Los nootrópicos, también conocidos como drogas inteligentes, estimulantes de la memoria y potenciadores cognitivos, son fármacos, medicamentos, drogas, suplementos, nutracéuticos o alimentos funcionales que elevan ciertas funciones mentales humanas (las funciones y las capacidades del cerebro) tales como la cognición, memoria, inteligencia, creatividad, motivación, atención y concentración. Se incluyen sustancias vasodilatadoras periféricas, agentes vasoactivos, activadores cerebrales, activadores de los neurotransmisores, neuroprotectores, neuroregeneradores, neuropéptidos, hormonas y vitaminas. En la mayoría de los casos el mecanismo de acción de los nootrópicos se desconoce. Se cree que los nootrópicos funcionan al alterar la disponibilidad de suministros neuroquímicos en el cerebro (neurotransmisores, enzimas y hormonas), mediante la mejora o activación del metabolismo cerebral, o estimulando el crecimiento neuronal (neurogénesis).
La palabra nootrópico fue acuñada en 1972 por el Dr. Corneliu E. Giurgea y deriva de las palabras del griego «nous» (mente) y «tropos» (dirección).
El Dr. Giurgea en 1982 elaboró una definición práctica de nootrópico. Denominó a los mismos como "aquellos fármacos psicoactivos que mejoran la actividad integradora encefálica superior, siendo su perfil farmacodinámico el siguiente":
Según esta definición solamente se pueden considerar nootrópicos la piritioxina y el piracetam y sus análogos. Siendo esta la definición conservadora no obstante en el ambiente académico de las neurociencias se consideran otros fármacos dentro de la categoría, como la codergocrina, dihidroergotoxina, meclofenoxato o centrofenoxina, vincamina, vinpocetina y naftidrofuril.
El resto de sustancias, drogas, fármacos y suplementos, con algún tipo de efecto psicoactivo, la mayor parte de las especificadas en este artículo, no serían consideradas estrictamente como nootrópicas.
Anteriormente, Skondia en 1979, sugirió seis criterios básicos, quizás la definición más rigurosa, en términos de actividad metabólica en el cerebro, para definir los agentes nootrópicos. De acuerdo a esta definición un nootrópico:
Un nootrópico ideal, sobre la base de estas definiciones, debería reunir los siguientes requisitos:
El efecto primario de los nootrópicos es incrementar la función cognitiva del telencéfalo. Estas sustancias actúan como potenciadores metabólicos del sistema nervioso central, facilitando la utilización de glucosa, transporte de oxígeno, y la rotación de energía (equilibrio entre el ADP/ATP).
Todavía no hay consenso científico en la definición de nootrópico y su mecanismo de acción necesita ser clarificado en la mayor parte de los casos. Aunque se conoce poco el mecanismo neuroquímico de los nootrópicos, el entendimiento de los mismos necesita de una aproximación multifacética, mediante disciplinas como la neuroquímica, farmacología y psico-farmacología.
Los nootrópicos se asocian a otras drogas psicotrópicas: psicolépticos (hipnóticos, neurolépticos y ansiolíticos), psicoanalépticos (estimulantes del SNC, antidepresivos y nootrópicos), y psicodislépticos (alucinógenos como algunos opiáceos, LSD, y cannabinoides.
La eficacia de las sustancias nootrópicas, en la mayoría de los casos, no se ha determinado concluyentemente.[cita requerida] Esto se complica por la dificultad de definir y cuantificar la cognición y la inteligencia.[cita requerida].
En este sentido los resultados clínicos son contradictorios. Como ejemplo un estudio de metanálisis del 2002 que revisó la literatura científica de uno de los nootrópicos más estudiados como el piracetam evidenció eficacia clínica superior al placebo para el tratamiento del deterioro cognitivo. Posteriormente, en el 2004, una revisión Cochrane concluyó que no existía evidencia para soportar su uso en el tratamiento de personas con demencia o deterioro cognitivo, matizando que las mejorías mostradas se reducen a aspectos de impresión global pero sin efectos en medidas específicas de la función cognitiva.
Los geriatras consideran que algunos de los nootrópicos y vasodilatadores más utilizados en clínica (entre ellos piracetam, nicergolina, citicolina, etc.) son de prescripción inapropiada para los ancianos por ser de eficacia muy dudosa y no estar exentas de riesgos para la salud. Por otra parte, respecto a los vasodilatadores periféricos, las indicaciones están mal definidas, los estudios clínicos mal diseñados y con importantes deficiencias en la metodología (no aleatorios, no controlados, sin doble ciego, escaso número de pacientes, etc), por lo que la evidencia de la eficacia terapéutica de los vasodilatadores periféricos en la población anciana es dudosa, confusa, contradictoria e insuficiente. Algunos agentes nootropos y/o activadores de los neurotransmisores (dihidroergocristina mesitalo, co-dergocrina, cetiedilo, piracetam, piritinol, citicolina) sí muestran capacidad terapéutica paliativa y podrían ser útiles para aliviar parcialmente la sintomatología asociada a la demencia senil tipo Alzheimer en algunos pacientes, fundamentalmente mejorando la memoria y el comportamiento, pero en ningún caso se ha demostrado su influencia sobre el estado general de los pacientes y/o la progresión de la enfermedad.
En el tratamiento de las demencias se emplean distintas posibilidades terapéuticas, aunque muchas de ellas no han demostrado su eficacia o esta es limitada. Entre los distintos grupos de fármacos se emplean vasodilatadores, potenciadores del metabolismo neuronal, hormonas y vitaminas, potenciadores o antagónicos de algunos neurotransmisores, quelantes, nootrópicos, neuropéptidos, y psicofármacos. Para la enfermedad de Alzheimer, además de los tres fármacos inhibidores de acetilcolinesterasa (donepezilo, rivastigmina y galantamina) y de un antagonista del receptor glutamatérgico NMDA (memantina), se pueden emplean inhibidores de beta y gamma secretasas, reguladores del colesterol, inhibidores de las caspasas que eviten la muerte apoptótica, agentes quelantes de metales (cobre y zinc), antiinflamatorios, neurotrofinas, inmunoterapia y fármacos que inhiban la resistencia a la insulina cerebral.
Típicamente, los nootrópicos realizan la tarea de elevar la fuente de los compuestos neuroquímicos en el cerebro (neurotransmisores, enzimas, y hormonas), mejorando el suministro de oxígeno al cerebro, o estimulando el crecimiento neuronal.
La mayoría de las sustancias nootrópicas se hallan en los alimentos o los componentes de las plantas (hierbas, raíces, habas, corteza, etc.) disponibles en tiendas de comestibles, y se utilizan como suplementos alimenticios. Algunos nootrópicos son fármacos usados para tratar personas con dificultades de aprendizaje, con alteración en sus mecanismos cognoscitivos, como la degradación neuronal (el Alzheimer y el Parkinson son algunos ejemplos), y para casos de déficit de oxígeno, para prevenir la hipoxia, etc. Estos fármacos pueden tener utilidad en humanos.
Con algunos nootrópicos los efectos son sutiles y graduales, por ejemplo con la mayoría de los inductores del crecimiento neuronal (neurogénesis), y puede transcurrir semanas o meses antes de que se note cualquier mejora cognoscitiva. En el otro extremo del espectro están los nootrópicos que tienen efectos inmediatos, profundos, y obvios. Mientras que los estudios científicos apoyan algunas de las ventajas demandadas, cabe observar que muchas de las demandas atribuidas a una cierta variedad de nootrópicos, no se han probado formalmente, con disparidad de resultados en los estudios efectuados.
En líneas generales se intenta proveer al organismo los precursores y cofactores que necesita para producir neurotransmisores. Las mejoras en los niveles de estos neurotransmisores mejora la concentración, el foco mental, la capacidad del cálculo, la codificación de la memoria, creatividad, humor, y puede prevenir, incluso curar, la mayoría de depresiones. Los cuatro neurotransmisores principales son acetilcolina, dopamina, norepinefrina y serotonina.
Se observa que el ejercicio cardiovascular realizado habitualmente también tiene efectos nootrópicos, aumentando la capacidad del cuerpo de proveer oxígeno a las células del cerebro y estimulando la expresión del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). El ejercicio es altamente sinérgico con la suplementación alimenticia.
Las fármacos nootrópicos están generalmente disponibles por prescripción o por importación personal. Las otras sustancias nootrópicas enumeradas abajo son suplementos alimenticios o componentes de plantas fitoterapéuticas, y están disponibles generalmente en los almacenes de alimentos naturistas, herbolarios, centros dietéticos y tiendas de comestibles. El término fármaco aquí se utiliza como designación legal, y no indica mayor eficacia. Los efectos, la eficacia, y la potencia de los nootrópicos difieren de una sustancia a otra y entre diferentes individuos. Ver las descripciones de la sustancia abajo para más detalle.
El pensamiento es una tarea biológica exigente. Implica el uso de neuronas que requieren gran cantidad de neurotransmisores, y aun cuando estos son reutilizables hasta cierto punto, se agotan. El agotamiento de los neurotransmisores da lugar generalmente a un funcionamiento mental reducido, que puede incluir dificultades de concentración, razonamiento retardado, eficacia para aprender disminuida, deterioro en la memoria, coordinación reducida, alteración del humor y fatiga mental. Esto también aumenta generalmente la probabilidad de error humano en tareas y actividades. La tensión hace que los neurotransmisores se agoten más rápidamente. Los neurotransmisores del cerebro necesitan ser renovados con frecuencia por el organismo mediante los nutrientes ingeridos en la dieta. Mantener los neuroquímicos en niveles óptimos tiene un efecto correspondiente en el funcionamiento del cerebro, como mejora de la agilidad mental, incluso más allá de los límites normales del individuo.
Con en el envejecimiento, se declina la capacidad de producir y de mantener niveles óptimos de neurotransmisores.
Los nootrópicos descritos a continuación tienen diferentes y múltiples modos de actuación y su mecanismo de acción aún no están bien definido en la mayoría de los casos. En general se engloban dentro de la categoría de activadores cerebrales, reactivadores neurocerebrales o activadores de los neurotransmisores, que mejoran o modulan el metabolismo cerebral o estimulan la síntesis de determinados neurotransmisores relacionados con el desempeño de la función cognitiva.
Los colinérgicos son sustancias que afectan al neurotransmisor acetilcolina o los componentes del sistema nervioso que utilizan la misma. La acetilcolina está ampliamente distribuida en el sistema nervioso central, donde tiene una variedad de efectos neuromoduladores implicados en neuroplasticidad, excitación, y recompensa. El daño del sistema colinérgico (producción de acetilcolina) se ha asociado con el deterioro de la memoria de la enfermedad de Alzheimer.
La acetilcolina facilita la formación de la memoria, la concentración, la atención, y los procesos mentales superiores (pensamiento, cálculo, innovación, creatividad, etc.). El aumento de la disponibilidad de este neurotransmisor en el cerebro puede mejorar estas funciones y aumentar la duración a la cual pueden ser requeridas sin retraso o detención. Un exceso en el cerebro de acetilcolina puede tener el efecto opuesto, reduciendo más bien, en lugar de mejorar, el funcionamiento mental temporalmente. Los nootrópicos colinérgicos incluyen precursores y cofactores (componentes esenciales de la molécula acetilcolina), inhibidores de la enzima acetilcolinesterasa (colinesterasa predominante en el cerebro), inhibidores de la recaptación y potenciadores, y agonistas.
Los racetamos (o racetams en inglés) son compuestos estructuralmente similares, derivados del 2-Pirrolidona, a menudo comercializados como potenciadores cognitivos y vendidos sin prescripción facultativa. Los racetamos a menudo son relacionados con la clase de los nootrópicos, pero sus propiedades farmacológicas no han sido bien establecidas. Su mecanismo de acción es pobremente comprendido. Sin embargo se postula que el piracetam y aniracetam actúan como moduladores alostéricos positivos del receptor AMPA y parecen modular el sistema colinérgico.
PRECAUCIÓN: niveles excesivos de acetilcolina cerebral derivado del uso de colinérgicos puede ser potencialmente dañino.
Son aquellos que actúan en el sistema del glutamato modulando los receptores del glutamato NMDA. Los receptores NMDA además de ser muy abundantes en el sistema nervioso, están implicados en numerosas funciones, algunas de ellas tan importantes para el buen funcionamiento del cerebro como el aprendizaje, memoria y neuroplasticidad, mientras que en otras ocasiones están implicados en mecanismos de muerte neuronal o en enfermedades como la epilepsia.
Las ampakinas son una clase de novedosos compuestos nootrópicos, aún en fase de investigación, que actúan en el sistema del glutamato modulando los receptores del glutamato AMPA, que al igual que los racetamos mejoran la capacidad de atención y alerta, y facilitan las funciones cognitivas. Están indicados para la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la esquizofrenia, la depresión resistente al tratamiento (TRD) o trastornos neurológicos como el déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
El adenosín monofosfato cíclico (AMPc) es un segundo mensajero cuyo incremento mediante agentes nootrópicos mejora ciertos aspectos de la memoria y el aprendizaje. En estos se incluyen inhibidores de la enzima PDE4 (fosfodiesterasa tipo 4), que previenen el catabolismo del AMPc, y forskolina, un estimulante de la adenilato ciclasa.
Se incluyen en esta categoría sustancias que incrementan la circulación general y periférica (microcirculación cerebral).
Sustancias, suplementos y fármacos que mejoran el metabolismo general del cerebro, incrementando el aporte de oxígeno y glucosa, o siendo intermediarios del metabolismo.
Todos los estimulantes enumerados arriba se utilizan para mejorar la memoria (codificación y memoria), al igual que todo los nootrópicos que mejoran el funcionamiento general del cerebro en categorías tales como la energía del cerebro y mejora de la fuente de oxígeno, y la estimulación y protección del crecimiento neuronal. Otros agentes nootrópicos con efectos específicos sobre la memoria incluyen:
Las siguientes plantas y frutos se han relacionado tradicional y actualmente, sobre la base de estudios de laboratorio, como potenciadoras de la memoria:
La depresión afecta negativamente al funcionamiento cognoscitivo. Las sensaciones de tristeza, culpabilidad, desamparo, desesperación, ansiedad, y miedo causado por la depresión dificultan el pensamiento productivo, mientras que la apatía (que también es inducida por la depresión) es la carencia de motivación y de ánimo (como la curiosidad, el interés, la determinación, etc.). Otros síntomas incluyen patrones alterados de sueño, fatiga y pérdida de energía mental, problemas de concentración, dificultad en la toma de decisiones, y enlentecimiento generalizado en los mecanismos cognoscitivos, incluyendo la memoria. Obviamente una mejora en el humor repercute en la esfera mental, la inteligencia y el funcionamiento mental, y por lo tanto, como prevención de la depresión estas son estrategias nootrópicas eficaces. Hay una alta correlación entre la depresión y una reducción o un agotamiento de los neurotransmisores (dopamina, acetilcolina, y serotonina) en el cerebro, por lo tanto no sorprende que el aumento de neurotransmisores alivie (o por lo menos reduce los síntomas) la mayoría de estados depresivos. La tensión o estrés es otro factor importante en el agotamiento de los neurotransmisores, siendo causa y efecto de ello (creando un círculo vicioso), por lo tanto las sustancias anti-estrés son también estrategias nootrópicas muy útiles.
Todo los “enérgicos” enumerados abajo se usan para aumentar la tolerancia al estrés y para aliviar la depresión (modulando la fuente de neurotransmisores específicos en el cerebro), especialmente cuando son utilizados en combinación de precursor/co-factor.
A continuación se indican fármacos, compuestos y plantas medicinales, algunas con ciertas propiedades nootrópicas, con efecto antidepresivo, ansiolítico, eutimizante y adaptogénico que influyen en el humor y la respuesta del organismo al estrés.
Más específicamente, por un lado están los medicamentos que, o bien inhiben selectivamente la recaptación de ciertos neurotransmisores (dopamina, noradrenalina, serotonina), como es el caso de los medicamentos que inhiben la recaptación de serotonina (serotoninérgicos), los cuales principalmente están indicados para tratar trastornos mentales o síntomas comórbidos de estados seniles, como la demencia y Alzheimer; o fármacos que inhiben la degradación o el transporte de los neurotransmisores, como algunos de los dopaminérgicos.
Los serotoninérgicos son las sustancias que afectan al neurotransmisor serotonina o los componentes del sistema nervioso que la utilizan. Se cree que la serotonina representa un papel importante como neurotransmisor en la inhibición de la ira, la agresión, la ansiedad, el humor, el sueño, la sexualidad, y el apetito. Estas inhibiciones están relacionadas directamente con síntomas de depresión.
Los serotonérgicos incluyen precursores y cofactores de la serotonina, e inhibidores de la recaptación de la serotonina (antidepresivos con acción ansiolítica):
Los dopaminérgicos son sustancias que afectan al neurotransmisor dopamina o los componentes del sistema nervioso que la utilizan. En los lóbulos frontales, la dopamina controla el flujo de información desde otras áreas del cerebro. Los desórdenes de dopamina en esta región del cerebro pueden causar un declinamiento en las funciones neurocognitivas, especialmente la memoria, atención, y resolución de problemas. La dopamina se produce en las síntesis de todos los neurotransmisores catecolamínicos, y es el tope que limita el paso para esta síntesis.
Los nootrópicos dopaminérgicos incluyen precursores y cofactores de dopamina, agonistas de los receptores, agentes liberadores, e inhibidores del transporte y recaptación de la misma:
En 2015 una revisión sistemática y un metaanálisis de investigación clínica en humanos estableció el consenso de que ciertos estimulantes, solo cuando son usados en bajas concentraciones terapéuticas, potencia la función cognitiva en la población general. En particular los fármacos que han demostrado efectos potenciadores en humanos son aquellos que actúan como agonistas directos o indirectos del receptor D1 de la dopamina, del adrenoreceptor A2, o ambos receptores en la corteza prefrontal. Dosis relativamente altas de estimulantes resultan en un déficit cognitivo.
Los estimulantes son sustancias que mejoran la agilidad mental, atención, concentración, y resistencia psíquica. La dextroanfetamina, metilfenidato y modafinilo son fármacos prescritos en casos de narcolepsia, TDAH y ciertos casos de obesidad y usadas como píldoras antifatiga o eugeroicos (es el caso del modafinilo) por los pilotos en las fuerzas armadas. Estos también aumentan la vigilancia, la concentración, la resistencia física y mental y el impulso sexual. Sus efectos psicoestimulantes están relacionados con la actividad dopaminérgica y noradrenérgica como en el caso del metilfenidato. Son altamente adictivos (salvo el modafinilo que actúa bajo otro mecanismo) y tienen diversos efectos secundarios. El uso personal debe ser bajo estricto control médico sobre todo en el caso de la dextroanfetamina.
Las anfetaminas, en concreto Adderall, dextroanfetamina, and lisdexanfetamina, agonistas del receptor TAAR1 que imitan el efecto de la fenilamina y N-metilfenetilamina endógenas. Las revisiones sistemáticas y estudios de metaanálisis indican que estas anfetaminas benefician un rango de aspectos de control cognitivo (por ejemplo, control de atención, control inhibitorio, memoria episódica, memoria de trabajo, entre otros) en la población general, y estas afectan de forma notable especialmente en individuos afectados del TDAH. En particular, un metaanálisis de 2015 de alta calidad evidenció que dosis terapéuticas de estas anfetaminas y metilfenidato incrementan el rendimiento de la memoria de trabajo, la memoria episódica, y el control inhibitorio en población adulta en buen estado de salud. También mejora la asignación de relevancia (saliency, la motivación para rendir en la tarea) y el rendimiento en tareas tediosas que requieren un alto grado de esfuerzo.
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