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Ametralladoras



¿Dónde nació Ametralladoras?

Ametralladoras nació en arma.


Una ametralladora es un arma de fuego automática diseñada para disparar una gran cantidad de munición a partir de un cargador o una cinta de municiones, que normalmente en un lapso breve y de forma sostenida puede disparar cientos de balas por minuto, debido a su mecanismo de disparo automático, e impactando en un determinado campo de tiro. Las ametralladoras generalmente son pesadas, voluminosas y están montadas sobre un afuste. El uso moderno de esta palabra se refiere a las ametralladoras automáticas, que fueron precedidas por las ametralladoras manuales con algunos detalles automáticos.

La idea de un arma de fuego que disparara de forma repetitiva hunde sus raíces en la primera generación de armas de fuego maduras, a comienzos del siglo XVI. Sin embargo, habrá que esperar hasta la mejora de la metalurgia para que surgieran los primeros modelos de fuego repetitivo con las Mitrailleuse francesas, armas de apoyo construidas a partir de la superposición de cañones de fusil que se cargaban por la recámara y que se podían disparar en sucesión, sembrando de metralla (mitraille) el arco de fuego del arma. Su uso en combate en la guerra franco-prusiana no dio resultados concluyentes, sobre todo comparada con las piezas de artillería de retrocarga prusianas, íntegramente forjadas en acero y de un efecto netamente superior.

La primera arma automática eficaz fue la ametralladora Gatling, con media docena o más de cañones de fusil dispuestos en posición circular alrededor de un eje y alimentados por un cargador vertical o cilíndrico y accionada por medio de una manivela. Si bien al principio conservaba la configuración de pieza de artillería, montada sobre una cureña como la de los cañones de la época, su perfeccionamiento la fue aligerando hasta permitir el transporte por una sola bestia de carga. Su efecto en conflictos coloniales fue un claro indicador de los cambios que las sucesivas generaciones de ametralladoras iban a producir en el campo de batalla. El freno a la evolución de la ametralladora pasó a ser la mentalidad de los oficiales de los ejércitos occidentales, que la entendían sólo como un arma apropiada para guerras coloniales, pero inapropiada en un campo de batalla europeo.

En 1884 aparece la primera ametralladora auténtica, la Maxim inventada por el estadounidense nacionalizado británico Hiram Maxim, que utilizaba la presión de salida de los gases de disparo para provocar el retroceso del cañón, la apertura del cerrojo, la expulsión del casquillo y la alimentación con otro nuevo cartucho obtenido de una cinta en el lateral del arma. Cuando el káiser Guillermo II presenció dichas demostraciones, dijo al respecto de la creación de Maxim: «Esta es el arma, no hay nada parecido».

Maxim realizó demostraciones por toda Europa y su ametralladora fue adoptada por la mayoría de los ejércitos del continente. En 1885, el diseñador, inventor y fabricante John Browning presenta en los Estados Unidos un modelo de ametralladora accionado por el gas que se recoge del cañón a través de un émbolo dentro de un tubo conectado al cañón del arma, sistema adoptado después para los fusiles semiautomáticos y de asalto.

En 1917, Browning saca su modelo más famoso, la M1917, que sigue siendo empleado en la actualidad y que funciona por el retroceso del cañón. Las Browning fueron adoptadas por el Ejército estadounidense y posteriormente en muchos otros países de la OTAN, cambiando sus calibres con el tiempo.

Su aparición cambió decisivamente el sistema de combatir, que no había sufrido grandes evoluciones desde la época napoleónica, y junto a la artillería, obligó al uso de trincheras y convirtió la guerra en líneas estáticas desde las que se lanzaban asaltos masivos de infantería contra las líneas enemigas, que normalmente acababan en masacres inútiles.

Como respuesta a la ametralladora aparecieron el tanque para asaltar las líneas defendidas por ametralladoras y las primeras soluciones que permiten a la infantería llevar armas automáticas para el asalto, como el subfusil o las primeras ametralladoras ligeras.

Durante la Primera Guerra Mundial, las ametralladoras eran armas pesadas, montadas sobre un trípode o un afuste con ruedas al estilo de un pequeño cañón. Para resistir las ráfagas continuas sin quedar inoperativas, los cañones estaban rodeados por una camisa de enfriamiento que era llenada con agua para enfriar el arma.

Las ametralladoras ligeras de la Primera Guerra Mundial y el período de entreguerras son en apariencia grandes fusiles diseñados para tiro automático como apoyo al pelotón de fusileros tradicional. Armas como la estadounidense BAR (Browning Automatic Rifle) empleada en las dos guerras mundiales o la inglesa Bren, usada en la Segunda Guerra Mundial, entran dentro de esta categoría. Normalmente se alimentan mediante cargadores o tambores de 30 a 100 cartuchos y disponen de un pequeño bípode en el extremo para disparar cómodamente tumbado. El concepto permanece hoy en día, y la mayoría de las ametralladoras actuales de este tipo son fusiles de asalto modificados para dar una mayor duración al cañón, con un bípode y cargadores de más capacidad que los estándares del fusil del que proceden, aunque hay modelos actuales de cinta diseñados expresamente como ametralladoras ligeras, como la FN Minimi belga (utilizada por el ejército estadounidense y muchos países de la OTAN) y la CETME Ameli española.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes inventaron a su vez la ametralladora polivalente o media. Esta arma puede actuar como una ametralladora de posición normal, al estilo de la Primera Guerra Mundial, montada en un trípode pesado con miras para actuar hasta 1200 m; o puede ser desmontada, acoplada a un bípode y utilizada en el rol de ametralladora ligera, pero con una potencia muy superior a las concebidas expresamente como tales.

En la Segunda Guerra Mundial, los alemanes emplearon la MG 34 y la MG 42, que es una versión simplificada de la anterior, con la mayor parte de sus piezas hechas de chapa de acero estampada para abaratarla. La MG 42 permanece hasta hoy en día en servicio en la OTAN, en una versión mejorada denominada Rheinmetall MG3. Otros modelos son la M60 estadounidense de la época de la Guerra de Vietnam o la PKM rusa.

En la Segunda Guerra Mundial apareció un tipo de ametralladoras de gran calibre, alcance y capacidad de penetración: las ametralladoras pesadas. Se emplean como armas antiaéreas o para destruir vehículos con poco blindaje o sin él; son capaces de desmembrar a un soldado, por lo que también se usan como ametralladoras de posición y suelen ser elegidas para montarlas en tanques como arma auxiliar, blindados de asalto o helicópteros. Con calibres entre los 12,7 mm (0.50) y 14,5 mm, muchas tienen casi 3000 m de alcance y pueden perforar blindajes ligeros.

Un tipo de arma relacionada con las ametralladoras es el cañón automático, de 20 a 30 mm, montado en torretas, blindados de asalto o en helicópteros y cazas. En ocasiones, es accionado mediante una fuente de energía externa y dispone de múltiples cañones al estilo de las antiguas ametralladoras Gatling para soportar el desgaste y calentamiento al que se ve sometida el arma durante su uso. Este tipo de cañón, que emplea proyectiles con núcleo perforante y velocidad de más de 1000 m/s, consigue perforar blindajes de más entidad y destrozar vehículos con gran facilidad. Por ejemplo, el cañón automático rotativo GAU-8 de 30 mm que emplea el avión antitanque A-10 Thunderbolt es capaz de perforar el blindaje superior de cualquier tanque o de dañarlo gravemente, provocando heridas a los ocupantes por la metralla.

Una ametralladora ligera (LMG por sus siglas en inglés) o fusil de ametrallamiento, es una ametralladora diseñada para ser empleada por un único soldado, con o sin asistente, como apoyo a la infantería en la línea de frente. La ametralladora ligera suele ser usada como arma automática de escuadrón.

Una ametralladora ligera puede ser identificada o por el arma o por su función táctica. Se usa para disparar ráfagas cortas de 8-10 disparos, generalmente desde un bípode; un soporte para fuego continuo como es el trípode ya es una característica de una ametralladora media. Algunas ametralladoras, en particular las ametralladoras de propósito general, pueden ser desplegadas tanto como ametralladoras ligeras como medias. Como regla general, si una ametralladora es desplegada con un bípode es una ametralladora ligera; y si lo es en un trípode es una ametralladora media, a menos que tenga un calibre de 12,7 mm o superior, entonces es una ametralladora pesada. Las ametralladoras ligeras modernas suelen tener un calibre menor, además de ser más livianas y compactas, que las ametralladoras medias.

Las ametralladoras ligeras, como la Lewis británica fueron introducidas por primera vez en la Primera Guerra Mundial para aumentar el poder de fuego de la infantería. Al fin de la Segunda Guerra Mundial, las ametralladoras ligeras generalmente estaban siendo desplegadas en una escala de una por sección o escuadra, y las escuadra de infantería moderna emergió con tácticas basadas en la utilización de las ametralladoras ligeras.

Las ametralladoras son armas que sufren un fuerte desgaste debido a la gran cantidad de impactos y roces de sus mecanismos y a la erosión y calor que se genera en el cañón. Los cañones no suelen resistir más de unos centenares de disparos continuos sin dilatarse, de forma que se puede llegar a inutilizar temporalmente el arma, por lo que hay que dosificar los disparos en forma de ráfagas con intervalos, y las estrías del cañón se desgastan de tal forma que hay que sustituir todo el cañón cada 10 000 o 15 000 disparos para mantener las características balísticas del arma.



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