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Bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki



Nagasaki:

Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki (en inglés, atomic bombings of Hiroshima and Nagasaki; en japonés, 日本への原子爆弾投下, lit., «caída de bombas atómicas en Japón») fueron dos ataques nucleares ordenados por Harry S. Truman, presidente de los Estados Unidos, contra el Imperio del Japón. Los ataques se efectuaron el 6 y el 9 de agosto de 1945, respectivamente, lo que contribuyó, junto con la Guerra soviético-japonesa, a la rendición de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial. Después de seis meses de intenso bombardeo de otras 67 ciudades, el arma nuclear Little Boy fue soltada sobre Hiroshima el lunes[1]​ 6 de agosto de 1945,[2]​ seguida por la detonación de la bomba Fat Man el jueves 9 de agosto sobre Nagasaki. Entre 105 000 y 120 000 personas murieron y 130 000 resultaron heridas.[3][4][5]​ Hasta la fecha, estos bombardeos constituyen los únicos ataques nucleares de la historia.[6]

Se estima que, hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 166 000 personas en Hiroshima y 80 000 en Nagasaki,[7]​ totalizando unas 246 000 muertes, aunque solo la mitad falleció los días de los bombardeos. Entre las víctimas, del 15 al 20 % murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación.[8]​ Desde entonces, algunas otras personas han fallecido de leucemia (231 casos observados) y distintos cánceres (334 observados) atribuidos a la exposición y a la radiación liberada por las bombas.[9]​ En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron de civiles.[10][11]

Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 15 de agosto, el Imperio de Japón anunció su rendición incondicional a los «Aliados», haciéndose formal el 2 de septiembre con la firma del acta de capitulación. Con la rendición de Japón, concluyó la guerra del Pacífico y, por tanto, la Segunda Guerra Mundial. Como consecuencias de la derrota, el Imperio nipón fue ocupado por fuerzas aliadas lideradas por los Estados Unidos —con contribuciones de Australia, la India británica, el Reino Unido y Nueva Zelanda— y adoptó los «Tres principios antinucleares», que le prohibían poseer, fabricar e introducir armamento nuclear.[12]

Después de la Primera Guerra Mundial, no parecía probable un enfrentamiento entre Japón, los Estados Unidos y las naciones coloniales europeas, como potencias aliadas en el pasado contra el colonialismo expansionista alemán en el Pacífico. Sin embargo, en 1922 los japoneses se sintieron ofendidos por el Tratado Naval de Washington, que limitaba el número de barcos que podían poseer, y que aseguraba la supremacía naval de las flotas estadounidense y británica. Además, Japón se sentía agraviado por el hecho de que las potencias europeas ocuparan territorios dentro de lo que consideraba su esfera de influencia, por lo que en 1937 se tomó la decisión de invadir China, conflicto que duraría 8 años. El príncipe Konoye fue nombrado primer ministro en 1940 e integró en su gabinete a Hideki Tōjō y Yōsuke Matsuoka, defensores acérrimos de la expansión de Japón por la fuerza. Para finales de ese mismo año, Japón firmó el Pacto Tripartito con Alemania e Italia, lo que alineaba a Japón con las «Potencias del Eje».[13]

Con la clara intención de establecer la llamada. «Gran Esfera de coprosperidad del este de Asia», en julio de 1941 Japón invadió con sus tropas el sur de Indochina, territorio controlado por Francia, por lo que Estados Unidos decidió tomar represalias, las cuales consistieron en embargos comerciales y la reducción del suministro de petróleo al país en un 90 %. Debido a estas sanciones, así como las impuestas por británicos y neerlandeses, el comercio exterior de Japón disminuyó en un 75 %.[14]

El 5 de noviembre, el emperador Hirohito y el gobierno japonés decidieron declarar la guerra a los Estados Unidos si no se levantaba el embargo petrolero a finales de mes.[15]​ El 7 de diciembre, la Primera flota japonesa lanzó un ataque aéreo masivo contra Pearl Harbor,[16]​ por lo que al día siguiente, el 8 de diciembre, el Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra a Japón como respuesta a la solicitud después del famoso discurso:

El ataque a Pearl Harbor se llevó a cabo tan sólo un día después de que Roosevelt autorizara un proyecto secreto conocido como Manhattan Engineering District, que finalmente se denominó Proyecto Manhattan.[16]

El 2 de agosto de 1939,[18]Albert Einstein dirigió una carta a Franklin Roosevelt, reclamando su atención sobre las investigaciones realizadas por los científicos Enrico Fermi y Leó Szilárd, mediante las cuales el uranio podría convertirse en una nueva e importante fuente de energía. En dicha carta explicaba además la posibilidad de fabricar bombas sumamente potentes:

Los Estados Unidos, con la ayuda del Reino Unido y Canadá en sus respectivos proyectos secretos «Tube Alloys» y «Chalk River Laboratories»,[20]​ diseñaron y fabricaron las primeras bombas atómicas bajo lo que fue llamado «Proyecto Manhattan». La investigación científica fue dirigida por el físico estadounidense Robert Oppenheimer. La bomba atómica fue probada el 16 de julio de 1945,[21]​ cerca de Alamogordo, Nuevo México, en lo que se conoció como «Prueba Trinity». La bomba utilizada en la prueba, llamada «gadget», causó una explosión cercana a la que ocasionarían 20 000 toneladas de TNT, mucho mayor de la esperada.[22]

El proyecto Manhattan produjo dos modelos distintos de bombas atómicas. La bomba lanzada sobre Hiroshima, llamada Little Boy, fue construida con uranio-235, un isótopo del uranio. El diseño de la bomba era más sencillo que el de la utilizada durante el bombardeo de Nagasaki y el principio operacional consistía en disparar piezas de uranio una contra otra. Al juntarse cierta cantidad de 235U (su masa crítica), se producía una reacción de fisión en cadena que provocaba una explosión nuclear.[23]​ No obstante, la masa crítica necesaria para producir esta reacción debía unirse muy rápidamente, ya que, de lo contrario, el calor emitido al comienzo de la reacción expulsaría el combustible antes de que se consumiera la mayor parte de él. Para evitar este problema, la bomba utilizó un cañón para disparar una parte del uranio 235 dentro de la otra. Debido a que se creía que su diseño era sumamente fiable, se consideró que no hacía falta probarlo antes de usarla.[23]

Tanto el arma de prueba, llamada «gadget», como la bomba que se soltó en Nagasaki llamada Fat Man, se diseñaron para implotar y estaban fabricadas básicamente de plutonio-239, un elemento sintético.[24]​ Los científicos en Los Álamos no estaban totalmente seguros de su eficiencia, por lo que este tipo de bomba tuvo que ser probado con antelación al ataque, motivo por el cual se programó la «Prueba Trinity».[23]

Los días 10 y 11 de mayo, el Comité para la elección de los objetivos en el Laboratorio Nacional Los Álamos, con Robert Oppenheimer como miembro principal, recomendó Hiroshima, Kioto y Yokohama, así como el arsenal en Kokura, como los objetivos posibles. La selección de dichas ubicaciones se basó en los criterios siguientes:

Dichas ciudades se mantuvieron prácticamente intactas durante los bombardeos nocturnos llevados a cabo por las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos. Hiroshima fue descrita como «un importante depósito de armas y un puerto de embarque en el centro de un área urbana industrial. Es un buen objetivo en el radar y tiene el tamaño suficiente para que gran parte de la ciudad pueda ser exhaustivamente dañada. Existen colinas adyacentes que muy probablemente producirán el efecto de enfocar, lo que seguramente incrementará considerablemente el daño causado por la explosión. Debido a los ríos no es un buen blanco incendiario».[26]​ El objetivo de lanzar la bomba era obligar a Japón a rendirse incondicionalmente conforme a los términos de la Declaración de Potsdam. El comité aseguró que los factores psicológicos en la selección del objetivo eran de gran importancia, especificando como prioridades:[27]

Durante la Segunda Guerra, Edwin O. Reischauer era el experto para el Cuerpo de Inteligencia Militar, por lo que erróneamente se le atribuyó la decisión de no lanzar la bomba sobre Kioto.[27]​ En su autobiografía, Reischauer refutó dicha aseveración y aseguró que quien merecía el crédito de haber salvado dicha ciudad era en realidad Henry L. Stimson, secretario de Guerra, de quien se dice que admiraba Kioto por haber pasado allí su luna de miel, varias décadas atrás.[28]

El 26 de julio, Truman y otros líderes aliados emitieron la Declaración de Potsdam, la cual bosquejaba los términos de la rendición de Japón. Fue presentada como un ultimátum y se aseguraba que, sin la debida rendición, los aliados atacarían Japón, resultando en «la inevitable y completa destrucción de las fuerzas armadas japonesas e inevitablemente la devastación del suelo japonés», aunque no se mencionó nada sobre el arma atómica. El 28 de julio se hizo oficial el rechazo por parte del gobierno japonés y el primer ministro Kantarō Suzuki ofreció una conferencia de prensa en la que aseguró que la Declaración era tan sólo una copia (yakinaoshi) de la Declaración de El Cairo y que el gobierno intentaba ignorarla (mokusatsu).[29]​ Dicha aseveración fue tomada tanto en suelo japonés como en el extranjero como un claro rechazo a la declaración. El emperador, que estaba pendiente de noticias de los emisarios de paz enviados a la URSS, prefirió no intervenir en la posición gubernamental.[30]​ Además, el 31 de julio dejó claro a su consejero Kōichi Kido que los tesoros imperiales debían ser defendidos a toda costa.[31]

A comienzos de julio, en camino a Potsdam, Truman reexaminó la decisión de usar la bomba. Al final, Truman decidió lanzar las bombas atómicas en Japón con el objetivo de terminar rápidamente la guerra al causar destrucción con las bombas así como miedo de más destrucción, lo que obligaría a Japón a rendirse.[32]

En el momento del bombardeo, Hiroshima era una ciudad de cierta importancia industrial y militar. Algunos campamentos militares se encontraban en los alrededores, incluyendo los cuarteles generales de la Quinta División y los del Segundo ejército General del mariscal de Campo Hata Shunroku, quien comandaba la defensa de toda la parte sur del país. Hiroshima era una base de abastecimiento y logística menor para la milicia japonesa. La ciudad era un centro de comunicación, lugar de almacenamiento y un área de reunión para las tropas. Fue una de las ciudades japonesas que fueron deliberadamente preservadas de los bombardeos aliados con el fin de poder efectuar posteriormente una evaluación precisa de los daños causados por la bomba atómica.[21]

El centro de la ciudad tenía varios edificios reforzados de hormigón, así como estructuras más livianas. Fuera del centro, el área estaba repleta por pequeños talleres de madera ubicados entre los hogares japoneses. Algunas plantas industriales se encontraban en las afueras de la ciudad. Las casas eran de madera con pisos de teja y también muchos edificios industriales tenían armazón de madera, por lo que toda la ciudad en su conjunto era altamente susceptible a daños por incendios.

La población de Hiroshima había alcanzado la cifra máxima de 381 000 antes de la guerra, pero antes del bombardeo la población había disminuido regularmente debido a evacuaciones sistemáticas ordenadas por el gobierno japonés. En el momento del ataque se estima que había aproximadamente 255 000 personas. Esta cifra se basa en los datos de la población registrada según el cómputo de raciones, así como la estimación adicional de trabajadores y soldados que fueron enviados a la ciudad.

Hiroshima fue el objetivo primario del primer bombardeo atómico seguido de Kokura y Nagasaki como objetivos alternativos. La fecha del 6 de agosto se eligió porque anteriormente la ciudad había estado cubierta por nubes. El B-29 Enola Gay, perteneciente al Escuadrón de Bombardeo 393d, pilotado y comandado por el coronel Paul Tibbets, despegó desde la base aérea de North Field, en Tinian, y realizó un vuelo de aproximadamente seis horas hasta Japón. El Enola Gay fue acompañado por otros dos B-29, el The Great Artiste, que llevaba instrumentos de medida, y el #91, que más tarde fue renombrado como Necessary Evil y que tenía labores de fotografía.[33]

Después de salir de Tinian, el Enola Gay voló por separado hacia Iwo Jima, donde se reunió a 2440 metros de altura con los bombarderos auxiliares, tomando rumbo hacia Japón. La aeronave arribó al objetivo con clara visibilidad a los 9855 m. Durante el vuelo, el capitán de la Armada William Parsons armó la bomba, ya que se había desactivado para minimizar el riesgo de explosión durante el despegue. Su asistente, el subteniente Morris Jeppson, quitó los dispositivos de seguridad treinta minutos antes de llegar al objetivo.[34]

Alrededor de las 07:00, el sistema de radares japoneses de alerta temprana detectó a las naves estadounidenses aproximándose desde la parte sur de Japón, por lo que se emitió una alerta a distintas ciudades, entre ellas Hiroshima. Un avión climatológico sobrevoló la ciudad y al no ver signos de los bombarderos, los habitantes decidieron continuar sus actividades diarias. Cerca de las 08:00, el radar detectó nuevamente los B-29 acercándose a la ciudad, por lo que las estaciones de radio emitieron la alarma para que los habitantes se refugiaran, pero muchos la ignoraron.[36]

la mañana del lunes 6 de agosto de 1945, La bomba Little Boy fue arrojada a las 08:15 de la mañana de Hiroshima y alcanzó en 55 segundos la altura determinada para su explosión, aproximadamente 600 metros sobre la ciudad. Debido a vientos laterales falló el blanco principal, el puente Aioi, por casi 244 metros, explotando justo encima de la Clínica quirúrgica de Shima.[37]​ La detonación creó una explosión equivalente a 16 kilotones de TNT, a pesar de que el arma con U-235 se consideraba muy ineficiente, pues solo se fisionaba el 1,38 % de su material.[38]​ Se estima que instantáneamente la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados, lo que incendió el aire circundante, creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro aproximadamente.[39]​ En menos de un segundo la bola se expandió a 274 metros.[40]

Mientras el Enola Gay se alejaba a toda velocidad de la ciudad, el capitán Robert Lewis, copiloto del bombardero, comentó: «Dios mío, ¿qué hemos hecho?».[39]Bob Caron, artillero de cola del Enola Gay, describió así la escena:

La explosión rompió los vidrios de las ventanas de edificios localizados a una distancia de 16 kilómetros y pudo sentirse hasta a 59 kilómetros de distancia.[39]

Alrededor de 30 minutos después comenzó un efecto extraño: empezó a caer una lluvia de color negro al noroeste de la ciudad. Esta «lluvia negra» estaba llena de suciedad, polvo, hollín, así como partículas altamente radiactivas, lo que ocasionó contaminación aun en zonas remotas.[40]

El radio de total destrucción fue de 1,6 kilómetros, provocando incendios en 11,4 km².[42]​ Los estadounidenses estimaron que 12,1 km² de la ciudad fueron destruidos. Autoridades japonesas calcularon que el 69 % de los edificios de Hiroshima fueron destruidos y entre el 6 y 7 % resultó dañado.[43]

A pesar de que aviones estadounidenses habían lanzado previamente panfletos advirtiendo a los civiles de bombardeos aéreos en otras doce ciudades,[44]​ los residentes de Hiroshima nunca fueron advertidos de un ataque nuclear.[45][46][47]​ Entre 70 000 y 80 000 personas, cerca del 30 %[48]​ de la población de Hiroshima, murieron instantáneamente cuando la bomba exploto, mientras que otras 70 000 resultaron heridas.[49]​ Cerca del 90 % de los médicos y el 93 % de las enfermeras que se encontraban en Hiroshima murieron o resultaron heridos, puesto que la mayoría se hallaba en el centro de la ciudad, área que recibió el mayor impacto.[50]

Hiroshima tras el bombardeado.

Ruinas de Hiroshima.

Heridos después del Bombardeo.

La Cúpula Genbaku después del Bombardeo.

Quemaduras de un superviente.

Toyoko Kugata, víctima de 22 años en tratamiento en el Hospital de Cruz Roja de Hiroshima (6 de Agosto de 1945).

Foto de la Tormenta ígnea provacada por la explosión de Little Boy.

El operador de control de la NHK en Tokio se dio cuenta de que la estación de Hiroshima había dejado súbitamente de emitir, por lo que intentó restablecer la programación utilizando otra línea telefónica, pero también falló.[52]​ Cerca de veinte minutos después, el centro telegráfico del ferrocarril de Tokio notó que la principal línea telegráfica había dejado de funcionar justo al norte de Hiroshima. De algunas pequeñas estaciones a 16 kilómetros de distancia de Hiroshima comenzaron a llegar informes confusos sobre una terrible explosión en la ciudad: una «nube siniestra», un «destello terrible», un «fuerte estruendo».[53]​ Todos los mensajes fueron retransmitidos a los cuarteles centrales del Estado Mayor del Imperio japonés.

Distintas bases militares intentaron en varias ocasiones llamar a la estación de control militar en Hiroshima. El completo silencio de la ciudad intrigaba al personal en los cuarteles centrales, que no habían recibido ninguna alerta de bombardeo a gran escala y sabían que en Hiroshima no se almacenaba una cantidad significativa de explosivos. Un joven oficial del Estado mayor fue designado para volar inmediatamente a Hiroshima, aterrizar, analizar el daño y regresar a Tokio con información de primera mano.[54]​ Después de volar durante tres horas, cuando se encontraban todavía a unos 160 kilómetros de distancia de la ciudad, él y su piloto divisaron una gran nube de humo: los restos de Hiroshima estaban en llamas. Su avión pronto llegó a la ciudad, que rodearon desde el aire. Una enorme superficie de tierra carbonizada y una densa nube de humo era todo lo que quedaba de ella. Aterrizaron al sur, y después de regresar a Tokio con su informe, el oficial comenzó a organizar las medidas de auxilio.[54]

Dieciséis horas después del ataque, el presidente Truman anunció públicamente desde Washington D. C. el uso de una bomba atómica:[53]

El anuncio de Truman fue la primera noticia real que se tuvo en Tokio de lo que había pasado e inmediatamente se formó el Comité de Contramedida de la Bomba Atómica, integrado por personal del ejército, la armada y ministerios del interior. A pesar del nombre del comité, gran parte de los integrantes dudaban que efectivamente se hubiera utilizado una bomba atómica, pues se creía que la tecnología estadounidense no estaba tan avanzada como para desarrollarla, ni para transportarla por todo el océano Pacífico. Solo cuando el personal fue a la zona a investigar la destrucción ocurrida, aceptaron que ninguna bomba convencional podría haber causado tanto daño.[53]

El 8 de agosto, unos periódicos en Estados Unidos informaban sobre las descripciones de la devastación retransmitidas por las emisoras de Radio Tokio: «Prácticamente todas las cosas vivas, humanos y animales, se quemaron hasta la muerte», decían los locutores japoneses en una transmisión interceptada por los aliados.[56]

De acuerdo a la mayoría de las estimaciones, los efectos inmediatos mataron aproximadamente a 70 000 personas en Hiroshima. La estimación total de muertes de finales de 1945, en la que se incluyen quemaduras, muertes relacionadas con la radiación, así como efectos agravados por la falta de recursos médicos, varía entre los 90 000 y los 140 000.[7][57]​ La falta de recursos médicos se debía a que muchos profesionales de la salud murieron luego de que explotara la bomba y los que sobrevivieron ignoraban los efectos de la radiación, así que no sabían cómo tratar a las personas que continuaban llegando quemadas.[58]​ Se ignoraban los efectos tardíos que la radiación podía producir, puesto que era la primera bomba de este modelo que se utilizó en el mundo.[58]​ La calidad y cantidad de las radiaciones recibidas por las personas continuó envuelta en incertidumbre, ya que la potencia de la bomba debía ser calculada solo a base de experimentos en reactores sobre otras armas y distintos ensayos.[58]

Algunas otras fuentes aseguran que más de 200 000 personas fallecieron hasta 1950, ya sea a causa de cáncer y otros padecimientos a largo plazo.[1][10]​ Entre 1950 y 1990, el 9 % de las muertes ocasionadas por cáncer y leucemia entre los supervivientes al bombardeo se debió a la radiación de las bombas; entre ellas, se estima que 89 casos fueron por leucemia y 339 de distintos padecimientos de cáncer.[59]​ La leucemia comenzó a aumentar en número de casos, tres años después de haber explotado la bomba; además, diez meses después de la explosión, empezó a aparecer la catarata en los supervivientes, y algunos de los niños que estaban por nacer tuvieron una disminución en el tamaño de la cabeza y en algunos se produjo algún tipo de retraso.[58]​ Por lo menos once prisioneros de guerra fallecieron durante el bombardeo.[60]

La ciudad se encontraba en ruinas. Aproximadamente el 69 % de los edificios de Hiroshima fue destruido. Algunos edificios de hormigón en Hiroshima habían sido construidos con una gran resistencia debido al constante riesgo de sismos en Japón, y aunque su armazón no colapsó aun estando muy cerca del epicentro, las paredes mostraron un daño interno severo ocasionado por la presión descendente de la explosión.[61]

Debido a que la bomba detonó en el aire, la explosión se enfocó más hacia abajo que hacia los lados, por lo que el edificio conocido como Cúpula Genbaku (原爆ドーム Genbaku Dōmu?) o Cúpula de la Bomba Atómica, pudo permanecer en pie a pesar de encontrarse a tan sólo 150 metros de la zona cero. Las ruinas fueron renombradas como Monumento de la Paz de Hiroshima y fue catalogado como Patrimonio de la Humanidad en 1996 con la objeción de los Estados Unidos y China.[62]

Eizō Nomura (野村 英三 Nomura Eizō?) fue el superviviente más cercano a la «zona cero» que se conoce. Eizō se encontraba en el sótano de una moderna «casa de descanso», a sólo 170 metros de distancia en el momento del ataque.[63]​ Akiko Takakura (高蔵 信子 Takakura Akiko?) fue también una de las supervivientes más cercanas al epicentro de la explosión. Akiko se encontraba dentro del Banco de Hiroshima, a tan sólo 300 metros de la «zona cero».[64]


Después del bombardeo de Hiroshima, Truman anunció: «Si no aceptan nuestros términos, pueden esperar una lluvia de destrucción desde el aire, algo nunca visto sobre esta tierra».[68]

El gobierno japonés no reaccionó ante la declaración de Potsdam. El emperador Hirohito, el gobierno y el Consejo de Guerra estaban considerando cuatro condiciones para la rendición: que se preservara el kokutai (el sistema imperial y la política nacional), que el Estado Mayor tuviera la responsabilidad del desarme y desmovilización, la no ocupación del país y que la obligación de castigar los crímenes de guerra recayera en el gobierno japonés.

El ministro del Exterior soviético Vyacheslav Molotov anunció a Tokio que la Unión Soviética había abrogado unilateralmente el Pacto de Neutralidad el 5 de abril. Dos minutos después de medianoche del 9 de agosto, hora de Tokio, infantería soviética, tanques blindados y fuerzas aéreas lanzaron una ofensiva en Manchuria. Cuatro horas más tarde, llegó a Tokio la noticia de que la Unión Soviética había declarado la guerra a Japón. Los principales dirigentes del Ejército Imperial Japonés, junto con el ministro de Guerra Korechika Anami, llevaron a cabo los preparativos para imponer la ley marcial en el país.

El responsable de la fecha del segundo bombardeo fue el coronel Tibbets, comandante del 509BW en Tinian. Programado originalmente para el 11 de agosto contra la ciudad de Kokura, el bombardeo se reprogramó y reubicó con la finalidad de evitar un periodo de mal tiempo de cinco días que se avecinaba y el cual se esperaba que comenzara el 10 de agosto.[69]​ Tres bombas previamente ensambladas se habían transportado a Tinian, etiquetadas como F-31, F-32 y F-33 en su exterior. El 8 de agosto se llevó a cabo un ensayo de ensamblaje conducido por el mayor Charles Sweeney utilizando un B-29 llamado Bockscar como el bombardero. La F-33 se gastó probando los componentes, por lo que la F-31 fue designada para la misión del 9 de agosto.[70]

La ciudad de Nagasaki había sido uno de los puertos más grandes en la parte sur de Japón y tuvo gran importancia durante la guerra por su gran actividad industrial, incluyendo la producción de artillería, barcos, equipo militar, así como otros materiales de guerra.

En contraste con el aspecto moderno de Hiroshima, la mayoría de los hogares eran de tipo antiguo: edificios de madera en su totalidad y suelo de azulejo. Muchas de las pequeñas industrias también estaban alojadas en edificios de madera y no contaban con la infraestructura necesaria en caso de explosión. Debido a que la ciudad creció sin un ordenamiento ni planificación adecuada, era común encontrar hogares adyacentes a fábricas a lo largo de todo el valle.

Nagasaki nunca había sufrido un bombardeo a gran escala antes de la explosión nuclear, aunque el primero de agosto de 1945 algunas bombas fueron arrojadas sobre la ciudad. Algunas de ellas dieron en astilleros y puertos de la parte suroeste de la ciudad, otras hicieron blanco en la fábrica de Mitsubishi y seis de ellas cayeron sobre la Escuela Médica y Hospital de Nagasaki. A pesar de que el daño se puede considerar como reducido, el bombardeo creó preocupación entre los habitantes y mucha gente, especialmente niños, fueron evacuados hacia las zonas rurales. y fue bombardeada a pequeña escala cinco veces. Durante una de estas redadas el 1 de agosto, se lanzaron varias bombas convencionales de alto explosivo sobre la ciudad. Algunos atacaron los astilleros y las áreas de los muelles en la parte suroeste de la ciudad, y varios atacaron Mitsubishi Steel and Arms Works.[71]​ A principios de agosto, la ciudad fue defendida por el 134º Regimiento Antiaéreo de la 4ª División Antiaérea con cuatro baterías de cañones antiaéreos de 7 cm (2,8 pulgadas) y dos baterías de reflectores.

Durante la mañana del jueves 9 de agosto de 1945, el B-29 Bockscar, pilotado por el mayor Charles Sweeney, transportó el arma nuclear llamada Fat Man con la intención de lanzarla sobre Kokura como blanco principal y Nagasaki como objetivo secundario. El plan para esta misión fue prácticamente idéntico al de Hiroshima: Dos B-29 volando una hora antes sobre el objetivo con la finalidad de hacer el reconocimiento de las condiciones climáticas y dos B-29 más acompañando el bombardero con instrumentación. Sweeney despegó con la bomba armada, aunque con los seguros eléctricos puestos.[72]

Los B-29 enviados como observadores climatológicos informaron que ambos objetivos estaban despejados. El bombardero Bockscar arribó al punto de reunión pero la tercera aeronave, Big Stink, no logró unirse tempranamente a la misión, por lo que el bombardero y la aeronave de instrumentación tuvieron que volar en círculos durante cuarenta minutos esperando a la aeronave retrasada. Con treinta minutos de retraso, Sweeney decidió continuar la misión sin el avión ausente.[72]

Cuando llegaron a Kokura, la ciudad estaba cubierta en un 70 % por nubes, que la oscurecían. Después de pasar tres veces por encima y con el combustible consumiéndose y en un nivel bastante bajo debido a un desperfecto en una de las bombas de un motor, decidieron ir por el objetivo secundario, la ciudad de Nagasaki.[72]​ El cálculo del consumo de gasolina indicaba que el bombardero no tendría suficiente combustible como para llegar hasta Iwo Jima y se verían obligados a desviarse hacia Okinawa. Se decidió primeramente que si Nagasaki presentaba las mismas condiciones climáticas, entonces regresarían con la bomba a Okinawa y tratarían de desecharla en el mar, aunque posteriormente el comandante Frederick Ashworth decidió que se utilizaría el radar si el objetivo no era visible.[73]

Alrededor de las 07:50, la alerta de bombardeo aéreo sonó en la ciudad pero a las 08:30 se emitió la señal de que el peligro se había alejado. Cuando se avistaron los dos B-29 a las 10:53, autoridades japonesas estimaron que las aeronaves solo tendrían labores de reconocimiento, por lo que no se emitió alarma alguna.

Pocos minutos después, a las 11:00, desde el The Great Artiste se lanzaron instrumentos de medida atados a tres paracaídas. Junto con los instrumentos se envió una carta sin firmar dirigida al profesor Ryokichi Sagane, un físico nuclear de la Universidad de Tokio, quien había estudiado con tres de los científicos responsables de desarrollar el arma nuclear. El objetivo de dicha misiva era pedirle que le dijera al Estado Mayor japonés el daño que involucraban estas armas de destrucción masiva, además de que hiciera todo lo que estuviera a su alcance para convencer a las autoridades del país de terminar la guerra.[74]​ Aunque los mensajes fueron encontrados por autoridades militares, el profesor Sagane no fue avisado hasta un mes después.[75]​ En 1949 uno de los autores de la carta, Luis Walter Álvarez, se entrevistó con Sagane y firmó el documento.[74]

En el último minuto se abrió una brecha entre las nubes, lo que permitió al capitán Kermit Beahan tener contacto visual con el objetivo como había sido ordenado, por lo que la bomba fue soltada a las 11:01 de la mañana. Cuarenta y tres segundos después la bomba explotó a 469 metros de altura sobre la ciudad y a casi 3 km de distancia del hipocentro planeado originalmente. La explosión se confinó al valle Urakami y la mayor parte de la ciudad fue protegida por las colinas cercanas.[76]​. La explosión resultante tuvo una detonación equivalente a 22 kilotones[77]​ y generó una temperatura estimada de 3900 grados Celsius y vientos de 1005 km/h.

Se calcula que inmediatamente fallecieron entre 35 000 y 40 000 personas,[78][79][80]​ mientras que el total de decesos para finales de 1945 alcanzó de 60 000 a 80 000.[7]​ De los 35 000 a 40 000 muertos, 27 778 eran trabajadores industriales japoneses, 2000 trabajadores esclavos coreanos y 150 soldados japoneses.[80]

El radio total de destrucción fue de 1,6 km y se extendieron incendios en la parte norte de la ciudad hasta una distancia de 3,2 km del hipocentro.[81][82]​ A diferencia de Hiroshima, en Nagasaki no tuvo lugar la «lluvia negra» y aunque sus efectos fueron más devastadores en el área inmediata del hipocentro, la topografía del lugar evitó que el radio de destrucción fuera mayor.[77]​ Se calcula que el porcentaje de estructuras y edificios destruidos estuvo en el orden del 40 %, incluyendo el estadio, hogares, hospitales y escuelas.[83]

Un número desconocido de supervivientes de Hiroshima se había trasladado hasta Nagasaki, donde nuevamente fueron bombardeados.[84]


Los Estados Unidos esperaban tener otra bomba atómica lista para ser utilizada durante la tercera semana de agosto, tres más en el mes de septiembre y otras tres para octubre.[85]

El 10 de agosto, el mayor general Leslie Groves, director militar del Proyecto Manhattan, envió un memorándum al general del Ejército George Marshall en el que se leía: «La siguiente bomba [...] deberá de estar lista para entregarse al primer día de tiempo adecuado, después del 17 ó 18 de agosto». Ese mismo día, Marshall endosó el documento con el comentario «No se soltará sobre Japón sin la orden expresa del Presidente».[85]​ En el Departamento de Guerra se llevaba, además, un debate sobre conservar la producción de las bombas atómicas hasta que se llevara a cabo la Operación Downfall, la invasión a Japón.

El 9 de agosto, el consejo de guerra aún insistía en defender sus cuatro condiciones para admitir la rendición del país. Ese día, el emperador Hirohito ordenó a Koichi Kido controlar rápidamente la situación, que adquiría tintes trágicos tras la declaración de guerra de la Unión Soviética y el inicio de la Batalla de Manchuria. El emperador mantuvo una conferencia durante la cual autorizó al ministro Shigenori Tōgō para notificar a los Aliados que Japón aceptaría los términos de la rendición con una sola condición: que no se comprometiera ni exigiera ningún detrimento a la prerrogativa de su majestad el emperador como gobernante soberano.[86][87]

El 12 de agosto, el emperador informó a la familia imperial su decisión de rendirse. Uno de sus sobrinos, el príncipe Asaka, preguntó si la guerra continuaría si la kokutai no se preservaba. Hirohito únicamente contestó «por supuesto».[88]

Debido a que los términos de los Aliados parecían dejar intacto el principio de preservación del Trono, Hirohito grabó el 14 de agosto su anuncio de capitulación, que fue retransmitido a toda la nación el día siguiente, no sin despertar una breve rebelión de militares opuestos a dicha decisión.

En dicho anuncio, Hirohito se refirió a las bombas atómicas:

La rendición se hizo oficial el 2 de septiembre de 1945 a bordo del USS Missouri y estuvo presidida por el general McArthur, Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas.[90]

Un año después de los bombardeos, aproximadamente 40 000 soldados de ocupación se encontraban en Hiroshima y 27 000 en Nagasaki. Entre otras condiciones de la rendición, los japoneses admitieron cambios constitucionales, ocupación de su territorio (Okinawa permaneció ocupada por EE. UU. hasta 1972), instalación de numerosas bases militares y prohibición de constituir un ejército propio. Recientemente,[91]​ estas sanciones han empezado a afrontar tímidas modificaciones.

Durante la primavera de 1948, se formó la Comisión de Víctimas de la Bomba Atómica (ABCC por sus siglas en inglés) por mandato de Truman con el objetivo de que la Academia Nacional de Ciencias y el Consejo de Investigación Nacional llevaran a cabo las investigaciones necesarias para determinar los efectos posteriores de la radiación entre los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki. Entre las víctimas se encontraron una gran cantidad de decesos indeseados, por ejemplo:

Una de las primeras acciones de la ABCC fue la de observar los resultados de los embarazos en Hiroshima y Nagasaki, así como en una ciudad controlada experimentalmente, Kure, para discernir las condiciones y resultados con los casos relacionados con exposición a la radiación. Algunos autores aseguran que la ABCC se negó a proporcionar tratamientos médicos para los supervivientes salvo en casos estudiados, e incluso algunos aseguran que la atención médica fue negada para obtener «mejores resultados» en la investigación.[93]​ En 1975, se creó la Fundación para la Investigación de los Efectos Radioactivos (Radiation Effects Research Foundation) para asumir las responsabilidades de la ABCC.[94]

Las víctimas supervivientes de los bombardeos son llamadas hibakusha (被爆者?), una palabra en japonés que literalmente significa 'persona bombardeada'. Ser hibakusha, aseguran los supervivientes, era como una maldición, que los estigmatizaba.[96]​ Además de las enfermedades a las que se enfrentaron, estos supervivientes también tuvieron que lidiar con el rechazo del resto de la sociedad, vivían ocultando su condición, ya que nadie quería casarse con personas como estas e incluso les negaban trabajos si se llegaba a conocer que eran hibakusha.[96]​ Según estudios independientes realizados sobre distintas catástrofes, los hechos traumáticos alteran profundamente el conjunto de creencias esenciales que las personas tienen sobre sí mismas.[97]​ Esto fue lo que ocurrió en Japón y más grave aún, dado que las personas eran rechazadas por la sociedad.

Por mucho tiempo vivieron ignorando lo que había ocurrido y los efectos tardíos que esta situación podía tener en ellos o sus hijos.[96]​ Un año y medio después de la tragedia, los supervivientes supieron que lo que ellos habían presenciado había sido la explosión de una bomba atómica.[96]​ Tres años después se formaron por primera vez como asociación de víctimas para pedir ayuda al gobierno, para tratamientos, pues no tenían dinero y muchos morían.[96]​ Para el año 2008, 243 692 hibakusha eran reconocidos por el gobierno japonés, la mayoría viviendo en dicho país.[98]​ El gobierno además asegura que el 1 % de dichos supervivientes padece alguna enfermedad asociada a la radiación.[99]

Memoriales en Hiroshima y Nagasaki contienen listas de los hibakusha que se sabe han muerto desde los bombardeos. Actualizadas anualmente durante el aniversario de los bombardeos, al 2008 los memoriales contenían los nombres de más de 400 000 hibakusha, 258 310 en Hiroshima y 145 984 en Nagasaki.[100]

Durante la guerra, fueron llevados muchos conscriptos coreanos tanto a Hiroshima como a Nagasaki para realizar trabajos forzados. De acuerdo a algunas estimaciones, alrededor del 10 % de los fallecidos en los bombardeos provenía de Corea.[101]​ Además, se estima que una de cada siete de las víctimas de Hiroshima tenía ascendencia coreana.[11]​ Durante muchos años, los coreanos tuvieron que luchar para que se les reconociera como víctimas de los bombardeos y les fueron negados subsidios por enfermedad, situación que ha ido cambiando poco a poco a través de distintas demandas.[102]

El 24 de marzo de 2009, el gobierno japonés reconoció a Tsutomu Yamaguchi como un doble hibakusha.[103]​ Yamaguchi estaba a una distancia de tres kilómetros del punto cero en Hiroshima, donde se encontraba en un viaje de negocios cuando detonó la bomba atómica. Sufrió severas quemaduras en el lado izquierdo del cuerpo. El 8 de agosto regresó a su tierra natal, Nagasaki, donde al día siguiente se expuso a la radiación residual de la bomba mientras buscaba a sus familiares. Yamaguchi es el primer superviviente confirmado de ambos bombardeos.[104]​ Falleció el 4 de enero de 2010, a la edad de 93 años, por cáncer de estómago.[105]

El documental de 2006 Twice Survived: The Doubly Atomic Bombed of Hiroshima and Nagasaki, registra 165 nijū hibakusha (gente afectada dos veces por la explosión) y fue proyectado en las Naciones Unidas.[106]

La importancia de los bombardeos en la rendición de Japón, así como la justificación ética de Estados Unidos, han sido tema de debates entre académicos y público en general durante décadas. J. Samuel Walker escribió en abril de 2005 un resumen de la historiografía reciente sobre el tema: «Parece que la controversia sobre el uso de la bomba aún continúa». Walker hace notar que «el aspecto fundamental que ha dividido a los académicos por casi cuatro décadas radica en que si fue necesario usar la bomba para obtener la victoria en la guerra en el Pacífico en términos satisfactorios para Estados Unidos».[108]

Con motivo del quincuagésimo aniversario de los bombardeos, el periódico estadounidense The Seattle Times clasificó los debates al respecto de la siguiente forma:[109]

Tras el ataque atómico, Hiroshima fue reconstruida como una ciudad en memoria de la paz. El gobierno japonés continuó pidiendo la abolición de las armas atómicas y a mayor escala por la paz mundial.[111]​ En mayo de 1949 el parlamento japonés declaró a Hiroshima como «Ciudad de paz» y a Nagasaki como «Ciudad de la cultura internacional».[112]

Tanto en Hiroshima como en Nagasaki se han erigido una gran cantidad de monumentos, esculturas, ceremoniales y parques para recordar y conmemorar los eventos de agosto de 1945.[83]

En Hiroshima destacan:

Entre otros, en Nagasaki se encuentran:

En 1959 el compositor polaco Krzysztof Penderecki (1933) realizó una composición musical titulada Treno a las Víctimas de Hiroshima[120]​ para 52 instrumentos de cuerda frotada, la cual obtuvo el tercer premio en la Competición de Composición Grzegorz Fitelberg en Katowice en 1960. La obra despertó rápidamente un enorme interés por todo el mundo e hizo a su joven compositor famoso. Es una obra disonante que emplea cuartos de tono para conseguir la hipertonalidad y busca la consecución de texturas mediante una serie de efectos en la cuerdas.[121]

El grupo británico de pop rock Wishful Thinking grabó en 1971 la canción antibelicista «Hiroshima» para su álbum de mismo título, donde la letra trataba del bombardeo nuclear por parte de Estados Unidos sobre la ciudad. En 1975 el cantante checoslovaco Jaromír Mayer hizo una versión con los mismos arreglos. La cantante de pop alemana Sandra versionó la canción y la publicó en 1990 como el primer sencillo de su álbum Paintings in Yellow. Decidió grabarla preocupada por los disturbios políticos que ocurrían en países como Líbano, China y Rumania a finales de la década de 1980.

En 1980 el grupo británico de synth pop Orchestral Manoeuvres in the Dark, más conocido por su acrónico OMD, publicó como cuarto sencillo de su segundo álbum Organisation una de sus canciones más populares:[122]​ «Enola Gay».[123]​ Compuesta por Andy McCluskey el título de la canción hace referencia al bombardero Boeing B-29 Superfortress que lanzó la bomba sobre Hiroshima.[124]​ La letra de la canción cuestiona la decisión de utilizar la bomba e incluye alusiones directas al apodo (Little Boy) o a la hora (8:15) en que fue detonada.[125]

En 1983 la banda española de heavy metal Barón Rojo incluyó en su tercer álbum Metalmorfosis un tema llamado «Hiroshima» que critica el uso de la bomba nuclear por parte de los Estados Unidos de América.[126]

La banda de punk estadounidense Box Car Racer, surgida como un proyecto alternativo al grupo Blink-182 entre los años 2001 y 2003,[127]​ adoptó su nombre debido al bombardero Boeing B-29 Bockscar que lanzó la bomba sobre Nagasaki.[128]

El grupo alemán de música electrónica Tangerine Dream publicó, entre los años 2007 y 2010,[129]​ una pentalogía de álbumes inspirada en estos hechos denominada «The Five Atomic Seasons». Integrada por Springtime in Nagasaki (2007),[130]Summer in Nagasaki (2007),[131]Autumn in Hiroshima (2008),[132]Winter In Hiroshima (2009)[133]​ y The Endless Season (2010)[134]​ se trata de una serie de álbumes de encargo a cargo de un hombre de negocios japonés, superviviente a los bombardeos, que contrató a la banda para la composición de estos álbumes.[135]

La banda de Power metal Sabaton hizo una canción sobre el evento en su álbum de 2006 Attero Dominatus.

Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki han sido abordados a través de distintos puntos de vista fílmicos:

Inmediatamente después de terminada la guerra, el United States Army Signal Corps organizó una misión para evaluar los daños ocasionados durante los bombardeos. Durante esa misión se grabó The Atom Strikes!, un documental que comienza con la imagen de la explosión exitosa de la prueba en Los Álamos y posteriormente reseña los daños observados en las estructuras de ambas ciudades.[147]​ Otro documental a manera de propaganda fue A Tale of Two Cities (1946), producido por el Departamento de Guerra de los Estados Unidos.[147]

Entre los documentales modernos destacan Trinity and Beyond (1995) de Peter Kuran, Hiroshima (1996) de Paul Wilmshurst, Hellfire: A Journey from Hiroshima (1986), The Mushroom Club (2005) de Steven Okazaki, Hiroshima (2005)[148]​ y White Light/Black Rain: The Destruction of Hiroshima and Nagasaki (2007), documental de HBO.

El género del manga también ha tratado el tema de los bombardeos, y destacan dos historias inspiradas en estos hechos. La primera de ellas, Hiroshima (Hadashi no gen, 1983), está basada en la historia de Gen, un chico de seis años que vive con su familia en Hiroshima en los días del bombardeo y sus consecuencias. La historia está escrita a modo de una semiautobiografía del autor, el escritor Keiji Nakazawa.[149]​ También es notable Yūnagi no machi, sakura no kuni, un manga escrito e ilustrado por Fumiyo Kōno, que cuenta la historia de una familia de supervivientes al bombardeo de Hiroshima, y protagonizada por una chica de veinte años llamada Minami Hirano.[150]

Existe una vasta literatura respecto a estos bombardeos, la decisión de usar las bombas, y la rendición de Japón. Las siguientes fuentes brindan una muestra de trabajos prominentes en esta materia:



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