La triboluminiscencia es la emisión de luz posterior a una deformación o a una fractura vía mecánica o térmica. El término procede del griego τριβείν ("tribeín"), frotar, maltratar, y del latín lumen, luz.
Se trata de un fenómeno óptico que se genera cuando algunas especies químicas y determinados materiales están sometidos a trituración, tensión, agitación, estrés térmico o cualquier otro procedimiento que conlleve ruptura de enlaces químicos. Este fenómeno no ha sido enteramente elucidado. Parece ocurrir por separación y reunificación de cargas eléctricas.
La triboluminiscencia es observable cuando, por ejemplo, en oscuridad total, se trituran cristales de azúcar de caña o de sales de uranilo en un mortero de vidrio de cuerpo y mano transparentes, o cuando en aire líquido se sumerge un tubo de ensayo que contenga estos cristales. El color, la intensidad y la duración de los destellos triboluminiscentes dependen de la naturaleza del material ensayado.
El concepto triboluminiscencia se utiliza a menudo como sinónimo de fractoluminiscencia: vocablo utilizado solamente cuando se refiere a luz procedente de cristales fracturados. La triboluminiscencia difiere de la piezoluminiscencia en que un material piezoluminiscente no emite luz cuando se fractura: la emite únicamente cuando se deforma.
Fractoluminiscencia y piezoluminiscencia son ejemplos de mecanoluminiscencia, que es la luminiscencia que resulta de cualquier acción mecánica sobre un sólido.
La primera referencia a la utilización del fenómeno de la triboluminiscencia procede de los indios ute, pobladores de la región de Colorado Central, quienes desde una remota antigüedad han utilizado sonajas de cristales de cuarzo para generar luz.
Tales sonajas, de uso ceremonial, se elaboraban con piel de búfalo (traslúcida), que se rellenaba con cristales de cuarzo. Cuando, durante las ceremonias nocturnas, las sacudían los chamanes, la fricción y la tensión mecánica de los cristales de cuarzo producían destellos de luz triboluminiscente.
En tiempos modernos, Nicolás Monardes (1508-1588) refirió la triboluminiscencia haciéndose eco de observaciones de porteadores sevillanos de sacos de azúcar en noches sin luna. En 1620, Francis Bacon, en su Novum Organum, expresó: "Es bien sabido que todo el azúcar, ya sea en almíbar o en bloque, si es duro, brillará cuando se rompa o sea raspado en la oscuridad." En 1663 el científico Robert Boyle también informó acerca de algunos de sus trabajos sobre la triboluminiscencia.
Durante el terremoto en Ica, Perú, del 15 de agosto de 2007, los habitantes de Lima se sorprendieron por la aparición, durante la noche, de una luminosidad que parecía proceder del mar y que adoptó diferentes colores.
Aunque algunos fogonazos de color amarillento en la parte baja del horizonte no marino podrían haberse debido a un cortocircuito de líneas de alta tensión (20.000 voltios), otras luminiscencias observadas no se pudieron asignar a esta causa.
Una posible explicación es que se haya tratado del fenómeno de la triboluminiscencia, al menos en cuanto a la emisión de luminiscencia de colores rojo y verde. Tampoco se descarta que se haya debido a un fenómeno atmosférico.
El choque o rozamiento de la placa de Nazca bajo la placa Continental podría haber liberado gran energía y provocado el sismo o terremoto. A este pudo acompañar la emisión de triboluminiscencia a cuenta de la presión ejercida sobre cuarzo u otros minerales. Estudios del Instituto de Investigación Nacional Industrial de Chugoky llevados a cabo por Yoshizo Kawaguchi han mostrado que al fracturarse, el dióxido de silicio libera luz roja y azul por un período de unos 100 milisegundos. Kawaguchi lo atribuyó a la relajación de las uniones libres y de átomos de oxígeno inestable que quedan cuando las uniones de oxígeno y dióxido de silicio se rompen debido a las tensiones dentro de la roca.
Existen decenas de videos filmados por limeños acerca del sismo. En ellos se aprecian fogonazos de colores blanco, azul y rojo. El fenómeno produjo gran sorpresa a miles de personas en diferentes zonas de la ciudad de Lima, quienes —por carencia casi absoluta de lluvias todo el año— no estaban acostumbradas a visión de relámpagos.
Durante el terremoto del 27 de febrero de 2010 muchos reportaron ver este tipo de luces en el cielo sobre las 7 regiones que afectó este sismo.
Durante el sismo en México del 7 de septiembre de 2017 también se captaron este tipo de luces sobre la Ciudad de México.
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