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Espada y brujería



La espada y brujería, conocida en Hispanoamérica como espada y hechicería (del inglés sword and sorcery), es un subgénero de la fantasía épica que describe las aventuras belicosas de héroes de larga vida en un pasado remoto y ficticio, generalmente aparentado con la antigüedad mítica aunque en ocasiones con elementos propios de la Edad Media, y especialmente sus batallas contra enemigos mágicos o sobrenaturales.[1][2][nota 1]

Los héroes de espada y brujería participan, en general, en conflictos emocionantes y violentos. Los elementos propios de este subgénero son lo sobrenatural, el romance y la magia. A diferencia de otras obras de fantasía épica, las historias de espada y hechicería, aunque también dramáticas, enfatizan mucho más las batallas personales del héroe que los peligros que puedan acechar al mundo en el que este habita.[3]

El término fue acuñado en 1961 cuando el escritor británico Michael Moorcock publicó una carta en el fanzine Amra, solicitando un nombre para el tipo de aventuras fantásticas de las historias escritas por Robert Ervin Howard. En un primer momento propuso el término fantasía épica. Sin embargo el célebre autor estadounidense de espada y brujería Fritz Leiber respondió el 6 de abril de 1961 en la revista Ancalagon, sugiriendo espada y hechicería como una buena fórmula popular para el género. Amplió esta idea en el número de julio de 1961 de la revista Amra al comentar:

Desde la creación del término se ha intentado en varias ocasiones redefinir lo que espada y hechicería es y representa. Aunque el debate yace en detalles muy específicos, el consenso general es que el género se caracteriza por una fuerte tendencia a acelerar la acción en relatos situados en un marco casi mítico o fantástico. Al contrario que en la alta fantasía, lo que está en juego suele ser personal y el peligro se limita al momento del que se está hablando.[4]

Numerosos relatos de espada y brujería se han convertido en largas series de aventuras. Sus problemáticas y peligros menores para el mundo las hacen más verosímiles que la repetición de los peligros de la fantasía épica. Esto también se aplica a la manera de ser de los héroes; muchos protagonistas de espada y hechicería, viajeros por naturaleza, encuentran mortalmente aburrida la paz después de la aventura.[5]​ Esto es así hasta tal extremo que los héroes de la novela La Serpiente Ouroboros, de Eric Rucker Eddison, no encuentran enemigos de su talla después de librar la última guerra y los dioses, en respuesta a sus oraciones, restauran la ciudad enemiga para que puedan luchar nuevamente la misma guerra.

Este subgénero -como muchos de la fantasía- hunde sus más antiguas raíces en las epopeyas clásicas, como la Odisea de Homero o las sagas de la mitología nórdica. Está también influido por el género de ficción histórica iniciado por Walter Scott. Muy pocas de estas obras contienen realmente elementos fantásticos y en la mayoría la aparición de tales elementos están explicados por el autor. Sí abundan en cambio los temas de aventuras en tierras extrañas como en el caso de las novelas de Edgar Rice Burroughs y Henry Rider Haggard.

Sin embargo, los progenitores inmediatos del género son las novelas de capa y espada como Los tres mosqueteros de Alexandre Dumas padre o Scaramouche de Rafael Sabatini, aunque estos carezcan del elemento sobrenatural, y las primeras fantasías de ficción como The Fortress Unvanquishable Save for Sacnoth, de Edward Plunkett.

Además, los primeros escritores del género, como Robert E. Howard o Clark Ashton Smith, estuvieron muy influidos por cuentos del Oriente Medio como Las mil y una noches, cuyas historias de monstruos mágicos y hechiceros fueron fundamentales para el establecimiento del género.

También se puede señalar que las frecuentes representaciones de tabernas llenas de humo y mal olientes callejones del género, se basan en las novelas picarescas; por ejemplo, la ciudad de Lankhmar de Fritz Leiber presenta una gran similitud con la Sevilla del siglo XVI descrita en el cuento Rinconete y Cortadillo, de Miguel de Cervantes.

El verdadero auge del género de espada y hechicería se dio con las revistas pulp de fantasía, específicamente con la revista Weird Tales.

Desde 1960 hasta 1980, con el fuerte impulso de Lin Carter, un selecto grupo de escritores formó la asociación Swordsmen and Sorcerers' Guild of America (denominada SAGA) para promover y ampliar la difusión del género. De 1973 a 1981 la cofradía publicó breves obras, editadas por Carter en cinco antologías bajo el título de Flashing Swords!.

En el mundo anglosajón, durante la década de 1980, sword and sorcery se usó como término despectivo para aquellas películas baratas de fantasía que surgían en ese momento como consecuencia del éxito de la adaptación cinematográfica de 1982 de los relatos del personaje howardiano Conan el Bárbaro, personaje emblemático del género. El término también lo usan despectivamente algunos escritores y lectores de la fantasía épica. Sin embargo revistas como Black Gate y Flashing Swords pretenden devolverle al género el esplendor que gozaba en la época de las revistas pulp de los años veinte y treinta.

Las obras de Robert E. Howard definieron con fuerza el género, en particular con sus relatos de Kull de Atlantis (dos relatos publicados en 1929) y Conan el Bárbaro (una veintena de relatos publicados entre 1932 y 1936).

Entre otros relatos y series que también participaron en la conformación del género puede hacerse mención de:

En España:

La década de 1980 se puede considerar como la era de oro del cine de espada y brujería que se inició con el estreno de la película Conan el Bárbaro. Algunas de las películas de este género son:



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