Cristiandad oriental, cristianismo oriental o Iglesias orientales son denominaciones con las que se designa a la parte de la cristiandad, del cristianismo o a las iglesias (conceptos no estrictamente equivalentes) que se desarrollaron desde el cristianismo primitivo en las regiones del Imperio romano de Oriente o bizantino, en la órbita cultural tardohelenística de lengua griega (también se habla de cristiandad griega). Todas estas expresiones se utilizan habitualmente en oposición a los conceptos de cristiandad latina, cristiandad occidental, cristianismo occidental o Iglesias occidentales.
El obispo metropolitano Hilarion realiza la cheirotonia (imposición de manos durante el sacramento del orden), sobre un diácono, en la ceremonia que le convierte en presbítero.
Tras la transmutación de los dones sagrados, el obispo presenta al nuevo sacerdote una porción del "Cordero" (el "Cuerpo de Cristo").
Imposición de manos sobre un subdiácono, en la ceremonia que le convierte en diácono.
Entre todos los autores de la patrística, la mayor parte de los cuales fueron "orientales", ocho recibieron el título de "doctor de la Iglesia", cuatro "de la Iglesia Occidental" y otros cuatro "de la Iglesia Oriental". Sus rivales teológicos fueron considerados heréticos, como Arrio o Nestorio. La expansión del nestorianismo por Asia oriental fue muy precoz (ver Sūtras de Jesús).
El cristianismo oriental ha desarrollado gran cantidad de estructuras y manifestaciones. Durante la Edad Media, Bizancio no pudo imponer la unidad religiosa ni uniformizar las manifestaciones religiosas de su ámbito cultural de forma tan clara como pudo hacerlo el Papa en el suyo. Ello se debió a varios factores: primero, la pluralidad de sedes patriarcales en Oriente (Constantinopla era solamente una entre las demás —Antioquía, Alejandría y Jerusalén—), mientras que Roma (la sede apostólica de Pedro y Pablo), además de pretender la primacía sobre todas, era la única de Occidente; segundo, la mayor antigüedad de algunas de las comunidades cristianas orientales, que se remontaba en muchos casos a los primeros instantes del cristianismo; tercero, el particularismo propio de las culturas antiguas (mesopotámica, persa, egipcia), orgullosas de sus lenguas y tradiciones; cuarto, la mayor gravitación del poder político del emperador bizantino sobre la iglesia bizantina (cesaropapismo, iconoclasia) que la que tuvo el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico sobre el papado (poderes universales, dominium mundi, querella de las investiduras); y, para terminar, la expansión del Islam, que desde el siglo VII se impuso en el Próximo Oriente y el norte de África, etc.
El monacato surgió en Oriente (Macario el Viejo, Antonio Abad, Pablo de Tebas, Pacomio, María Egipcíaca, Simón el Estilita, David el Dendrita) y con el tiempo llegó a alcanzar un peso social e incluso político importantísimo, constituyéndose verdaderos Estados monásticos (Monte Athos).
La evangelización de la mayor parte de los pueblos eslavos, que se asentaron en Europa Oriental, se produjo desde Constantinopla a partir de la misión de Cirilo y Metodio (desde 862), trascendental no solo para la extensión del cristianismo, sino para la estandarización de sus lenguas y culturas (alfabeto cirílico, eslavo eclesiástico).
La separación formal entre Oriente y Occidente se produjo en dos periodos durante la Edad Media: entre 858 y 867 en el llamado cisma de Focio; y desde 1054 tras el llamado cisma de Oriente (durante el patriarcado de Miguel Cerulario). Hubo un intento que no prosperó por restaurar la unidad en el Segundo Concilio de Lyon (1274). Luego, se dio un intento más de unión durante el concilio de Basilea-Ferrara-Florencia (1431-1445) —en los años finales del Imperio Bizantino, previos a la toma de Constantinopla por los turcos (1453)—, al que acudió Juan VIII Paleólogo con el filósofo Pletón (de gran influencia en el humanismo renacentista occidental), el patriarca José II, 23 obispos metropolitanos e innumerables clérigos; entre ellos Basilio Besarión e Isidoro de Kiev (que fue rechazado por los obispos rusos y ucranianos a su vuelta) se destacaron por su defensa de la unificación y terminaron su vida en Italia. El único obispo en negarse a reconocer la autoridad papal fue Marcos de Éfeso (tanto él como Focio son considerados santos por la Iglesia ortodoxa).
Mosaico de la entrada suroccidental de la basílica de Santa Sofía (Constantino ofrece a la Theotokos una maqueta de la ciudad de Constantinopla y Justiniano una de la propia basílica —el perfil actual de ese monumento quedó modificado con la adición de los minaretes de época turca—).
Salterio Jlúdov, que compara el gesto del patriarca Juan VII "el gramático" (borrando un icono) con las agresiones a Cristo en la cruz.
Miguel Cerulario (sentado en su cátedra), en una ilustración de la Σύνοψις ἱστοριῶν (Synopsis historion) de Juan Skylitzes.
El patriarca Juan II como rey mago en el fresco de Benozzo Gozzoli.
Sluzhébnik (libro litúrgico) de Isidoro de Kiev.
El icono Tróitsa o La Trinidad, de Andréi Rubliov.
Catedral de la Dormición o la Asunción (Moscú).
Las iglesias orientales que no están en plena comunión con Roma son "autocéfalas" (tienen su "propia cabeza"), y sus máximos dirigentes llevan el título de patriarca o de catholicos. La mayor parte de las iglesias orientales, las Iglesias ortodoxas bizantinas, están en plena comunión con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Otras cuya separación de Roma y de Constantinopla se produjo en 451 se suelen denominar Iglesias ortodoxas orientales. La separación de la Iglesia del Oriente se produjo 20 años antes, en 431.
La mayor parte de la iglesias católicas orientales, después de ser miembros de los grupos anteriores, se unificaron en algún momento de su historia con la Iglesia católica. Otras, por ejemplo la Iglesia maronita, aseguran nunca haber quedado fuera de la comunión plena con Roma. Todas estas reconocen el primado del papa y la totalidad de la fe católica, mas mantienen sus propias tradiciones rituales y organizativas, algunas muy marcadas: por ejemplo, algunas requieren el celibato solo para los obispos, mas no para los presbíteros y los diáconos.
Es significativa la división de las iglesias en función de los concilios ecuménicos que aceptan; puesto que el primero que no acepten marca el momento a partir del cual se diferencian. La Iglesia asiria del Oriente acepta solo los dos primeros, el Primer Concilio de Nicea (325) y el Primer Concilio de Constantinopla (381); las iglesias ortodoxas orientales solo los tres primeros; las iglesias ortodoxas bizantinas solo los siete primeros; las iglesias católicas orientales aceptan 21.
La celebración de concilios posteriores a los concilios ecuménicos aceptados por las iglesias asiria, ortodoxas orientales y ortodoxas bizantinas (respectivamente dos, tres y siete) no ha sido característica de estas iglesias orientales. En las iglesias eslavas se celebran los sobor, similares a los sínodos occidentales denominados también concilios. Con el nombre de Sínodo Sagrado se conoce el cuerpo eclesiástico que elige a los patriarcas autocéfalos. El Santo Sínodo Gobernante gobernó colegiadamente la iglesia rusa entre 1721 y 1918, bajo la autoridad del zar.
La jurisdicción episcopal de las iglesias ortodoxas sobre distintos territorios de Asia y el Pacífico se superpone: en Filipinas hay un exarcado de Filipinas dependiente del metropolitanado de Hong-Kong y Sureste de Asia y una misión cristiana ortodoxa de Antioquía en Filipinas bajo la archidiócesis de Australia, Nueva Zelanda y Filipinas.
Patriarca Teodoro II de Alejandría (ortodoxo griego). Hay otros tres patriarcas de Alejandría: el copto ortodoxo y los dos en comunión con Roma (católico copto y melquita), además de un título extinto (el Patriarcado Latino de Alejandría).
Papa (Patriarca) Teodoro II de Alejandría (copto ortodoxo). Hay otros tres patriarcas de Alejandría: el ortodoxo griego y los dos en comunión con Roma (católico copto y melquita), además de un título extinto (el Patriarcado Latino de Alejandría).
Patriarca Juan X Yazigi de Antioquía (griego ortodoxo). Hay otros 4 patriarcas de Antioquía: el siriaco ortodoxo y los tres en comunión con Roma (católico siriaco, maronita y melquita), además de un título extinto (el Patriarcado Latino de Antioquía).
Patriarca Bartolomé I de Constantinopla (griego ortodoxo). Hay también un patriarcado armenio de Constantinopla.
Patriarca Teófilo III de Jerusalén (ortodoxo griego). Hay otros tres patriarcas de Jerusalén: el armenio y dos en comunión con Roma (latino y melquita).
Patriarca Cirilo I de Moscú y toda Rusia.
Metropolita Epiphany de la Iglesia ortodoxa de Ucrania.
Patriarca Karekín II de Echmiadzín (armenio ortodoxo) o catholicós de Armenia y de todos los armenios.
Patriarca Aram I de de Sis o Cilicia (armenio ortodoxo).
Patriarca Elías II de Tiflis y toda Georgia.
Patriarca Máximo de Bulgaria.
Patriarca Daniel de Rumanía.
Marón, fundador de la iglesia maronita (siglo V).
Gheevarghese Mar Gregorios de Parumala, primer santo de la iglesia malankara (1848-1902).
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