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Noli me tangere



Noli me tangere ("no me toques"[1]​ en latín) es un texto de la Vulgata (versículo 17 del capítulo 20 del evangelio de San Juan):[2]​ las palabras que Jesucristo dirige a María Magdalena después de su resurrección. En el griego original la expresión es μὴ μoυ ἅπτoυ (mè mu haptu), que sugiere una acción que continúa en el tiempo; por lo que una posible traducción es también "no me retengas".[3]

En el canto gregoriano se usa como motivo de un tropo.

En la iglesia ortodoxa el episodio se celebra litúrgicamente con uno de los doce maitines de la vigilia nocturna.[4]

Es un tema frecuente en el arte cristiano desde la Antigüedad tardía hasta la actualidad;[5]​ e incluso sus convenciones formales se han utilizado en arte profano, como hizo Pablo Picasso en La Vie.[6]

La figura de Cristo se representa muy a menudo con atuendo o instrumentos de trabajo propios de un jardinero u hortelano, tal como sugiere la escena evangélica ("Ella, pensando que era el hortelano, le dijo" -versículo 15-).[7]​ En otras ocasiones se representa parcialmente cubierto con el lienzo del sudario, permitiendo a los artistas la ejecución de un desnudo parcial. La postura de Magdalena suele ser arrodillada, extendiendo un brazo con intención de tocar a Cristo, que la esquiva, lo que da la oportunidad a los artistas de realizar composiciones más o menos dinámicas, muy habitualmente con una marcada línea diagonal.

Arte de la Edad Media

Capitel románico del Monasterio de Santa María la Real (Aguilar de Campoo), siglo XII.

Icono bizantino.

Detalle de la Cappella degli Scrovegni, de Giotto, 1305.

Detalle de la capilla de María Magdalena en la basílica inferior de Asís, de Giotto, 1296-1329.

Detalle del retablo de la Catedral de Siena, de Duccio, 1308.

Renacimiento

Noli me tangere, Fra Angelico, 1440-1441, Museo Nacional de San Marcos, Florencia.

Terracota de Mattia della Robbia.

Noli me tangere, Botticelli, 1491-1493, Museo de Arte de Filadelfia.

Talla de Damián Forment, Museo de Bellas Artes de Valencia, comienzos del siglo XVI.

Noli me tangere, Andrea del Sarto, 1510, Museo di San Salvi.

Grabado de Durero, 1511.

Noli me tangere, Tiziano, c. 1512, National Gallery de Londres.

Manierismo

Noli me tangere, Hans Holbein el Joven, 1532, Royal Collection.

Noli me tangere, Bronzino, 1561, Museo del Louvre, París.

Noli me tangere, Jerónimo Cósida, 1570, Prado.

Grabado de Bartholomeus Spranger y Aegidius Sadeler II, ca. 1600.

Barroco, Neoclasicismo y Edad Contemporánea

Noli me tangere, Jan Brueghel el Joven, 1625, Musée des Beaux-Arts de Nancy.

Cristo y María Magdalena ante la tumba, de Rembrandt, 1638.

Noli me tangere, Poussin, 1653.

Escultura de Antonio Raggi sobre diseño de Bernini, en la iglesia de los santos Domingo y Sixto, Roma.

Noli me tangere, Claudio de Lorena, 1681.

Talla de Giovanni Marchiori, mediados del siglo XVIII, Marienkirche de Berlín.

Noli me tangere, Antonio Rafael Mengs, 1769, Palacio Real de Madrid.

Aparición de Cristo a María Magdalena tras la Resurrección, de Aleksandr Ivánov, 1835, Museo Estatal Ruso, San Petersburgo.

María reconoce a Jesús, de David Wynne, catedral de Ely.

El uso de la expresión se entronca con la de un tópico literario latino pagano, que recoge Cayo Julio Solino vinculado a unos ciervos blancos[8]​ hallados trescientos años después de la muerte de Julio César con unos collares con la inscripción Noli me tangere, Caesaris sum ("no me toques, soy de César"). Thomas Wyatt la usa en un poema titulado Whoso list to hunt[9]



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