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Corpus Aristotelicum



Las obras de Aristóteles que nos han llegado y que forman lo que se conoció como el Corpus aristotelicum. Se editan según la edición prusiana de Immanuel Bekker de 1831-1836, indicando la página, la columna (a o b) y eventualmente la línea del texto en esa edición. Tras el trabajo de Bekker se han encontrado sólo unas pocas obras más. Los títulos en latín todavía son utilizados por los estudiosos.

El Liceo, bajo la dirección de Teofrasto, no tuvo la estabilidad de la Academia de Platón y traslado el grueso es actividad Alejandría bajo la protección del reino helenístico de los Ptolomeos. Está dispersión ocasionó la dispersión de la obra de Aristóteles. Al hallarse en su mayor parte sin editar, fueron fuente de aportaciones apócrifas interpolaciones de discípulos y comentaristas.[1]

Según la tradición, los libros esotéricos han llegado a nosotros gracias a que su heredero, Neleo, para evitar que cayeran en manos del rey de Pérgamo, trasladó toda la biblioteca de Aristóteles a Tróade y la escondió en una bodega. Parte de aquella biblioteca estaba compuesta por los manuscritos del maestro. Recuperados en el siglo I a.C. por Apelicón de Teo, fueron revisados en esta ciudad por Sila, y luego trasladados a Roma. Las obras fueron dispuestas en el orden que hoy conocemos por Andrónico de Rodas. Todas ellas forman el llamado "Corpus aristotelicum".[2]

Cabe resaltar que Aristóteles escribió dos tipos de textos: los destinados a la «publicación» fuera del Liceo o exotéricos (gr. exo 'fuera') o exteriores; y los utilizados como apuntes de clase o notas de conferencias, denominados esotéricos (gr. eso 'dentro') o acroamáticos.[3]​ Lamentablemente, solo conservamos los esotéricos, los cuales al ser una recopilación de sus apuntes, vuelven un poco complicada su lectura, pues faltan las explicaciones, las transiciones son abruptas, los argumentos quedan en ocasiones inacabados... leer a Aristóteles es duro, lo que explica en parte que sus textos hayan sido interpretados y comentados a lo largo de dos mil años (ver Comentarios sobre Aristóteles).

Las actuales ediciones en griego siguen la establecida por August Immanuel Bekker en 1831. Hay que decir que apenas conservamos un tercio de lo que Aristóteles escribió (a menudo es difícil por tanto afirmar si es o no, por ej., un pensador sistemático o aporético). Aristóteles, por ej., escribió o dirigió la redacción de 158 «Constituciones» (gr. politeiai), de las que no nos ha llegado ninguna, con excepción de la Constitución de los atenienses, cuyo papiro fue encontrado en una excavación en Egipto en un depósito de basura.

Tras su muerte, sus textos (apenas tuvo una influencia inmediata) desaparecieron durante dos siglos. Luego aparecen en Atenas y después en Roma, donde el peripatético Andrónico de Rodas (siglo I d. C.) preparó una edición. Lo que nos queda de esos textos, por tanto, está determinado por la mano que preparó esa edición. Más problemática aún es la transmisión de llamado Corpus Aristotelicum (contiene las obras de Aristóteles más las de otros autores que dicen ser Aristóteles) a lo largo de la edad media: su influencia fue mínima a lo largo de la alta edad media, dominando el platonismo hasta alrededor del siglo XII, cuando las traducciones al latín de las traducciones al árabe (y a veces al siríaco) de uno o varios originales en griego, entran en los debates escolásticos de los centros de producción cultural medievales. Solo poco a poco se van depurando los textos con traducciones de originales más fiables.

¿Cómo establecer por tanto, en los restos que nos quedan, qué textos son y cuáles no son «originales»? Esto es imposible. En los últimos decenios se ha desarrollado una técnica muy sofisticada, llamada «estilometría» (aplicada a otros autores, como Platón), que determina, mediante el cómputo y estudio estadístico de determinados elementos gramaticales, qué textos son escritos por qué mano. Pero esto no asegura que se trate de Aristóteles. Además, la edición de Andrónico de la Metafísica, por ej., puede ser más una colección de textos que una obra concebida como tal por el mismo Aristóteles (esto lo ha dicho el especialista Jonathan Barnes). Las luchas ideológicas en el seno de la Iglesia durante la edad media en torno a la interpretación de Corpus Aristotelicum (el "cuerpo" de las obras de Aristóteles con temas como el problema de la inmortalidad del alma, eternidad del mundo y demás) hacen que nos planteemos la posibilidad de modificaciones en los manuscritos.

Lo que tenemos, por tanto, es algo que puede ser cercano a las notas de un filósofo, con algunas interpolaciones y manipulaciones del texto. Buscar el autor «original» o la «obra primigenia» es una tarea utópica.

Los escritos de Aristóteles se clasifican en dos grupos: los exotéricos, (destinados a un gran público); y los esotéricos (no destinados a un gran público, dirigidos a un público con saber filosófico).

La forma estándar de referenciar a las obras en el Corpus, se basan en los números de página utilizados en la edición de la Academia de Ciencias Prusiana de las obras completas de Aristóteles (Aristotelis Opera edidit Academia Regia Borussica, Berlín, 1831-1870). Toman su nombre del editor de esa edición, el filólogo clásico August Immanuel Bekker.

El "Corpus Aristotelicum" se comprende en cinco grupos: Lógica (Órganon), Filosofía Natural, Metafísica, Ética y política; y Retórica y poética.

Los trabajos cuya legitimidad está en disputa se marcan con *, y los trabajos que generalmente se consideran espurios se marcan con **.[4]

El conjunto de las obras lógicas escritas por Aristóteles se denominan como Órganon.

La Constitución de los atenienses (Athenaion politeia) no se incluyó en la edición de Bekker porque se editó por primera vez en 1891 a partir de rollos de papiro adquiridos en 1890 por el Museo Británico.

Varias obras perdidas de Aristóteles sobrevivieron en fragmentos, como diálogos o poemas. Estas obras, por lo general, forman parte de su obra exotérica. Los fragmentos se incluyeron en el quinto volumen de la edición de Bekker, editado por Valentin Rose. Sin embargo, estos no se citan con los números de Bekker, sino según los números de los fragmentos. La primera edición de Rose de los fragmentos de Aristóteles fue Aristoteles Pseudepigraphus (1863).[5][6]

Entre las obras que se incluyen: Protréptico, Sobre la filosofía, Eudemo o Sobre el alma, Sobre la justicia y Sobre la educación. Estas obras, posiblemente ilegítimas, como Sobre las Ideas, sobrevivieron mediante citas de Alejandro de Afrodisias en su comentario sobre la metafísica de Aristóteles.[7]​ También se denominan a sus primeros escritos éticos como Urethik, los cuales se ha argumentado que son Magna moralia.[8][9]

Existen varias obras fuera del corpus recopiladas durante el periodo medieval islámico y cristiano atribuidas erróneamente a Aristóteles (Pseudo Aristóteles). Entre ellas se encuentran: Libro de las causas, Libro de la manzana​, Problemas no publicados, El secreto de los secretos, Libro de las piedras, Teología de Aristóteles, Castigos de Aristóteles a Alejandro Magno.

Cinco grupos de los Corpus:




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