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Muerte en el Nilo (película de 1978)



Muerte en el Nilo (Death on the Nile) es una película británica de 1978 dirigida por John Guillermin, con Peter Ustinov en el papel principal, acompañado de un reparto estelar.

La película está rodada en Egipto, y en su mayor parte a bordo de un barco de vapor en el río Nilo. Muchos de los lugares de interés cultural de Egipto también se muestran en la película, como las grandes pirámides, la Esfinge y los templos de Abu Simbel y Karnak.

Basado en la novela policíaca homónima escrita por Agatha Christie, su estreno mundial fue el 6 de octubre de 1978.

La trama gira en torno a la rica heredera Linnet Ridgeway (Lois Chiles), que se casa con Simon Doyle (Simon MacCorkindale), el novio de su mejor amiga: Jacqueline de Bellefort (Mia Farrow). Despechada, Jacqueline persigue a la pareja durante su viaje de novios, quienes embarcan en un crucero por el Nilo y en el que todos los pasajeros, salvo el detective Hércules Poirot (Peter Ustinov) y su amigo el Coronel Race (David Niven), tienen motivos para matarla. La joven es asesinada y Poirot descubre al criminal, no sin que se hayan producido en el transcurso del viaje otros crímenes.

Nota: *: Siguen con vida.

Es la segunda adaptación de una obra de Agatha Christie al cine, realizada por los productores John Brabourne y Richard Goodwin, quienes intentaban repetir el éxito de Asesinato en el Orient Express.

Aparecen en la película muchos de los monumentos egipcios más famosos, como las Pirámides, la Esfinge y los templos de Abu Simbel y Karnak.

John Brabourne decidió cambiar de dirección tras la empresa anterior, emprendiendo un cambio en el tipo de adaptación literaria y en la realización.

En opinión de los críticos de cine, cualquier adaptación de Agatha Christie se resiente de tres males:[cita requerida]

Anthony Shaffer escribió el guion intentando evitar en la medida de lo posible esos reproches . En primer lugar despojó a la adaptación de los tintes colonialistas que impregnaban la novela -escrita en 1937- que justificaban la existencia del Imperio Británico, pues era consciente de que en 1978, 18 años después de la celebración de la Conferencia de Bandung, cualquier ficción que subrayase la superioridad de la cultura occidental sobre otras estaría llamada a generar polémicas. En un mismo sentido, y en colaboración con el actor Jon Finch, reportó dignidad al personaje marxista de la novela (Jim Ferguson), con el cual se cebaba la autora con una gran cantidad de defectos y vicios.

En segundo término, procedió a eliminar personajes: el italiano Richetti, la señora Allerton y su hijo Tim (algunos de cuyos rasgos se adivinan en el nuevo Ferguson), la sobrina de la señora Van Schuyler Cornelia Robson... De esta manera se reduciría el número de interrogatorios efectuados por Poirot. Ahora bien, para evitar que éstos no fueran acusados una vez más de mecánicos introdujo (con ayuda del realizador John Guillermin y del compositor Nino Rota) elementos de tensión en ellos.

En tercer lugar, Anthony Shaffer sabía que había que extraer interés dramático a un material de partida más bien insustancial. Si Asesinato en el Orient Express versaba sobre la culpabilidad colectiva de una sociedad, Muerte en el Nilo ofrece tres niveles de discurso.[cita requerida]

El primero, esbozado por José María Latorre en un artículo,[cita requerida] recae sobre el poder de la vida y que se establece desde el momento en que Poirot alza la vista a una esfinge egipcia que parece observarle. A lo largo de la película Poirot asistirá a los momentos claves de la trama. El segundo le era muy querido. Aprovechando el carácter egoísta de la asesinada, Shaffer habló sobre las diferencias de la clase y las relaciones de dominación. Linnet, a lo largo de la función, calumnia a un médico alemán, el Doctor Bessner (Jack Warden) que no puede permitirse ningún escándalo relacionado con su clínica; demanda a una escritora alcoholizada Salómé Otterbourne (Angela Lansbury) por escribir una novela erótica inspirada en su figura; prohíbe a su criada Louise (Jane Birkin) dejar su empleo para reunirse con su amante egipcio... Un carácter dominante y expeditivo que heredó de su padre, que arruinó a la familia de la señorita Bowers (Maggie Smith), forzándola a servir como enfermera.

Ahora bien, a pesar del esfuerzo de Shaffer en la escritura de guion, varios especialistas consideran a Muerte en el Nilo como una película de equipo. Así por ejemplo José María Latorre en su libro Nino Rota: la imagen de la música señalaba que el trabajo del compositor giraba sobre tres direcciones: 1) componer temas de inspiración egipcia, 2) resaltar la influencia del paisaje sobre los personajes, 3) crear un clima plagado de presagios.

En un mismo sentido la labor fotográfica de Jack Cardiff procuraba resaltar el pasado histórico del país, primando los colores amarillos y azules, para sobrecoger a las criaturas ideadas por Christie. Asimismo el trabajo de John Guillermin se caracterizó por cierto sentido de lo atmosférico -cf. los travellings que relacionan el vapor con la tierra- y del detalle -cf. a un camarero del barco se le cae una toalla al suelo y cuando la recoge la encuentra bañada en sangre-.

La crítica especializada siempre ha destacado su reparto plagado de estrellas. Peter Ustinov heredó el papel representado antes por Albert Finney, una vez que éste se negase a someterse a las duras sesiones de maquillaje bajo el sol.

John Guillermin le encomendó expresar las vacilaciones de Poirot, reproduciendo sus dudas y sus procesos mentales con la mirada. Bette Davis, el día antes de rodar con él, no pudo dormir porque sentía hacia el intérprete muchísima admiración. Al mismo tiempo Ustinov se quedó desvelado, abrumado por compartir el encuadre con la protagonista de Eva al desnudo.

Para el rodaje de la película necesitaron un total de ocho semanas (dos meses), cuatro a bordo del vapor Karnak (SS Sudan) y las otras cuatro en lugares como Asuán, Abu Simbel, Luxor y El Cairo. Como curiosidad, se empezaba a maquillar y peinar a los actores y actrices del reparto en plena noche de 4.00 a 6.00 de la madrugada para no tener que soportar las temperaturas de más de 50º (registraron una máxima de 54º) cuando llegaba el mediodía.

Durante el rodaje surgieron varios problemas porque se habían efectuado reservas hoteleras para la tripulación. Posteriormente fueron trasladados de hotel en hotel, a veces a diario. Al director John Guillermin nunca se le permitió ver a los actores. Por orden de los productores, el largometraje fue enviado directamente a él una vez acabado a Londres.

La cinta recibió críticas generalmente positivas, con una aprobación del 80%. No obstante, se la comparó con su predecesora Asesinato en el Orient Express, también basada en la novela literaria de Christie. La película recaudó 14.560.000 dólares estadounidenses (11 millones de euros), por debajo de los 25.000.000 de dólares que consiguió Asesinato en el Orient Express cinco años atrás.



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