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Alejandro Angulo Guridi



Alejandro Angulo Guridi (San Juan de Puerto Rico, Imperio español, 3 de mayo de 1823 — Masaya, Nicaragua, 17 de enero de 1906) fue un escritor y político dominicano, que llegó a ocupar las carteras de Justicia y Exteriores. Fue él quien escribió el primer cuento dominicano y probablemente también de la primera novela (aunque todavía no hay unanimidad sobre este último punto).[3]

Hijo del militar español Andrés Angulo Cabrera y Francisca Guridi Leos y Echalas-Heredia, fue el menor de cuatro hermanos (los mayores son Bernardo Andrés, Francisco Javier y Ramón María) y el único que no nació en Santo Domingo, pues en 1823 la familia emigró ante la ocupación haitiana.[4]

Alejando estudió en el Seminario de San Carlos de La Habana, ciudad en la que empezó a publicar (al igual que hizo su hermano Francisco). Allí, en 1841 salen por entregas las novelas La joven Carmela y Cecilia en El Eco de Villaclara (es decir, antes que El montero de Pedro Francisco Bonó, publicada en París en 1856), además de leyendas y tradiciones en La Prensa. A fines del año siguiente publica, también en El Eco... en colaboración con Francisco Javier Blanchié la novela cubana La venganza de un hijo y en 1843 aparece Los amores de los indios.[5]

En 1846 se gradúa de abogado y funda el periódico El Prisma con Víctor Kruger de Hidalgo y Ricardo Delmonte.[6]

Dos años más tarde se cuenta entre los que apoyan la conspiración contra el gobierno colonial español en Cuba y después de que Cirilo Villaverde fuera encarcelado, Alejandro Angulo huye y se radica en Estados Unidos.[7]

En Nueva York escribió en La Verdad, vocero de los separatistas cubanos en el exilio, utilizando el seudónimo J. Cubanacán. En 1851 colabora en El Eco del Ozama, de Santo Domingo, y en agosto escribe desde Jacksonville al comerciante T. Rosis una carta que refleja las penurias económicas por las que está pasando en EE UU.[8]

Alejandro Angulo Guridi llega a Santo Domingo a comienzos de septiembre y a finales de año pasa a formar el cuerpo docente, como profesor de Derecho y Literatura, del recién fundado Colegio de San Buenaventura. Comienza a desempeñarse como redactor de El Progreso, periódico dirigido por Nicolás Ureña de Mendoza, en febrero de 1853 y allí publica por entregas una parte de Cecilia, su novela escrita en Cuba.[9]

Consigue en marzo la revalidación de sus títulos expedidos por el Real Acuerdo de la Real Audiencia Pretorial de La Habana y en julio estable su estudio de abogado en la plazuela de la Merced.[10]

El periódico político, literario y mercantil El Orden, dirigido por Alejandro Angulo Guridi comienza a circular el 11 de enero de 1854 y el 22 de abril publica en este medio, con el seudónimo Taramayna, el relato costumbrista «El garito», considerado el primer cuento dominicano. Escribe para la Gaceta Oficial poesías firmadas como Floriano.[11][10]

Solicita la ciudadanía dominicana en 1856 y en agosto saca el semanario político, literario y económico La República, que dirige.[12]​ Al asumir el poder Buenaventura Báez, Angulo Guridi, perseguido, opta por asilarse en consulado estadounidense, donde permaneció dos meses, hasta que obtuvo pasaporte y salvoconducto que le permitieron refugiarse primero en Curazao y luego a Islas Turcas, desde donde regresaría a Dominicana para establecerse en Santiago de los Caballeros.[13]

Allí se unió en 1857 a los revolucionarios del 7 de julio y el gobierno del general José Desiderio Valverde lo nombra redactor de la Gaceta Oficial, puesto en el que permanecería hasta el año siguiente.[13]

A principios de 1863, en febrero, se convierte en asesor del Consejo de Guerra del gobierno de la anexión y en agosto asume como teniente alcalde de Santiago; al mes siguiente cae prisionero en el camino a Puerto Plata, cuando viajaba con su esposa Julia y su hijo menor Silverio, y es encarcelado. Permaneció varios meses en la cárcel de la Fortaleza San Luis, hasta que el último día de diciembre sale para Washington. De ahí pasó en 1864 a Nueva York, donde se instala en la Union Square y escribe el ensayo Santo Domingo y España; después se embarca en el vapor Saladine con destino a Islas Turcas. Después, pasando por Santo Domingo, Cabo Haitiano y Saint Thomas, llegan en septiembre a Caracas.

En Venezuela continúa su labor de abogado y periodista, trabaja en la empresa del cubano Domingo Ruiz, enseña inglés, colabora en El Federalista, hace de corresponsal del Herald y del Daily News (en) de Nueva York.

De regreso en República Dominicana sigue dedicándose al periodismo político y a la literatura. En la presidencia interina de Jacinto de Castro se convierte en 1878 primero en ministro de Justicia e Instrucción Pública y luego del asesinato del titular de Exteriores Manuel Altagracia Cáceres, que sonaba nuevamente para la presidencia, asume esta cartera. Al año siguiente, en el gobierno de Cesáreo Guillermo vuelve a ser ministro de Justicia, por un corto período; en 1880 se embarca nuevamente para Nueva York.

Comienza una época de peregrinar por diferentes países: en 1883 lo vemos dirigiendo el periódico La Nueva Era, de San Salvador; al año siguiente está residiendo en Puntarenas, Costa Rica; en 1886, en Nicaragua, donde colabora con El País, de Managua; en 1891 publica la obra Temas políticos, en dos tomos, en Santiago de Chile, donde se encuentra entonces; al año siguiente reside en Panamá, Curazao, Chile; en marzo de 1894 es nombrado rector del Liceo de Tacna, cargo que ocupará hasta 1897, y primer alcalde de la municipalidad de esta ciudad durante la administración chilena; allí colabora con los periódicos tacneños El Tacora y La Voz del Sur; escribe, además, para el Heraldo de Valparaíso. En 1985 está nuevamente en Santiago de Chile, pero sigue viajando a Tacna para cumplir con su cargo; en 1898 vuelve a Costa Rica y sustituye a Elías Salazar en la dirección del Instituto de Alajuela, pasa a Guatemala, reside en Masaya, Nicaragua, viaja a México. En la primera mitad de 1902 estaba en Panamá, donde escribió para La Estrella; en agosto de 1903 llega en vapor a Santo Domingo precedente de Curazao, pero a los dos meses se embarca para La Habana decidido a no volver a pisar suelo dominicano; al año siguiente zarpa a Curazao y de allí pasa a Cúcuta, en Colombia, y desde allí regresa a Nicaragua, donde ejerció como profesor y director del Liceo de Varones (o Instituto Nacional) de Masaya.[14]

Fallece el 17 de enero de 1906 en Masaya.[2]



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