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Etnografía de Colombia



La etnografía de Colombia se caracteriza por ser el resultado de la mezcla de tres grupos principales: europeos, indígenas y africanos. Al mestizaje de estos tres grupos se sumó un gran número de inmigrantes procedentes de muchos países de Europa, del Medio Oriente y en menor medida asiáticos.

En el censo general de población de 2018, el 9,34% de la población se autoidentificó como afrocolombiana (incluyendo raizales y palenqueros), el 4,31% como indígena, y el como 0,01% gitana.[2]

El 87,58%[3]​ fue clasificado sin pertenencia étnica, categoría que engloba al resto de las poblaciones que habitan el país, las cuales incluyen mestizos, y descendientes de europeos, árabes, judíos, asiáticos y otros grupos que no aparecen oficialmente en el censo. Colombia es uno de los países con mayor diversidad étnica y lingüística del mundo.

afrodescendiente, afrocolombiano

o Rrom

A pesar de varios trabajos en etnohistoria, se desconoce exactamente cuántos indígenas habitaban el actual territorio de Colombia a la llegada de los europeos, debido a que la información prehispánica era de tradición oral, y por tanto se carece de documentos escritos que sirvan para calcular la población de la época. No obstante, si se sabe que tras la llegada de los españoles hubo una gran mortandad de la población indígena (el 90 %) propiciada por las enfermedades traídas por los europeos, las guerras y combates esporádicos que mantuvieron con estos últimos y los trabajos forzados y semiesclavitud a la que fueron sometidos los pueblos indígenas por los colonizadores españoles. No obstante, la población indígena del territorio colombiano ya era de por sí escasa, lo que explica en parte la necesidad de los españoles de importar de esclavos africanos para utilizarlos como mano de obra, aunque la razón principal fue el exterminio de la mayor parte de los indígenas.

Los primeros esclavos africanos llegaron en el año 1504, pero la necesidad era tal que a partir de 1520 entraban en el país aproximadamente 4000 esclavos africanos al año. Desde finales del s.XVI, muchos esclavos negros lograban huir (cimarrones) y fundaban y establecían pueblos libres negros (Palenques), como el famoso Palenque de San Basilio. El punto de entrada de los esclavos era Cartagena, que junto con Mompox era el principal punto de compra-venta de estos. Desde allí eran desplazados por los ríos Cauca y Magdalena hasta otros centros secundarios de comercio esclavista, como Popayán, Honda (Tolima), Anserma (Caldas) y Cali. Durante las primeras décadas se importaban principalmente esclavos varones jóvenes, pero luego se comenzó a introducir mujeres jóvenes para autoabastecer de nuevos esclavos al territorio. Los esclavos realizaban todo tipo de labores, principalmente en minería, agricultura, ganadería y servicio doméstico. Los principales grupos lingüísticos de los esclavos eran el bantú y el sudanés.[4]​Además los esclavos debían ser instruidos en la fe católica para ser reconocidos en la nueva sociedad. Recibir el sacramento del bautismo era una condición indispensable para entrar a la América hispánica, según las normas de la corona española, que prohibía la entrada a judíos, herejes y paganos.[4]

Las primeras exploraciones europeas fueron realizadas por Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa y Américo Vespucio, llegando hasta la Península de la Guajira. En 1501 Rodrigo de Bastidas descubrió las bocas del río Magdalena y la bahía de Cartagena, acompañado del propio Juan de la Cosa. La primera carta del litoral fue levantada por Juan de la Cosa entre 1492 y 1510. En 1511 Vasco Núñez de Balboa descubrió el río Atrato y contempló las aguas del Pacífico desde la sierra panameña de Darién. En 1522 Pascual de Andagoya, descubridor del Perú, llegó por el Pacífico hasta las bocas del río San Juan. Los españoles invirtieron unos veinte años en explorar las costas colombianas, fundaron varias ciudades y factorías y después avanzaron hacia el interior del país. Los primeros colonos españoles comenzaron a establecerse en el territorio inmediatamente después de su conquista por parte de Gonzalo Jiménez de Quesada, alrededor del año 1540.[5]

En 1528, la familia de banqueros Welser consiguió de Carlos V la exclusividad para la conquista y colonización del territorio comprendido entre el Cabo de la Vela (actual Colombia) y Maracapana (actual Venezuela), siendo los primeros europeos no latinos que iniciaron el proceso colonizador en América Latina. Algunos de los exploradores más importantes fueron Ambrosius Ehinger, Nikolaus Federmann, Georg Hohermut von Speyer o Philipp von Hutten, pero su presencia finalizó en 1546, tras ser retirada la concesión por el Consejo de Indias luego de los reiterados intentos poco exitosos de los gobernadores enviados por los Welser para establecer un gobierno estable en sus territorios, el descontento de los castellanos que habitaban Coro y acusaciones de diversa índole. Las razones para la retirada del contrato fue el incumplimiento del contrato de arrendamiento, donde se incluía la fundación de varias ciudades y varios fuertes, y también falló en la parte del contrato donde se estipulaba la obligatoriedad de extender el cristianismo entre los indígenas. Durante este corto período, pequeños grupos de colonos alemanes se establecieron en el territorio, pero el clima, el calor y las enfermedades acabaron con la vida de muchos de ellos y otros regresaron a Alemania, quedándose muy pocos.

Durante el siglo XVI y principios del XVII, los colonos españoles no eran más que soldados varones al servicio de los conquistadores que después se asentaban en el territorio. Las mujeres españolas tardarían en llegar y cuando lo hicieron sus números siempre fueron relativamente escasos. Esto unido a que los españoles varones eran jóvenes y generalmente habían llegado a América en busca de aventuras, riquezas y por los relatos acerca de que las mujeres indígenas iban desnudas, tenían grandes cantidades de hijos con las mujeres nativas y las esclavas africanas, a las cuales con frecuencia abandonaban. De este modo comenzó el mestizaje racial y en parte de los casos cultural, y en pocos años la población mestiza se alzó como la mayoría de la población, y conforme siguieron mezclándose europeos (sobre todo españoles), americanos y africanos, surgieron diversas variedades de razas, siendo denominadas las más importantes, como: mestizo (blanco-cobrizo), castizo (blanco-mestizo), moreno (blanco-negro), zambo (negro-cobrizo).

La sociedad colonial se caracterizó por dividirse en clases sociales étnicas. Así pues, la clase gobernante eran los criollos (denominación a los españoles y descendientes sin mezcla de éstos establecidos en América) y algunas variedades (castizos y mestizos de aspecto blanco), la clase media la formaban los mestizos y algunas variedades (algunos castizos y mestizos de pocos o medios rasgos indígenas), la clase baja la formaban los indígenas y algunas variedades (mestizos de aspecto predominante indígena) y en lo más bajo se hallaban los esclavos negros y algunas variedades (mulatos de aspecto predominante negro).

Desde tiempos de la colonia hasta tiempos incluso actuales, la población blanca generalmente ha alcanzado los principales y más importantes puestos, cargos y trabajos de la sociedad, teniendo un estatus económico y un nivel de bienestar social medio-alto, en contraste con las personas de otras etnias. Por ejemplo, la gran mayoría de presidentes del país han sido de raza blanca, las ciudades más grandes y desarrolladas del país actualmente Bogotá y Medellín tienen una mayor porcentaje de habitantes blancos, mientras que las zonas más atrasadas son aquellas donde la presencia cobriza o negra es mayor; como la costa pacífica o la región amazónica. Esto ha generado controversias internas sobre el papel de la raza blanca y su responsabilidad en ese atraso; desembocando en la "ley antidiscriminación" del 2011, en donde se establece: "El que arbitrariamente impida, obstruya o restrinja el pleno ejercicio de los derechos de las personas por razones de su raza, etnia, religión, nacionalidad, ideología política o filosófica, sexo u orientación sexual, incurrirá en prisión de 12 a 36 meses".

A partir de la independencia del país, se sumaron a la mezcla pequeños grupos de inmigrantes árabes, judíos, europeos no españoles (italianos, alemanes, franceses, ingleses, entre otros europeos) también chinos y otros asiáticos, aunque no tuvieron un impacto significativo en la composición étnica y la cultura del país.

Constituyen el principal grupo étnico, representando el 50,3% de la población total del país.[6]​ No obstante la investigación genética estadounidense Public Library of Science (PLOS) en 2015 determinó que el colombiano promedio tiene una mezcla de europeos 62.5%, nativos amerindios 27.4%, africanos 9.2% y este asiático 0.9%.[7]​ Por lo cual los mestizos en Colombia tienden a tener componentes altamente de europeos sobre todo españoles mas que amerindios o africanos. El mestizaje en Colombia comenzó poco después de que se establecieran los primeros colonizadores en el territorio. Es resultado directo de la escasez de mujeres europeas en algunos sectores del reino durante la conquista, debido a que durante todo el período colonial la mayoría de los inmigrantes europeos eran varones. Los españoles entonces se unían principalmente con mujeres nativas de los distintos grupos étnicos, indígenas o africanos. Los mestizos se hallan prácticamente en todo el territorio del país y su población es la más grande en Colombia,[6]​ siendo el aporte europeo casi exclusivo por parte paterna, pues más del 80% de los colombianos descienden de un europeo por vía paterna, mientras que el 85 % de los colombianos provienen de una indígena por vía materna.[8]​ El 78,1% de los bogotanos desciende de una mujer indígena.[9]

La ascendencia de los caucásicos colombianos es principalmente española y árabe, con algunos aportes italianos, franceses, alemanes, eslavos, entre otros. Según estimaciones no oficiales, el porcentaje de blancos en Colombia es del 37% de la población.[14]​ Sin embargo la investigación genética estadounidense Public Library of Science (PLOS) en 2015 determinó que el colombiano promedio tiene una mezcla de europeos 62.5%, nativos amerindios 27.4%, africanos 9.2% y este asiático 0.9%.[7]​ Por lo cual muchos caucásicos en Colombia no se proclaman como blancos sino como mestizos solo por el hecho de tener algún componente o parentesco amerindio u africano en diversos grados de su familia.

En lo que era la Nueva Granada se presentó una gran cantidad de españoles que comenzaron a llegar al territorio como colonos poco después de la conquista en grandes números (en comparación con la población nativa del territorio por aquellos tiempos), pero eran principalmente varones solteros. El mayor ejemplo lo proporciona la región Andina,[15][16]​ por ejemplo, en Antioquia las investigaciones genéticas encontraron que los haplogrupos del cromosoma Y muestran una ascendencia vía masculina 94% europea, 5% africana y 1% indígena y por el contrario, los haplogrupos del ADN mitocondrial revelan una ascendencia por vía materna 90% indígena, 8% africana y 2% europea.[17][18][19]

Tras la independencia del país se abrieron las puertas a inmigrantes europeos, a pesar de que el gobierno no la motivó ni la incentivó. Para entonces el país era política, social y económicamente muy inestable, produciéndose poco después de la independencia una serie de conflictos internos, guerras civiles y golpes de estado que lo desestabilizaron casi por completo; suponiendo una desmotivación para los inmigrantes europeos. A pesar de todo, pequeños grupos de españoles, italianos, alemanes, franceses, británicos, rusos, polacos (entre otros), llegaron al país principalmente a través del puerto de Barranquilla, estableciéndose mayormente en las principales ciudades. Una excepción importante a esta tendencia es el departamento de San Andrés y Providencia, el cual fue colonia inglesa y la población blanca desciende de colonos escoceses e ingleses principalmente.

Históricamente, la población blanca ha desempeñado un papel influyente en la historia de Colombia, como lo es en la creación de las instituciones gubernamentales, la constitución, el ejército, el himno nacional, la construcción de infraestructura, creaciones en el arte, la arquitectura y las ciencias.

Según el censo de 2005 eran el 10,5% de la población.[20]​ En el censo de 2018, corresponden al 6,75%[21]​ de la población, incluyendo a mulatos, raizales y palenqueros. No obstante, otras estimaciones señalan hasta un 25% de afrocolombianos en total, conformados por un 21,1% de mulatos y zambos, y un 3,9% de negros, en el caso de Lizcano-Fernández (2005),[6]​ o un 21% de afrocolombianos, con 17% de mulatos y 4% de negros, según Schwartzman (2008).[14]​ Para el gobierno colombiano el número real de afrodescendientes alcanza el 26% del total, mientras que tradicionalmente se estima un 21% de afrocolombianos (14% como mulatos, 4% como negros y 3% como zambos).[22][23]

Dentro de los afrocolombianos se pueden diferenciar cuatro grupos importantes:

Los departamentos con mayor porcentaje de afrocolombianos son Chocó (73,83%), San Andrés y Providencia (55,64%), Cauca (19,74%), Nariño (17,45%), Valle del Cauca (17,09%), Bolívar (16,73%), Cesar (12,97%) y Sucre (11,91%).[21]​ En el censo de 2005, un 29,2% del total de afrocolombianos se concentraba en las ciudades de Cartagena de Indias, Cali, Barranquilla, Medellín y Bogotá.[20]​ En Bogotá, la ciudad del país con más personas que no declaran pertenencia étnica, residían 100 mil afrocolombianos, que representan el 1,5% de la población del Distrito (un 29% de nacieron en la ciudad y un 17% que migraron desde el Chocó).[24]

La Constitución colombiana y la ley 70 de 1993 reconocen los derechos, cultura, costumbres, tradiciones y territorios de la población afrocolombiana que se ha titulado como tierras colectivas de comunidades negras, un total de 15 717 269 hectáreas que corresponde al 16,13% de las superficie del país.[25]

La población afrocolombiana posee una alta tasa de natalidad, siendo la media de hijos por mujer de 2,7, estando por encima de la media nacional (2,1), siendo 2,4 en entornos urbanos y 3.5 en entornos rurales, en ambos casos también por encima de la media nacional (1,9 y 3,1 respectivamente).

La población afrocolombiana es mayoritariamente joven, pero está experimentando un progresivo envejecimiento, traduciéndose en aumento en el número adultos mayores. Además, y a diferencia de los indígenas, presenta en su estructura y distribución de género un comportamiento más similar al del total de la población del país.

El 86% de la población afrocolombiana está alfabetizada, siendo ligeramente mayor el porcentaje en mujeres (88%) que en hombres (86%). En cuánto a educación, el 41% posee estudios básicos primarios, un 21% no posee estudios en ningún grado y un 16% posee estudios básicos secundarios. El 47% de la población es soltera.

Los cimarrones, africanos y sus descendientes esclavizados que lograba huir llevaban una vida de libertad en rincones apartados de las ciudades y de las áreas colonizadas denominados palenques o quilombos, donde se mantuvo y desarrolló una cultura y población de características peculiares, que mantuvo mayores elementos físicos y espirituales de sus orígenes africanos. Uno de ellos fue el Palenque de San Basilio, donde se reagruparon varios palenques de los Montes de María, territorio legalizado por la Corona Española en 1714.[26]​ Puede compararse sus orígenes genéticos con los de los territorios cercanos, para comprobar que también reflejan la historia propia de estas comunidades.

La población raizal del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina originada por la colonización de escoceses, ingleses y oros europeos y los africanos esclavizados tiene también claras especificidades lingüísticas y culturales. Investigaciones genéticas realizadas en Providencia sobre sus orígenes por línea paterna y materna dn el siguiente resultado:

A pesar de haber constituido un segmento importante en el pasado (en 1852 los indígenas eran el 17,8% de la población total),[31]​ actualmente la población indígena constituye solo un 4,31% de la población.[2]​ Tras haber sido víctimas de abusos, semiesclavitud, duras condiciones de vida y trabajos forzados durante siglos, la Constitución de 1991 reconoció los derechos fundamentales de los pueblos indígenas, y además ratificó el Convenio 169 de la OIT que regula internacionalmente sus derechos.

El gobierno colombiano reconoce la existencia de 87 pueblos indígenas: Achagua, Amorúa, Andoke, Arhuaco, Arzario, Awá, Bara, Barasana, Barí, Betoye, Bora, Cañamomo, Carapana, Chimila, Chiricoa, Cocama, Coreguaje, Coconuco, Coyaima, Desano, Dujo, Emberá, Emberá Chamí, Emberá Katío, Eperara Siadipara, Guambiano, Guanaca, Guane, Guayabero, Hitnü, Inga, Kawiyarí, Kamëntsa, Kankuamo, Karijona, Kichwa, Kofán, Kogui, Kubeo, Kuiba, Kurripako, Letuama, Makaguaje, Makuna, Masiguare, Matapí, Miraña, Mokaná, Muisca, Nasa, Nonuya, Nunak, Ocaina, Pasto, Piaroa, Piratapuyo, Pisamira, Puinave, Sáliba, Senú, Sikuani, Siona, Siriano, Taiwano, Tanimuka, Tariano, Tatuyo, Tikuna, Totoró, Tsiripu, Tucano, Tule, Tuyuka, Tzase, Uitoto, Umbrá, U'wa, Wanano, Waunan, Wayuu, Yagua, Yanacona, Yaruro, Yauna, Yuko, Yukuna, Yuri y Yurutí.

Los departamentos con mayor proporción de indígenas son Vaupés (81,68%), Guainía (74,9%), Vichada (58,16%), Amazonas (57,72%), La Guajira (47,82%), Cauca (24,81%), Putumayo (17,9%) y Nariño (15,46%). En el Censo de 2005, los departamentos de La Guajira, Cauca y Nariño concentraron aproximadamente la mitad de los indígenas del país. De acuerdo con la Constitución Nacional, las lenguas indígenas son también oficiales en sus territorios, aparte del castellano. En el país, se hablan 64 lenguas amerindias y una diversidad de dialectos que se agrupan en 13 familias lingüísticas.

Notas: a porcentaje incluye trirraciales.

Según una investigación llevado a cabo con 1,659 muestras colombianas, la mayoría de los individuos estudiados presentaron ojos negros o cafés (64%), seguidos por quienes tenían ojos castaños (16% de los hombres y 15% de las mujeres), color miel (11% de las mujeres y 10% de los hombres), verdes (8%), y azules o grises (2%). Asimismo, la mayoría tenían cabello negro o café (85% de las mujeres y 81% de los hombres), seguidos por aquellos de cabello castaño (16% de los hombres y 12% de las mujeres), rubio (2%) y rojizo (1% de los hombres). El cabello fue descrito principalmente como ondulado (39% de los hombres y 38% de las mujeres) y lacio (39% de los hombres y 33% de las mujeres), seguido por el cabello rizado (27% de las mujeres y 20% de los hombres) y crespo (2%). La mezcla genética promedio para el total de la muestra fue 60% europea, 29% indígena y 11% africana.[41]



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