La Época preestadística es un concepto utilizado por la demografía y por otras ciencias sociales, para aludir al periodo anterior a la existencia de censos de población modernos, es decir, con finalidad estrictamente demográfica y con una periodicidad establecida por el Estado. En España, el primer censo de la serie estadística se hizo en 1857, con lo cual, todos los registros anteriores pertenecen a la época preestadística.
El análisis del volumen de habitantes y de su evolución es posible gracias a registros con valor o aprovechamiento demográfico, elaborados por instituciones eclesiásticas o civiles. Estos registros surgieron en su mayor parte en la Edad Media y se multiplican, según las áreas geográficas, durante la Edad Moderna.
En España, el siglo XVIII fue la última fase de la época preestadística, con tres censos generales: el Censo de Campoflorido, el de Aranda y el de Floridablanca. Incluso, algunos especialistas consideran estos dos últimos como parte de la época estadística, pero ambos carecen de una regularidad preestablecida.
Generalmente los recuentos de la época preestadística se hacían por “fuegos”, “vecinos” o “casas”, que constituían unidades impositivas. Por eso, hay que establecer un cociente de conversión para estimar los habitantes, a menudo 4 o 4,5 individuos por casa.
Uno de los problemas más frecuentes es la fiabilidad, porque los objetivos fiscales o militares de los recuentos chocaban con diferentes grados de ocultación o subregistro, tal como han puesto de relieve algunos análisis internos de los censos o el contraste con las series parroquiales. En este último caso, los territorios del mundo católico presentan desde el Concilio de Trento archivos parroquiales con registros de bautizos, matrimonios y defunciones, muy útiles para reconstruir las características demográficas.
En Castilla, uno de los más importantes es el de Felipe II, correspondiente al año 1591, conocido como Censo de los millones. En la Corona de Aragón, Cataluña, dispone del llamado "fogatge" de 1553, estudiado, transcrito y revisado por José Iglesias y Fort, el cual da un total de 59.750 fuegos, es decir, unas 240.000 personas, y además, pone de relieve la ruralidad de su poblamiento, pues solo Barcelona, Gerona, Tortosa, Tarragona y Reus superaban los 500 fuegos. En el reino de Valencia los censos preestadísticos más estudiados son los de 1510, el de Jerónimo Muñoz (1565-1572) y el de Caracena. En las Baleares hay trabajos de la Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País (1778 - 1820) y de los archivos diocesanos de Palma y Ciudadela, donde hay información con posible aprovechamiento demográfico entre 1560 y finales del siglo XIX.
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