas capitulares. Ya en el siglo XIV el mobiliario se distingue por su lujo y vemos cofres adornados con herrajes o forrados de guadameciles, sillas de cobre o de madera, maletas, cestos, baúles, grandes armarios y amplios lechos, aparadores, etc.[2]

Junto con las otras artes, el Renacimiento italiano de los siglos XIV y XV marcó un resurgimiento del arte clásico, inspirado en la tradición Greco-Romana. Una eclosión similar de arte y de renacimiento cultural, ocurrió en el norte de Europa, a comienzos del siglo XV.

El siglo XVII, en el norte y sur de Europa, estuvo caracterizado por la opulencia, y los diseños dorados del Barroco, que incorporaban a menudo una gran cantidad de ornamento vegetal. En el siglo XVIII, el diseño de mobiliario comenzó a desarrollarse y perfeccionarse más rápidamente. Aunque hubo algunos estilos que pertenecieron fundamentalmente a una nación, como el Paladismo en Gran Bretaña, otros como el Rococó y el Neoclasicismo se perpetuaron en toda Europa Occidental.

El siglo XIX es usualmente definido por la mezcla de estilos antiguos, como el Gótico, Neoclasicismo y Rococó. La reforma del diseño de fin de siglo, introdujo el movimiento Estético y el movimiento Arts and Crafts. El Art Nouveau, surgido a principios del siglo XX, fue influido por ambos movimientos, y a su vez con este comenzaría el Movimiento Moderno en el diseño de mobiliario y las artes aplicadas.

En los primeros tres cuartos del siglo XX los diseñadores trabajaron estilos como la Secesión de Viena, el Wiener Werkstätte, De Stijl, Bauhaus y el Art Decó.

Tras la I Guerra Mundial, se produjo un gran desarrollo del sector tecnológico que permitió experimentar con los materiales. Durante los años 30, la influencia del trabajo de los arquitectos europeos en el diseño de mobiliario español permitió que se desarrollarán importantes colaboraciones entre arquitectos y empresas de mobiliario españolas impulsando el diseño moderno en el país.[3]

El diseño posmoderno, cruzado por el movimiento Pop Art, ganó impulso en las décadas de los sesenta y los setenta, promocionado en los ochenta por movimientos italianos basados en el Grupo Memphis o el Radical Design. El mobiliario transicional ha intentado llenar el espacio entre gusto tradicional y el moderno. Iniciativas como WoodTouch,[4]​ han propuesto aportar nuevas funcionalidades al mobiliario, además de ser un elemento decorativo y de soporte.



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