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Bipartidismo en España posterior a la Transición



El bipartidismo es un sistema de partidos políticos posterior a la Transición española y las elecciones generales de 1982, conformado por el Partido Popular y Partido Socialista Obrero Español tras el hundimiento de la UCD. Desde 1982 ambos partidos han ocupado alternativamente el gobierno de España, con mayoría absoluta o con el apoyo de otros grupos políticos menores, y con el otro partido como principal grupo de la oposición.

Desde 1982, los resultados de las elecciones generales dieron como resultado un Congreso de los Diputados compuesto por dos grandes grupos:

El sistema de partidos político español del período no era estrictamente bipartidista. El arco parlamentario se completaba con otros partidos de ámbito nacional, el PCE y posteriormente IU, CDS o UPyD, así como por partidos políticos de ámbito autonómico o regional como el PNV, CiU, ERC, CC, BNG y otros.

El sistema de partidos políticos bipartista no tuvo un reflejo uniforme a nivel autonómico. En algunas asambleas legislativa, como Castilla - La Mancha, sólo existían dos partidos políticos con representación; mientras que en otras como Aragón (5) Cataluña (7), País Vasco (8), Asturias (5) o Navarra (6) la pluralidad era significativamente mayor.

A partir de 2011[cita requerida] en el contexto de la crisis económica, este sistema de partidos es conocido en algunos círculos como "PPSOE"; este término, acróstico de las siglas PP y PSOE,[1]​ es empleado por colectivos pertenecientes al 15M[2]​ y a otros sectores,[3][4]​ señalando que ambos partidos realizarían políticas similares.[5][6]

En respuesta, el PSOE lanzó una web para la campaña electoral de las elecciones europeas de 2014 remarcando sus diferencias mediante una comparativa en carteles.[7]​ Como respuesta, el diario Republica.com creó una web similar defendiendo lo contrario.

En 2013, el bipartidismo empieza a decaer en las encuestas de intención de voto: una encuesta publicada por el periódico El País[cita requerida] le da al Partido Popular un índice de votos del 24,5% y al Partido Socialista Obrero Español un 23%, siendo la suma menor al 50% de índice de voto, cuando anteriormente se situaba por encima del 85%, rondando el 90-92% en años anteriores.

La encuesta del CIS del mes de octubre de 2014 por primera vez introducía en la tradicional ecuación bipartidista a Podemos, una tercera alternativa política con una fuerza en intención de voto equiparable a PP y PSOE.[8]​ Un sondeo de junio de 2014 afirmó que entre el PP y el PSOE perderían 83 diputados, de los cuales entre 56 y 58 irían a parar a Podemos.[9]

Entre finales de 2014 y principios de 2015, Podemos llegó a superar en intención de voto al PSOE y, según algunas encuestas, también al PP. Mientras tanto, apareció Ciudadanos en la escena política, que a lo largo de 2015 llegaría a tener una intención de voto en torno a un 11%. Por su parte, Podemos iría perdiendo terreno paulatinamente, aunque siempre se mantendría por encima del 20%.[10]

A pesar de los malos augurios de las encuestas,[11]​ si bien el bipartidismo cayó del 73,4% de los votos en las elecciones generales de 2011 al 50,7%,[12]​ PP y PSOE siguieron manteniendo la mayoría, tanto en votos como en escaños (213 escaños de 350 en 2015). Los resultados, sin embargo, llevaron a una situación de ingobernabilidad, pues ambos partidos mantuvieron su acérrimo antagonismo y no consiguieron ponerse de acuerdo, al igual que ocurrió con el resto de partidos, pues ninguno alcanzó votos suficientes para formar un gobierno.

Esta situación derivó en una segunda convocatoria de elecciones al año siguiente, tras 314 días de gobierno en funciones.[13]​ En estas nuevas elecciones, el bipartidismo no solo se mantuvo, sino que subió 4 puntos hasta el 55,6% de los votos y 222 escaños.[14][15]

Las elecciones generales de 2016 confirmaron lo que ya era un hecho, el sistema político español se había convertido en un sistema multipartidista, formado por cuatro grandes formaciones: Partido Popular, Partido Socialista Obrero Español, Podemos y Ciudadanos.

Las elecciones generales de abril de 2019 supusieron la consolidación del multipartidismo, ampliando el sistema a cinco grandes partidos por la entrada de Vox en las Cortes con 24 escaños, e incluso podría considerarse una sexta gran formación, Esquerra Republicana de Cataluña, que consiguió 15 escaños, si bien su principal ámbito es el regional. El porcentaje de votos de los partidos tradicionales, debido principalmente al desplome del PP supuso que éstos bajasen del 50% (hasta el 45,38%).[16]

A pesar de esto, en el ámbito regional y local los partidos tradicionales siguen siendo los que mayor implantación poseen, manteniendo prácticamente intacto su poder territorial con más de 40.000 concejales en las elecciones municipales de 2019 y ganando prácticamente en todas las comunidades autónomas.[17]

Las elecciones generales de noviembre de 2019, a pesar de los malos datos de abril, supusieron una ligera recuperación del bipartidismo, que pasó a tener 209 escaños; 20 más que siete meses antes.[18]



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