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Atragantamiento



El atragantamiento[1]​ es la obstrucción, generalmente accidental, pero en ocasiones crónica,[2]​ de las vías respiratorias, generalmente al fallar la deglución de alimentos, y que puede llegar a provocar la asfixia del sujeto afectado e incluso la muerte si no se soluciona con rapidez. A menudo se produce con alimentos como chicles o pastillas de goma en niños, salchichas, uvas, globos, juguetes pequeños o grandes trozos de comida mal masticados, como trozos de carne mal masticados. El hecho de reírse mientras se traga puede inducir que ocurra la obstrucción.

El atragantamiento se produce de manera accidental cuando un sujeto deglute un trozo de alimento que se desvía hacia las vías respiratorias, y es de tamaño superior al que puede pasar por la faringe, la laringe o la tráquea, lo que provoca una obstrucción asfixiante. Esto puede ocurrir con objetos esféricos sólidos, medianamente pequeños o resilentes (canicas, piezas pequeñas) en los niños. En los adultos es muy común con trozos de carne. Los alimentos con los que más se atragantan los niños son los frutos secos, las salchichas, los caramelos, la zanahoria y la manzana crudas, la carne y las espinas de pescado.

El tiempo estimado para recuperar la respiración antes de que empiece a haber daños cerebrales no puede exceder los 4 minutos. La muerte puede llegar rápidamente, entre 6 y 10 minutos (aproximadamente y dependiendo de la víctima), aunque este tiempo puede prolongarse algo más aplicando en la víctima inconsciente una reanimación cardiopulmonar (RCP) para atragantamientos (ver abajo). La Maniobra de Heimlich puede salvarle la vida.

El tiempo para reaccionar ante un atragantamiento es bastante breve, y el atragantamiento puede ser mortal en los peores casos. Por estos motivos, conviene prevenirlo[3][4][5]​ de tal manera que no llegue a suceder.

El atragantamiento suele suceder por tragar bocados demasiado grandes o demasiado abundantes, que han sido mal masticados. Este riesgo desaparece cuando uno se disciplina para partir trozos de comida de tamaño moderado, y para masticarlos completamente, sin tragarlos antes. Si un alimento puede ser masticado, debe ser masticado, sea del tipo que sea, incluso si es muy poco sólido o gelatinoso, como las cremas para untar y los postres blandos.

Además, tener a mano algún líquido para beber es útil para que ayude a terminar de tragar (antes de que el atragantamiento haya sucedido). El comer a puñados (suele pasar con alimentos como las palomitas -pop-corn-, frutos secos pelados, etc.), requiere masticar con mayor control de lo normal, y no excederse en las cantidades que uno se meta en la boca. Para tragar correctamente y sin atragantarse, es recomendable que el cuello esté en una posición normal, recta para el cuerpo de quien come, con la cabeza mirando hacia adelante, estando sentado o de pie (no tumbado ni demasiado reclinado).

Los alimentos que producen los atragantamientos más complicados son aquellos cuya forma se adapta a la forma de la faringe o de la tráquea: salchichas y perritos calientes (hot dogs), plátanos y bananas, bloques de comida, etc. Es más fácil atragantarse con los alimentos que secan la boca (carne demasiado hecha, bizcochos, pizza fría, etc.), estos requieren ayudarse de beber líquido, o ser acompañados de purés, salsas, etc. También es más fácil atragantarse con los alimentos difíciles de masticar (carne de pulpo, de sepia, de animales muy grandes, de algunos reptiles, etc.), los cuales pueden necesitar ser comidos juntamente con otra cosa (pan de barra, etc.), o alguna manera concreta de prepararlos y cocinarlos.

Algunos grupos de población tienen un mayor riesgo de atragantarse, como: ancianos, niños pequeños, discapacitados físicos o mentales, personas bajo los efectos del alcohol o las drogas, personas que han tomado medicamentos que reducen demasiado la capacidad de salivar o reaccionar, enfermos que padecen dificultades para tragar (disfagia), suicidas, epilépticos, autistas, gente con diferentes problemas que llevan a ingerir objetos no comestibles, etc. Todas estas personas requieren una mayor precaución para alimentarse o para ser alimentadas. Puede ser requerido el supervisar habitualmente cómo comen. Si son incapaces de masticar correctamente, su comida no puede tener alimentos duros ni correosos. Si tienen dificultades para realizar con normalidad el acto de comer, conviene no darles alimentos problemáticos, o dárselos partidos en trozos muy pequeños. En los casos de incapacidad extrema para comer con seguridad, la comida es suministrada mediante jeringas de alimentación que vierten un contenido líquido en la boca del paciente. Si el problema es que han tomado algún medicamento o sustancia que impide producir saliva con normalidad, no pueden tragar alimentos sólidos hasta volver a producirla.

Algunos grupos de población tienen un mayor riesgo de atragantarse, como: ancianos, niños pequeños, discapacitados físicos o mentales, personas bajo los efectos del alcohol o las drogas, personas que han tomado medicamentos que reducen demasiado la capacidad de salivar o reaccionar, enfermos que padecen dificultades para tragar (disfagia), suicidas, epilépticos, autistas, gente con diferentes problemas que llevan a ingerir objetos no comestibles, etc. Todas estas personas requieren una mayor precaución para alimentarse o para ser alimentadas. Puede ser requerido el supervisar habitualmente cómo comen. Si son incapaces de masticar correctamente, su comida no puede tener alimentos duros ni correosos. Si tienen dificultades para realizar con normalidad el acto de comer, conviene no darles alimentos problemáticos, o dárselos partidos en trozos muy pequeños. En los casos de incapacidad extrema para comer con seguridad, la comida es suministrada mediante jeringas de alimentación que vierten un contenido líquido en la boca del paciente. Si el problema es que han tomado algún medicamento o sustancia que impide producir saliva con normalidad, no pueden tragar alimentos sólidos hasta volver a producirla.

Todos los niños pequeños requieren cuidados en el acto de comer. Su aprendizaje incluye que se acostumbren a masticar completamente los alimentos y a la manera correcta de comer para no atragantarse (prevención básica, ver detalles más atrás). La edad recomendada para empezar a introducir sólidos en su alimentación son los 6 meses de edad. Darles de comer mientras hacen otra actividad (cuando corren, juegan, se ríen, etc.) incrementa el riesgo de atragantamiento. Conviene no dar alimentos problemáticos a niños pequeños, o dárselos partidos en trozos suficientemente reducidos, por ejemplo: si van a comer perritos calientes (hot-dogs), es posible dárselos con la salchicha partida a lo largo, en rodajas, o de ambas maneras. También es normal partirles otros alimentos como los plátanos y bananas, granos de uva, etc.

Además, hay que ser consciente de que los niños pueden agarrar objetos pequeños y metérselos en la boca (globos deshinchados, canicas, piezas pequeñas, botones, monedas, pilas de botón, etc.), con lo cual podrían terminar tragándoselos o atragantándose con ellos. Una de las obstrucciones más peligrosas sucede cuando los bebés y los niños pequeños se atragantan con globos deshinchados de algún tipo o con bolsas de plástico (como las bolsas para envolver los pañales sucios[6]​, que a veces son colocadas demasiado cerca de su alcance). Esta obstrucción puede requerir ser extraída con los dedos, si es que es visible[7]​. Para evitar que los niños pequeños se atraganten con cosas no comestibles, primero hay que tomar precauciones sobre su entorno, dejando fuera de su alcance los objetos peligrosos. Y después hay que mantenerlos supervisados, prestando suficiente atención a lo que hacen. Cuando los niños reciben algún tipo de juguete con piezas pequeñas pueden intentar comérselas, así que los juguetes y los juegos deberían indicar en su embalaje las edades para las que son seguros (lo cual no siempre sucede). Es necesario enseñar a los niños a no meterse cosas en la boca

Si la víctima es capaz de toser, el objeto atragantado no obstruye totalmente el paso de aire (esto se llama obstrucción parcial de la vía aérea), y entonces sólo hay que animarla a que siga tosiendo libremente para ver si puede expulsar el objeto en un golpe de tos.

Si la víctima no puede toser, estamos ante una obstrucción total de la vía aérea. Entonces hay que utilizar algún tipo de recurso de primeros auxilios.

Diversas asociaciones, como Cruz Roja, recomiendan alternar varias técnicas anti-atragantamiento (concretamente las palmadas y las compresiones que correspondan),[8][9][10]​ buscando una mayor efectividad.

La maniobra de palmadas[9]​ comienza por encorvar mucho el cuerpo de la víctima hacia delante, todo lo posible, intentando que su cabeza quede por debajo del nivel de su tórax. Así se evita el riesgo de que las palmadas puedan hundir el objeto más profundamente en su garganta (eso no tiene por qué suceder, pero es posible, y la recomendación para evitarlo es encorvar mucho a la víctima). El cuerpo de la víctima se dobla principalmente en su espalda, el cuello no puede estar doblado en exceso. A continuación hay que dar golpes vigorosos, con la palma de la mano, en el centro de la parte alta de su espalda (entre los dos omoplatos).

Las palmadas presionan por detrás de la obstrucción, pudiendo así expulsar el objeto. A veces, simplemente la vibración que provocan es suficiente para ayudar a la víctima a que lo expulse ella misma.

En esta maniobra,[10]​ el rescatador se sitúa detrás de la víctima y la rodea con sus brazos. A continuación, cierra su mano hábil, la envuelve con la otra mano, y presiona súbitamente con ambas hacia dentro y arriba en el vientre de la víctima, en la zona que queda entre el pecho y el ombligo. La presión no se dirige directamente contra las costillas, para evitar romperlas. Si la primera compresión no es suficiente para solucionar el atragantamiento, puede ser repetida varias veces. Está desaconsejado utilizar las compresiones abdominales en niños menores de 1 año, pues podrían dañarles algún órgano. Los primeros auxilios anti-atragantamiento en bebés requieren sus propias maniobras (descritas más adelante). También hay que evitar utilizar compresiones abdominales en víctimas que presenten graves dificultades para recibirlas en su vientre, como embarazadas y personas demasiado obesas. Cuando hay problemas para comprimir el vientre, son realizadas las compresiones torácicas anti-atragantamiento (descritas más adelante) en vez de las abdominales.

Las compresiones abdominales comprimen el vientre formando una presión que se dirige hacia arriba, pudiendo así expulsar el objeto. La maniobra de compresiones abdominales fue desarrollada por el doctor Henry Heimlich en 1974, por este motivo es conocida también como "maniobra de Heimlich".

Cuando realizar las compresiones abdominales no es posible en un tipo de víctima (embarazadas, personas demasiado obesas, etc.), son realizadas compresiones torácicas anti-atragantamiento.[11]​ En ellas, el rescatador se sitúa detrás de la víctima y la rodea con sus brazos. A continuación, cierra su mano hábil y la envuelve con la otra mano. Esto puede formar varios tipos de puño, pero cualquiera de ellos es válido si puede colocarse sobre el pecho de la víctima sin clavarle un nudillo de manera demasiado dolorosa. Manteniendo ese puño con una mano y sujetándolo por fuera con la otra, el rescatador presiona súbitamente hacia dentro con ambas manos en el pecho de la víctima, aproximadamente en la mitad de abajo de su esternón (el hueso vertical del pecho), pero no en su punta de abajo (que es el apéndice xifoides). Como una referencia orientativa, es posible considerar que, si la víctima fuese una mujer, la zona de aplicación de estas compresiones quedaría normalmente por encima del nivel de los pechos. La presión no se dirige directamente contra el apéndice xifoides, para evitar romperlo. Si la primera compresión no es suficiente para solucionar el atragantamiento, puede ser repetida varias veces.

Hay que evitar confundir las compresiones torácicas anti-atragantamiento con las compresiones torácicas realizadas en reanimación cardiopulmonar (RCP). Las de RCP son sobre una víctima tumbada, buscando mantener oxigenado su cerebro y ayudarle a recuperar el pulso y la respiración.

Diversas asociaciones, como la Cruz Roja, recomiendan seguir el protocolo[10]​ consistente en alternar las maniobras ya descritas de palmadas y compresiones anti-atragantamiento (abdominales o torácicas, según sean las apropiadas para la víctima). Este protocolo busca mejorar las posibilidades de éxito. La cantidad de palmadas y compresiones que hay que dar antes de cambiar a la otra maniobra es variable, pero la recomendación orientativa es dar cinco de cada una (5 palmadas, luego 5 compresiones, luego otras 5 palmadas, luego otras 5 compresiones, etc.).

Tal alternancia sigue indefinidamente hasta que el atragantamiento se solucione o la víctima caiga inconsciente, esto último requiere hacerle una reanimación cardiopulmonar (ver más adelante). En cualquier caso, conviene que alguien llame a los servicios médicos de emergencia cuando comprenda que ese atragantamiento no se está solucionando.

Durante la década de 2010-2020, han sido inventados y puestos a la venta algunos aparatos anti-atragantamiento. Estos sustituyen y mejoran a algunos inventos primitivos aparecidos en el siglo XX. Los aparatos anti-atragantamiento de la actualidad tienen algunas ventajas sobre las técnicas manuales. El uso de estos aparatos es siempre bastante fácil. También pueden ser especialmente útiles en casos difíciles, como pacientes discapacitados, ancianos, víctimas inconscientes o cuando la víctima es uno mismo. Además, son de gran ayuda en lugares públicos y eventos. Y, por último, alcanzan niveles de succión que no pueden ser igualados por métodos manuales. En los peores casos de atragantamiento, ninguna técnica manual es capaz de expulsar al objeto atascado, siendo necesario el uso de uno de estos aparatos o alguna clase de cirugía. Es por esto que los médicos recomiendan poner siempre algo de cuidado en el acto de comer.

El diseño de estos aparatos se basa en un efecto mecánico de hacer el vacío, sin necesidad de pilas ni corriente eléctrica. Normalmente presentan una mascarilla, para ayudar a formar el vacío alrededor de la nariz y la boca del paciente. Los modelos vigentes de aparatos son bastante parecidos: una herramienta desatascadora (LifeVac),[12]​ o una jeringa de vacío (jeringa hacia atrás) que mantiene la lengua en su sitio mediante un tubo que entra en la boca (Dechoker).[13]​ Ambos han recibido certificaciones y su efectividad está probada en casos reales, varios de los cuales han aparecido en medios de comunicación locales.[14][15]​ Otros modelos mecánicos están en fase de desarrollo, es el caso de Lifewand[16]​ (actualmente saliendo al mercado), que produce el vacío cuando es presionado contra la cara de la víctima, y del prototipo del doctor De Luca (todavía recaudando fondos[17]​), que utiliza un botón. Los desafíos para el futuro de los aparatos anti-atragantamiento son sólo la mejora de su portabilidad reduciendo más su tamaño y el desarrollo de algún aparato que funcione específicamente en bebés (aunque en todos los descritos anteriormente ya existe algún modelo que funciona en niños pequeños).

Si la persona atragantada se queda inconsciente:

La reanimación cardiopulmonar para víctimas de atragantamiento inconscientes es muy similar a la de otros tipos de pacientes. Consiste en alternar series de aproximadamente 30 compresiones torácicas (tipo RCP, con la víctima tumbada en el suelo y presionando con las manos cruzadas sobre la mitad inferior de su esternón, el hueso vertical del pecho), con series de 2 ventilaciones (pinzar su nariz con los dedos, abrir su boca, cubrirla con la boca del rescatador e insuflarle aire así; también es posible añadir otras 2 ventilaciones extra tras haber movido un poco su cabeza hacia atrás o adelante, por si así el aire pudiese encontrar alguna entrada abierta a través de la obstrucción). Entre las compresiones y las ventilaciones, hay que pararse a mirar si el objeto ha salido hacia su boca (por efecto de las compresiones), y, si es visible, intentar extraerlo (normalmente con los dedos). Si el rescatador logra extraer el objeto, continuar con la reanimación cardiopulmonar hasta que la víctima vuelva a respirar correctamente o lleguen los servicios médicos.

Los aparatos anti-atragantamiento actuales pueden despejar las vías respiratorias en una víctima inconsciente, aunque en algún caso la obstrucción podría quedar en algún rincón de su boca tras saltar (esto podría requerir sacarla de allí con los dedos para asegurarse de que no dé más problemas). En cualquier caso, la víctima inconsciente necesitará la reanimación cardiopulmonar (RCP), tal como está descrita arriba pero solo haciendo las 30 compresiones alternadas con las 2 ventilaciones.

Si la víctima es un bebé (un niño menor de 1 año), hay que adaptar[18][19]​ las mismas maniobras de palmadas y compresiones.

En las maniobra de palmadas, la recomendación es dar esas palmadas en la espalda del bebé tras inclinarlo un poco cabeza abajo, sosteniéndolo sobre el antebrazo y la mano del rescatador, a lo largo (eso requiere sujetar con cuidado la cabeza del bebé, normalmente desde la mandíbula, con esa misma mano). Para lograr esa posición, el rescatador puede sentarse en cualquier sitio, juntar y estirar sus propios muslos, y apoyar el cuerpo del bebé (también sostenido sobre su antebrazo) a lo largo de ellos. Una alternativa a eso (por si el bebé le resulta al rescatador demasiado grande para manejarlo, o hay otros problemas), es que el rescatador se siente en una cama o un sofá, o incluso en el suelo, y entonces apoye al bebé en su regazo, para inclinarlo un poco cabeza abajo desde allí, hacia un lado. Si el rescatador tampoco puede sentarse, al menos podría intentar hacer la maniobra sosteniendo al bebé a poca altura sobre alguna superficie blanda (por si se le cae). En caso de que ninguna de las opciones anteriores sea posible, un rescatador habilidoso aún podría poner una rodilla en el suelo, y utilizar el muslo que le quede más arriba como soporte del antebrazo con el que esté sosteniendo al bebé, y luego mover ese mismo muslo hacia adelante para así inclinar al bebé. Cuando el bebé ya está inclinado (de cualquiera de las maneras anteriores), el rescatador da las palmadas.

En la maniobra de compresiones, la recomendación es no hacer compresiones abdominales en bebés (menores de 1 año), para evitar causarles daños. En su lugar, hay que hacer compresiones torácicas anti-atragantamiento, realizadas con el bebé tumbado boca arriba, y presionando con sólo dos dedos en el hueso vertical del pecho (el esternón), en su mitad inferior (la mitad más cercana al vientre).

Conviene alternar series de varias palmadas con series de varias compresiones de esos mismos tipos (recomiendan orientativamente alternar 5 de cada maniobra).

Si el atragantamiento no se soluciona, y el bebé queda inconsciente, hay que llamar inmediatamente a los servicios médicos de emergencia e iniciar una reanimación cardiopulmonar (RCP) adaptada al bebé. En esta reanimación, el bebé es situado horizontal y boca arriba, y con su rostro en posición normal, mirando recto hacia adelante (su cabeza queda aproximadamente recta, porque, en los bebés, el paso a su tráquea queda cerrado mientras su cabeza esté demasiado inclinada hacia atrás). Teniendo al bebé tumbado, se alternan series de 30 compresiones torácicas (realizadas con dos dedos en la mitad inferior de su pecho), con series de 2 ventilaciones (cubriendo su boca y su nariz con la boca del rescatador, e insuflando aire así). Entre las compresiones y las ventilaciones, el rescatador se para a mirar si el objeto ha salido hacia la boca (por efecto de las compresiones), y, si es visible, intenta sacarlo (normalmente con los dedos). Si el rescatador logra extraer el objeto, hay que seguir haciendo la reanimación cardiopulmonar hasta que el bebé vuelva a respirar correctamente o lleguen los servicios médicos.

Las embarazadas y la gente excesivamente obesa están entre las personas para quienes no son posibles las compresiones abdominales. En su caso, las compresiones abdominales son sustituidas[11]​ por las compresiones torácicas anti-atragantamiento (ya detalladas más arriba). Éstas son similares a las abdominales, pero colocando el puño, no en el vientre, sino en la mitad inferior del hueso vertical del pecho (el esternón). Entonces son aplicadas compresiones súbitas hacia dentro. Como referencia orientativa, cuando la víctima es una mujer, la zona donde actúan estas compresiones (el esternón, en su mitad de abajo) quedaría normalmente por encima del nivel de los pechos.

La maniobra de palmadas también puede funcionar en embarazadas y personas demasiado obesas. En ella, las palmadas caen sobre la espalda de la víctima, tras haberla encorvado hacia delante todo lo posible.

Las palmadas pueden alternarse con series de compresiones torácicas anti-atragantamiento. En ese caso, lo habitual es empezar por una serie de palmadas.

Tener algún aparato anti-atragantamiento a mano es especialmente útil cuando hay cerca alguna persona discapacitada / con diversidad funcional. Pero también es posible realizarles primeros auxilios sin aparatos. Los primeros auxilios para víctimas de atragantamiento en silla de ruedas son parecidos a los de las demás víctimas, la diferencia está en aplicarles las maniobras directamente en la silla de ruedas.[20]

Las palmadas en la espalda pueden ser usadas tras haber encorvado mucho la espalda de la víctima hacia delante, todo lo posible, intentando que su cabeza quede por debajo del nivel de su tórax, pero sin torcer su cuello demasiado. Haciendo las compresiones abdominales (maniobra de Heimlich), la víctima también tiene que estar encorvada, y el rescatador debe situarse detrás de la silla de ruedas. Entonces el rescatador se cierne sobre la víctima por encima del respaldo de la silla de ruedas y abraza su abdomen por detrás. Si hay dificultades para lograr esto, es posible que el rescatador se ponga más abajo y abarque el respaldo de la silla en el mismo abrazo con el que agarra a la víctima. También es posible intentar lo mismo girando a la víctima a un lado o de cualquier otra manera. Finalmente, el rescatador hace las compresiones, presionando repentinamente hacia dentro y arriba en el vientre de la víctima. Hay que recordar que, cuando la víctima no puede recibir presión en su vientre (por ejemplo: en el caso de embarazadas y personas demasiado obesas), las compresiones abdominales son sustituidas por las compresiones torácicas anti-atragantamiento. Éstas también se aplican en la víctima sentada, pero presionando repentinamente hacia dentro en la mitad de abajo del hueso vertical del pecho (el esternón) contra el respaldo de la silla de ruedas y contra el cuerpo del rescatador. Si esto resulta difícil, es posible intentar lo mismo girando a la víctima a un lado o de cualquier otra manera.

Durante las comidas, es conveniente evitar encajonar en sitios estrechos a las personas discapacitadas / con diversidad funcional. El situarlas en espacios más abiertos facilita que los rescatadores tengan acceso a ellas si hay problemas.

En caso de ser uno mismo el que sufra un atragantamiento estando solo, una de las mejores opciones, y de las más realistas, es la de haber puesto cerca algún aparato anti-atragantamiento. Pero, cuando esos aparatos no están, también es posible intentar aplicarse algunas de las maniobras de primeros auxilios sobre uno mismo (auto-maniobras).

Las compresiones abdominales (maniobra de Heimlich) pueden ser aplicadas por uno mismo sobre sí mismo,[21]​ sólo con las manos: cerrando una mano, rodeándola con la otra, y haciéndose con ambas compresiones bruscas, hacia dentro y hacia arriba, en la zona que queda entre el pecho y el ombligo.Otra manera de hacérselas a uno mismo es dirigir el vientre sobre algún borde: en una silla, una barandilla, una mesa, etc., y entonces hacerse presiones bruscas en el vientre contra el borde. Se puede intentar caer sobre el borde con el vientre, para así aumentar la presión. Otras variantes de este método incluyen presionarse en el vientre, hacia dentro y hacia arriba, con un objeto apropiado.

Si algún problema en el abdomen le impide a uno presionarse su propio vientre, una posibilidad es no hacerse las compresiones abdominales sino las compresiones torácicas anti-atragantamiento, aunque sería más difícil. Para realizar las compresiones torácicas anti-atragantamiento, cerrar una mano, rodearla con la otra, y hacerse compresiones con ambas en la mitad de abajo del esternón (el hueso vertical del pecho), bruscamente y hacia dentro. El hacer intentos de toser hasta lograr esa tos también puede funcionar para despejar la obstrucción.

Un método alternativo para situaciones desesperadas, que está en investigación y es considerado como prometedor, se basa principalmente en colocarse cabezabajo. Para lograr esa posición, es posible apoyar las manos en el suelo y subir las rodillas hasta algún asiento cercano (una cama, un sillón, un sofá, etc.).

En el gráfico de la izquierda se observa que las muertes por casos de atragantamiento superan a los casos de muerte por suicidio en Estados Unidos, en donde entre la edad de 6 y 19 años se producen la mayoría de los casos de obstrucción a la tráquea, siendo la moda o peak entre los 12 y 13 años.

En España hay 1.400 muertes por atragantamiento, un 25% más que de muertes por accidentes de tráfico. Esto significa que, de media, hay 4 fallecimientos al día por atragantamiento. Esto resalta la importancia de aprender primeros auxilios.

En la actualidad, la Cruz Roja y otros organismos consideran que se debe combinar la maniobra de Heimlich con enérgicos golpes en la espalda con la palma abierta.[10][8]​ Este fue el resultado de amplias investigaciones tras haberse discutido la eficacia de la maniobra de Heimlich por sí sola. Se llegó a la conclusión de que sí tenía su eficacia sobre todo si se combinaba tal como se indica.



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