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Chantal Mouffe



¿Qué día cumple años Chantal Mouffe?

Chantal Mouffe cumple los años el 17 de junio.


¿Qué día nació Chantal Mouffe?

Chantal Mouffe nació el día 17 de junio de 1943.


¿Cuántos años tiene Chantal Mouffe?

La edad actual es 80 años. Chantal Mouffe cumplirá 81 años el 17 de junio de este año.


¿De qué signo es Chantal Mouffe?

Chantal Mouffe es del signo de Geminis.


¿Dónde nació Chantal Mouffe?

Chantal Mouffe nació en Charleroi.


Chantal Mouffe[1]​ (Charleroi, 17 de junio de 1943) es una filósofa y politóloga belga, profesora del Departamento de Ciencias políticas y de Relaciones Internacionales en la Universidad de Westminster en Londres. Se inscribe en el pensamiento político del posmarxismo. Es especialmente conocida por el ensayo Hegemonía y estrategia socialista escrito con el filósofo Ernesto Laclau, considerado uno de los textos que inspiraron a los fundadores del partido político español Podemos, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.[2]

Su reflexión se articula principalmente en torno a la idea de Democracia Radical y a los conceptos de democracia plural y de pluralismo agonístico. Mouffe considera que hay que repensar la frontera entre derecha e izquierda y que "ha caducado tanto el planteamiento anticapitalista ultraizquierdista como el social liberal de centroizquierda".[2]

En su permanente enfrentamiento con los movimientos de izquierda apunta contra la caducidad de las fórmulas revolucionarias y la ilusión liberal de algunos progresistas que proponen lo que ella considera una concepción superadora, es decir, la consolidación de una democracia radical, pluralista, agonista, en la que el conflicto deje de ser mal visto y pase a ocupar el centro de la escena política.[3]

Chantal Mouffe estudió en Lovaina, París y Essex y ha sido profesora en numerosas universidades de Europa, Estados Unidos, Canadá y América Latina. También ha sido profesora visitante en las universidades de Harvard, Cornell, Princeton, así como en el Centro Nacional para la Investigación Científica.

Junto a Laclau, fue activista en las luchas sociales de los años sesenta.

En 1985 escribió con él Hegemonía y estrategia socialista, uno de los textos que inspiraron a los fundadores de Podemos.

Entre 1989-1995 fue directora de programas del Colegio Internacional de Filosofía en París. En la actualidad es profesora del departamento de ciencias políticas y relaciones internacionales de la Universidad de Westminster en Londres donde dirige el Centro para el Estudio de la Democracia.

Mouffe junto a su compañero Ernesto Laclau (1935-2014) inició la corriente filosófica llamada posmarxismo, en la que se repiensa la herencia marxista desde el punto de vista de las transformaciones sociales de las últimas décadas, período llamado por algunos teóricos modernidad tardía o posmodernidad.

Con la ambición de reelaborar un proyecto socialista que de respuesta a "la crisis del pensamiento de izquierda, a la vez en sus versiones comunista y socia-demócrata"[4]​ el ensayo Hegemonía y estrategia socialista, coescrito en 1985 con Ernesto Laclau, inscribe la teoría política de Mouffe en una perspectiva posmarxista y antiesencialista. Considerando que los esquemas de análisis marxistas son inoperantes para analizar los movimientos sociales de los años 1960 (feministas, homosexuales, negros) Mouffe y Laclau desarrollan una teoría que no esté sólo focalizada en la explotación económica y las relaciones de clase. El libro se inspira también en la crítica del esencialismo formulada por la corriente de pensamiento estructuralista y posestructuralista (recurriendo a autores como Derrida, Lacan o Foucault) articulándose esta crítica a la utilización de conceptos de Gramsci, particularmente el de la hegemonía.

El antiesencialismo de Mouffe y su cuestionamiento correlativo del marxismo ortodoxo se expresan sobre todo por su oposición a la idea de un desarrollo determinado del proceso histórico en función de factores objetivos (leyes de la historia, primacía la infraestructura económica, intereses objetivos del proletariado como único vector de un ineluctable adelantamiento del capitalismo..) Contra la concepción determinista de la historia defiende lo contrario "que siempre es posible cambiar las cosas políticamente e intervenir en las relaciones de poder para transformarlas"[4]​ afirmando por otro lado que estas transformaciones de la sociedad no necesitan "destruir el orden democrático liberal y construir un nuevo orden partiendo de cero".[4]​ Se trata sobre todo de aplicar eficazmente los principios de igualdad y libertad proclamados, pero según ella no aplicados por las democracias liberales modernas.

La teoría política de Mouffe relativa a la democracia consiste en la elaboración de un modelo que se opone claramente al de la democracia deliberativa y al de la democracia liberal.

Se asocia a la crítica formulada por Carl Schmitt contra el liberalismo para denunciar el recurso al vocabulario y conceptos de economía, de ética y de lo jurídico para introducirlos en política y convirtiéndose en incapaz de comprender la especificidad de éste. Reprocha al pensamiento liberal por una parte el lugar central en el que sitúa el individualismo y por otra su racionalismo. Este último, expresándose a través de "la creencia en la posibilidad de una reconciliación final gracias a la razón"[4]​ sea la posibilidad de establecer un consenso racional en relación a las decisiones políticas a tomar, sería ilusorio e impediría "reconocer la posibilidad siempre presente del antagonismo".[4]​ En relación al individualismo éste haría imposible la comprensión de la formación de "identidades colectivas" que juzga indisociables de una organización verdaderamente democrática.

Su oposición a los partidarios de la democracia deliberativa como Habermas se basa en objeciones similares. En efecto, Mouffe critica también la teoría deliberativa por su supuesto racionalismo, mediante el cual el modelo deliberativo tendría como objetivo, según Mouffe, evacuar el conflicto, "constitutivo de lo político". Según la particular lectura de Mouffe, el modelo deliberativo situaría la problemática política en una dimensión ética, llegando finalmente a la ilusión de un "final de la política".

A los modelos deliberativos y liberales, Chantal Mouffe opone la idea y el proyecto de una "democracia radical y plural" que quieres ser una "radicalización de la tradición democrática moderna" pasando por "la extensión y profundización de la revolución democrática". En el centro de esta teoría se afirma la idea de que la política y correlativamente la democracia es indisociable a una dimensión conflictual considera como no pudiendo ser eliminada por ningún "proceso racional de negociación", sea a través de la deliberación habermasiana o por el velo de la ignorancia propuesto por Rawls. Para describir esta persistencia ineliminable de "conflictos para los cuales no existe ninguna solución racional".[4]​ Mouffe utiliza el concepto de antagonismo, para lo cual define la propia política. De nuevo este concepto de antagonismo se inspira en la teoría de Schmitt situando a la política en una relación amigo/enemigo "que no puede ser resuelta de manera dialéctica".[4]

Sin embargo, reconociendo que con ella el antagonismo amigo / enemigo llevó a la "destrucción de la asociación política" y no puede por ello ser considera como "legítima en el seno de una sociedad democrática", defiende la idea de que el antagonismo propiamente dicho, a no ser que pueda ser eliminada, puede ser sublimada en agonismo. Este último se distingue entonces del antagonismo, en cuanto a que no se plantea desde la confrontación entre enmigos sino entre "adversarios que reconocen la legitimidad de sus respectivas reivindicaciones."[4]​  Afirma también que "el objetivo de una política democrática es transformar el antagonismo potencial en un agonismo" agonismo en el seno del cual los adversarios están de acuerdo en los principios democráticos de libertad e igualdad, pero confrontan en el significado que tienen. La democracia plural o pluralista que Mouffe defiende corresponde a este modelo agonista, y presenta desde su perspectiva la ventaja de reconocer el papel de las pasiones en la formación de identidades colectivas.

Por tanto, está a favor de la dimensión partidista de la política y critica firmemente las teorías obsoletas que reclaman la división entre derecha e izquierda. Los intentos de desarrollar una "tercera vía" para superar esta división derecha / izquierda son también para Mouffe una de las razones del ascenso de los populismos de derecha y partidos de extrema derecha.

Tal concepción de la política, afirmando contra el racionalismo la indisociabilidad entre democracia y conflictividad (debido a la ausencia de procedimientos políticos racionales que permitirían superar los enfrentamientos y alcanzar un modelo definitivo del ideal de justicia) puede estar cerca de las posiciones de Claude Lefortou y de Jacques Rancière, que también vinculan la idea de democracia a la de la necesidad del conflicto. Además, esta posición puede en cierta medida tener analogía con la refutación de la existencia de cualquier fundamento estrictamente racional en la definición de la justicia hecha por Cornelius Castoriadis.

El pluralismo agonístico es revisado en gran parte de sus obras; una defensa acérrima de la democracia como proyecto político frente a corrientes menos abiertas, como las que se derivaron de los llamados «socialismos reales». Sin embargo, una de las tesis que defiende de Karl Marx es la de la historia del hombre como historia del conflicto. Así, sin ese antagonismo, "la sociedad no puede existir".

Chantal Mouffe se define como una "feminista al estilo de Simone de Beauvoir, como una mujer a la que le importa crear igualdad de género".[6]

Pero aclara que no está de acuerdo con todas las formas de feminismo, particularmente con la que ella califica de “esencialista” "Yo llamo esencialista a la corriente que dice que hay un pensamiento específicamente femenino, que finalmente es el género el que va a determinar la manera en que vamos a actuar en el mundo. Mi feminismo consiste en decir que hay que reconocer ciertas diferencias que existen entre hombres y mujeres -porque no digo que la igualdad esté en la similitud-, pero estoy en contra de todas las formas de diferencias que llevan a una subordinación de la mujer. Eso para mí es fundamental."[6]

Asegura que es feminista en sus posiciones políticas pero que en su producción no hace teoría política feminista.[6]

Mouffe defiende una concepción "extensiva" del feminismo[7]​ y señala la necesidad de que existan "muchos feminismos". No hay una sola manera de ser feminista, defiende Mouffe, que considera que nunca debe apostarse por la aplicación de un modelo importando y que es necesario buscar maneras específicas, no necesariamente tan distintas. Lo compara a la lucha política que tiene que partir de un contexto determinado, de una tradición y que "no puede ser nunca la implementación de principios abstractos".[8]

En su texto Feminismo, ciudadanía y política democrática radical[9]​ publicado en 1992, considera que la categoría "mujer" no corresponde a ninguna esencia unitaria y unificadora y que por tanto el problema ya no debe seguir siendo tratar de descubrirla. Reconoce que las feministas liberales han estado peleando por una amplia gama de nuevos derechos de las mujeres cuya finalidad es hacerlas ciudadanas iguales, pero cuestiona que éstas no han desafiado los modelos liberales dominantes de ciudadanía y política. También critica el discurso del feminismo de la diferencia y considera que "un proyecto de democracia radical y plural no necesita un modelo de ciudadanía sexualmente diferenciado en el que las tareas específicas de hombres y mujeres sean valoradas con equidad, sino una concepción diferente de qué es ser un ciudadano y de cómo actuar como miembro de una comunidad política democrática." "Esta ciudadanía democrática radical está obviamente reñida con la visión "diferenciada sexualmente" de Carole Pateman -señala- pero también con otro intento feminista de ofrecer una alternativa a la visión liberal del ciudadano: la concepción del "grupo diferenciado" de Iris Young, entre otros motivos, por considerar que es una "visión esencialista" de grupo.

Mouffe considera que el feminismo es la lucha por la igualdad de las mujeres pero ésta debe ser entendida como la lucha en contra de las múltiples formas en que la categoría "mujer" se construye como subordinación. Las feministas, añade, pueden contribuir en la política con una reflexión sobre las condiciones para crear una igualdad efectiva para las mujeres. Su apuesta es por un proyecto político con aspiración a luchar contra las formas de subordinación que existen en muchas relaciones sociales y no sólo contra aquellas vinculadas al género, cuestionando una interpretación "que reduzca nuestra identidad a una posición singular, ya sea de clase, raza o género".[9]



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