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Comadreja overa



Didelphis paraguayensis
Didelphis azarae
Didelphis bonariensis
Didelphis dennleri
Didelphis antigua
Didelphis brasiliensis

Didelphis albiventris, llamada comúnmente zarigüeya, es una especie de marsupial didelfimorfo de la familia Didelphidae (zarigüeyas) ampliamente distribuida a lo largo de Sudamérica.

Es una de las descendientes de una muy antigua familia de marsupiales sudamericanos; la especie ha sobrevivido a numerosos cambios ocurridos en el continente a lo largo de millones de años, sin variar mucho evolutivamente, por lo que podría ser considerada como un fósil viviente.

Se extiende a lo largo de Sudamérica desde el noreste del Brasil hasta la provincia patagónica de Río Negro en el centro-sur de la Argentina.[2][3]​ Fruto de esta amplia distribución es la enorme cantidad de nombres con los que este animal ha sido denominado por el hombre, desde los tiempos de los pueblos nativos americanos.

Es su flexibilidad en sus hábitos lo que ha hecho que este marsupial se adaptara a una gran variedad de ambientes, aun cuando el hombre irrumpiese y los transformara, razón por la cual es común verla incursionando en áreas de cultivo y zonas urbanas, de donde obtiene alimento y descanso, pero también sufre el riesgo de volverse víctima del tránsito de vehículos y ser atropellada.

La vida de la zarigüeya es rápida y corta, la gestación dura 14 días, la madurez sexual llega a los 10 meses, y la muerte llega pocos meses después (en cautiverio puede llegar a vivir hasta los 4 años).

El epíteto específico significa "vientre blanco", del latín albus: blanco, y venter, ventris: vientre.[4]

El nombre neutral que se le da en el idioma español a estos animales es el de zarigüeya, el cual proviene del tupí "sari´wé".

En Argentina, Paraguay y Uruguay se la llama comadreja overa, comadreja mora, comadreja picaza, comadreja común o simplemente comadreja. Nótese que este nombre puede prestarse a confusiones, ya que a diferencia de las auténticas comadrejas (que son mamíferos placentarios de la familia de los mustélidos), esta es un marsupial (de la familia de los canguros y koalas de Australia) y como tal, lleva a sus crías dentro de una bolsa que tiene en el vientre.

Esta especie tiene un tamaño mediano, el de un gato doméstico. Presenta cierto dimorfismo sexual, los machos suelen medir entre 45 y 70 cm de longitud, mientras que las hembras suelen medir entre 41 y 60 cm de longitud, la cola mide entre 40 y 65 cm. El peso en los adultos varía entre los 500 g y los 2 kg. La apariencia general recuerda a ratas, cerdos y zorros entre otros animales.

La cabeza es chata y se extiende hacia adelante con un hocico largo y puntiagudo similar al de un zorro, y de él se despliegan vibrisas y largos bigotes, sensibles al tacto. En la punta se encuentra una nariz desnuda que junto al hocico y ciertas posturas del animal, recuerda a los cerdos. Sus orejas son redondas y grandes, una de las causas por las cuales se la confunde con ratas y otros roedores, a pesar de ser un marsupial. Los ojos son pequeños y oscuros, adaptados más a la visión nocturna que a la diurna. La cabeza y las orejas son de color blanco (estas últimas pueden tener una base color negro),[6]​ y la nariz rosa. Un "antifaz" de color negro cubre sus ojos, lo cual le da a la comadreja overa un aspecto agresivo. Sobre su cabeza, y extendiéndose vérticalmente de entre el medio de sus ojos hasta la nuca, muestra una tercera franja de color negro.

El cuerpo de la comadreja mora está cubierto de una capa superior de pelo que es más largo e irregular, y bajo esta una capa inferior que es más corta y densa. El color del pelaje varía considerablemente debido a la amplia distribución de la especie; las que se encuentran en las zonas tropicales y cálidas tienen un color más rojizo o pardo; mientras que las que se encuentran más al sur tienen un color gris o negro, y un pelaje más espeso y frondoso, perfectamente adaptado para los duros inviernos de Argentina y Uruguay. Las partes ventrales e inferiores de su cuerpo son de color claro (blanco, crema o gris claro).

Las extremidades son robustas y de color negro o rojizo, y presentan la particularidad de que las 4 tienen manos desnudas con 5 dedos, con pulgar oponible incluido. Esto da lugar a que la comadreja overa sea uno de los pocos animales fuera de la familia de los primates que poseen manos con pulgares oponibles. La anatomía de las extremidades, sumadas a las manos, hacen que la comadreja overa esté bien adaptada a la vida arborícola permitiéndole trepar árboles con facilidad, afirmando la comparación con los primates en un caso de convergencia evolutiva. Las manos son rosadas con dedos con pequeñas uñas, las cuales crecen desde muy pequeña edad ya que cuando son crías les permiten mantenerse aferradas a su madre.

La cola es larga y desnuda, otra de las causas por las que se la confunde con los roedores. Igualmente, es una cola prensil adaptada a una vida arborícola, permitiéndole mantener su equilibrio cuando camina sobre troncos, aferrarse a ramas, o agarrar pequeños objetos; lo cual daría lugar a comparaciones más con los primates que con los roedores. La base de la cola es de pelaje espeso y con el mismo color que el del cuerpo, va teniendo progresivamente menos pelo y espesor hasta llegar más o menos a la mitad, donde se vuelve desnuda y cubierta por un elemento duro similar a las escamas. De allí en más es de color rosado (también puede ser blanco o gris). La punta de la cola suele llevarla curva.

Su dentición es típicamente poliprotodonte, un grupo de marsupiales sudamericanos muy antiguos que datan desde el Mioceno. Por tanto tienen en total 50 dientes, dispuestos en la siguiente fórmula: 5/4 (incisivos), 1/1 (caninos), 3/3 (premolares), 4/4 (molares).[7]​ Los caninos son largos, adaptados para el consumo de carne, mientras que los molares (de forma tricúspide) están preparados para triturar frutas y materia vegetal. Al ser miembro de los marsupiales, la comadreja mora tiene otro formato craneano y eso le permite abrir sus mandíbulas hasta cerca de 70°.

Ya desde que es un embrión la forma de su cabeza y de sus extremidades están en un desarrollo muy avanzado a comparación de otros mamíferos, esto se debe a que necesita arrastrarse hasta las ubres de la madre, y para ello debe tener formas anatómicas capaces.

Las hembras tienen una bolsa en el vientre con ubres dentro de ella, el marsupio, allí sus crías luego de nacidas continúan su desarrollo, hasta ser suficientemente capaces para treparse al lomo de la madre.

Además otra herencia de los marsupiales es que las hembras tienen 3 vaginas, la del medio es por donde nacen los bebés y donde finaliza el aparato urinario y digestivo,[7]​ mientras que las otras 2 laterales son las que actúan en la fecundación y llevan a cámaras de útero distintas (aunque todas las crías finalmente nacen por la vagina del medio). Los machos tienen un pene bifurcado, cuyos dos glandes entran en las dos vaginas de la hembra durante el acto sexual, y otra cavidad que al igual que la vagina central de la hembra, finaliza el sistema digestivo y urinario.[8]

Habita solo en América del Sur.[2][9]​ Su distribución comprende desde la costa atlántica de la Región Nordeste de Brasil, y hacia el sur (sin adentrarse en la Cordillera de los Andes) hasta la latitud 41° en la provincia patagónica de Río Negro en el centro-sur de la Argentina, y todo lo que hay entre ellas, incluyendo: el este de Bolivia, la totalidad de Paraguay, la totalidad de Uruguay, toda la costa atlántica desde la Provincia de Río Negro en Argentina hasta el estado de Ceará en Brasil, la región pampeana, la región chaqueña, los esteros del Iberá, el pantanal y las caatingas, entre otros ecosistemas.

Este marsupial presenta habilidades para la supervivencia bien desarrolladas las cuales le han permitido sobrevivir a la competencia impuesta por el Gran Intercambio Americano, y adaptarse a los más variados ecosistemas de Sudamérica. Es así que la comadreja mora habita en llanuras, selvas, montes, sabanas, esteros, bosques, lagunas, pantanales, y alturas de hasta 4.000 metros.[7]​ En efecto, se trata del marsupial con mayor distribución geográfica en el mundo.

Además es común verla incursionando en áreas de cultivo y zonas urbanas. Es por esto que ha sido cazada y perseguida por el hombre, que teme el ingreso del marsupial en los corrales de gallinas, aunque por el momento la especie no se encuentra amenazada de peligro de extinción.

Para descansar sus lugares preferidos son los arbustos, huecos en los árboles, troncos caídos, nidos de aves, pequeñas "cuevas" entre las rocas, madrigueras de otros mamíferos, y en general espacios cerrados y oscuros como depósitos de basura.

Es de hábitos solitarios, excepto en la época de reproducción. Mantiene su refugio durante un corto período de tiempo, ya que es un animal nómada y se irá a otro lugar para conseguir más fuentes de alimento.

Prefiere salir de noche, aunque no es raro encontrarla a plena luz del día. Sale de su abrigo o refugio para alimentarse de las más variadas fuentes de alimento ya que es omnívora. Sin embargo también tiene depredadores, y al ser un animal de movimientos poco ágiles y lentos (excepto cuando trepa árboles), tiene pocos recursos de defensa.

Si se encuentra amenazada o con miedo, o si han entrado en su territorio, abre la boca mostrando los dientes y emitiendo un gruñido fuerte similar al ruido de una motosierra. Si el peligro se vuelve más fuerte, al igual que otras zarigüeyas "se hace la muerta" y entra en un estado inconsciente, con la boca abierta, su corazón aminorado y un líquido de olor desagradable emitiéndose de su cuerpo. Puede quedarse horas en este estado, luego del cual recupera la conciencia y escapa a salvo de la amenaza que ya se habría ido varias horas antes. Este recurso lo aprende bien desde temprana edad.

Tiene hábitos sorprendentemente muy higiénicos, se lame repetidas veces las extremidades para limpiarse, y también se lava la cara con ayuda de sus manos.

Puede nadar y ya desde temprana edad las crías son capaces de hacerlo.

Con frecuencia se adentra en las rutas y carreteras, donde es atropellada por vehículos; los ejemplares muertos atraen a otras comadrejas moras que también se adentran en la ruta para comer su carroña, convirtiéndose en un círculo vicioso.

La comadreja overa es omnívora y parte de su éxito en la supervivencia se debe a la flexibilidad y oportunismo en su dieta. Se alimenta de carne de aves, pequeños mamíferos, sapos, lagartijas, insectos, cucarachas y gusanos. También consume frutas, entre ellas las bananas, uvas, frutillas, maracuyás, clementinas y manzanas. No es raro que el marsupial se alcoholice ante el consumo de frutos silvestres fermentados. Los huevos también son parte de su dieta, y es una de las razones por las que el hombre persigue a la especie ante el temor de que entre a los corrales. Además es carroñera, y es capaz de comer la carne de otras comadrejas que han muerto atropelladas. Por último, la comadreja overa a menudo incursiona en zonas urbanas, de donde obtiene variadas fuentes de alimento provistas por el hábitat humano como los desechos de comida (tachos de basura) y el alimento para mascotas (comida para gatos).

Los principales predadores de la comadreja mora son: el hombre, el puma, el yacaré, el águila harpía, el gato montés de Sudamérica, el zorro pampeano, el yaguareté, la piraña, el perro de la selva y el tigrillo, entre otros.

Este marsupial puede reproducirse 3 veces al año. Comienza su actividad reproductoria en diciembre o enero, abril o mayo, y agosto o septiembre.

Las hembras buscan pareja emitiendo un olor, cuando la consiguen e inician su fecundación, construyen una madriguera (preferentemente en el hueco de un árbol) con hojas secas y ramas.

Cada gestación dura alrededor de 14 días, y, al ser un marsupial, trae alrededor de 4 "embriones" en lugar de crías desarrolladas, midiendo cada uno cerca de 1 cm de longitud. A diferencia de otras especies de "zarigüeya", esta no da a luz a una gran cantidad de 10 o 15 crías sino solamente 4. Estas deben arrastrarse hasta las ubres de la madre, pegan su boca a ellas y permanecen en esa posición hasta estar suficientemente desarrollados como para salir. Esto ocurre alrededor de 6 semanas después, donde las crías, ya más grandes, se salen de la bolsa amontonadas y trepan hacia el lomo de la madre, de donde se aferran con sus uñas, razón por la cual es común ver a las madres con un montón de crías amontonadas encima de ella. El aferramiento de las crías puede arrancarle pelos a la madre, por lo que puede saberse si una hembra ha tenido crías últimamente.[9]​ Si la cría no se cae del lomo y puede terminar su desarrollo junto a la madre, se irá por su propia cuenta a los 6 meses de edad (es decir, 4 meses después de salir del marsupio), y llegará a la madurez sexual a los 10 meses de edad (si es hembra) o al año (si es macho).

Aunque a menudo se la confunde por su apariencia física con los roedores (de los que no guarda relación cercana pues ellos son placentarios mientras que esta especie es un marsupial) y esta es una de las razones por las que se la teme como potencial proveedora de rabia, la temperatura corporal de la comadreja mora (al igual que la de otros marsupiales) es demasiado baja (alrededor de 32 °C) para el cultivo de la enfermedad, efectivamente convirtiéndola en resistente.[10]​ En adición este marsupial presenta un alto nivel de linfocitos en el cuerpo, lo que hace que tenga muy buenas defensas contra los diversos antígenos.[7]​ Además es inmune a la leptospirosis.[11]​ Los ambientalistas recalcan que esta especie es fundamental para el equilibrio ecológico de los ecosistemas, controlando las poblaciones de los animales que son sus presas, y también que es una gran consumidora de ratas, cucarachas y otras plagas causantes de enfermedades, por lo que puede ser utilizada como un aliado natural del ser humano en la lucha contra las pestes.

Entre el ser humano y la comadreja la relación históricamente ha sido mixta; los pueblos nativos de Sudamérica como los guaraníes, tupís, charrúas y wichís solían consumir la carne de comadreja y aún permanecen recetas culinarias sobre este marsupial en Argentina y Brasil como parte de la cocina tradicional de estos países. El animal era parte de las creencias y leyendas de estos pueblos, una de ellas decía que por las noches el animal salía a beber la sangre de las aves y entraba en embriaguez, y al amanecer volvía a su madriguera con resaca.[5]​ Luego con la llegada de los españoles, al igual que con otros animales como el aguará guazú y el yaguareté, la especie pasó a ser combatida y en las áreas rurales aún es generalmente considerada como "enemiga". Durante un tiempo se usó su piel para confeccionar tapados pero con la llegada del siglo XX esta práctica cayó en desuso ante la estimación cada vez más alta de las pieles de otros mamíferos. Finalmente, pese a los prejuicios y a ser malentendida, la especie también ha sido reconocida popularmente, la comadreja overa es por ejemplo la mascota del Clube Náutico Capibaribe en Brasil.

A menudo se las han criado y domesticado para luchar contra las cucarachas y ratas. En cautiverio viven hasta 4 años.



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