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Finanzas conductuales



La economía conductual y las finanzas conductuales (también llamadas economía del comportamiento y finanzas del comportamiento) son campos cercanos que aplican la investigación científica en las tendencias cognitivas y emocionales humanas y sociales para una mejor comprensión de la toma de decisiones económicas y del análisis de cómo afectan a los precios de mercado, a los beneficios y a la asignación de recursos. Los campos de estudio están principalmente referidos, con la racionalidad o con su ausencia, en lo que se refiere a los agentes económicos. Los modelos del comportamiento generalmente integran visiones desde la psicología con la teoría económica neoclásica. Últimamente, la neurociencia se ha integrado a esta alianza, lo que ha permitido estudiar las bases neuroanatómicas y neurofisiológicas del comportamiento económico, conformándose así la nueva ciencia de la neuroeconomía.[cita requerida]

Los análisis se refieren principalmente a los efectos de las decisiones del mercado, pero también a la elección pública, otra fuente de decisiones económicas con algunas tendencias similares. En los últimos años, el conocimiento académico generado por el campo de la economía conductual ha tenido un impacto considerable en la forma en la que las empresas diseñan estrategias de mercadotecnia, productos, experiencias y el abordaje de los clientes, esto como consecuencia de la unificación entre la teoría conductual y la práctica en los negocios.[cita requerida]

En la economía clásica, la teoría económica tuvo una relación cercana con la psicología. Por ejemplo, Adam Smith escribió un importante texto describiendo los principios psicológicos de la conducta individual: The Theory of Moral Sentiments. Por su parte, Jeremy Bentham escribió extensivamente sobre los fundamentos de la utilidad.

Los economistas comenzaron a distanciarse de la psicología durante el desarrollo de la economía neoclásica, a medida que buscaron redefinir la disciplina como una ciencia natural, con explicaciones de la conducta económica deducidas de supuestos sobre la naturaleza de los agentes económicos. El concepto de homo economicus fue desarrollado, y la psicología de esta entidad era fundamentalmente racional. Sin embargo, las explicaciones psicológicas continuaron apareciendo en el análisis de muchas figuras importantes en el desarrollo de la economía neoclásica, como por ejemplo: Francis Edgeworth, Vilfredo Pareto, Irving Fisher, y John Maynard Keynes.

La psicología había desaparecido hacía tiempo de las discusiones económicas a mitad del siglo XX. Varios factores contribuyeron al resurgimiento de su uso poco después y al desarrollo de la economía conductual (consultar: El asunto de la racionalidad económica). Los modelos sobre la utilidad esperada y la utilidad descontada comenzaron a ganar amplia aceptación, al generar hipótesis verificables sobre la toma de decisiones bajo incertidumbre, y sobre el consumo intertemporal, respectivamente. Un cierto número de anomalías observadas y reproducibles cuestionaron esas hipótesis. Además, durante los años 1960, la psicología cognitiva comenzó a describir el cerebro como un dispositivo de procesamiento de la información (en contraste con los modelos conductistas). Los psicólogos especializados en este campo, como Ward Edwards, Amos Tversky, y Daniel Kahneman, comenzaron a comparar sus modelos cognitivos de toma de decisiones bajo riesgo e incertidumbre, con los modelos económicos de conducta racional.

La que probablemente sea la publicación más importante en el desarrollo de las finanzas conductuales, fue escrita por Kahneman y Tversky en 1979. Este documento, "Prospect theory: Decision Making Under Risk", usaba técnicas de psicología cognitiva, para explicar un cierto número de anomalías documentadas en la toma de decisiones económicas racionales. Otros hitos en el desarrollo de este campo incluyeron diversas concurridas conferencias en la Universidad de Chicago (consultar: Hogarth y Reder, 1987), así como una edición especial en 1997 del respetado Quarterly Journal of Economics dedicado al tema de la economía conductual.

La teoría básica de la demanda de los consumidores se basa en tres supuestos:[1]

Más generalmente, el modelo principal de comportamiento microeconómico asume que los individuos toman decisiones tal que maximizan su función de utilidad, usando la información disponible, y procesando esta información apropiadamente.[2]​ Sin embargo, las investigaciones de economía conductual parecen sugerir que los individuos se desvían de los modelos estándar en tres aspectos:[2]

Se ha podido observar que, en el laboratorio, los individuos son inconsistentes en el tiempo,[3]​ muestran preocupación por el bienestar de los demás,[4][5]​ y exhiben una actitud hacia el riesgo que depende de encuadres y puntos de referencia.[6]​ Estos hechos, entre otros comprobados en psicología, han hecho replantearse los supuestos de racionalidad prevalente, utilizados en la economía ortodoxa.

Al principio las teorías de economía y finanzas conductuales fueron desarrolladas casi exclusivamente desde observaciones experimentales y encuestas, aunque en tiempos más recientes, los datos del mundo real han alcanzado una posición más relevante. Las imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI) han sido utilizadas también para determinar qué áreas del cerebro están activas durante varios pasos de la toma de decisiones económicas. Experimentos simulando situaciones del mercado como la negociación en bolsa de valores y las subastas, son vistas como particularmente útiles, en la medida en que pueden ser usadas para aislar el efecto de una tendencia particular de la conducta; la conducta observada del mercado puede típicamente ser explicada de diferentes maneras, pero experimentos cuidadosamente diseñados pueden ayudar a estrechar el rango de explicaciones plausibles. Los experimentos están diseñados para ser compatibles con incentivos, normalmente mediante transacciones entrelazadas que manejan dinero real.

Hay tres temas principales en la economía y finanzas conductuales (Shefrin, 2002):

Los modelos en economía conductual están normalmente dirigidos a una anomalía particular observada en el mercado y a modificar los modelos neoclásicos estándar describiendo como los que toman decisiones usan la heurística y están afectados por efectos presentación y otros.

Heurística
Teoría prospectiva - Aversión a la pérdida - Tendencia al statu quo - Falacia del jugador - Tendencia al autoservicio

Presentación
Presentación cognitiva - [./Https://en.wikipedia.org/info/Mental%20accounting Contabilidad mental] - Utilidad referencial

Anomalías
Efecto dotación - Paradoja del sobreprecio de las acciones - Ilusión monetaria - Hipótesis de los salarios eficientes - Reciprocidad - Consumo intertemporal - Hipótesis del ciclo de vida conductual

Los críticos de la economía conductual normalmente insisten en la racionalidad de los agentes económicos. Replican que la conducta experimentalmente observada es inaplicable a situaciones del mercado como las oportunidades de aprendizaje, y que la competencia asegurará al menos una aproximación cercana a la conducta racional. Otros hacen ver que las teorías cognitivas, como la teoría prospectiva, son modelos de toma de decisiones no generalizados en la conducta económica y son solo aplicables al tipo de problemas de decisión instantánea presentada a los participantes en experimentos o encuestas.

El individuo acude al producto y hace de ello que aparezca la demanda, la oferta aparece al aparecer el producto frente a la acción de adquisición, si aumenta la demanda, aumenta la oferta, de lo contrario aparece la no existencia.

Sin embargo; no toda aquella persona que adquiere un producto puede pagarlo, algunas personas se enfrentan con la adquisición de productos con la finalidad de generar una ganancia que a su vez le permita adquirir nuevos y más productos. Como ocurre en el caso de las ventas por catálogos. Muchas de ellas adquieren los productos con esa finalidad, y no siempre lo logran.. Algunas asesoras, e incluso coordinadoras de estas empresas, tienen consigo cajas llenas de mercancía en cuartos caseros u oficinas. Algunos pagos y otros no tanto. El asunto importante aquí, es que esas empresas no están realmente interesadas en verificar si usted vendió realmente el producto o si lo adquirió y tuvo rotación real. Ellos sólo se interesan en sus ventas. En un estudio realizado hace más de 3 años, comprobé que el mercado de catálogo fue destruido por la misma empresa. Pues en su afán de vender, realizó tantas inscripciones de personas que serían posibles asesoras, que hoy en día la mayoría son asesoras y se han quedado sin clientes reales. Ya que los clientes básicos de estas personas fueron inicialmente sus amigos y familiares cercanos, y estos terminaron tan cansados de recibir cada mes las mismas ofertas que ya no adquieren los productos con la misma intensidad con la que van a un centro comercial a gastar su dinero. Por lo tanto, algunos aculados de productos están generando vencimiento de productos, productos que fueron adquiridos y que no tuvieron una rotación real. Aun siendo estos exhibidos en redes sociales, en tienda virtual, o en tienda física. Lo que indica que el mercado actual ha cambiado tanto, que la guerra de mercados esta latente. Cada catálogo tiene en realidad un producto que es más vendido que otros como ocurre en cualquier tienda. El error radica en que la psicología empresarial de muchos de estos catálogos es tan elemental que no tiene un campo de acción en el que se garanticé que todos los productos que un cliente adquiera sea realmente usado, vendido e incluso que genere ganancia real al tiempo debido.

Las observaciones clave documentadas en la literatura de finanzas conductuales incluyen la falta de simetría entre decisiones de adquirir o mantener recursos, llamadas coloquialmente la "paradoja del pájaro en el arbusto",[9]​ y la fuerte aversión a las pérdidas o arrepentimiento unido a cualquier decisión donde algunos recursos emocionalmente valiosos (p.e. una casa) pueden ser totalmente perdidos. La aversión a las pérdidas parece manifestarse en la conducta de los inversores como una falta de inclinación a vender acciones u otros valores si haciéndolo puede forzar al vendedor a realizar una pérdida nominal (Genesove & Mayer, 2001). También puede ayudar a explicar por qué los precios del mercado de la vivienda no se ajustan a la baja hasta el nivel de equilibrio del mercado durante periodos de baja demanda.

Aplicando una versión de la teoría prospectiva, Benartzi y Thaler (1995) afirmaron haber resuelto la paradoja del sobreprecio de las acciones, algo que los modelos financieros convencionales habían sido incapaces de hacer.

Algunos modelos financieros usados en la gestión de tesorería y valoración de activos utilizan parámetros de finanzas conductuales, como por ejemplo:

Los críticos de las finanzas conductuales, como Eugene Fama, normalmente apoyan la Hipótesis de eficiencia de los mercados. Alegan que las finanzas conductuales son más una colección de anomalías que una auténtica rama de las finanzas y que esas anomalías serán normalmente valoradas fuera del mercado o explicadas con argumentos de microestructura del mercado. Sin embargo, debe destacarse una distinción entre las tendencias individuales y las tendencias sociales; las primeras pueden ser promediadas por el mercado, mientras que las otras pueden crear bucles realimentados que conduzan al mercado más y más lejos del equilibrio.

Algunos han replicado que la paradoja del sobreprecio de las acciones simplemente aparece debido a barreras de entrada (bien prácticas o psicológicas) que tradicionalmente han dificultado la entrada de particulares en el mercado de valores y que la rentabilidad entre acciones y bonos debería estabilizarse en la medida que la tecnología informática abre el mercado de valores a un mayor número de operadores. Otros alegan que la mayor parte de los fondos que invierten los particulares son gestionados mediante fondos de pensiones, por lo que el efecto de esas barreras de entrada debería ser mínimo. En suma, parece que los inversores profesionales y los gestores de fondos mantienen más bonos de lo que se podría esperar dados los diferenciales de rentabilidad.



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