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Charles Perrault



¿Qué día cumple años Charles Perrault?

Charles Perrault cumple los años el 12 de enero.


¿Qué día nació Charles Perrault?

Charles Perrault nació el día 12 de enero de 1628.


¿Cuántos años tiene Charles Perrault?

La edad actual es 396 años. Charles Perrault cumplió 396 años el 12 de enero de este año.


¿De qué signo es Charles Perrault?

Charles Perrault es del signo de Capricornio.


Charles Perrault (París; 12 de enero de 1628ibídem; 16 de mayo de 1703) fue un escritor francés, principalmente reconocido por haber dado forma literaria a cuentos clásicos infantiles como Piel de asno, Pulgarcito, Barba Azul, La Cenicienta, La bella durmiente, Caperucita Roja y El Gato con Botas, atemperando en muchos casos la crudeza de las versiones orales, la mayoría de sus cuentos son infantiles y de fantasía.

Charles Perrault nació el 12 de enero de 1628 en la ciudad de París, mediante un parto doble, en el que también vino al mundo su gemelo François (que murió a los seis meses).

Su familia, perteneciente a la burguesía acomodada (su padre era abogado en el Parlamento), hizo posible que tuviera una buena infancia y asistiera a las mejores escuelas de la época. Ingresó en el colegio de Beauvais en 1637, donde descubre su facilidad para las lenguas muertas.

A partir de 1643 comienza a estudiar Derecho. Indudablemente hábil y con un notorio sentido práctico, recibe la protección de su hermano mayor Pierre, que era recaudador general. En 1654 es nombrado funcionario para trabajar en el servicio gubernamental.

Participó en la creación de la Academia de las Ciencias y en la restauración de la Academia de Pintura. Jamás luchó contra el sistema, lo cual le facilitó la supervivencia en una Francia muy convulsionada políticamente y en la que los favoritos caían con demasiada frecuencia.

Su vida, siempre dedicada al estudio, dejaba escaso margen a la fantasía. En su primer libro Los muros de Troya (1661), no se muestra nada infantil, como se puede apreciar en el contenido de la obra. Esto se debe a que a lo largo de su burocrática y aburrida existencia de funcionario privilegiado, lo que más escribió fueron odas, discursos, diálogos, poemas y obras que halagaban al rey y a los príncipes, lo que le valió llevar una vida colmada de honores, que él supo aprovechar.

Fue secretario de la Academia Francesa desde 1663, convirtiéndose en el protegido de Colbert, el famoso consejero de Luis XIV, hasta que en 1665 progresa en su categoría laboral convirtiéndose en el primero de los funcionarios reales, lo que le significa grandes prebendas.

Hace extensiva su buena fortuna a sus familiares, consiguiendo en 1667 que los planos con los que se construye el Observatorio del Rey sean de su hermano Claude.

Fue nombrado académico en 1671; y al año siguiente contrae matrimonio con Marie Guichon. Es elegido canciller de la Academia y en 1673 llega a ser bibliotecario de la misma. Ese mismo año nace su primer hijo, una niña, y luego, en el intervalo que va desde 1675 hasta 1678, tiene tres hijos más, pero su esposa fallece después del nacimiento del último.

En 1680, Perrault tiene que ceder su puesto privilegiado de primer funcionario al hijo de Colbert. A estos sinsabores vienen a añadirse más tarde otros de carácter literario-erudito, como la célebre controversia de los antiguos y los modernos que le distancia de Boileau, a propósito de una divergencia de opiniones y que se traduce en su obra crítica: Paralelo de los Ancianos y de los Modernos, en el que se contemplan las Artes y las Ciencias.

En 1687 escribió el poema El siglo de Luis el Grande y, en 1688, Comparación entre antiguos y modernos, un alegato en favor de los escritores modernos y en contra de los tradicionalistas, a raíz de la «Disputa entre antiguos y modernos» en la Academia Francesa.

El ilustre autor escribió un total de 46 obras, ocho de ellas publicadas póstumamente, entre las que se halla Memorias de mi vida.

A excepción de los cuentos infantiles, toda su obra se compone mayoritariamente de loas al rey de Francia.

Muere el 16 de mayo de 1703 en su casa de la calle de l'Estrapade en la Montaña Santa Genoveva (París) y es inhumado al día siguiente en la iglesia de San Benito Betourné en presencia de su hijo Charles Perrault.[1]

En 1683, con 55 años, Perrault, después de perder al mismo tiempo su puesto en la Academia y a su mujer, decide consagrarse a la educación de sus hijos y escribe Cuentos de antaño,[Nota 1]​ donde aparecen sus cuentos más famosos. Ésta recopilación, publicada en 1697 cuando contaba 69 años, se subtituló «Cuentos de Mamá Ganso»; y son cuentos:

A este material ya existente, Perrault aporta una moraleja que las haga útiles «para la educación de las jovencitas»: Al final de cada relato, el autor incluye una enseñanza moral referente al contenido de cada historia, para destacar los valores del mismo.

Los personajes que emplea son hadas, ogros, animales que hablan, brujas, princesas y príncipes encantados, entre otros. Los cuentos de hadas estaban de moda en los salones mundanos; la alta sociedad asistía a veladas populares y tomaban nota de los relatos que se hacían. Su publicación empezó a darle fama entre sus conocidos y significó el inicio de un nuevo estilo de literatura: los cuentos de hadas.

Para sus relatos, Perrault recurrió a paisajes que le eran conocidos, como el castillo de Ussé, en el que se inspiró el cuento de La bella durmiente, o un pequeño bosque donde se inspiró el cuento de ‘‘Caperucita Roja’’.

Esta colección sufre dos falsificaciones ese mismo año: la edición de Jacques Desbordes, en Ámsterdam, Histoire ou Contes du temps passé. Avec Moralites y la edición del Príncipe de Dombes, en Trévoux, Histoires ou Contes du temps passé. Avec des Moralites.[6]

Perrault publicó la colección de cuentos con el nombre de su tercer hijo, Pierre Darmancour, o d’Armancour,[Nota 5]​. Este, nacido en 1678[7]​, aspiraba a ser secretario de Mademoiselle, sobrina de Luis XIV, a quien está dedicado el libro.

Además, Perrault quería evitar una nueva polémica entre «los antiguos y los modernos» (era el líder de los últimos) que podría surgir al publicar sus Cuentos. Acababa de reconciliarse con Boileau en 1694. Así, el nombre de su hijo le vino muy bien para evitar que la lucha continuara.

Sin embargo, la controversia sobre la atribución de los Cuentos en prosa a su hijo permanece, apoyándose en el hecho de que eran demasiado primitivos e inmorales para salir de la pluma del padre.[8]​ Esta postura está hoy día bastante rebatida, con pruebas detalladas, por ejemplo, por Ute Heidmann y Jean-Michel Adam.

Perrault concibió sus cuentos como desacuerdo a la postura de los «Antiguos» y dentro de un diálogo con sus contemporáneos: La Fontaine y Fénelon, Marie-Jeanne L'Héritier y Catherine Bernard.

Está demostrado que promovió una cierta utilización de textos latinos y que se inspiró frecuentemente en Virgilio y Apuleyo,[9][10]​ como también de Straparola (Las noches agradables) y de Basile (Pentamerón ).

Según Marc Soriano, Perrault es «el más subestimado de los clásicos»: todo el mundo conoce sus cuentos, pero muy pocos conocen «su» versión de los cuentos. Por ejemplo, para Perrault, Caperucita Roja y su abuelita acaban devoradas por el lobo; la versión posterior en que el cazador las rescata del vientre es de los Hermanos Grimm. Igualmente, en la versión de Disney el príncipe despierta a la Bella durmiente con un beso (también proviene de la versión de Grimm); para Perrault, se despierta por sí misma cuando el príncipe se arrodilla ante ella. Igualmente, se ha dudado largamente si el famoso zapatito de Cenicienta era realmente de cristal (en francés, «verre») o de piel (en francés, «vair» se refiere a la piel petit-gris de diversas ardillas). Fue de hecho Balzac quien, para hacer razonables los cuentos de Perrault, modificó el cuento afirmando que se trataba de un zapatito de piel. Esta idea la retomó Littré en su célebre diccionario. Obviamente, se trata de un zapatito de cristal.

El tiempo ha preferido quedarse solamente con lo que Perrault llamaba el «cuento a secas», esto es el cuento de hadas, olvidando las moralejas. Las moralejas de Perrault son algo tan esencial de sus cuentos como las de las Fábulas de La Fontaine.



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