Los quitu eran los ocupantes originarios de la zona de Pichincha, en Ecuador. La existencia de los habitantes data desde 500 d. C. hasta que fueron asimilados por los quechuas desde antes y durante de la invasión española.
Las teorías sostienen que en la hoya de Quito se localizaban once señoríos independientes, formando un anillo en torno al centro de intercambio.[cita requerida] Aunque no hay evidencias definitivas, podría ser que estos señoríos hayan estado confederados en cuatro grupos, siendo los del sur los más complejos y poblados. Se trata de asentamientos importantes rodeados por otros de menor jerarquía. Hacia la zona de Tumbaco, se ubican los señoríos del El Inga, Puembo y Pingolquí; hacia los Chillos: Ananchillo (Amaguaña), Urinchillo (Sangolquí) y Uyumbicho; hacia el norte: Zámbiza (probablemente asentado donde hoy está el pueblo de Zámbiza), Cotocollao, Nayón y Collahuazo (cerca de Guayllabamba); y hacia Machachi: Panzaleo. La relación entre señoríos de la región de Quito no era jerárquica, sino el producto de alianzas horizontales en los cuales el intercambio era fundamental.
Había importantes diferencias culturales, ecológicas, demográficas, políticas y lingüísticas entre los señoríos. Por ejemplo, los que se ubicaron en el área de Los Chillos disponían de terrenos amplios y planos, y una alta pluviosidad, que la convertía en una zona excelente para el cultivo de maíz, que era el producto principal. Además en el norte, la región de Tumbaco es más seca y el terreno, irregular y abrupto, lo que la hace menos propicia para el cultivo. Esta diferencia influye en una mayor densidad demográfica en el área sur, correspondiente al valle de los Chillos. Allí las llajtas tenían entre 500 y 1200 personas, mientras que en Tumbaco tenían alrededor de 350. Políticamente estas diferencias se traducían en una mayor complejidad de los señoríos del sur.
Todas la evidencias sugieren que tenían un alto desarrollo económico, social, político. Hay restos de obras de ingeniería de importancia considerable, como terrazas agrícolas de las laderas del Pichincha, y sistemas de camellones en los lechos desecados de las lagunas de Turubamba e Iñaquito. Su presencia delata la intensificación de la agricultura para sostener el crecimiento poblacional, y una organización política jerárquica y dependiente de un curaca mayor.
Donde hoy es la ciudad de Quito funcionaba un centro de articulación en el que convergían los mindalaes, que cotidianamente venían desde tierras de los yumbos del norte (Nanegal), de los yumbos del sur (Alluriquín), de los panzaleos (de Tumbaco), de los Quijos y de los Otavalos. Allí, el señor Urin Chillo (cargo político) poseía el principal grupo de mindalaes. Como se dijo anteriormente, la trascendencia de Quito no radicaba en su importancia como señorío, pueblo o unidad política, sino en su privilegiada situación geográfica, en el núcleo de una extensa red vial y en que constituía un centro de relaciones.
Los quitus podrían estar étnicamente relacionados con la cultura de cotocollao, cultura que se desarrolló entre el 1500 a. C.-300 a. C. Se conoce que la lengua hablada por los quitus antes de la invasión incaica era el idioma panzaleo (reconocible en numerosos topónimos en -(h)aló Pilaló, Mulahaló; -leo Tisaleo, Pelileo y -ragua / -lagua Cutuglagua, Tunguragua).
Los quitu, al igual que sus vecinos los cañaris, intentaron detener la invasión inca del sur, pero no lo lograron. A finales del siglo XV fueron vencidos por el Imperio Inca. Túpac Yupanqui, usando el matrimonio por exogamia, finalizaría el proceso de anexión política de los quitu, el territorio pasaría a llamarse Quitu o Quito debido a los originarios del sector, manteniendo este nombre durante la conquista de los incas y de los españoles.
Un sitio importante de la cultura quitu es Rumipamba. Ahí se encontraron aldeas cuyas casas eran de barro y rodeadas de muros de piedra. Otro vestigio arqueológico importante es la necrópolis de la Florida. Este complejo consta de una serie de enterramientos pertenecientes al formativo tardío.
Según escribió el padre jesuita Juan de Velasco, en su obra "Reino de Quito" a finales del siglo XVIII, por el año 980 d.C. los Caras guiados por el Shyri Carán lograron conquistar a los quitus ya que estos eran un pueblo atrasado y mal gobernado, el territorio tendría un mestizaje de los shyris o caras con los quitus, creando así la cultura quitu-cara.
El padre Juan de Velasco recopiló la historia del Reino de Quito, basándose en el relato de algunos indígenas en el siglo XVIII, 230 años después de la conquista, para ello aprendió quechua, junto con esos relatos recogió la tradición oral del cacique puruhá Jacinto Collahuaso y además recopiló datos de los supuestos libros del Padre Marcos de Niza, su obra fue escrita en el siglo XVIII, sin embargo no fue publicada hasta mediados del XIX.
La historia del Reino de Quito fue puesta en duda hace aproximadamente un siglo atrás por el sacerdote e historiador Federico González Suárez, postura respaldada por el político, arqueólogo e historiador Jacinto Jijón y Caamaño, quien dejó claro (apoyado en estudios arqueológicos) que supuestamente nunca existió el reino de Quito o la tribu cara.
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