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Cabanillas (Navarra)



Cabanillas es una villa y municipio español de la Comunidad Foral de Navarra, situado en la merindad de Tudela, en la Ribera de Navarra, en la comarca de Tudela (según zonificación Navarra 2000) y a 101 km de la capital de la comunidad, Pamplona. Su población en 2017 fue de 1366 habitantes (INE).

El municipio se encuentra situado en la Ribera Navarra, ubicado en las postrimerías de la carretera N-232 Zaragoza-Pamplona, a 8 km de Tudela, a 101 de la capital de la comunidad, Pamplona y a 70 km de Zaragoza.

Su territorio se reparte desigualmente entre la llanura aluvial aterrazada, junto al río Ebro, y un monte arcilloso-calcáreo que culmina en el Monte Olivete.

Consta que Alfonso I el Batallador concedió a sus pobladores el fuero de Cornago hacia 1127. El rey García Ramírez donó la villa a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén (1142), que la transformó en sede de una de sus encomiendas de Navarra.

Conquistada la zona a los musulmanes, el rey aragonés Alfonso I El Batallador, concede el «Fuero de Cornago» a los que vinieran a poblar el «lugar de Cabanillas». Por vez primera aparece en un documento el nombre de Cabanillas. Probablemente ya existió algún asentamiento con anterioridad a esta concesión, con gentes dedicadas a la explotación ganadera y al cultivo de las tierras más fértiles del entorno. En 1142 el rey García Ramírez dona las villas de Cabanillas y Fustiñana a la Orden Hospitalaria de los Caballeros de San Juan de Jerusalén y en 1197 ante el auge que toma la encomienda formada por dichas villas, son desdobladas formando desde entonces dos encomiendas independientes.

A finales del siglo XII se inicia la construcción de la iglesia románica Sanjuanista, considerada la joya románica más meridional de Navarra, restaurada hace unos años por la institución Príncipe de Viana.

En 1252, el rey de Navarra, de la casa francesa de Champaña, Teobaldo I, concede permiso a las villas de Cabanillas y Fustiñana y a la Orden Hospitalaria, para hacer presa en el río Ebro y abrir acequia para regar sus tierras, siempre que dejasen paso para las naves. Las dos villas y la orden militar, construyeron las tres primeras leguas de acequia, llamándose entonces «Acequia del Ebro». En 1444, el Príncipe de Viana, concede ese derecho a la villa de Tauste, y es desde entonces cuando comienza a denominarse Acequia de Tauste. En 1558, Felipe II concede la participación en la misma, a la villa de Buñuel, viendo los cuatro pueblos condueños confirmados sus derechos, privilegios y concesiones por los reyes Felipe III, Felipe IV y Felipe V. Incautado por la corona (1781-1848) y agregado a las obras del Canal Imperial de Aragón, su modernización y la construcción de un dique de contención en el río Ebro, mejoraron sustancialmente la utilidad del canal y el aprovechamiento de tierras hasta entonces improductivas.

A mediados del siglo XIX su presupuesto municipal era de 6.740 reales que se cubrían con el arriendo de los comercios existentes por entonces, tienda de comestibles, panadería y taberna, y con la producción de las yerbas del monte, la huerta y el trigo con el que pagaban su canon los vecinos.

Por otro lado, desde época medieval, Cabanillas, forma parte junto con Fustiñana, Tudela, Cortes, Buñuel, Carcastillo, Mélida, Caparroso, Villafranca, Cadreita, Valtierra, Arguedas, Santacara, Marcilla, Falces, Peralta, Funes, Milagro y Corella, el Monasterio de la Oliva y los valles de Roncal y Salazar, la comunidad de Bardenas Reales de Navarra.

El canal de Tauste y las Bardenas Reales, han sido los dos pilares fundamentales sobre los que se ha basado la supervivencia de Cabanillas, durante sus más de 800 años de existencia, hasta fechas recientes.

La economía del municipio basa su mayoría en el sector primario. Los cultivos se riegan por aspersión con agua elevada del Canal de Tauste y llevada por tuberías a más de 1000 robadas de diversos cultivos, esta zona era antes conocida como "viñas viejas". El Canal de Tauste está en la base de todas las mejoras y ampliaciones del regadío, que hoy ocupa casi el 25% de la superficie cultivada. El municipio se dedica principalmente al cultivo de maíz y hortalizas, entre las que destacan el tomate, alcachofas, el guisante verde, la coliflor y el bróculi.

Folclore navarro-aragonés así como expresiones a la hora de hablar descendientes del antiguo romance navarro-aragonés y del que hoy queda la fabla aragonesa en la provincia de Huesca.

En el municipio, desde uno de sus lugares más altos y con vistas al canal y la huerta cabanillera, se encuentra la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora. Esta iglesia perteneció a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén. De la primitiva construcción románica (de la segunda mitad del siglo XII) solo se conserva el ábside semicircular cubierto con bóveda de horno y con ventanales de medio punto, y los muros de la nave, que se cubrió a finales del siglo XV con bóvedas de crucerías estrellada. La portada románica, que se desplazó a comienzos de este siglo desde los pies al extremo del lado de la epístola, presenta los capiteles decorados con motivos vegetales y anomalísticos.

Otro monumento es la Iglesia de la Asunción. Guarda una bella talla de la Inmaculada, de escuela de Gregorio Fernández (primer tercio del Siglo XVII) y un retablo pintado sobre tabla, bajo la advocación de Santa Catalina, de la primera mitad del siglo XVI.

En Cabanillas existen varias asociaciones dedicadas al fomento del deporte:

En la región existen varias empresas dedicadas al deporte de aventura, y en Cabanillas existe una gran oferta de casas rurales que permiten la práctica de estos deportes con una mayor comodidad. A escasos 7 km de Cabanillas se encuentra Tudela y el Río Ebro que gracias a su gran caudal al paso de por localidad permite el descenso en piragua o la observación de la fauna de la región. Un activo de la zona son las rutas por las Bardenas Reales.



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