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Eduardo Escobar



¿Qué día cumple años Eduardo Escobar?

Eduardo Escobar cumple los años el 20 de diciembre.


¿Qué día nació Eduardo Escobar?

Eduardo Escobar nació el día 20 de diciembre de 1943.


¿Cuántos años tiene Eduardo Escobar?

La edad actual es 81 años. Eduardo Escobar cumplió 81 años el 20 de diciembre de este año.


¿De qué signo es Eduardo Escobar?

Eduardo Escobar es del signo de Sagitario.


¿Dónde nació Eduardo Escobar?

Eduardo Escobar nació en Envigado.


Eduardo Escobar (Envigado, 20 de diciembre de 1943) es un escritor, poeta, ensayista, cuentista y periodista colombiano, cofundador del movimiento literario nadaísta en 1958, junto a Gonzalo Arango, Amílcar Osorio, Alberto Escobar Ángel, Humberto Navarro Lince y Darío Lemos.

Tras pasar por diversos planteles religiosos, siendo todavía un adolescente, se retiró de los estudios formales para dedicarse a la lectura y al proyecto nadaísta. Ha publicado libros de poesía y prosa: ensayos, cuentos, biografía histórica, manifiestos, diatribas, crítica literaria y artística, textos autobiográficos, memorias, estampas, reflexiones, relatos, cartas y divertimentos, y muy numerosos trabajos periodísticos. Entre sus libros se destacan Invención de la uva (1966), Del embrión a la embriaguez (1969), Cuac (1970), Confesión mínima (1975), Correspondencia violada (1980), Nadaísmo crónico y demás epidemias (1991), Ensayos e intentos (2001), Prosa incompleta (2003), Poemas ilustrados (2007), Cuando nada concuerda (2013), Cabos sueltos (2017), e Insistencia en el error (2020), entre otros.

Director de la primera revista del nadaísmo, La viga en el ojo, ilustrada por Álvaro Barrios y Pedro Alcántara Herrán, que contó con colaboradores internacionales, especialmente mexicanos y venezolanos. Colaborador de Nadaísmo 70, publicación dirigida por Gonzalo Arango y Jaime Jaramillo Escobar. Poemas suyos se incluyen en la mayoría de las antologías de poesía y prosa periodística en Colombia, desde cuando figuró en 1963 en 13 poetas nadaístas, primera antología del movimiento. Sus textos aparecieron en Panorama de la nueva poesía colombiana que dirigió Fernando Arbeláez, en Doors and Mirrors de Viking Press de Nueva York, y en For Chile For Neruda, antología a cargo del poeta estadounidense Walter Lowenfels, afín a la Generación Beat. Ha sido traducido al inglés por Paul Blackburn, que, al morir, dejó una traducción de Invención de la uva, su primer libro de poemas editado con el patrocinio de Manuel Mejía Vallejo y Óscar Hernández Monsalve; y, también al alemán, por Stefan Baciu de la Universidad de Honolulu.

Columnista de los periódicos colombianos El Tiempo, El Colombiano, Universo Centro y El País. Colaborador habitual en las revistas SoHo, Credencial, Cromos, Universidad de Antioquia y Aleph. Versos suyos se publicaron en la revista Eco. Recibió el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 2000 por su columna de opinión “Contravía”. En los años setenta fundó “El café de los poetas”, el primero de los establecimientos de Bogotá donde se realizaron tertulias, recitales de poesía, teatro de cámara, conciertos de música moderna y sesiones de jazz, lo que lo convirtió en un atractivo lugar de encuentro de destacados artistas e intelectuales como Enrique Grau, María Mercedes Carranza y Ana Mercedes Hoyos, entre otros.

Hizo crítica de pintura en las páginas editoriales de El Tiempo, sobre todo de las exposiciones de la reputada galería Esede, que presentó en Colombia muestras de los informalistas españoles, como Antoni Tàpies i Puig, del expresionismo abstracto estadounidense, y de grandes pintores colombianos como Norman Mejía.

Fue asesor cultural del noticiero de la Cadena Súper y columnista de la cadena básica de Caracol. Compartió un programa en Radio Quince de Medellín, donde se reseñaron libros de actualidad y se apeló al humor para hacer la crítica de los acontecimientos políticos de interés nacional. Además dirigió Nadaísmo ventiao, para Colombiana de Televisión, una serie en la cual se repasó la biografía de grandes íconos culturales del siglo XX como Carlos Gardel y Charles Chaplin, entre otros.

De sí mismo ha dicho: "No sólo de poesía vive el hombre y menos en Colombia traficando con libros narcóticos. Para sacudir la inopia, como tantos otros antiguos y modernos poetas o simples mortales, recurrí a mil oficios ramplones y actividades prosaicas: fui auxiliar de contabilidad en una pesadilla, patinador de banco todo un junio, mensajero sin bicicleta en una oficina de bienes raíces mientras leí Teoría del desarraigo, fabriqué bolsas de polietileno, joyeros de cartón y terciopelo, fui almacenista, leí a Joyce en una bodega, me desempeñé también como anticuario ambulante, como vendedor de muñecas de navidad fuera de temporada, de diarios y semanarios y mensuarios a la entrada de una clínica de lujo. Artesano de baratijas de cobre. Armador de faroles para barco. Promotor de rifas clandestinas sin premio, por el apremio. Ayudante de cocina por el arroz con chipichipi. Pastor de aves de corral. Maestro sablista del sutil abordaje. Cantinero. Escritor de nimiedades para revistas intrascendentes. Crítico de arte mercenario. Hasta campanero fui de una pandilla de marihuanos. Así aprendí a odiar el trabajo sudando petróleo".[1]

Su pensamiento y su escritura se han formado y modelado con la lectura de los mejores clásicos: Montaigne, Voltaire, Fernando González, Shakespeare, Cervantes, Durrell, Baudelaire, Russell, Valéry, Rimbaud, Beckett, Celine, Bernhard, Sartre, Camus, Nabokov, León de Greiff, Dostoievsky, Tolstoi, y Verlaine, entre otros.[2]

Fuga canónica (2002) es una novela biográfica de muy importante valor musical, literario e histórico. Un relato poético de la metamorfosis y evolución de un artista. Tiene un muy amplio trabajo de estudio y documentación en archivos y periódicos del siglo XIX para la reconstrucción de Bogotá y su música, el mundo interior del personaje, la relación con otros músicos de su tiempo, y la música eclesiástica, popular o patriótica predominante.

Examina muchos temas de la existencia humana y de la evolución de la música entre los siglos XIX y XX. Es una versión y fuente literaria minuciosa que aporta un capítulo olvidado de la historia nacional de la música. Y ofrece reflexiones interesantes sobre las tragedias humanas. Representa un esfuerzo muy importante de arqueología, rescate y reconstrucción de la memoria musical e histórica de la Bogotá decimonónica.

Prosa incompleta (2003) es un divertimento literario. Sugestivo, lúdico, punzante, y de gran poder alusivo. Reúne con vigor el humor múltiple y la burla de sí mismo. Lo conforman textos pequeños, prosa que también es poesía, ágiles microrrelatos de muy variados temas, con importantes cuestionamientos de creencias y costumbres. Los recorre una ironía luminosa. Todos los temas clásicos y cerrados se vuelven a repensar y abrir de mano de la risa.

El libro revisa y argumenta el valor e interés de muchos autores consagrados: E. A. Poe, Rimbaud, Kafka, Borges, Fernando González, Benedetti, Neruda, Gómez Jattin, Mario Rivero, León de Greiff, entre otros. Tiene amplios valores dobles: el humor y la capacidad crítica. La profundidad y la diversidad. El poeta Jaime Jaramillo Escobar destaca el esplendor de la prosa. Es un libro culto y delicioso.

Poemas ilustrados (2007) es un libro artesanal de los impecables talleres artísticos de la editorial Tragaluz. Poesía pura y concentrada. Una fiesta verbal, amplia de motivos imaginativos, juegos fónicos, imágenes danzarinas y novedosas asociaciones. Condensa la poesía mejor conocida del poeta : “Cucarachas en la cabeza”, “Homenaje a un anticuario muerto”, “La flecha inmóvil”, y “Envío”. El libro manifiesta su elección estética: lo caracterizan construcciones retóricas juguetonas, malabarismos verbales, sintaxis barroca, arbitrariedad asociativa, frecuente experimentación, escritura de filigrana, y diversos efectos y recursos culteranos. Sobresale por su delicadeza y humor. Una obra ‘inquietante’ la denomina el poeta X-504.

Cuando nada concuerda (2013) combina la crónica y el ensayo. Lo componen 13 ensayos muy cercanos a Montaigne, y una interesante presentación. Es un ejercicio de recepción lectora y reflexión. Habla de lectura y relectura. De libros leídos y muy queridos como Los Bruddenbrook de Thomas Mann, o El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer. De su influjo perdurable. Sus revelaciones e insinuaciones. Es el regreso a escritores decisivos en su formación y madurez.

El libro conduce a repensar muchos temas, entre ellos el valor histórico y literario del nadaísmo2: el movimiento literario y cultural más brillante e influyente en la vida latinoamericana del siglo pasado. A recorrer sus diversos aportes vitales, filosóficos, éticos[3]​ y estéticos[4]​. Y sus hondas repercusiones en el continente.

Incluye algunos ensayos como “La pregunta de Dios” y “El problema del Patas”, que expresan las dudas y contradicciones humanas esenciales frente a las creencias familiares, religiosas y sociales. Y entrevera las respuestas de las lecturas más avanzadas. De los ‘libros prohibidos’. “Acerca de habla

memoria” dedicado a Nabokov y a Lolita. El homenaje a García Márquez, titulado “Un mago visto por un profesor inglés”; “El punto muerto de la escritura” piensa a Beckett, Celine y Bernhard; “Vigencia de Albert Camus”[5]​ señala el valor esencial de su pensamiento para el mundo contemporáneo. Cuando nada concuerda es una obra ensayística influyente e iluminadora, que acerca muchas veces a la carcajada y genera un gran respeto intelectual.

Cabos sueltos, la lectura como pecado capital (2017) lo componen 18 ensayos. Reflexiones sobre la lectura, la escritura y los autores leídos y disfrutados a lo largo de una vida de lector. Es uno de los libros de análisis y pensamiento más interesantes y sonrientes. Tres ensayos pueden resultar especialmente seductores: el de García Márquez, arrinconado por “el peso espeso de la gloria”, el de Fernando Vallejo, sorprendido en su “ira doctorada”, y el dedicado a los escritores con manifestaciones edípicas soterradas o evidentes como Proust, Borges, Nietzsche, Pessoa, Bruce Chatwin o Estanislao Zuleta, entre otros. Es un libro festivo: de muy agradable escritura, y abundante humor e ironía.

Insistencia en el error (2020) es una selecta antología poética con nuevas iluminaciones y escritura de madurez. El poeta Eduardo Escobar, con punzante humor y gracia, invita a repensar al hombre, sus dudosas certezas, sueños y vanidades, y las relaciones con el mundo y con Dios. Y ofrece muchos momentos bellos y enigmáticos, de sugestivas asociaciones, como en los poemas "Declaración del espejo", "Identidades", "El insistente desconocido", "Buscador" "Oración", o "La vida privada de mi sombra".

El poeta integra abundante poesía y reflexión sobre la aparente decencia, los asombros y desdoblamientos ante el espejo, las múltiples identidades humanas, los empeños y energías de la vejez, las proximidades y repeticiones entre los muertos y los vivos , la libertad de pensamiento y los dogmatismos, los méritos de un poeta desconocido, o las conversaciones fraternas con Dios. Se pregunta por la insistencia en el error que pudo haber significado la escritura, y la conciencia del poema como vana aproximación, e incluye evocaciones, recuerdos íntimos, admiraciones y convocatorias que manifiesta con sonriente ironía.

Dos trabajos singulares merecen detenimiento: la deliciosa escritura de la revista SoHo, y las muy diversas columnas de El Tiempo y Premio Simón Bolívar, año 2000.



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