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Batalla de Araure



La batalla de Araure fue un enfrentamiento militar librado el 5 de diciembre de 1813, durante la guerra de independencia de Venezuela, entre las fuerzas patriotas lideradas por Simón Bolívar y las realistas encabezadas por José Ceballos y José Antonio Yáñez, con una gran victoria de las primeras.

Tras la Campaña Admirable, el brigadier realista José Ceballos se atrincheró en Coro, el capitán general Juan Manuel de Cajigal y Martínez se refugió en Puerto Cabello, fortaleza sometida a asedio, y en la cuenca del río Guárico el coronel José Tomás Boves formaba una milicia de llaneros,[10]​ bandidos y esclavos cimarrones dedicada al pastoreo y abigeato a hacendados.[11]​ El Libertador Simón Bolívar, en lugar de marchar inmediatamente sobre los debilitados bastiones monárquicos, se dirigió a Caracas a formar su gobierno.

Los generales Simón Bolívar y Santiago Mariño dominaban el centro-oeste y este venezolano,[12]​ pero muchas de sus guarniciones o partidas volantes no podían defender a la población y debía buscar refugio en los bosques o se unía a los guerrilleros monárquicos.[13]

En 1813 los patriotas decididos debían ser un 5% de la población, contando con la simpatía de otro cuarto o tercio del total, en especial entre la aristocracia, pero pronto agotarían sus recursos materiales y moral en una guerra sin fin, cada vez más encarnizada y que perdían.[14]​ En cambio, los realistas contaban con la simpatía de quizás el 80%, aunque solo un octavo o sexto de la población eran verdaderos monárquicos.[15]​ En el fondo, la mayoría era neutral y se sumaba al grupo que mejor le garantizara el orden[16]​ o que los presionara más. Cuando los patriotas activos estuvieron al mando, un 90 o 95% de los venezolanos apoyo en acción u omisión el proceso esperando una independencia pacífica y considerando a España condenada a la conquista francesa. Cuando la ruina financiera causada por la inexperiencia administrativa y dogmatismo ideológico de los republicanos se sintió, el pueblo dejó de apoyarlos.[17]

La movilización de pardos empezó cuando José Félix Ribas, Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Francisco Antonio Paúl, Miguel Peña, Ramón García de Sena, Antonio Muñoz Tebar y otros patriotas exaltados usaron a sus esclavos e inquilinos como fuerza de choque para defender sus intereses. Pero fueron los realistas quienes hicieron un esfuerzo mayor para ganar su apoyo, destacando el discurso demagógico usado por Boves para hacerse con los esclavos.[18]​ Por ellos ese caudillo contaba con una ejército de 4000 jinetes en Bocachica o el doble en Urica, incluyendo apenas 45 oficiales peninsulares, canarios o criollos, 100 mulatos manumisos, 130 soldados blancos, 1000 mestizos libres y el resto esclavos negros o zambos.[19]

Libertos y esclavos negros tenían un eterno deseo de matar a los blancos y mestizos y hacerse de sus bienes y mujeres. Entre tanto, los indios, muy mezclados con los mestizos, buscaban mantenerse al margen del conflicto tanto como el resto del populacho, pero por activismo de sus párrocos se sentían inclinados al realismo.[20]

En esos momentos la guerra se volvió encarnizada. El realista Zuazola pagaba un peso por cada oreja de patriota que sus hombres traían, llegando a enviar cajones llenos a Cumaná, donde los catalanes locales lo celebraron. El patriota Arismendi hizo degollar en Margarita a todos los prisioneros que capturó, incluyendo al gobernador, coronel Pascual Martínez. Su correligionario Piar no muestra piedad en Maturín y deja los cuerpos de sus enemigos a las aves carroñeras.[21]

Canarios y peninsulares sufrieron la represión y pérdida de sus bienes a manos de los rebeldes, lo único que hacían era resistir a la espera de la llegada de tropas españolas a reconquistar el país. Sin nada que perder, los oficiales de este origen animaban y toleraban los saqueos que perpetraban sus tropas.[22]

En 1813 Venezuela carecía de verdadero gobierno. Después de la reconquista del capitán general Domingo de Monteverde el país se dividió entre el coronel Antonio Tiscar (señor en Barinas y Apure), el brigadier José Ceballos (Coro), el coronel Francisco María de Oberto y Faría (Trujillo), el coronel Ramón Correa (Maracaibo y Mérida) y el coronel Julián Izquierdo (llanos de Portuguesa y Cojedes).[23]​ Considérese a Guayana, Maracaibo, Coro y los Llanos como los bastiones de la fidelidad al rey.[24]

Desde la Campaña Admirable hasta el desembarco de Pablo Morillo el territorio venezolano se fragmentó entre distintos caudillejos que armaban sus propias montoneras, se autoproclamaban jefes y obraban por su cuenta, uniéndose en ocasiones. Muchos incluían a delincuentes deseosos de saqueo. A la vez, proliferaron las bandas delictuales sin bando.[25]

La autoridad el capitán general sobre ellos era relativa y para asegurar su hegemonía, Monteverde tuvo que pedir ayuda al Consejo de Regencia.[26]​ Como ejemplo del grado de anarquía, en 1814 Boves desconoció la autoridad del legítimo capitán general, Juan Manuel de Cajigal y Martínez, uniéndosele los caudillos que quisieron. Anteriormente, Monteverde había desconocido a su superior, Fernando Miyares, y el coronel Yáñez jamás reconoció a ningún jefe superior.[27]

Destacan José Tomás Boves, José Antonio Yáñez, Francisco Tomás Morales, Francisco Rosete, Eusebio Antoñanzas, José Antonio Puy, Juan Francisco Javier Cervériz y Antonio Zuazola entre los caudillos realistas que pusieron en armas a indios, esclavos, llaneros y pardos.[28]

En el lado republicano la situación no era mejor: Santiago Mariño desafiaba la autoridad de Simón Bolívar, José Félix Ribas y Juan Bautista Arismendi a Mariño o José Francisco Bermúdez y Manuel Piar a Ribas.[29]​ En agosto de 1813 había resurgido el «Estado de Venezuela» o la «Confederación Americana de Venezuela»[30]​ pero dividido en el Estado de Centro-Occidente (provincias de Caracas, Barinas, Mérida y Trujillo)[31]​ y el de Oriente (Barcelona, Cumaná, Margarita y Guayana).[32]​ Cada uno era gobernado por un «Jefe Supremo» con poderes dictatoriales.[33]​ Además, tenían proyectos políticos diferentes. Si el oriental deseaba crear un Estado propio en sus dominios, el occidental pretende unir a toda Venezuela bajo su mando, para lo que contaba con apoyo neogranadino.[34]

La división se acentuó al morir la Segunda República y formarse guerrillas autónomas en los llanos del Orinoco, Apure o Casanare, la isla Margarita y Trujillo. Para reiniciar la guerra, en 1817, formar un Estado central y un gobierno centralizado en Angostura Bolívar debió obtener la lealtad de Santiago Mariño, José Antonio Páez, Manuel Piar, Manuel Cedeño, José Gregorio Monagas, Pedro Zaraza, Juan Baustita Arismendi, Juan Nepomuceno Moreno, Ramón Nonato Pérez, Andrés Rojas, José de Jesús Barreto y Francisco Colmenares (sucesor de Vicente de La Torre y Abreu).[35]

El 14 de septiembre de 1813 llegó a Puerto Cabello el regimiento Granada mandado por el coronel Carlos Manuel Salomón, quien decidió avanzar solo sobre Valencia para distraer a Bolívar, que deseaba atacar Barinas, permitiendo a los realistas corianos y apureños reunirse Araure para vencerlo, luego reclutarían más hombres y acabarían con Mariño.[36]​ Marchó a Guaraca con 1200 peninsulares y 3 cañones, pero en el valle de Vigirima se encontró con las fuertes posiciones defensivas del general José Félix Ribas. Atacó sin éxito por dos días, pero el 25 de noviembre debió volver a Puerto Cabello[37]​ dejando en el campo a la mitad de sus fuerzas y toda su artillería.[38]

El brigadier Ceballos decidió ir a Barquisimeto para unirse al coronel José Antonio Yáñez, jefe de los llaneros de Apure.[39]​ Secundado por el coronel Miguel Correa, salió de Coro el 22 de septiembre con 351 infantes y 23 oficiales,[40]​ pasó por Siquisique, donde se les unieron los guerrilleros del sacerdote Andrés Torellas y el indio Juan de los Reyes Vargas, siguiendo el río Tocuyo se le unen los jinetes del coronel Pedro Luis Inchauspe, las guerrillas del coronel Francisco Oberto y los dispersos de las unidades vencidas del jefe Manuel Cañas.[41]​ Los guerrilleros del sacerdote y el indígena acababan de ser vencidos por los 600 soldados del batallón Caracas y el escuadrón Húsares de Línea, comandados por el teniente coronel Ramón García de Sena.[42]​ El 10 de noviembre de noviembre vencía en Tierrita Blanca, cerca de Barquisimeto, a los 1200 infantes y más de 200 jinetes de la división de Bolívar.[43]​ Al día siguiente entraba en Barquisimeto seguido de 2000 combatientes.[44]​ El brigadier asumió el mando personal de la caballería mientras dejó a su segundo, el coronel Oberto, a cargo de la artillería e infantería.[45]

En julio de 1813 Bolívar nombra gobernador de Barinas al coronel Manuel Antonio Pulido en un intento de reconciliación con los federalistas.[46]​ Por aquel entonces, los realistas estaban refugiados en San Fernando de Apure con 1100 hombres. Como el antiguo gobernador de la zona, Antonio Tiscar y Pedrosa, había sido vencido, los dirigía el coronel Yáñez, quien contaba con el apoyo popular gracias a los misioneros y armas y pertrechos enviados desde Guayana.[47]

Finalmente, Yáñez salió de San Fernando con 1000 fieles, destacando los batallones Sagunto y Numancia, formados por infantes criollos con oficiales venidos de Guayana. En el camino se les sumaron guerrillas provenientes de Guasdualito y Quintero, las que degollaban a todo patriota que atrapaban y saquearon, otras dos guerrillas que masacraron a los habitantes de Pedraza y Guanarito se les unieron.[48]

Pronto lograron aislar a las guarniciones de Achaguas y Barinas;[49]​ la primera cayó el 29 de septiembre,[50]​ y la segunda fue evacuada por Pulido el 2 de noviembre.[51]​ Al coronel patriota le seguían el coronel Pedro Briceño Pumar (padre de Pedro Briceño Méndez), numerosas familias, incluso algunas realistas, que temían la sanguinaria fama de los llaneros, y un contingente de 600 jinetes y 400 infantes.[52]​ En su retirada fueron constantemente atacados[53]​ y Bolívar, ocupado con otros frentes, no pudo ayudarlos.[51]​ El 11 de noviembre llegaron a Guanare, la que encontraron abandonada salvo por cadáveres mutilados, debiendo seguir por Ospino, Araure y San Carlos; en la primera de estas los realistas habían ejecutado a más de 100 patriotas el 31 de octubre.[54]

Al saber que Yáñez dejaba Ospino y cruzaba el río Acarigua, Ceballos penetró en los valles de Sarare. Finalmente, el 3 de diciembre, ambos ejércitos se unen en Araure después de masacrar a los patriotas de la localidad.[55]​ El guerrillero realista Carlos Blanco impedía a los patriotas saber de sus movimientos. Su plan era seguir sobre San Carlos, luego Valencia y terminar en Caracas.[56]

El Libertador salió para San Carlos el 27 de noviembre.[57]​ En la tarde del 30 de noviembre, Bolívar pasa revista a sus soldados y al día siguiente comienza el camino a Barquisimeto.[58][59]​ Sin embargo, el 3 de diciembre, después de capturar e interrogar a unos guerrilleros cerca de Onoto se entera de la unión de Yáñez y Ceballos en Sarare, decidiendo ir a Araure, acampando en Camoruco, donde deja a los escolares y dos escuadrones del cuerpo Agricultores para asegurar su retirada a San Carlos, pues estaba la guerrilla realista de Carlos Blanco. A continuación cruza el río Cojedes y llega a Agua Blanca. En la tarde siguiente llega a Araure, donde manda a dos escuadrones a vigilar desde la colina La Galera, al oeste de la villa, mientras él acampa al Este.[60]​ Los patriotas empiezan a concentrar sus fuerzas a pesar de las guerrillas y malos caminos.[61]

Según el militar venezolano Eleazar López Contreras, las unidades involucradas en la batalla fueron las siguientes:[62]

Comandante en Jefe

Infantería

Caballería

Comandante en Jefe

Infantería

Caballería

Bolívar concentró un poderoso ejército. En San Carlos, el brigadier Rafael Urdaneta y el coronel Manuel Villapol reorganizan a los vencidos de Tierrita Blanca en el famoso batallón sin nombre. Ahí también estaban los batallones Valencia y La Guaira y los escuadrones San Carlos, Calabozo y Caracas. El 28 de noviembre el Libertador trae desde Vigirima el batallón Valerosos Cazadores del teniente coronel Manuel Manrique, dos escuadrones de estudiantes y campesinos y su escolta personal (escuadrón Soberbios Dragones del coronel Luis María Rivas Dávila y Lanceros de Ospino).[63]​ Posteriormente llega la columna de Pulido de Barinas, quinientos[64]​ a mil[63]​ efectivos.

También se les suma el teniente coronel Vicente Campo Elías con el batallón Barlovento, formado por 1000[65]​ a 1.500[4]​ infantes procedentes de Calabozo (otros 1000 quedaron guarneciendo la ciudad al mando del teniente coronel Pedro Aldao para vigilar a Boves).[66]​ Por último, Ribas marchó a unirse al resto del ejército con 500 infantes de la juventud caraqueña y 200 jinetes de los alrededores.[67]

En las Memorias de Urdaneta se cifra en 2000 infantes y 1000 jinetes al ejército republicano,[68][69][70]​ no muy distintas a los 2.800 calculados por el militar venezolano Feliciano Montenegro Colón,[71]​ pero el chileno Francisco Antonio Encina reconoce que Urdaneta menciona que había una reserva de 2000 soldados.[58]​ Los estudios del historiador Vicente Lecuna señalan que el brigadier solo contó a los veteranos. Si se les suman los contingentes de Ribas, Pulido y Campo Elías llegarían a los 5.700 efectivos.[72]​ Redondeando cifras, el historiador Francisco Rivas Vicuña y el periodista José Domingo Díaz hablan de 6000 patriotas y el coronel Yáñez en su parte bélico de 5000,[61]​ esta última cifra fue apoyada por Lecuna[73]​ y el historiador venezolano Rafael María Baralt.[74]​ López Contreras habla de 3.900 infantes y 900 jinetes.[75]​ Los modernos estudios del historiador francés Clément Thibaud, basados en Vicente Lecuna y José Félix Blanco, dicen que los ejércitos republicanos del Oeste venezolano podían concentrar en campaña unos 5000 a 6000 soldados operativos en esa época.[76]​ Sin duda, el mayor ejército reunido por los independentistas venezolanos hasta la fecha.[61]

Sin embargo, la calidad de estas unidades era desigual. Destacaban por su calidad el batallón Valerosos Cazadores de Manrique y los veteranos de Mosquiteros y Vigirima traídos por Campo Elías y Ribas respectivamente, pero a la vez estaba el batallón sin nombre de poca disciplina y formado de los restos de unidades vencidas. En cuanto a la caballería, toda era de baja calidad salvo los dragones de Rivas Dávila.[77]

Tradicionalmente se habla de 2000 fusileros corianos y 1500 jinetes llaneros armados con lanzas y sables,[7][4]​ pero otros autores los elevan a 5000.[69][78]​ López Contreras los eleva a 3.700 infantes y 1.500 jinetes,[3]​ Montenegro 2.700 en total,[71]​ Restrepo de 1.400 jinetes y 2.100 infantes[5]​ y Encina 3.700 efectivos.[79]

Según el historiador argentino Bartolomé Mitre, Ceballos planeaba reunir una fuerza poderosa con la que recuperar el centro del país. Buscaba unir a los 350 soldados con los que salió de Coro (en el camino su número creció a 500 infantes, 300 jinetes y un pedrero),[80]​ la guarnición de 1700 soldados de Puerto Cabello a las órdenes de Salomón y los 1.500 llaneros de Yáñez pero Vigirima impidió tal unión.[4]

El estadounidense Daniel Clinton, usando su seudónimo Thomas Rourke, publicó en su Man of glory que Ceballos salía de Coro con 1300 soldados hacia Valencia, Salomón con otros 1200 intentaba unírsele, aparte estaba Yáñez con 2500 llaneros y Boves con otros 2000.[81]

Según Rivas Vicuña, cuando entró en Barinas, la hueste de Yáñez superaba los 2500 llaneros,[82]​ y cuando se hizo con la provincia, los 4500.[2]​ Respecto a Ceballos, los guerrilleros Torrellas y Reyes Vargas le aportaron 1000 hombres reclutados en la zona de Coro.[42]​ Durante las semanas venideras fueron reclutando más monárquicos hasta alcanzar los 2500 efectivos.[2]​ En total, para la batalla los realistas serían 6000, quizás hasta 7000 combatientes.[2]

Los republicanos dispusieron a su infantería en cuatro columnas: la 1ª columna, marchando como vanguardia, incluía el batallón Valerosos Cazadores de Manrique y las tropas de Pulido; la 2ª columna del batallón sin nombre del coronel Florencio Palacios y el Valencia del coronel Manuel Gogorza Lechuga; la 3ª columna la formaban las tropas de Vigirima a cargo de Villapol y el batallón La Guaira; y la 4ª columna: el batallón Barlovento de Campo Elías.[68][83]

Los realistas tomaron posiciones defensivas, controlaban la villa de Araure, situada en una ladera suevamente inclinada con la cordillera ubicada a sus espaldas y al frente la llanura homónima, ubicada entre los nacientes ríos Cojedes y Turén[4]​ y que se va elevando hasta llegar a un punto llamado La Galera,[5]​ apoyaban su flanco izquierdo en las orillas del río Acarigua y el derecho en un tupido bosque. En ambas alas estaba la caballería, un poco adelantada al centro, formado por los infantes y artillería. Esta última tenía dos baterías un poco adelantadas pero protegidas por tiradores.[1][84]​ Su zona de la sabana presentaba algunos matorrales, lo que facilitaba ocultar sus movimientos.[1]​ A partir de La Galera se extiende otra gran llanura más elevada hasta las vegas del río Acarigua.[5]

Al amanecer del 5 de diciembre los 500 soldados[4][5][85]​ (otros hablan de 600[84]​ o 700[86]​) del batallón Valerosos Cazadores de Manrique apoyados por 200 jinetes empezaron a explorar la zona de La Galera, ya que sus vigías habían anunciado que ahí se ocultaban enemigos,[87]​ llegaron hasta encontrarse con la línea realista en la orilla del Acarigua.[85]​ Sin embargo, el batallón se adentró demasiado en territorio desconocido y fue sorpresivamente atacado por escuadrones y artillería realistas, dispersándose o muriendo todos sus infantes y la mayoría de los jinetes.[88]​ Se capturaron 500 fusiles que se usaron para armar a algunos «hastarios» realistas, es decir, soldados que solo portaban lanzas.[79]​ El brigadier Urdaneta y el coronel Villapol salieron en su auxilio, logrando salvar a varios dispersos. Sin embargo, los realistas no aprovecharon su éxito inicial y mantuvieron sus posiciones.[84]​ Más de un millar de jinetes monárquicos participaron de esta acción en que salvaron solo siete u ocho oficiales del batallón, incluido su comandante, gracias a sus buenos caballos.[89]​ Sin embargo, Ceballos no era un comandante audaz y permitió a Bolívar organizar al resto de su ejército.[5]

Después del primer encuentro, patriotas atacaron La Galera en tres columnas formadas en línea cerrada de batalla: Villapol a la derecha, Campo Elías al centro y Palacios a la izquierda, en el centro cuatro piezas de artillería ligera les daban apoyo.[90]​ Esta segunda línea de infantería estaba a cargo de Urdaneta.[1]​ Atrás estaba la caballería preparada para defender los flancos o cargar masivamente sobre el enemigo según de desarrollaran los acontecimientos. A la derecha estaban los jinetes de Barinas y Caracas del coronel Briceño Pumar, a la izquierda los de San Carlos y Calabozo mandados por el coronel Vicente Landaeta y en reserva los Dragones de Caracas y el escuadrón de Ospino. Finalmente, el parque y el Estado Mayor iban en retaguardia.[91]

Dos piquetes de caballería al mando de los capitanes Nicolás Briceño y Mateo Salcedo y los mejores tiradores de la infantería patriota procedieron a asaltar algunas posiciones de la artillería monárquica, capturando dos piezas. En el centro realista, los infantes republicanos no dispararon hasta estar a tiro de pistola, avanzaban en un silencioso orden y se detenían cada vez que se desordenaban sus filas, tras cinco minutos de pocas pero intensas descargas forzaron a retroceder a la línea enemiga con sus bayonetas y culatas, incluso en el sector atacado por el batallón sin nombre, que solo portaba lanzas. Para detenerlos, Ceballos envió a la caballería de Yáñez en su ala izquierda contra Villapol y, aunque los bisoños jinetes de Briceño Pumar fueron vencidos y forzados a huir con la retaguardia al intentar detenerla, la retrasaron lo suficiente como para permitir a la reserva de caballería atacar con Bolívar a la cabeza, empujando a Yáñez contra la infantería republicana y dejándolo atrapado entre dos fuerzas. Pronto los jinetes de Briceño Pumar se recuperan y contraatacan y el caudillo apureño debe abrirse paso hasta su propia ala derecha para salvarse.[84][92][93]

Entre tanto, Urdaneta presiona el centro e izquierda de los realistas hasta obligar a Ceballos a retirarse al otro lado del Acarigua, pero la derecha y parte de su centro se niega a seguirlo a las órdenes de Yáñez. Finalmente, el Libertador ordena a Campo Elías y Palacios cargar con bayonetas y hacerse con las posiciones monárquicas. Después de esto Campo Elías sigue a Yáñez y consigue que sus jinetes ataquen al apureño cuando intentaba reorganizar a sus seguidores. Por su parte, Rivas Dávila es enviado a perseguir a Ceballos.[7][94]

La batalla había durado siete horas, sin contar con lo sucedido a Manrique. No se dio tregua al enemigo, de inmediato, se ordenó a Villapol ir a San Felipe y Barquisimeto con los batallones Caracas y Barlovento a capturar a Vicente Becerra, segundo de Yáñez.[95]​ Urdaneta tomó rumbo a Barinas acompañado de los jinetes de esa localidad, los Dragones de Caracas y el batallón sin nombre;[96]​ el brigadier se dedicó a perseguir a los vencidos hasta Guanare.[97]​ Posteriormente, sus órdenes eran reconquistar Barinas y Apure para acabar pacificando Coro, región que se creía ya sin ejército.[98]​ Entre tanto, Bolívar volvió a Valencia para organizar las operaciones en Calabozo[8]​ y luego asedió Puerto Cabello sin éxito[99]​ y regresó a Caracas, Palacios fue enviado a Barinas con Urdaneta y Campo Elías a Calabozo.[100]

Después de escapar por Guanare a Nutrias, Yáñez tomó camino de vuelta a Apure con 200 a 300 jinetes y otros 800 infantes y jinetes que se reunieron en Tocuyo y Siquisique para huir a Coro.[101][99]​ Entre tanto, Ceballos se fue a Guayana y posteriormente se embarcó para regresar a Coro meses después.[8]

Muchos realistas, demasiado cansados para seguir huyendo, se refugiaron en matorrales o árboles del bosque de Acarigua, donde fueron encontrados y muertos a lanzazos.[102]​ Los dispersos sobrevivientes, unos 600 infantes, llegaron en la tarde y noche al cuartel general monárquico, en Aparición de Corteza.[8][101]​ Al llegar al pueblo al día siguiente, se cogieron muchos prisioneros y según las “normas” de la guerra a muerte, los cautivos de origen peninsular o canario, incluido Quintero, fueron ejecutados.[8][101][103]

En el campo de batalla quedaron muertos o heridos 800 patriotas.[104]​ Sobre las bajas realistas, el militar venezolano Feliciano Montenegro Colón dice que fueron 500 muertos y 300 prisioneros,[38][101]​ mientras que el historiador Acisclo Valdivieso Montaño habla de 1000 muertos y 800 prisioneros.[78]​ Fueron capturadas 4 a 5 banderas, 10 cañones de bronce de varios calibres, 800 a 1000 fusiles, 500 cartucheras, 30 000 cartuchos, 19 cargas de pertrechos, lanzas, sables y víveres, 40 cajas de guerra y 6 sacos con 9000 pesos de plata.[105]​ El diplomático español Mariano Torrente dice que el regimiento de Granada participó en la batalla y que sus restos, 400 soldados, huyeron a Coro.[86]

Fue la primera batalla ganada en persona por Bolívar,[99]​ quien demostró ser un general muy poco táctico, sino que dependía más del impulso de las masas y el valor de sus soldados. De ahí que su táctica favorita fuera la usada en esta batalla, después de algunas cargas de fusilería ordenar una carga con bayonetas para romper las líneas enemigas.[4]​ La derrota fue achacada a la supuesta falta de valentía de los jinetes llaneros de Yáñez. La justificación dada fue que los cañones encendieron los pastizales de la zona, espantando a los caballos. Muchos heridos murieron en ese incendio.[101]​ Sin embargo, Torrente dice que, cuando estaba a punto de conseguirse la victoria, empezó a desordenarse la línea monárquica y toda la división de Coro se dispersó, aunque Yáñez hizo grandes esfuerzos por salvar el desastre.[86]

Un día después de la batalla, los patriotas se presentaron en formación en el pueblo de Aparición. Bolívar, en reconocimiento del valor demostrado por el batallón sin nombre,[71][106]​ dijo: «Soldados: Vuestro valor ha ganado ayer en el campo de batalla, un nombre para vuestro cuerpo, y aún en medio del fuego, cuando os vi triunfar, le proclamé del Batallón Vencedor de Araure. Habéis quitado al enemigo banderas que en un momento fueron victoriosas; se ha ganado la famosa llamada invencible de Numancia».[107]​ También se creó un himno en honor del Libertador:[99]

La victoria prolongó la supervivencia de la Segunda República algunos meses,[108]​ de haber sido derrotados, los patriotas, sin ninguna fuerza de reserva, hubieran visto la caída de su capital ante los realistas.[1]​ Permitió a Urdaneta reconquistar Barinas, dejando como gobernador a García de Sena (el catalán Puy había abandonado la ciudad sin luchar para refugiarse en San Fernando de Apure), dejando casi pacificado el Oeste venezolano al mismo tiempo que Mariño tenía controlado el Este.[109]​ Sin embargo, la destrucción de los ejércitos realistas apureño y coriano no significó nada para los caudillos monárquicos en el resto del país.[110]​ Mientras los planes patriotas se centraban en ocupar Coro,[109]​ las negociaciones para unir fuerzas entre Bolívar y Mariño fracasaban, cada uno más interesado en acabar con los realistas en su territorio.[111]

A pesar de contar con un poderoso ejército de diez batallones, veinticinco compañías de artilleros, zapadores y cazadores y seis escuadrones de húsares y lanceros, 8000 a 10 000 efectivos en total, los republicanos tenían sus fuerzas muy dispersas,[112][76]​ obligando a Bolívar y Mariño a mantener a sus ejércitos separados para enfrentarse a las muchas amenazas.[113]​ En toda Venezuela se producían levantamientos campesinos en nombre de Fernando VII de España[114]​ y un nuevo peligro amenazaba las propiedades de las familias aristocráticas del valle de Aragua, rica región entre Valencia y Caracas: el ejército de Boves.[103]​ Los patriotas habían cometido el error de dejarle organizar sus fuerzas tranquilamente en Guayabal creyéndole insignificante, lo que significó la pérdida de toda la ventaja ganada en Araure, el teniente coronel Campo Elías esperaba encargarse de él en San Marcos.[115]​ Bolívar quedó en pausa esperando la ayuda de Mariño, necesitado de su poderosa caballería oriental para enfrentar a los llaneros,[116]​ además, el caudillo oriental le había prometido traerle un ejército de 4000 a 5000 soldados para ayudarlo.[117]

Los republicanos no podían pagarle a sus tropas[113]​ y al no tener apoyo popular, tampoco podían reemplazar sus bajas con la misma facilidad que sus enemigos.[112]​ Las deserciones mermaban a sus huestes[76]​ y las levas eran un fracaso, el Libertador proyectó reclutar diez o doce mil hombres después de su gran victoria, en la práctica apenas se alistaron mil quinientos.[118]



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