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Pretendiente carlista al trono español



Esta es una lista de los pretendientes carlistas al trono de España.

Al extinguirse la dinastía original como consecuencia del fallecimiento de Alfonso Carlos de Borbón en 1936, el carlismo se enfrentó a un difícil problema sucesorio al que se venían perfilando diferentes soluciones desde 1931.

Francisco Javier de Borbón-Parma, siguiendo la tradición familiar de esta rama de la Casa de Borbón, se mantuvo fiel a la dinastía carlista.[1]​ Además era sobrino político de Alfonso Carlos de Borbón, Alfonso Carlos I, el cual le nombró regente sin excluir por ello la opción de convertirse en rey legitimista. No se proclamó como tal sino hasta 1952:

El 20 de mayo de 1952 el pleno del Consejo Nacional de la Comunión Tradicionalista proclamó rey a Francisco Javier de Borbón-Parma, finalizando así el período de regencia.[3]​ Durante los primeros años 1960 se consiguió la reincorporación a la Comunión Tradicionalista de la mayor parte de los antiguos carloctavistas[4]​ y sivatistas[5]​.

La época de la regencia coincidió con la unificación al Movimiento Nacional, lo que debilitó al carlismo y su escisión en grupos enfrentados. Entre 1970-1972 —en los Congresos del Pueblo Carlista— se produjo la renovación ideológica hacia el socialismo autogestionario del sector liderado por Carlos Hugo,[6][7]​ lo que provocaría una nueva escisión. En 1971 el sector liderado por Carlos Hugo cambió la denominación de Comunión Tradicionalista por la de Partido Carlista.[8]​ Carlos Hugo de Borbón-Parma asumió la presidencia del nuevo partido[9]​ hasta 1979. En 1975 Javier de Borbón-Parma, con una salud muy deteriorada desde el accidente que había sufrido en 1972, abdicó de sus derechos en su hijo Carlos Hugo, lo que ratificaría la escisión.[10]

Según algunos autores, el radical cambio ideológico de Carlos Hugo fue uno de los factores que produjo el retraimiento progresivo de la base popular carlista, que ya no sabía a qué atenerse.[12]​ Los carlistas de mayor edad y los excombatientes requetés dejaron de participar en la concentración anual de Montejurra (Vía Crucis instituido en memoria de los requetés muertos en la Guerra Civil),[13]​ como constata el gran descenso en el número de participantes (de casi 100.000 en la década de 1960 a menos de 10.000 a inicios de los 70).[14]​ Una parte minoritaria de los carlistas activos que quedaban,[9][15][16]​ —surgida a partir de la Junta Depuradora Carlista[17]​ partidaria de revitalizar el tradicionalismo y apoyada por grupos ultraderechistas,[15][18]​ brindarían su apoyo al otro hijo de Javier de Borbón-Parma, Sixto Enrique de Borbón-Parma, en la reconstituida Comunión Tradicionalista.

El pretendiente Jaime de Borbón y Borbón-Parma, Jaime III, había carecido de descendencia masculina, pero sí tuvo una hermana mayor, Blanca de Borbón, casada con el príncipe de Toscana, Carlos Salvador de Habsburgo. Carlos Pío, hijo de ambos, desde principios de la década de 1930 fue señalado como posible sucesor por parte del llamado Núcleo de la Lealtad, una corriente formada por antiguos jaimistas afines al periódico El Cruzado Español, que se caracterizó tanto por su negativa a cualquier tipo de aproximación a la dinastía alfonsina como por sus enfrentamientos con los antiguos mellistas e integristas. En una asamblea celebrada en Zaragoza, en mayo de 1935, este sector proclamaría a Carlos Pío como heredero de Alfonso Carlos.[19]

En 1943 Carlos Pío reclamó la sucesión de la dinastía carlista en un manifiesto.[20]​ Sus seguidores, conocidos como carloctavistas u octavistas destacaron por su colaboración con el régimen de Franco desde el principio y se separaron de la Comunión Tradicionalista javierista para constituir su propio partido político, que llamaron Comunión Católico-Monárquica o Comunión Carlista. La nueva organización tuvo presencia en casi toda España, aunque su principal fuerza se encontraba en Cataluña. Rechazaban a la rama de Borbón-Parma por su vinculación con Francia, y a las demás ramas de la familia real española por su adhesión a la monarquía alfonsina durante el periodo de la Restauración. A partir del fallecimiento de Carlos Pío en 1953, esta corriente entró en decadencia y de hecho hacia 1962 la mayor parte de los antiguos carloctavistas ya habían reconocido como rey a Javier de Borbón-Parma.[21]

En 1949 Mauricio de Sivatte[22]​ fue destituido como jefe regional del carlismo catalán como consecuencia de sus enfrentamientos con Fal Conde. Sin embargo la Junta Regional no aceptó esta decisión en función del "pase foral" y empezó a funcionar de manera independiente de la Comunión Tradicionalista, aunque al principio seguía reconociendo a Javier de Borbón-Parma como príncipe regente en un plano meramente formal. La ruptura total no se produciría de manera pública hasta que en 1958 fue proclamada la Regencia Nacional y Carlista de Estella (RENACE). Esta escisión logró arrastrar a la gran mayoría de los carlistas catalanes; sin embargo, tuvo muy poca repercusión en el resto de España. En 1964[23]​ la mayor parte de sus partidarios se desvincularon de la RENACE y reconocieron a la familia Borbón-Parma como la continuadora de la dinastía carlista.

Desde los años de la II República, el conde de Rodezno y otros dirigentes afines, que se habían caracterizado por una política posibilista de aproximación al partido alfonsino Renovación Española, venían planteando la resolución del histórico pleito dinástico con la proclamación de Juan de Borbón como heredero de ambas ramas de la familia real española. Con motivo del Decreto de Unificación este sector se desmarcó de las directrices de la Comunión Tradicionalista y se integró en el partido único FET de las JONS. Desde entonces fueron aproximándose cada vez más a Juan de Borbón,[24]​ a quien reconocieron como rey de España en una visita a Estoril en 1946. Por eso fueron conocidos entre la militancia carlista como los «estorilos». Aquel acto sería repetido nuevamente en 1957, como reacción a la presentación de Carlos Hugo en Montejurra como príncipe de Asturias.[25]

Siguiendo lo establecido por la Pragmática de 1713, extinguida la línea masculina de Carlos María Isidro de Borbón (Carlos V para los carlistas), los derechos pasarían a los descendientes varones del hermano menor de este, Francisco de Paula. El primer hijo varón de Francisco de Paula, Francisco de Asís había casado con su prima Isabel II, por lo que los derechos de esta rama recaerían en los descendientes de Isabel II. Así, Juan de Borbón fue reconocido por algunos carlistas como rey, al ser descendiente directo por línea recta de varonía de Carlos IV. Sus derechos históricos los transmitió a su hijo Juan Carlos I en 1977, ya rey de España.



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