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Cuerda



La cuerda es una herramienta empleada en ciertas actividades como la construcción, navegación, exploración, deportes y comunicaciones. Cuando son gruesas reciben también los nombres de soga y maroma. Las cuerdas han sido usadas desde la edad prehistórica. Gracias al desarrollo de la cuerda se han inventado gran cantidad de cabos (nudos) con diversas utilidades. Las poleas se han empleado desde muy antiguo para redirigir la fuerza en otras direcciones, y pueden ser empleadas como una ventaja mecánica, permitiendo que múltiples fuerzas se apliquen al punto de apoyo final de la misma. Las grúas, los polipastos y los cabrestantes (malacates o guinches en Hispanoamérica) son máquinas diseñadas para ser accionadas por cuerdas y cables.

Si las cuerdas son delgadas reciben el nombre de cordel o mecatillo, aun cuando suelen ser más gruesas que un hilo.

A los extremos de la cuerda se les denomina chicotes mientras que a su parte media seno.

Las cuerdas pueden hacerse de distintos tipos de fibras textiles: naturales, artificiales, sintéticas o combinaciones entre ellos. Entre las naturales están el cáñamo, esparto, algodón, yute, seda, lana, y pelo. Entre las artificiales está el rayón, que se emplea en la elaboración de cuerdas decorativas. Entre las sintéticas se encuentran el polipropileno, nylon, poliéster (por ejemplo PET, vectran), el polietileno (como el spectra) y las fibras aramidas (por ejemplo twaron, technora y el kevlar). Algunas cuerdas se elaboran con mezclas para aumentar la resistencia. Las cuerdas se pueden elaborar también de fibras metálicas, en este caso se hacen llamar guayas (particularmente en Venezuela).

En ciertas partes de Hispanoamérica (México y Guatemala) las cuerdas reciben el nombre de mecates, palabra de origen náhuatl. El término tiene su origen en la raíces metl (maguey) y catl (variable del verbo ca=estar), literalmente "lo que está en el maguey", indicando la planta de donde se obtenía originalmente la fibra para su fabricación.[1]​ En la actualidad se sigue empleando dicha palabra en el habla popular aunque la cuerda esté elaborada de material diferente a las fibras naturales que dieron el nombre, a más de que el mecate propiamente dicho suele tener cierto grosor. Por su parte, en Venezuela se les da el nombre de cabuyas, voz de origen Caribe.

La cuerda también se usó en trabajos de cantería como elemento decorativo. Se conoce con el nombre de sogueado. Es propio del estilo Románico.

El empleo de cuerdas para la caza, tirar, empujar, atar, levantar, sujetar, escalar y transportar data desde la época prehistórica y siempre ha sido esencial en las actividades humanas básicas, así como en el progreso de la humanidad. Las primeras cuerdas eran tan largas como podrían haber sido las fibras de una planta, y luego su intento de alargarlas y trenzarlas dio lugar a las primeras cuerdas retorcidas. Los primeros posibles fragmentos más antiguos encontrados datan de hacia 50.000 a. C. en un yacimiento neandertal y huellas en arcilla en cuevas confirman la existencia de cuerdas y sogas en la Europa del Paleolítico Superior. Los fragmentos cuasifosilizados de lo que probablemente fue una "cuerda enrollada de casi 65 mm de diámetro" que fue encontrada en la cueva de Lascaux, data de aproximadamente 15.000 a. C.[2]

Los antiguos egipcios fueron probablemente la primera civilización que desarrolló una herramienta especial para hacer cuerdas. Los egipcios hicieron cuerdas que datan del 4000 al 3500 a. C. y se elaboraban principalmente de juncos. Otras cuerdas elaboradas en la antigüedad entre otros pueblos se hicieron de otras fibras como la palmera datilera, lino, hierbas, papiro, seda o incluso pelo animal. El empleo de estas cuerdas tiradas por miles de trabajadores libres permitió a los egipcios mover grandes piedras y construir sus monumentos. A partir del 2800 a. C., cuerdas de cáñamo se emplearon en China. La elaboración de cuerdas se expandió por toda Asia, India y Europa durante los siguientes milenios.

Leonardo da Vinci dibujó ciertos esbozos de un concepto para una máquina que hacía cuerdas, fue una de sus muchas invenciones que nunca llegó a construir. Sin embargo su construcción no podía ser llevada a cabo sin el desarrollo de una tecnología avanzada: En 1586, Domenico Fontana erigió un obelisco de 327 toneladas en la Plaza de San Pedro de Roma con una fuerza concertada de 900 hombres, 75 caballos y una cantidad ingente de sogas. No fue hasta pasado el siglo XVIII cuando diversos inventos hicieron posible la invención de una máquina capaz de construir cuerda a escala industrial. En la década de 1950 las fibras sintéticas como el nylon se popularizaron, reemplazando casi por completo a las naturales.

La cuerda torcida, o también denominada impropiamente cuerda enrollada, es, desde el punto de vista histórico, la forma más común de cuerda, al menos en la cultura de Occidente. La mayoría de las cuerdas torcidas consisten en tres fibras que se tuercen para aumentar la fortaleza y resistencia de la cuerda; existen versiones con mayor cantidad de fibras torcidas.

Las cuerdas trenzadas son generalmente de fibras sintéticas como el nylon, poliéster o el polipropileno. Se elige el nylon debido a sus características de fortaleza y tenacidad, además de poseer una buena resistencia a las inclemencias del tiempo, así como a la radiación ultravioleta. El poliéster es cerca de un 90% más fuerte en estiramiento que en carga, es mucho más resistente a la abrasión y posee una mayor resistencia a los UV, sufriendo cambios pequeños en longitud cuando se humedece. Por regla general se prefiere el polipropileno a causa de su bajo coste y baja densidad (puede flotar en el agua).

Las cuerdas utilizadas en el montañismo y por extensión en diversas actividades al aire libre, como espeleología y escalada en roca, se clasifican en dos tipos generales: dinámicas y estáticas, existiendo variantes entre éstas, como las semiestáticas, entre otras.

Las cuerdas "dinámicas" se emplean, por ejemplo, en montañismo en circunstancias en las que puede haber una caída por encima del punto de anclaje. La capacidad de elongación se logra con poliamidas elásticas y trenzado en espiral (efecto muelle). Están diseñadas para estirarse lo suficiente como para amortiguar la detención sin producir grandes lesiones; no deben utilizarse para bajar en rappel.

Las cuerdas "estáticas" se usan, por ejemplo, en espeleología, rappel y actividades de rescate, y están diseñadas para estirarse lo mínimo posible y no deben usarse para detener caídas libres.

Este tipo de cuerdas se elaboran sobre la base de materiales sintéticos que resistan las duras condiciones de uso del montañismo y por ello tienen una funda o cubierta protectora, además de requerir ser livianas para su transporte muchas veces a pie.

Los materiales utilizados son el nylon y el perlon. Este tipo de fibras son afectadas por la radiación solar prolongada, por lo que siempre que sea posible deben dejarse a la sombra. Antiguamente las cuerdas para estas actividades eran fabricadas de algodón u otra fibra natural, se humedecían y podían ser peligrosas para la actividad.



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