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El andaluz oriental es un dialecto, acento o variedad lingüística propia del español hablado principalmente en las provincias de Almería, Granada y Jaén, aunque, al igual que ocurre con otros dialectos del español, sus límites no están muy bien definidos.
Antes de la conquista musulmana de la península ibérica, se hablaban en el reino visigodo, una serie de dialectos romances derivados del latín hispánico, que adquirieron algunas formas de las lenguas prerromanas de la península ibérica, que posteriormente pasarían a las nuevas variedades románicas.
Presumiblemente estas variedades existieron entre los siglos VIII y XV, bajo alguno de los varios estados islámicos, pero a partir del período almohade su uso declinó mucho, y es posible que en algunas regiones ya estuvieran extintos hacia finales del siglo XII. Además del minoritario mozárabe en los territorios musulmanes de Al-Ándalus se hablaba de forma considerable el árabe andalusí junto a otras lenguas minoritarias como las bereberes [cita requerida] y las judías. [cita requerida] Se cree que las variedades del español andaluz derivan casi enteramente del castellano que se establece en esta área tras la Reconquista: a partir del siglo XIII en la Andalucía bética, y a partir del siglo XV en la Andalucía penibética (reino nazarí de Granada).
Las variedades meridionales del español se formaron aproximadamente entre los siglos XIII y XVII, durante la reconquista, una época donde el español medieval sufrió importantes reajustes fonológicos, por lo que muchos de los rasgos innovadores del español son universales a todo el español meridional o a la mayor parte del mismo, mientras que los rasgos conservados son más frecuentes en el español septentrional.
Los dialectos del español meridional son los comprendidos en la mitad sur peninsular, en las islas Canarias y en gran parte de América. Presentan rasgos menos conservadores en su pronunciación, con rasgos fonéticos diferenciadores muy marcados. Estos dialectos son fruto de la expansión castellana al amparo de la Reconquista hacia el sur y la mezcla de variedades del español del norte y otros idiomas peninsulares.
Tras la conquista formal del Reino de Jaén (1246), también conocido como el "Santo Reino", fue repoblado por manchegos, valencianos y aragoneses, esto se puede notar en que está mucho menos hibridado con el árabe y el mozárabe, a diferencia del andaluz o el murciano, lo que lo acerca al manchego. El andaluz oriental procede de la evolución del español llevado al Reino de Jaén por hablantes de español nativos de otras regiones y su posterior extensión tras la conquista del Reino de Granada. Es dudosa la presencia de hablantes de mozárabe en el siglo XIII en el Reino de Jaén, ya que por esa época el uso de variedades romances había disminuido mucho en toda el área controlada por los reinos musulmanes. Por esa razón parece que el dialecto sería casi enteramente una evolución de hablas llevadas por castellanos, aragoneses y valencianos, del que existen elementos claramente atribuibles al valenciano medieval. [cita requerida] Jaén dependía eclesiásticamente del Toledo y su población estuvo más influida por Toledo y las variedades manchegas que por el Reino de Sevilla. [cita requerida]
Desde la Reconquista (1492) hasta el fin de la Rebelión de las Alpujarras (1571) la mayor parte de la población del Reino de Granada era mudéjar, siendo mínima la población procedente de los reinos cristianos. Así, tras las deportaciones ocurridas en 1569, 1570 y 1571, el Reino de Granada quedó prácticamente despoblado; de esta forma, fueron expulsados 140.000 mudéjares. El principal reflejo del árabe, en sus diferentes variedades culta y dialectal estuvo presente en la región entre los siglos VIII y XVII cuando se expulsó a los últimos moriscos. A pesar de esto, el andaluz oriental tiene menos influencia árabe que el andaluz occidental y el murciano.
La procedencia de los repobladores explica la evolución del dialecto andaluz oriental. Como ejemplo, según los documentos acerca de las repoblaciones en el antiguo Reino de Granada, se recoge que en las comarcas del centro de la actual provincia de Almería, casi la mitad de los repobladores que se asentaron eran murcianos, siendo el resto valencianos y jiennenses y, en menor medida, cordobeses, sevillanos y castellanos. Tras estas repoblaciones se expande la semilla generada en el reino de Jaén y se conforma el continuo de dialectos que terminaría dando lugar a lo que hoy se conoce como andaluz oriental.
En Jaén la hispanización es mayor que en el resto. Posiblemente la trashumancia a partir del siglo XII y otros procesos mantuvieran a Jaén más vinculado con el norte, mientras Granada y Almería no lo estarían tanto, esto puede verse en muchas diferencias internas. Desde el punto de vista jurisdiccional el territorio del reino de Jaén era tanto realengo como señorial, existiendo en él señoríos tanto laicos como eclesiásticos y era tierra de paso para acceder al sur.
Es plausible pensar que el dialecto ha seguido una tendencia de hispanización lingüística en los últimos siglos por lo que el dialecto arcaico tendría más elementos fonológicos y morfológicos propios.
Como sucede con otras modalidades lingüísticas romances, se puede considerar al andaluz oriental como un conjunto de hablas heterogéneas de carácter local o comarcal que comparten rasgos entre sí. Algunos expertos lo han denominado como un parte de un continuo dialectal o una variedad lingüística histórica del español. A su vez, otras clasificaciones lo agrupa junto al andaluz, al manchego, o al murciano. Sus rasgos característicos se presentan de manera distinta y discontinua a lo largo del territorio.
Las diferencias geográficas, al igual que en otros dialectos del español, nunca son abruptas sino graduales, y la transición entre los diferentes dominios dialectales resulta razonablemente progresiva, aunque no exactamente continua. En la transición de una variedad a otra se distinguen isoglosas que en ocasiones tienden a agolparse en torno a una barrera natural. Así, por ejemplo, las distintas hablas de España no son homogéneas, por lo que cualquier generalización debe ser vista con cierta perspectiva.
La clasificación intradialectal en andaluz oriental puede distribuirse por lo común entre dos y ocho grupos de carácter supracomarcal y que suelen coincidir con los límites provinciales. Los rasgos lingüísticos comunes a estas áreas, son mucho mayores que las pequeñas diferencias existentes entre ellas, por lo que esta clasificación es discutible y en gran parte se pueden considerar como una unidad. Los límites de las diferentes hablas entre sí no están del todo claros, salvo casos conocidos y evidentes como el de algunas hablas con características diferenciadas del resto, que se resaltará más adelante.
Su límite geográfico es muy difuminado y probablemente siempre lo ha sido. No hay unanimidad sobre la distribución espacial concreta de los rasgos dialectales dados los límites difuminados que presenta con el dialecto andaluz, el dialecto manchego, y el dialecto murciano, sobre todo en la periferia, donde las hablas locales suponen una transición con las variedades colindantes. La clasificación hecha por Iventia agrupa las diferentes hablas locales en distintos grupos, en los que podemos destacar:
El andaluz oriental presenta una fonética y fonología arcaicas a la vez que innovadoras respecto al español normativo, a la que se suman gran cantidad de aragonesismos, catalanismos y valencianismos fonéticos, fruto de la procedencia de los primeros repobladores. El repertorio consonántico es básicamente el mismo que el del español general, salvo algunas diferencias. Nótese que la mayoría de estos desarrollos están presentes en otras variedades dialectales del español peninsular, muchos rasgos del andaluz oriental lo acercan al andaluz, otros al murciano, y otros al manchego, mientras que otros rasgos son desarrollos autóctonos.
La /x/ generalmente mantiene la pronunciación velar como en español normativo, a diferencia de la mayoría del andaluz occidental donde se reduce a [h], aunque en algunas zonas puede ocurrir una lenición en [h] por influencia del andaluz occidental. Esta lenición coincide en gran parte con el área de distinción de /s/ y /θ/, y también supone una importante isoglosa frente al andaluz occidental, dándose en la mitad suroccidental de Granada, poniente almeriense y pequeñas zonas de la de Jaén.
En algunas zonas como Jaén, la /x/ puede adquirir una pronunciación vibrante múltiple o fricativa uvular sorda [ʀ̥ ~ χ], el denominado ronquido de Jaén.
En ocasiones de énfasis y en algunas palabras pueden aparecer una /x/ epentética, si una palabra comienza por vocal, con sus diferentes variantes [ʀ̥ ~ χ ~ x ~ h]. Por ejemplo: jarte (arte), etc.
En algunas lexicalizaciones el fonema /x/ puede realizarse de forma arcaica como /t͡ʃ/, por ejemplo: gacho (gajo), etc.
El español medieval tenía el fonema /h/, generalmente en palabras con etimología árabe, o proveniente de las palabras patrimoniales con heredadas del latín que tenían /f-/ inicial. Ver: Cambio fonético «f → h» del español.
En el español normativo este fonema no se pronuncia y se considera un arcaísmo, pero en algunos dialectos meridionales se ha conservado, entre los que destaca el andaluz occidental, especialmente en las zonas rurales. En andaluz oriental este rasgo es ocasional, y aunque es posible que estuviera omnipresente en el pasado, a penas hay evidencia de conservación tardía excepto algunas áreas, al igual que en la mayoría de dialectos meridionales. No obstante hay algunas lexicalizaciones fusionadas con el fonema /x/ que pueden alternar con las diferentes variantes de pronunciación de /x/, resultando en [ʀ̥ ~ χ ~ x ~ h]. También hay casos de lexicalizaciones que conservan la /f-/ inicial latina, tal vez por restauración etimológica. En la actualidad este rasgo marginal está en retroceso, también en Andalucía occidental donde es mayoritario.
La aspiración en el fonema /f/ es un cambio mayoritariamente testimonial, y representa una continuación histórica del cambio fonológico anterior. Consiste en la aspiración de /f/- inicial en [h]. Por ejemplo: Botijuela (Botifuera)
El seseo, ceceo y jejeo son fruto de la indistinción de los fonemas /s/ y /θ/ en posición inicial e intervocálica, dando como resultado del seseo a [s], del ceceo a [θ], y del jejeo o heheo a [x ~ h]. También en algunas zonas y ocasiones estos fenómenos se pueden dar sólo en posición inicial de palabra.
Estos fenómenos se dan en gran parte de Andalucía, pero en andaluz oriental su extensión está muy limitada, y se dan normalmente como islas lingüísticas entre una mayoría distinguidora de /s/ y /θ/ al igual que el español normativo. La fusión de sibilantes es una de las principales isoglosas frente al andaluz occidental.
El origen de estas islas lingüísticas en el área es un tanto incierto y podría atribuirse muy posible a una herencia andaluza, valenciana o a un desarrollo autóctono. Destacamos el uso tradicional de estos fenómenos en los siguientes municipios, aunque en la actualidad se están perdiendo en favor de la solución distinguidora:
Seseo:
Córdoba: mayoritario
Jaén: Se encuentra mayoritariamente al oeste y en el valle del guadalquivir, destacan Torredelcampo, Alcalá la Real, Santa Ana, La Fuente del Rey, Santiago de Calatrava, Marmolejo, Andujar, Arjona, Bailén, Cazalilla, Jabalquinto, Baeza.
Granada: Zona noroccidental
Almería: Es casi testimonial
Hay algunas lexicalizaciones derivadas de realizaciones seseantes que pueden ser usadas por distinguidores como: azuzar AFI: [asusar]
Ceceo:
Córdoba:
Jaén: Mengíbar, Pegalajar, Mures, Venta de Agramaderos, Castillo de Locubín.
Granada: Capital, Valle de Lecrín, Costa Tropical.
Almería: En la zona de la Baja Alpujarra (Alcolea, Berja, Adra, Dalías y Balerma).
Hay algunas lexicalizaciones derivadas de realizaciones ceceantes que pueden ser usadas por distinguidores como: sapo AFI: [θapo]
Jejeo o heheo:
En general el jejeo o heheo está poco estudiado, suele ser ocasional y esporádico y se da mayoritariamente en zonas tradicionalmente ceceantes donde coexiste con él. Depende mucho del sociolecto usado
Córdoba: Residual
Granada: Se da en zonas puntuales
Almería: En la zona de la Baja Alpujarra (Alcolea, Berja, Adra, Dalías y Balerma).
Hay algunas lexicalizaciones derivadas de realizaciones jejeantes que normalmente son usadas por no distinguidores como coletillas.
En Andalucía hay dos sibilantes especiales /s̄/ y /s̻/. En andaluz oriental se usa mayoritariamente la /s̄/ coronal plana o la predorsal o laminar /s̻/ mayoritaria en el Andaluz occidental, frente a la /s̺/ apical mayoritaria en el español peninsular. No obstante el resto de realizaciones también se dan dependiendo del área, por ejemplo en sierra morena o el extremo este donde se usa de forma natural la /s̺/ apical. Tanto distinguidores como seseantes usan las variantes especiales de las sibilantes andaluzas, asimismo, los ceceantes usan ocasionalmente una de ellas cuando alteran su modo habitual de hablar en determinados contextos. Hay restos de pronunciación de la fricativa alveolar sorda /s/ como [ʃ], en la sierra de Segura.
La fricativa interdental sorda /θ/ es pronunciada en posición inicial de sílaba con un tono más sordo y enfático que en español normativo [θ̟], que en ocasiones puede ir prenasalizada [ⁿθ̟] o prerroticizada [ʳθ̟]. Hay rastros arcaicos en los que en algunas palabras la /θ/ conserva su fonética original en [t͡s] pronunciada como [t͡ʃ].
La africada postalveolar sorda /t͡ʃ/ tiene un sonido distinto del español normativo, en ocasiones más fuerte que en el resto de la península, cercana a la murciana y en contraste con la andaluza. El sonido no está completamente descrito, pero se acerca a una africada alveolo-palatal sorda velarizada [t͡ɕˠ ~ t͡ɕˣ], que en ocasiones de énfasis y en algunas palabras puede ir prenasalizada como [ⁿt͡ɕˠ ~ ⁿt͡ɕˣ], generando incluso una nasal epentética ante la africada. Por ejemplo: muncho (mucho), menchero (mechero).
Hay rastros residuales de debilitamiento en fricativa postalveolar sorda [ʃ] de la africada postalveolar sorda /t͡ʃ/, al igual que en andaluz occidental, normalmente en Málaga, dos tercios del sur de Granada, testimonial en el sur de Almería y en algunas localidades concretas de Jaén y Córdoba.
Tanto el yeísmo como el lleísmo son fruto de la indistinción fonémica entre el sonido representado por elle /ʎ/ y el representado por ye /ʝ/. Ambos fenómenos se diferencian en el resultado de esta indistinción:
En algunos lugares ambos fonemas adquieren un fuerte rehilamiento al fusionarse.
La palatalización ante yod suele ser un desarrollo esporádico bastante común tanto en posición inicial como en posición intervocálica, aunque en la actualidad está desapareciendo:
Es un rasgo muy arcaico que se da en ocasiones, especialmente en algunas zonas con influencia murciana histórica. Se da en posición inicial, intervocálica, implosiva ante consonante o final. En la actualidad está casi desaparecido. Destaca la /l/ que puede palatizarse o adquirir resonancia velar al inicio:
Las consonantes /g/ y /b/ se confunden en ante vocales posteriores /u/ y /o/, también los diptongos que empiezan en /u/, ambas realizaciones se fusionan inevitablemente en un archifonema /w/, que puede permutar entre varias pronunciaciones alofónicas. Por ejemplo: gufanda (bufanda), goina (boina), busano (gusano), borro (gorro), y bueso, güeso (hueso).
Puede ocurrir con casi todas las consonantes, pero es especialmente común en la /r/. Puede ocurrir de seis formas; C indica consonante, V indica vocal, X indica posiciones posibles de /r/:
El fenómeno de elisión de las oclusivas sonoras, /b/, /d/ y /g/, ocurre en posiciones iniciales e intervocálicas, especialmente cuando adquieren una pronunciación fricativa, /β/, /ð/ y /ɣ/. Según lo siguiente:
Los fenómenos de sonorización y ensordecimiento se dan cuando una oclusiva sorda adquiere una pronunciación sonora, y cuando una oclusiva sonora adquiere una pronunciación sorda, respectivamente. Se consideran rasgos arcaizantes que se han conservado como lexicalizaciones, y se pueden definir como los cambios respectivos de /b ~ β/ ↔ /p/, /d ~ ð/ ↔ /t/, y /g ~ ɣ/ ↔ /k/:
Las consonantes en posición implosiva normalmente se aspiran, este es un rasgo fonético tan complejo que requiere una sección aparte. Es una de las características principales común al subgrupo español meridional, y se reconoce como la principal isoglosa distintiva frente al español septentrional. Dependiendo de las consonantes el resultado será diferente:
La aspiración de /-s/ implosiva es una de las características principales que hacen que este dialecto esté encuadrado en el subgrupo español meridional, que en andaluz oriental resulta en diez grados diferentes de apertura vocálica, al igual que en murciano y en contraste con otros dialectos como el manchego que aspira en [x] y el andaluz y el extremeño que aspiran en [h ~ ʰ], al igual que las variedades canarias y hispanoamericanas. Este fenómeno es muy mayoritario en español, aunque la solución del desdoblamiento vocálico que hace el andaluz oriental junto con el resto de variedades surorientales es escaso. Este proceso es muy importante para entender la evolución del sistema vocálico.
El sistema vocálico del andaluz oriental distingue más timbres que el español estándar, característica dialectal clave que comparte especialmente con el murciano, este vocalismo ha sido denominado tradicionalmente como vocalismo de tipo murciano-granadino, o de tipo suroriental. El sistema vocálico se compone de diez timbres vocálicos agrupados en pares, teniendo siempre uno de los pares su timbre alargado o abierto sobremanera (en realidad articuladas con la raíz de la lengua avanzada). Se da en un área continua que incluye Andalucía Oriental, Murcia, y algunas comarcas surorientales de La Mancha. Es sin duda el rasgo fonético mejor conservado frente a la creciente hispanización . Donde ha desaparecido la /s/, las vocales adquieren un valor diferenciado entre vocales cerradas y abiertas para diferenciar singulares y plurales: [pje] (pie), [pjɛ] (pies).
Esto fue muy tempranamente reconocido como testimonian los trabajos de T. Navarro Tomás (1939) y E. Alarcos Llorach (1949). Este último postula un sistema de ocho timbres diferentes [i, e, ɛ, æ, a, ɔ, o, u]. Otros lingüistas como M. Alvar (1955) amplían este sistema aún más hasta las diez unidades distintivas [i, ɪ, e, ɛ, æ, a, ɔ, o, ʊ, u], y un sistema similar de diez unidades fue propuesto por G. Salvador Caja (1957), aunque luego lo redujo a nueve realmente distintivas. En conclusión se puede decir que estas variaciones dependen de la zona y que en general hay un desdoblamiento vocálico que transforma las cinco vocales típicas del español en diez en las variedades surorientales.
La oposición entre vocales abiertas y cerradas se percibe generalmente en la formación del plural, donde la diferencia de apertura permite distinguir singular de plural. La vocal abierta o alargada funciona como marca de plural. Téngase en cuenta que en las siguientes transcripciones no se han aplicado las mutaciones consonánticas:
Asimismo, este tipo de vocal evita la confusión entre algunas formas de la flexión verbal, especialmente entre la 2ª y 3ª persona del singular:
Este es un rasgo muy característico muy difícil de ocultar conscientemente que frecuentemente delata el origen del hablante.
En posición final de palabra, la aspiración de /-s/ resulta en un cambio en la apertura vocálica de la vocal final que suele desencadenar la llamada armonía vocálica en el resto de vocales.
La realización de la fricativa sibilante /-θ/ implosiva puede dar cuatro resultados posibles:
Las fricativas no sibilantes /f/ y /x/ implosivas, normalmente se aspiran, tienden a dar soluciones acentuadas y velarizadas. Por ejemplo: golf AFI: [goɫ]
Véase lambdaización y rotacismo. Ambos consisten en la pérdida de distintividad o de contraste entre los archifonemas /R/ y /L/ en posición implosiva ante consonantes o al final de palabra. Este rasgo ya estaba documentado entre los mozárabes y fue omnipresente en los dialectos meridionales del español, y muy posiblemente fuera omnipresente en andaluz oriental, sin embargo, esta confusión no es universal hoy en día y depende en gran parte de la clase social y el nivel de cultura, ya que en la actualidad está mayoritariamente corregido por la influencia del español estándar aunque permanece presente con relativa vitalidad en algunas zonas. El fenómeno a pesar de ser bien conocido hay pocos datos sobre la distribución de los diferentes desarrollos posibles, que dependen en gran parte de la zona, del habla y del individuo:
Todos estos desarrollos pueden derivar en armonía vocálica.
Las nasales en posición implosiva frecuentemente se pronuncian como /n/ o adquieren características de las consonantes siguientes de la misma manera que el español normativo y normalmente nasalizan o velarizan la vocal anterior. Rara vez desaparecen o se aspiran.
Las mutaciones consonánticas son el fruto del debilitamiento articulatorio de consonantes implosivas y del sistema vocálico. Se consideran una marca dialectal clave, de los dialectos meridionales, y son muy notables en murciano y andaluz. Una serie de mutaciones que cambian la consonante según la posición que esta ocupe
Bajo y Alto Andaluz oriental y parte de Transicional Granadino: Las vocales aspiradas junto con consonantes sonoras generan consonantes sordas
Transicional Granadino y parte de Andalucía central: Las vocales aspiradas junto con consonantes sonoras generan conservan la sonora pero pierden la aspiración
En posición interna de palabra ante consonantes, la aspiración de /-s/ resulta en una geminación
Reduplicación consonántica (asimilación)
Las sibilantes [S: s, θ] aspiradas fricativizan las oclusivas sonoras:
/Sb ~ Sβ/ → [ɸ ~ f ~ β~ v]
/Sd ~ Sð/ → [θ ~ ð]
/Sg ~ Sɣ/ → [x ~ ɣ ~ ħ]
Esta sección incluye grupos de dos consonantes en los que la consonante implosiva se pierde sin aspirar la vocal. No obstante en la actualidad la mayoría de las consonantes se han restaurado y se aspiran normalmente generando las típicas mutaciones consonánticas:
kn → n → tenología (tecnología)
gn → n → dino (digno)
kt → t → letura (lectura)
pt → t → ato (apto)
ks → s → escavar (excavar), esamen (examen)
ns → s → así (ansí). En ocasiones la /n/ se conserva.
bx → x → ojeto (objeto)
lx → x → ajibe (aljibe)
rx → x → alfaje (alfarje)
nx → x → ágel (ángel). Desarrollo residual, solo en algunas ocasiones.
Esta sección es una recopilación de diferentes situaciones en las que el sistema vocálico puede oscurecerse, es decir, cuando alguno de los sonidos vocálicos en una posición concreta pierde su capacidad distintiva y se fusiona con otro.
Es muy común que los patrones de acentuación de las palabras afecten a la calidad de las vocales:
Es un proceso curioso que se da en algunas zonas, aunque hay que recalcar que en ninguna zona esta confusión es completa, y no se suele dar en más de dos vocales, las cuales varían por zona. Consiste en la fusión de las vocales "cerradas" con su contraparte "abierta", es decir: [i ~ ɪ], [e ~ ɛ], [a ~ æ], [o ~ ɔ], [u ~ ʊ]; lo que lleva a una indistinción del final y por consecuencia del plural. En algunas áreas se puede conservar la armonía vocálica mientras que hay áreas en las que se pierde completamente junto con la vocal, esta indistinción puede generar plurales alternativos, entre el que destaca la terminación: /a/ (sg.) → /ɛ/ (pl.), a veces trasladando también el singular a /e/, caso especialmente abundante en zonas de Almería contiguas a Murcia. En otras ocasiones se pueden fusionar las vocales singulares "cerradas" finales con otras vocales singulares "cerradas", generalmente esto se dan si tienen una posición átona, como en /-e → -i/ y /-o → -u/.
Tanto en posición de hiato como de diptongo, la /i/ y /u/ pueden pasar a la siguiente sílaba, o en el caso contrario, pueden pasar a la sílaba anterior, con los siguientes dos esquemas posibles, donde puede ocurrir de dos formas; C indica consonante, V indica vocal, X indica posiciones posibles de la vocal afectada:
Normalmente la /i/ tiene muchas más posibilidades de sufrir metátesis que /u/. también muchas veces sufre metátesis en posiciones en las que no necesita un diptongo o hiato, y forma un grupo consonántico cuando desaparece. En algunas ocasiones en las que /e/ y /o/ forman un diptongo o hiato con /a/, también pueden pasar por el mismo proceso.
A veces la metátesis no actúa generando un diptongo o un hiato, sino que cambia la vocal, conservando la vocal modificadora. El proceso se denomina metafonía. Los ejemplos son comunes:
No se da en todas las palabras, pero hay algunos ejemplos: osted (usted), etc.
También hay casos de disimilacion donde las vocales repetidas en distintas sílabas adquieren otro valor, por ejemplo: nusotros (nosotros), etc.
De forma similar a otras variedades del español, el acento tonal o tonillo varía de forma local. La entonación característica es ascendente en las frases, con alargamiento de la vocal final, aunque en gran parte depende de la zona. Atlas interactivo de la entonación.
En general las palabras tienden a ser llanas, por ejemplo: Jóse (José), Míguel (Miguel), Jésus (Jesús); entre otras que pueden derivar tanto de palabras esdrújulas como de agudas.
En general hay una aversión por las palabras sobreesdrújulas, de las que podemos destacar una ausencia total, con diferentes resultados. En los adverbios finalizados en -mente el acento recae sobre la terminación, por ejemplo: mayorménte, sinceraménte. En construcciones con pronombres clíticos, el acento recae al final como por ejemplo: cuentaseló (cuéntaselo).
Es común que los determinantes demostrativos se hagan átonos, [cita requerida] y se apoyen acentualmente en el sustantivo al que acompañan: estepuéblo (este pueblo), esteáño (este año), etc.
Tendencia a utilizar el artículo definido antes de nombres propios: la Elena, la Pilar, el Antonio, el Jesús, etc. Este rasgo es de uso frecuente en la mayoría de modalidades castellanas, especialmente en contextos familiares; también se da en muchos otros dialectos vernáculos del mundo hispanohablante (con variados grados de estigmatización), y también en catalán, en portugués y en italiano.
Hay varias características a destacar en el uso de los pronombres:
En general hay una tendencia a la diminutivización, incluso en verbos, en ocasiones utilizados para evitar ambigüedades. Por ejemplo: echadico (echado). Los diminutivos se suelen hacer con las siguientes terminaciones y sus flexiones femeninas y plurales: -ico, -illo, -ete, -uso, -ito, -in, -ejo, -ujo, -ajo, -ijo, -i, -uela. A veces se pueden combinar varios como: chiquitillo, chiquitico, boniquillo, placetilla, lamparillica, etcal qu. Al igual que en español estándar los diminutivos suelen tener restos de interfijos etimológicos, como por ejemplo: coch-ec-ito, sol-ec-ito.
Los aumentativos son muy variados y pueden tomar casi todas las variantes posibles del castellano, tales como: -asco, -usco, -aco, -on, -ote, -rrón, -azo,- anco, -acho, etc. Al igual que los diminutivos, los aumentativos suelen tener restos de interfijos etimológicos y se pueden combinar entre ellos y en ocasiones incluso con los diminutivos. En general representan más matices que los diminutivos.
El léxico específico y el vocabulario propio está salpicado ampliamente de un notable número de arcaísmos y formas en desuso en castellano, préstamos del romaní, aragonesismos, manchegismos, mozarabismos, andalucismos, valencianismos, murcianismos, vasquismos, latinismos, arabismos, etc. Además también hay algunas palabras de etimología dudosa, presumiblemente originadas en la zona. En general el andaluz oriental comparte mucho léxico con las variedades orientales del español de España, tales como las variedades aragonesa, riojana, navarra, soriana, churra, manchega y murciana. Muchos de estos términos se consideran vulgarismos en el castellano de otras zonas, al igual que en el resto de dialectos del español.
Desde el punto de vista semántico, las peculiaridades léxicas quizás son más abundantes, pues frecuentemente se usan vocablos españoles con un significado distinto al habitual. En ocasiones los significados dados a algunos términos son más conservadores que en el castellano estándar puesto que conservan sus etimologías originales, tanto fonéticamente como etimológicamente. Multitud de estos usos se deben a su origen en castellano antiguo o en aragonés. El significado de muchos vocablos depende de la entonación característica y el contexto. Hay léxico y vocablos exclusivos de algunas comarcas o localidades, no encontrados en zonas cercanas, a la vez que otras palabras compartidas con otras regiones, pero no pertenecientes al español normativo.
La conservación del léxico propio se hace especialmente evidente en el léxico especializado de la vida, actividades y tareas rurales (agricultura, ganadería, caza) y en el vocabulario empleado para describir la geografía, medio ambiente (plantas y animales) y fenomenología locales, los objetos domésticos, útiles, herramientas o las tradiciones culturales, que son las de mayor probabilidad de conservación, debido a su uso poco común.
Muchas de estas preposiciones innovadoras se dan en la mayoría de dialectos rurales de España, posiblemente como arcaismos conservados, heredados del castellano antiguo:
Se puede dar la masculinización de algunas palabras, como ovejo desde oveja y feminización de otras como pájara desde pájaro, en ocasiones conviven tres vocablos como liebro, liebra, y liebre, posiblemente considerando la /-e/ como masculino o como un género neutro innovado. Esto ocurre de forma similar en el manchego, y de hecho es mucho menos común en andaluz oriental que en manchego.
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