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Castellanismo (lingüística)



Un castellanismo, españolismo o hispanismo es una palabra empleada en otra lengua que le ha sido prestada por el idioma español o castellano. Este fenómeno sucede cuando algún área hispanohablante entra en contacto con otras culturas principalmente por tres motivos: comercio, inmigración o colonización.

Dependiendo del grado de influencia del español en estas lenguas, los castellanismos pueden limitarse a una cierta cantidad de palabras que designan conceptos del mundo hispanohablante («tomate», «alpaca», «caballero») a una amplia variedad de palabras esenciales llegando a formar incluso parte integral del vocabulario de una lengua. Estos casos se dan por una situación de diglosia (bilingüismo desigual), que tiende a una mezcla de las dos variedades lingüísticas.[1]

Los castellanismos son difíciles de determinar, pues los hay que el contacto entre ambas lenguas fue directo, o bien puede que hubiese una intermediaria (como en el caso de «aguacate»→avocado (inglés) → afukadu (árabe). También se dan casos en los que se desconoce con precisión si la lengua que presta el término es el español o alguna similar. Los portuguesismos y los castellanismos se suelen confundir.

El romantse castellano (español antiguo) sirvió de puente entre el árabe y las lenguas europeas, así como con las lenguas americanas posteriormente («alcalde», «alcohol», «álgebra»). El español cuenta con aproximadamente un 8% de arabismos.[2]​ También ha servido de puente para las denominaciones de productos de origen americanos («chocolate», «tequila», «condor»). Sólo un número reducido son de origen latín, como el castellano mismo («tornado», «mulato», «macho»).

En las naciones multilingües del mundo hispanohablante, la transmisión de castellanismos se ha dado principalmente por dos motivos, por inmigración (en España) o por colonización (en América, etc.). El español ha ejercido una enorme presión en las lenguas regionales o minoritarias en los países donde se hablan ambas en una relación de diglosia. Es el caso del catalán, euskera o gallego en España; el náhuatl, el maya yucateco o el tseltal en México; el quechua, el guaraní, el aimara en Sudamérica; el quiché, el cachiquel en Guatemala; las lenguas criollas como el chabacano, el palenquero o el judeoespañol; y un largo etcétera.

El castellano ha tenido un peso relevante en el desarrollo del asturiano y del leonés. Los castellanismos se suelen «asturianizar» siguiendo los procesos fonológicos propios de la lengua.[3]​ Por ejemplo, la pérdida de /f/, típica del español, se recupera en los castellanismos del asturiano: fueyalata (hojalata) o furacán (huracán).

No obstante, en ciertos casos es difícil discernir cuáles palabras han entrado al vocabulario asturleonés vía el español, y cuáles son autóctonas, ya que son dos lenguas muy similares y con un mismo origen latino; por ejemplo, arroxar (arrojar) podría ser un castellanismo o una palabra autóctona que provenga del latín arrogium. En cambio, se sabe que almexes (almejas) y lentexes (lentejas) provienen del castellano porque todavía hoy se encuentran dialectos asturianos que preservan las formas originales, amasueles y dentichas respectivamente.[4]​ Otros castellanismos en asturleonés son:[5][6]

El catalán contiene una gran cantidad de palabras provenientes del castellano (castellanismes en catalán), especialmente en el habla coloquial y en particular el del área de Barcelona, y otras grandes ciudades. Los castellanismos también se hacen notables en la Franja de Poniente. Aun así, algunas palabras dichas en la Franja pueden ser interpretadas de origen castellano cuando en realidad son términos propios de la variedad occidental del catalán: abellota (en oriental, gla), llavar (or. rentar), mesa (or. taula), paréixer (or. semblar), rama (or. branca), etc.[7]​ Por otro lado, el dialecto balear es el que históricamente ha tenido menor influencia del castellano.[8]​ También se ha observado una relación entre el uso de castellanismos y la edad: las generaciones más jóvenes tienden a usar más.[9]

Aunque ya desde el siglo XIV se documentan préstamos españoles en textos catalanes, no es hasta los siglos XVI y XVII que la influencia se hace realmente patente, y volvería a reforzarse con las grandes migraciones desde otras regiones españolas en el siglo XX.[10]​ Durante la Renaixença, movimiento literario del siglo XIX, ciertos autores como Pompeu Fabra abogan por el «purismo» del catalán, evitando los castellanismos y reemplazandolos por palabras arcaicas o medievales.[11]​ Algunos castellanismos en catalán son:

Véase Lista de castellanismos en catalán.

En el euskera, los castellanismos (gaztelanismoak) están presentes en los dialectos del lado sur de la frontera (Hegoalde), mientras que en los dialectos septentrionales (Iparralde), prevalecen los galicismos.[12]​ Cabe diferenciar también, lo que son propiamente castellanismos de lo que son latinismos (agur, 'adiós', de augurium; o también merkatu 'mercado', de mercatus), y de otras lenguas romances como catalanismos (krispeta, del catalán crispeta, palomitas).

El escritor y vasquista Sabino Arana inició la corriente purista (Sabindarren euskara garbia) que rechaza el uso de préstamos, y crea neologismos (llamados «aranismos») basados en el euskera antiguo. Un ejemplo de aranismo es orlegi (color verde), para sustituir al castellanismo berde. Algunos gaztelanismoak son:

Muchos términos mayas (maya yucateco) de origen castellano se encuentran ya en manuscritos mayas antiguos de la época colonial.[14]​ Algunas son:

El náhuatl (clásico) incluye los siguientes castellanismos:

La mayoría de castellanismos en lenguas internacionales designan conceptos de origen español o hispanoamericano o relacionados con el mundo hispano. En este caso, la transmisión de castellanismos se da con culturas que también son colonizadoras y con las que históricamente el Imperio español ha comerciado.

En inglés, los castellanismos son denominados hispanicisms, o comúnmente Spanish loanwords. Por razones históricas, la mayoría de préstamos del español al inglés se originan en el inglés estadounidense.[15]​ El Oxford English Dictionary estima que unas 1350 palabras tienen, o podrían tener, un origen español.[16][nota 1]

Los castellanismos en inglés guardan relación con fauna:

flora:

calidades y oficios de persona:

lugares, edificios:

meteorología, topografía:

milicia:

miscelánea:

Los hispanismos en italiano (ispanismi) se enmarcan en los iberismi, es decir, préstamos de las lenguas ibéricas, a saber: catalán, español o portugués.[17]​ El italiano, tanto en su forma estándar como en los dialectos meridionales, cuenta con numerosos hispanismos y catalanismos que fueron introducidos durante la gobernanza aragonesa del sur de Italia (XIII-XIX); y particularmente, la mayoría de préstamos españoles en el italiano aparecen entre los siglos XV y XVI,[18]​ que es el periodo de mayor poderío del Imperio español (conocido como Pax Hispanica). A partir del siglo XVIII, el francés toma el relevo como lengua más influyente de las lenguas italianas, hasta hoy en día que lo es el inglés. Algunos ispanismi son:

Llamados hispanismes en francés.

Véase: Castellanismos en francés.

Mucho se ha investigado y publicado acerca de la influencia del árabe en el español, lo que no es tan conocido es la influencia del español en el árabe, que se dio durante el mismo contexto, Al Ándalus (siglos VIII-XV). Posteriormente, el español americano haría sus aportaciones con ciertos productos típicos de América. Algunos castellanismos en el árabe son:

Los palos de la baraja de naipes, también provienen del español antiguo:

El tagalo es la lengua propia del pueblo tagalo, el más numeroso de Filipinas, y es la lengua que sirve como base para el recientemente creado idioma filipino. Las Filipinas fueron conquistadas a finales del siglo XVI, lo que se refleja en una pronunciación de los hispanismos propia del español medio.[19]​ Además, el español hizo de intermediario para muchas palabras de origen árabe (arabismos del español), entraron al tagalo vía el español, como algwasil (alguacil), álhebrá (álgebra) o almuwása (almohaza).[20]

Los castellanismos se han adaptado a la fonología del tagalo siguiendo ciertos patrones; por ejemplo la transformación de /t͡ʃ/ en /t͡s/ se da en palabras como kotse (coche), tsikiting (chiquitín), tsinelas (chinelas) o tsuper (chófer).[21]​ El tagalo reconstituyó una /d/ cuando en el español de saba una /r/, como en dumero (romero), o una /ɾ/ no-intervocálica, como en alakgdan (alacrán).[22]​ El fonema /f/ sólo se da en el tagalo a partir de palabras prestadas del español, y en muchos casos se sustituye por /p/: pilipino (filipino), pamilya (familia), kape (café), telepono (teléfono), etc.[23]​ En Spanish Loan-words in the Tagalog Language (1961), José Villa Panganiban lista aproximadamente 5 mil términos tagalos de origen español, aunque después sugirió que podían ser 2 mil más.[24]​ Llamzon y Thorpe (1972) estimaron que el 33% de los lexemas del tagalo se derivan del español. Otros hispanismos en el tagalo son:

Extranjerismos de otros idiomas al español:

Para castellanismos en catalán, consúltese:

Para castellanismos en italiano, consúltese:

Para castellanismos en portugués, consúltese:



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