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Colosas



Colosas (Κολοσσαί en griego antiguo, Colossae en latín) era una antigua ciudad de Frigia, en la península de Anatolia, cuyo nombre puede ser una deformación del término colosal. La ciudad estaba junto al río Lico, afluente del río Menderes, y situada a 18 kilómetros de Laodicea (en las proximidades de la actual ciudad turca de Denizli), cerca de la vía que unía Éfeso y el Éufrates. El lugar nunca ha sido excavado.

En el año 396 a. C., en el transcurso de las Guerras Médicas, el sátrapa persa Tisafernes fue atraído a Colosas mediante un señuelo y asesinado por un agente de su rival Ciro el Joven. Plinio el Viejo afirmó que la lana de Colosas daba su nombre a la flor de la violeta persa. Durante el periodo helenístico, la ciudad fue un importante centro de comercio, sin embargo, en el siglo I su tamaño e importancia se había reducido considerablemente.

Es conocida principalmente por la epístola del apóstol san Pablo, conocida como Carta o Epístola a los colosenses, carta enviada a la comunidad cristiana de Colosas en el año 57 o 62. En aquel tiempo la ciudad estaba bajo jurisdicción romana, formando parte de la provincia de Asia. Aunque la mayoría de la población era de origen frigio, habitaban también la ciudad judíos, griegos y romanos.

Al parecer, san Pablo no había visitado la ciudad antes de escribir su epístola a los colosenses, ya que expresa a Filemón en su epístola el deseo de visitar la ciudad nada más sea liberado de prisión. Parece ser que fue Epafrás el fundador de la comunidad cristiana de la ciudad.[1][2]

La población entró en decadencia, posiblemente debido a un terremoto, y sus ruinas fueron ocupadas por la ciudad bizantina de Chonai o Konia,[3]​ la actual Honaz (Turquía). Chonai fue el lugar de nacimiento de los escritores medievales Nicetas Acominato y su hermano Miguel.

En el arte ruso y bizantino, el tema del milagro del Arcángel Miguel en Konia está íntimamente ligado con este lugar. Relata la tradición, que Epafrás halló una fuente de agua en las inmediaciones de la ciudad. La bendijo y la consagró a Miguel Arcángel, por lo que se construyó una capilla ahí mismo, llamada Chairotipa o Cherotipa (“grabado a mano”). Dos siglos después, mientras esa capilla era custodiada por un monje llamado Arquipo, los paganos desviaron los ríos Lykokastros y Kouphos, con la intención de acabar con la fuente, con la capilla y con el sacristán. Hallábase Arquipo rezando en el interior, cuando se le apareció San Miguel y le dijo «Ponte en pie y sal, para contemplar el poder invencible de Dios». Salieron ambos, y el arcángel, después de extender el brazo y hacer la señal de la cruz en dirección de las aguas, exclamó «¡Canalizaos, aguas, por aquí!» y golpeó con su bastón el suelo, con lo que se abrió un agujero tan vasto que bastó para llevarse el flujo torrencial de agua que hacia la capilla se dirigía. Esa cascada hasta nuestros días puede verse. En griego, "canalizar" se dice χωνί (joní), de donde sale el nombre de Chonæ o Konia.

En el Kremlin moscovita, el hoy desaparecido Monasterio Chúdov (es decir del Milagro), donde los zares rusos eran bautizados, estaba dedicado al milagro de Konia.

Este evento lo conmemora la Iglesia Oriental el 6 de septiembrejul./ 19 de septiembregreg..

Coordenadas: 37°45′26″N 29°15′59″E / 37.75722, 29.26639



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