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Carlota Inés de Sajonia-Altenburgo



Princesa Carlota Inés de Sajonia Altenburgo (en alemán: Prinzessin Charlotte Agnes von Sachsen-Altenburg) (Potsdam, 4 de marzo de 1899 - 16 de febrero de 1989), primogénita del duque Ernesto II de Sajonia-Altenburgo y de su esposa, la princesa Adelaida de Schaumburg-Lippe. Por parte de padre estaba emparentada con la Casa Imperial de Alemania, y por parte de madre con la emperatriz María, madre del zar Nicolás II. Fue la esposa del príncipe Segismundo de Prusia.[1]

Nació el 4 de marzo de 1899, en Potsdam, por aquel entonces perteneciente al Reino de Prusia. Fue la primera de los cuatro hijos de Ernesto II y de la princesa Adelaida de Schaumburg-Lippe.

Desde la infancia fue educada en la Antroposofia (filosofía que fundó Rudolf Steiner), siendo discípula de su propio hermano Jorge Mauricio. Toda su familia fue seguidora de la antroposofía, incluso cuando emigró al continente americano seguía recibiendo periódicamente las publicaciones sobre esta materia.

Fue educada por preceptores junto a sus hermanos, aprendiendo a hablar, leer y escribir el inglés, el alemán y el francés. Con el tiempo, debido a su vida en Costa Rica, aprendió también español. Era una excelente bailarina y tocaba el piano con fluideza. Su padre le inculcó el amor por la naturaleza y la astronomía.

El 22 de enero de 1919 se comprometió con Segismundo de Prusia, sobrino del emperador Guillermo II de Alemania. En la fiesta de compromiso se reunió toda la familia Sajonia-Altenburgo, siendo la última vez que se reunieron todos. El 11 de febrero se trasladó junto con su madre a Ballenstedt y de allí partieron a Hemmelmark, en el pueblo de Eckernförde, hogar de Enrique de Prusia e Irene de Hesse, sus futuros suegros. Se casaron el 11 de julio de 1919 en Hemmelmark. Ese mismo día era el cumpleaños de su suegra y la celebración estuvo cargada de emociones contrapuestos. Por un lado, la felicidad por el matrimonio, pero por otro la tristeza por los familiares muertos en la Primera Guerra Mundial.

Pocos meses después los padres de Carlota se divorciaron. Su madre y su hermana Elisabeth se marcharon al este de Alemania, a Ballenstedt, donde permanecieron incluso cuando la zona fue ocupada por los soviéticos años después.[2]

El matrimonio tuvo dos hijos:

Debido a la crisis económica en la que Alemania estaba inmersa desde el fin de la Primera Guerra Mundial, el príncipe Segismundo viajó a Guatemala en octubre de 1922. Carlota y su hija Bárbara, marcharon en 1923, llegando a Guatemala en abril del mismo año.[3]​ Allí se afincaron en Chimaltenango, en un pueblo llamado Osuna Rochela, que pertenecía a San Pedro de Yepocapa. La familia pasaba por dificultades económicas aunque Segismundo trabajaba como administrador en una finca. Las estrecheces económicas se pueden ver en la correspondencia entre Carlota y su padre, donde ella afirmaba que no podían regresar a Alemania por no poseer dinero suficiente para el viaje.[4]

El 28 de abril de 1924, Segismundo y Carlota compraron una finca que llamaron Santa Sofía, donde cultivaron café y contrataron a ochenta trabajadores.[5]​ La finca fue vendida en 1926, antes de su regreso a Alemania. El 17 de agosto el volcán Acatenango entró en erupción y, posiblemente, por la ansiedad de la situación, el parto del príncipe Alfredo de Prusia se adelantó.[6]

En los primeros meses de 1926, las condiciones se volvieron muy complicadas. Por ello, la familia principesca vendió la finca y decidieron regresar a Alemania, embarcando el 7 de marzo de 1926 hacia Hamburgo.

El 7 de marzo de 1926 tomaron rumbo a Alemania. Primero estuvieron en Hemmelmark, visitando a los padres de Segismundo y luego se marcharon a Dinamarca para los funerales de la reina madre Luisa, viuda del rey Federico VIII de Dinamarca, el 28 de marzo de 1926. También visitaron Altenburgo, donde se reunieron con el príncipe Federico, hermano de la princesa Carlota. Por varias tensiones familiares, decidieron mudarse a Costa Rica en 1927.[2]

A finales de 1927 se trasladaron a Costa Rica y compraron una finca en el Cerro de San Miguel, en la Provincia de Puntarenas.[7]​ Vivieron de esa finca, donde se realizaban actividades de apicultura, cría de ganado y cultivo de cítricos.

Bárbara y Alfredo se trasladaron a Alemania en 1938. Bárbara se quedó en Hemmelmark, donde se casó en 1954 con el duque Cristian Luis de Mecklemburgo-Schwerin, pero Alfredo regresó al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Carlota volvió a Europa en 1958 para reunirse con Marga Boodts, quien afirmaba ser la gran duquesa Olga Nikoláyevna de Rusia y con Anna Anderson, la mujer que luchaba por ser reconocida como la gran duquesa Anastasia Nikoláyevna de Rusia.

En su finca de San Miguel se instaló un pluviómetro, ya que Carlota era observadora meteorológica voluntaria del Instituto Meterológico de Costa Rica. A partir de ahí, la finca fue conocida como Estación San Miguel de Barranca.



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