Se han descubierto vestigios de homínidos que poblaron el actual territorio de Sudáfrica hace más de tres millones de años. Evolucionaron gradualmente hasta hace un millón de años cuando aparece el Homo erectus en la región. Los primeros conocimientos que se tienen del Homo sapiens datan de hace 100.000 años. Los primeros Homo sapiens que se conoce en el área son las tribus de San despectivamente conocidos como bosquimanos, los cuales eran principalmente cazadores. Hace unos 2500 años tribus de bantúes emigraron del delta del río Níger hacia lo que hoy es Sudáfrica y desplazaron paulatinamente a las poblaciones San y khoi. Poco se conoce de esta época por cuanto estas tribus no conocían la escritura y el escaso conocimiento que se tiene proviene de hallazgos arqueológicos. Posteriormente emigraron otras tribus a Sudáfrica tales como los xhosas, zulúes y otras.
La historia escrita de Sudáfrica comienza con la llegada de los europeos a la región. Los primeros en incursionar fueron los portugueses, quienes fundaron un asentamiento precursor de Ciudad del Cabo en el Cabo de Buena Esperanza y prácticamente exterminaron a los khoikhoi y san que habitaban en la región. Los neerlandeses, arrebataron la colonia a los portugueses en 1652, establecieron pequeños asentamientos en el Cabo de Buena Esperanza y se expandieron hasta formar la Colonia del Cabo. Al final del siglo XVIII los ingleses se apoderaron de la colonia holandesa, transformándose entonces en una colonia británica. La población europea comenzó a expandirse y comenzaron las luchas con los nativos sobre la posesión de la tierra con abundantes bajas en ambos lados diferentes. Las hostilidades también se iniciaron entre los neerlandeses y los británicos y muchos de estos neerlandeses emigraron y se establecieron en la zona central de la región conocida como Highveld donde formaron cuatro repúblicas. Los neerlandeses, para aquella época conocidos como los bóeres (granjeros, en holandés), tuvieron dos guerras con los británicos, llamadas guerras Anglo-Bóer, que terminaron en la derrota de estos y de sus repúblicas independientes.
En 1910 las cuatro principales repúblicas de la región se unieron configurando la Unión Sudafricana. A los pobladores de raza negra no se les dio el derecho de voto en esta república y la falta de derechos de los negros, los denominado "hombres de color" y asiáticos continuó erosionando el concepto de Unión. siglo XIX
Los descendientes de los colonos blancos siempre constituyeron una minoría entre los africanos de raza negra, a pesar de ser ambos colectivos inmigrantes simultáneos en la región, previamente territorio bosquimano. Después de la Segunda Guerra Mundial los blancos dictaron sus reglas racistas a través del Apartheid, mediante una serie de leyes que establecían la segregación racial. El sistema del Apartheid se empezó a cuestionar internacionalmente al comenzar el último cuarto del siglo XX, por lo que el gobierno del Partido Nacional incrementó las sanciones, los arrestos y la opresión contra la población que no era blanca.
En 1990, después de un largo periodo de resistencia por parte de varios movimientos anti-apartheid (sobre todo el Congreso Nacional Africano) y de la presión internacional por campañas como Free Nelson Mandela, el gobierno del Partido Nacional se vio forzado a dar un primer paso hacia la negociación aboliendo la prohibición del Congreso Nacional Africano y otras organizaciones políticas de izquierdas, y liberando a Nelson Mandela después de 27 años en prisión. Para la entrega del poder a la mayoría negra se llevaron a cabo negociaciones que incluían el mantenimiento del sistema económico pre-existente, la ley de reconciliación y la desmantelación de programa nuclear de Sudáfrica para que los africanos no dispusieran de la bomba atómica. La legislación del Apartheid fue gradualmente sustituida de los textos estatutarios y se llevaron a cabo las primeras elecciones multiraciales en 1994. El Congreso Nacional Africano (ANC) las ganó con una gran mayoría, y desde entonces se ha mantenido en el poder.
El país está actualmente bajo control de la mayoría negra, la cual constituye el 80 % de la población. A pesar de la eliminación del apartheid, millones de sudafricanos negros continúan viviendo en la miseria y la tasa de desempleo oficial ronda en el 40%. De todas formas se han llevado a cabo cambios legislativos bajo los auspicios del BEE (Black Economic Empowerment), ayudando a nivelar las condiciones de vida de los grupos raciales del país, situación provocada a causa de décadas de dominio económico desproporcionado por parte de la minoría blanca. Grupos de minoría blanca denuncian ser víctimas de asesinatos y violencia por motivos raciales. Con 4000 granjeros blancos asesinados desde 1994. La tasa de asesinatos en Sudáfrica es muy alta, con un total de 315.000 asesinatos desde 1994, de los cuales se estima que 60.000 son víctimas blancas y buena parte de los asesinados de raza negra son inmigrantes zulúes.
Los habitantes originales de Sudáfrica, los San y Khoi, siguen sin tener representación política propia, marginados en reservas, donde no pueden seguir su propio modo de vida y son víctimas frecuentes de violencia racial. Las organizaciones en defensa de los San acusa al gobierno del ANC, de ser probantú (en favor de la mayoría negra) y que abandona a las minorías, como los San y Khoi, por ser políticamente incómodos, al restar legitimidad política a las pretensiones del ANC, los cuales hacen una falsa implicación de que la población negra (bantú) es la original de Sudáfrica.
Muy poco se sabe sobre Sudáfrica, antes de la aparición del homo sapiens. Los hallazgos arqueológicos de 1998 en Sterkfontein, cerca de Johannesburgo, Makapansgat, etc. revela que homínidos Australopithecus africanus vivían en la zona denominada Highveld hace por lo menos tres millones de años. El homo erectus aparece hace un millón de años, habiéndose encontrado sus restos en esta zona, así como en otras regiones de África, Europa y Asia. Hallazgos fósiles obtenidos en el Río Klasies en la Provincia del Cabo del Este, indica que el homo sapiens pobló esta región hace unos 100.000 años.
Los primeros homo sapiens que poblaron Sudáfrica probablemente serían antepasados de los San o Kung-San, despectivamente conocidos como bosquimanos, una raza nómada y hábiles cazadores-recolectores. Sentían un gran respeto por la naturaleza y parece que vivieron durante siglos en convivencia con el medio ambiente, si bien no se conoce mucho acerca de ellos, dados los escasos vestigios arqueológicos encontrados. Con alguna certeza se sabe que los San se establecieron desde hace 25.000 años. Actualmente un pequeño número de San todavía viven en Sudáfrica, siendo su cultura una de las más antiguas del mundo que han existido continuamente.
Alrededor de 500 a.C., algunos grupos de Khoisan comenzaron a dedicarse al pastoreo, dejando la caza como actividad secundaria, el cambio de sociedad introdujo conceptos como la propiedad privada, referente a los pequeños rebaños de cabras y bueyes. Aparecen los primeros jefes tribales; y pasan a denominarse Khoikhoi (hombres de los hombres) en contraposición a sus hermanos San, qun cazadores-recolectores, conocidos despecticamente por los europeos como bosquimanos.
Los khoisan pastoriles conocidos como khoikhoi (hombres de hombres) comenzaron a llegar al sur hasta lo que hoy se conoce como Cabo de Buena Esperanza. Estos nuevos emigrantes se mezclaron con los cazadores bosquimanos, conocidos como San, al punto que es difícil trazar una línea de distinción entre los dos grupos, los cuales son conocidos hoy en día como khoisan. Con el tiempo estos pobladores se comenzaron a establecer en la costa, si bien algunos quedaron en el interior del país.
Por esa época grupos bantús comenzaron a llegar a Sudáfrica. Originarios del delta del río Níger en África Occidental, emigraron hacia el sur y hacia el este, llegando hasta la provincia de KwaZulu-Natal alrededor del año 300 d. C. y la provincia de Limpopo hacia el año 500 d. C. Los bantúes no solo criaban ganado, sino que también conocían la agricultura, cosechando sorgo y otros productos. Eran también expertos en herrería y vivían en poblados bien establecidos. La emigración bantú fue paulatina y no en grandes masas. Algunos grupos, los ancestros de la gente nguni (zulús, xhosa, swazi y ndebele) prefirieron vivir en la costa. Otros, conocidos actualmente como los sotho-tswana (tswana, pedi y basotho) se establecieron el Highveld, mientras que las tribus venda, lemba y shangaan-tsonga eligieron ubicarse en el noreste de Sudáfrica.
No se conoce que tipo de contacto tuvieron los pueblos bantúes recién llegados y la población khoisán auctóctona. Sin embargo, hay una evidencia de integración en la lengua bantú que incorpora el chasquido de la lengua como consonante característico de la lengua khoisán, lo cual sugiere un contacto prolongado, incluso matrimonios mixtos y asimiliación lingüística parcial. Igualmente, se han descubieron numerosos artefactos khoisán en los poblados bantú.
Muchos descendientes de las primeras tribus de origen bantú en llegar a Sudáfrica, muestran ascendencia san o khoi pero solo en su mtDNA (ADN mitocondrial, heredado solo de la madre), lo cual suele ser indicador de invasión violenta (asesinato de varones y secuestro de las mujeres). El ejemplo más famoso es el expresidente sudafricano Nelson Mandela, de etnia xhosa, pero con ADNmt de origen san.
Poco es conocido de la historia de Sudáfrica desde 500 años a.C hasta la llegada de los europeos. Los primeros en llegar a esta región fueron los portugueses, quienes andaban en la búsqueda de una ruta marítima a la India y a Asia, que reemplazara la costosa y larga ruta terrestre a través del Asia central. En 1487, el navegante Bartolomé Díaz dio vuelta al Cabo de Buena Esperanza. Once años después, en 1498, Vasco de Gama navegó por la misma ruta, pero se adentró más hacia el oriente. En su ruta hacia la India desembarcó y exploró Sudáfrica y Mozambique.
Sin embargo, aunque los portugueses mostraron interés en colonizar esta región crucial en la ruta a la India el mal tiempo que reina normalmente en la zona y la costa rocosa del Cabo, eran un peligro para sus naves y las ocasiones que trataron de comerciar con los Khoikhoi terminaron en el asesinato de decenas de miles de africanos. La costa de Mozambique, por el contrario, era mucho más atractiva para ser utilizada como base y adicionalmente allí se descubrieron yacimientos de oro.
Los portugueses tuvieron poca competencia en estas rutas hasta el siglo XVI, cuando los ingleses y los neerlandeses comenzaron a penetrar estas regiones. El tráfico de naves en el Cabo de Buena Esperanza comenzó a aumentar y la región se convirtió en un punto regular de parada para reponer provisiones frescas a tripulaciones frecuentemente atacadas por el escorbuto. En 1647, una nave holandesa naufragó en la bahía de la ciudad del Cabo y su tripulación construyó un fuerte que ocuparon durante un año. Poco después, la Compañía Holandesa de la India Oriental decidió establecerse en ese lugar permanentemente. La Compañía holandesa, una de las más poderosas de la época, que cubría la ruta de las especias hacia el Este, no tenía intenciones de colonizar la región, sino que más bien lo que intentaba era tener una base segura para suplir a los barcos en su ruta hacia Oriente. Con este fin es que una pequeña expedición de neerlandeses al mando de Jan van Riebeck llegó a Table Bay el 6 de abril de 1652.
Si bien los neerlandeses se veían obligados a comerciar con los Khoikhois, la relación no era amistosa. Los neerlandeses recurrieron a traer agricultores de Holanda quienes cultivaban la tierra y surtían a la Compañía con sus productos. Esto resultó muy exitoso, produciendo abundantes cantidades de frutas, vegetales, trigo y vino. Posteriormente también comenzaron a criar ganado.
La mayoría de los agricultores eran neerlandeses y miembros de la Iglesia Reformista Calvinista de Holanda, pero también había numerosos alemanes. En 1688, a los neerlandeses y alemanes, se les unieron los hugonotes franceses, también Calvinistas, que huían de la persecución del rey Luis XIV.
En adición al establecimiento del exitoso sistema agrícola, los neerlandeses comenzaron a traer esclavos principalmente de Madagascar y de Indonesia. Algunos de estos esclavos se mezclaron con los europeos y su descendencia fue lo que se llamó Colorados del Cabo o Colorados Malayos. Con la adición de los esclavos las tierras ocupadas por la Compañía se extendieron hacia el norte y hacia el este y la guerra con los khoikhoi se hizo inevitable. Los khoikhoi fueron obligados a replegarse al ser diezmados por la superioridad en armamento de los neerlandeses y por enfermedades introducidas por los europeos. Las guerras de guerrillas de los khoikhoi duró hasta el siglo XIX. A los sobrevivientes no les quedó otra opción que trabajar para los europeos, los cuales también se mezclaron con los neerlandeses dando origen a los denominados Colorados.
Entre los tribus khoikhoi los más conocidos eran los Griqua, quienes habían vivido originalmente en la costa este la Bahía de Santa Elena y las montañas Cedeberg. En el siglo XVIII lograron obtener armas y caballos y se dirigieron hacia el nordeste. En su ruta se les fueron agregando Colorados y otros grupos de Khiosan y hasta incluso aventureros blancos, llegando a crear una fuerza militar considerable. Finalmente llegaron al Highveld cerca de lo que denomina Kimberley, donde se establecieron en el territorio que se llama Griqualand.
A medida que los granjeros se expandían hacia el centro de la región comenzaron a llevar una vida pastoral, no muy diferente de los Khoikhoi que iban desalojando. En adición al ganado, traían normalmente una carreta, una tienda de campaña, un fusil y una biblia. Estos fueron los primeros bóeres, completamente independientes de un poder central, extraordinariamente autosuficientes y aislados del resto de la región. La vida dura que llevaban produjeron una raza de hombres de gran valentía, íntimamente ligados a la tierra que ocupaban y profundamente religiosos.
A finales del siglo XVIII, el poder mercantil de Holanda comenzó a disminuir, mientras el de los británicos aumentaba. En esta situación los británicos optaron por tomar posesión del Cabo hasta entonces en posesión de los neerlandeses, para evitar que Francia lo invadiera. Posteriormente y por un breve tiempo, los neerlandeses volvieron a tomar posesión del Cabo hasta la definitiva conquista británica en enero de 1806, convalidada en 1814 tras el fin de las Guerras Napoleónicas.
Para aquella época la colonia contaba con 25.000 esclavos, 20.000 colonos blancos, 15.000 Khoisan y 1.000 esclavos liberados. El poder en Ciudad del Cabo lo poseían los colonos blancos y la discriminación racial estaba fuertemente arraigada. Fuera de Ciudad del Cabo, en el interior de Sudáfrica, existían diversas poblaciones de blancos y negros totalmente segregados y aislados.
Al igual que los neerlandeses, los británicos tenían poco interés en esta región para colonizarla, siendo su única intención mantener posesión del puerto estratégicamente situado. Una de las primeras tareas fue la de resolver el conflicto entre los bóeres y los xhosa sobre territorios al este de la colonia. En 1820, unos 5000 inmigrantes británicos ocuparon el área que separaban a los bóeres de los xhosa, con la idea de crear una zona franca ocupada por los británicos y así resolver la disputa. Esto no se logró, por lo que la mayoría de estos inmigrantes se retiraron y establecieron en las ciudades principalmente Grahamstown y Port Elizabeth.
Si bien la disputa no fue resuelta, la llegada de estos británicos estableció la presencia de Gran Bretaña en la región, rompiendo la relativa hegemonía que reinaba en este lugar hasta entonces. Las costumbres e ideas de los bóeres no habían sufrido cambios por muchos años, pero con la llegada de los británicos, la situación cambió radicalmente, al enfrentarse dos culturas y al haber dos grupos que hablaban diferente idioma. El resultado de esto fue que los británicos paulatinamente fueron poblando las ciudades dominando la política, el comercio, las finanzas, la minería y la industria, mientras que los bóeres, con muy inferior educación, fueron relegados a la agricultura y ganadería.
Con la abolición de la esclavitud en 1833, la brecha entre los británicos y los bóeres se extendió, por cuanto los bóeres consideraban como un mandato divino la superioridad de los blancos y la existencia de la esclavitud. En 1841 los británicos, que a su vez también creían en la superioridad de la raza blanca, promulgaron la Ley de Dueños y Sirvientes que favorecía a los bóeres, dado que perpetuaba el control de los blancos en la región. Mientras tanto la población británica comenzó a crecer considerablemente en Ciudad del Cabo y Transvaal con el descubrimiento de yacimientos de oro y diamantes.
El descubrimiento de los yacimientos de oro y diamantes y la rivalidad entre británicos y bóeres traería consecuencias funestas para los africanos. La migración forzada de la gente no caucásica hacia las zonas centrales de Sudáfrica, llamada localmente difaqane, se originó, en gran parte, como consecuencia de los efectos del surgimiento de un poderoso reinado zulú a principios del siglo XIX. Las tribus Nguni en KwaZulú-Natal comenzaron a unirse para formar un estado centralizado y militarista. Detrás de esta organización estaba Shaka Zulú, el hijo del jefe de un pequeño clan zulú. A través de diferentes batallas Shaka Zulú fue gradualmente consolidando su poder y formando un poderoso ejército, el cual lanzó a una conquista implacable. Todos los que se le enfrentaban eran esclavizados o ajusticiados. Lo mismo ocurría con los miembros de su propio ejército. La derrota en combate significaba la muerte.
Esta marcha de Shaka Zulú sembró la destrucción y la muerte a través de toda Sudáfrica. En 1828 Shaka Zulú fue asesinados por sus medios hermanos, Dingane, Umthlanga (Langane) y Mbopha. El primero se proclamó rey, pero relajó la disciplina del ejército y trató de establecer relaciones con los comerciantes británicos en la costa de Natal. Sin embargo, para aquel entonces, otros eventos se estaban desarrollando que terminaría con la independencia de los zulús.
Los bóeres continuaban manifestando su desagrado con el régimen británico que gobernaba la Colonia del Cabo. La proclamación de la igualdad de las razas por parte de los británicos fue una espina que causaba grandes molestias entre los bóeres. En 1836, varios grupos de estos y un gran número de khoikhoi decidieron emprender una larga marcha hacia el interior de Sudáfrica en busca de mayor independencia. En las llanuras que se forman al norte y este del río Orange, en la frontera de la Colonia del Cabo, parecieron haber encontrado la tierra prometida. Las vastas llanuras, poco habitadas, era ideales para la cría de ganado. Sin embargo, lo que no sabían los emigrantes es que los habitantes de aquellos lugares eran los habitantes desplazados por el difaqane.
Con la excepción de la tribus nbedele, los bóeres no encontraron gran resistencia por parte de los grupos que ocupaban estas tierras. Eran grupos no muy numerosos y faltos de armas y caballos. La condición débil de estos habitantes convenció a los bóeres que estaban llevando la civilización a un área salvaje. Sin embargo, en las montañas donde el rey Moshoeshoe I formaba la nación Basotho, que posteriormente sería conocida como Lesoto y los valles bosquíferos de la tierra de los zulús, la situación era diferente, ya que estos si presentaron fuerte oposición y la zona se mantuvo en guerra de guerrillas por un periodo de cincuenta años.
La primera parada de la Gran Marcha fue en Taba Nchu, cerca de lo que es hoy en día Bloemfontein donde se estableció la primera república. A raíz de desacuerdos entre los dirigentes de los bóeres, varios grupos se separaron, dirigiéndose algunos hacia el norte cruzando el Drakensberg hacia Natal, con la idea de crear otra república en esa región. Esta era, sin embargo, tierra zulú y el líder bóer Piet Retief visitó al rey zulú Dingane. Retief fue masacrado por los zulús y surgió una guerra con los bóeres por el líder asesinado. La culminación de esta guerra se produjo el 16 de diciembre de 1838 en la batalla del Río Ncome en Natal. Varios bóeres fueron heridos, pero millares de zulús fueron muertos, creando la leyenda que el río Ncome se volvió rojo por la sangre derramada.
Después de esta victoria, que principalmente se debía al mejor armamento, los bóeres se convencieron que su expansión estaba guiada por inspiración divina. Sin embargo, sus esperanzas de establecer una república en Natal se vieron prontamente frustradas cuando en 1843, los británicos se apoderaron de la región y crearon la Colonia de Natal, la cual se conoce hoy en día como Durban. Los bóeres se vieron, por tanto, apresados entre dos bandos. Por una parte los británicos y por otra parte los nativos. Finalmente emigraron hacia el norte de la tierra que habían ocupado.
Los británicos establecieron plantaciones de caña de azúcar en Natal, pero no lograron despertar mucho interés en los zulús para trabajar dichas plantaciones. Es así que decidieron traer inmigrantes indios, los cuales comenzaron a llegar en 1860 y siguieron creciendo hasta alcanzar una población de 150 000 trabajadores indios. En 1893, cuando Mahatma Gandhi llegó a Durban, la población india era mayor que la blanca.
Los bóeres mientras tanto continuaron su búsqueda de tierra y libertad y finalmente se establecieron en Transvaal y en el Estado Libre de Orange. Por un tiempo parecía que las repúblicas se iban desarrollando armoniosamente hacia estados estables, a pesar de que los bóeres no eran muy numerosos, no tenían ninguna industria y escasa agricultura. En 1869 se produce un hecho que tendría una influencia enorme en la región con el descubrimiento de yacimientos de diamantes en Kimberley. Los yacimientos estaban en tierras pertenecientes a los Griqua, las cuales reclamaban como propias los estados de Transvaal y Orange. Gran Bretaña rápidamente actuó en la disputa anexándose las tierras.
El descubrimiento de diamantes en Kimberley atrajo numerosos europeos y trabajadores negros a la región. Comenzaron a aparecer poblados donde la separación de blancos y otras razas no era debidamente respetada como exigían los bóeres. Por esta razón y por el hecho que sus repúblicas se estaban empobreciendo, no obteniendo beneficio alguno de las riquezas de los diamantes de la zona ocupada por los británicos, aumentó la frustración y el resentimiento de los bóeres.
El resentimiento de los Bóeres se transformó en una rebelión en el Transvaal y la primera guerra Anglo-Bóer, conocida como Guerra de la Independencia por los Afrikaaners, estalló en 1880. Fue una guerra muy corta con la victoria decisiva de los Bóeres en Majuha Hill a principios de 1881. La república ganó su independencia bajo el nombre de República de Sudáfrica, siendo elegido como primer presidente Paul Kruger. Mientras tanto los británicos que habían considerado su derrota en Majuba como una aberración, seguían con su empeño de crear una federación entre las colonia de Sudáfrica y las repúblicas Bóeres.
En 1879 el Zululand cayó bajo el dominio de los británicos. En 1886, se descubrieron yacimientos de oro en Witwatersrand acelerando el proceso de federación y propinando a los Bóeres otro golpe más. La población de Johannesburgo en los años 1890 ya alcanzaba a más de 100.000 personas y la República de Sudáfrica se vio invadida por millares de pobladores blancos y negros. La entrada de la población negra era particularmente resentida, pues eran los Bóeres quienes pasaban, por otra parte, serias dificultades económicas.
La inmensa riqueza que representaban los yacimientos de oro era un elemento irresistible para los británicos. En 1895 un grupo de renegados dirigidos por un capitán llamado Leander Starr Jameson invadió la República de Sudáfrica regida por los Bóeres, con la intención de crear un levantamiento en Witwatersrand e instalar un gobierno británico. El esquema fue un fiasco, pero al presidente Kruger de la República de Sudáfrica, le resultaba obvio que Jameson tenía, al menos, la aprobación tácita del gobierno británico de la Colonia del Cabo. Viendo que la república estaba en dificultades forjó una alianza con el Estado Libre de Orange, también regentado por Bóeres.
La situación llegó a un clímax cuando los británicos exigieron el derecho al voto a 60.000 habitantes blancos que vivían en la República de Sudáfrica, los cuales, hasta entonces, no tenían tal derecho. Kruger no aceptó las demandas de los británicos y exigió el retiro de las tropas británicas acantonadas en la frontera con la República de Sudáfrica.
Cuando los británicos rechazaron tal demanda, Kruger declaró la guerra. Esta vez, sin embargo, los británicos estaban mejor preparados, saliendo victoriosos de la contienda siendo Pretoria el último punto de resistencia, la cual se rindió en 1900 a las tropas británicas. No obstante, la guerra de guerrillas continuó por dos años más. En esos años un total de 26 000 Bóeres murieron por enfrentamientos, enfermedades o en el genocidio que se dio en los campos de concentración, donde los ingleses recluyeron a casi toda la población Bóer en lamentables condiciones. El 31 de mayo de 1902, una paz superficial se logró mediante el Tratado de Vereeniging, mediante el cual los Bóeres reconocieron la soberanía británica y estos a su vez se comprometieron a reconstruir el país destrozado por los estragos de la guerra.
Durante los años siguientes a la guerra, los británicos se dedicaron a reconstruir el país, particularmente las minas de Witwatersrand que producían un tercio del total de oro que se extraía en el mundo. Pero la paz que daba el Tratado era sumamente frágil. Los afrikáneres se vieron en la posición de ser agricultores pobres en una nación que les excluía de la explotación de los yacimientos de oro. También resentían profundamente los intentos fallidos de los británicos de imponer sus costumbres e idioma. Por esta razón es que el afrikáans vino a representar el símbolo de la nación afrikáner y una ola de nacionalismo comenzó a expandirse por la región.
La población negra y coloureds (mestizos) estaban totalmente marginadas. Los impuestos eran altos, los salarios muy reducidos y la administración británica incentivó la inmigración de millares de chinos a la región para silenciar las protestas de los trabajadores. En 1906 se produjo lo que se denominó la Rebelión de Bambatha en la cual 4000 zulús murieron en los disturbios que se produjeron en protesta por el incremento en los impuestos. Los británicos siguieron con su plan de unir a los diferentes estados en Sudáfrica. Después de varios años de negociaciones, en 1910 la Ley de la Unión fue aprobada, uniendo a la Colonia del Cabo, Natal, Transvaal y el Estado Libre de Orange en un solo estado llamado Unión Sudafricana. En esta unión se contemplaba que todo el territorio estaría bajo la administración británica, concediéndose cierta autonomía a los afrikáneres. Los territorios de Basotholand (actualmente Lesoto), Bechuanaland (actualmente Botsuana), Suazilandia y Rodesia (actualmente Zimbabue) continuaron bajo el dominio de los británicos.
El inglés y el holandés se establecieron como idiomas oficiales. El afrikáans no fue reconocido como oficial sino hasta 1925. A pesar de las campañas de los negros y coloureds por el derecho al voto, este derecho se mantuvo solo para los blancos y únicamente los blancos podían ser miembros del parlamento.
El primer Gobierno del nuevo estado fue presidido por el General Louis Botha, y como vicepresidente el General Jan Smuts. Ambos pertenecían al Partido Nacional de Sudáfrica y seguían una línea política que favorecía a los británicos y a la segregación racial. Otros bóeres más radicales desertaron del partido para formar otro nuevo llamado Partido Nacional. Estos últimos abogaban por los intereses de los Afrikaaners, el desarrollo de dos grupos de blancos paralelos y la independencia de la Gran Bretaña.
En este estado no había espacio político para los negros, si bien constituían el 75% de la población. Se les negaba el voto en el Transvaal y el Estado Libre de Orange y bajo ciertas condiciones, con base en las propiedades que tenían, se les concedían derecho al voto en la Colonia del Cabo. Nuevas leyes fueron promulgadas que todavía oprimían más a las poblaciones no blancas. Por ejemplo, los negros no tenían derecho a la huelga y estaban relegados a las tareas manuales, no podían enrolarse en el ejército y debían estar provistos de pases para poder tener acceso a ciudades u otros lugares del país. En 1939 se promulgó una ley que reservaba el ocho por ciento del territorio de Sudáfrica a los negros. Los blancos que apenas constituían el 20% de la población se les daba el dominio sobre el 92% del territorio. Los africanos negros no podían comprar, rentar, ni inclusive cultivar tierras fuera de las asignadas. Millares de negros fueron sacados de granjas y forzados a emigrar a estas zonas asignadas a ellos, cada vez más superpobladas y empobrecidas.
Los negros y las llamadas "gentes de color" comenzaron a organizarse y empezaron a surgir algunos líderes tales como John Jabavu, Abdulla Abdurahman y Walter Rubusana. El más influyente en aquella época fue, sin embargo, Pixley ka Isaka, un graduado de la Universidad de Columbia, quien en 1923 organizó el Congreso Nacional Africano. Paralelamente Mahatma Gandhi trabajaba a favor de la población india en Natal y Transvaal.
La recesión internacional que siguió a la Primera Guerra Mundial presentó un problema a los dueños de las minas, quienes en su afán de reducir costos comenzaron a contratar a personal semi-experto negro con salarios muchos más bajos que el de los blancos. En 1922 estalló una rebelión de estos trabajadores respaldados por el Partido Comunista de Sudáfrica bajo el "eslogan" Trabajadores del Mundo únanse por una Sudáfrica blanca. La rebelión no tuvo mayores consecuencias, excepto el de ahondar la discriminación racial.
En 1914 se fundó el Partido Nacionalista dirigido por Hertzog y el nacionalismo Afrikaan comenzó a tomar mayor fuerza. En 1924 ganaron las elecciones y el idioma neerlandés fue sustituido oficialmente por el afrikáans. En 1934 el Partido Nacionalista de Hertzog se unió al más moderado Partido de Sudáfrica de Smut para formar el Partido Unido Nacional Sudafricano. Esto no gustó a algunos miembros del Partido Nacional que decidieron crear el Partido Nacional Purificado que tenía un marcado carácter anti-británico. El Partido Unido se derrumbó cuando Smut tomó las riendas del partido y entre mucha controversia, introdujo a Sudáfrica en la Segunda Guerra Mundial del lado de los Aliados.
Sin embargo el nacionalismo Afrikaan, lejos de extinguirse, se intensificó cuando, en 1948, Daniel Francois Malan ascendió al poder con el Partido Nacional Reformado (heredero del Partido Nacional Purificado), el cual se colocó en el centro de la vida política del país. Por otra parte, una agrupación secreta llamada «Afrikaner Broederbond» formada en 1918 para proteger la cultura de los Afrikáans, comenzó a tomar auge convirtiéndose en una fuerza con gran influencia en el Partido Nacionalista.
Debido a la pujante economía de guerra, la mano de obra negra comenzó a ser importante para la minería y las industrias y la población negra prácticamente se duplicó. Enormes campamentos comenzaron a surgir en los alrededores de Johanesburgo y en otras ciudades. Las condiciones de vida en estos campamentos era deplorable, pero no únicamente para los negros; durante la guerra un estudio reveló que el 40% de los niños blancos sufrían de malnutrición.
El sistema de segregación racial existente en Sudáfrica por muchos años fue instituido en leyes desde 1948.
Como tal no era una norma única sino un conjunto de leyes, decretos y otras ordenanzas para mantener separados a los blancos de las demás razas y, pese a que existían blancos pobres y negros ricos, seguir marcando la diferencia económica y de derechos por el color de la piel. Entre otras acciones se crearon los bantustanes para poder tratar a los negros como extranjeros y expulsarlos a sus naciones solo nominalmente independientes.
En aquella época Sudáfrica tenía y continuó teniendo el mayor nivel de vida del Continente, su industria era la más fuerte incluso por encima de la Argelia francesa, sus infraestructuras podían medirse con las de la mayoría de los países (en sus hospitales se realizó el primer trasplante de corazón). Así podía incluso tener colonias como la de Namibia, antigua África del Sudoeste Alemana, pese a tratarla como una provincia más.
Pero fue esta región y la guerra que se libró en ella, conocida como Guerra de la frontera de Sudáfrica, una de las cuñas que terminaron rompiendo la estructura del Apartheid.
El sistema duró hasta el periodo de 1990 a 1994, fechas en las que la presión internacional, el aislamiento y el desgaste sufrido en la contienda contra los países del preagónico bloque comunista empujaron paulatinamente el desmantelado del sistema. En 1994 se llevaron a cabo las primeras elecciones pluriraciales, siendo elegido el Congreso Nacional Africano y su líder el carismático Nelson Mandela.
Después de las elecciones de 1994 se estableció la Comisión para la Verdad y la Reconciliación (1994-1999) con la finalidad de sacar a la luz pública los crímenes cometidos durante el apartheid. Esta comisión estaba encabezada por el Arzobispo Desmond Tutu quien había establecido como lema de la comisión que "Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón". Muchas historias de brutalidad e injusticia fueron narradas a esta comisión, ofreciendo catarsis a la gente y las comunidades de las que se abusaron en el pasado.
La comisión trabajaba sobre la base que la víctima explicara lo sucedido y los perpetradores confesaran su culpa, con amnistía concedida a quien hiciera una confesión total. A aquellos que optaran por no acudir a estas audiencias se los enjuiciaría y castigaría si las denuncias eran probadas. Si bien algunos policías, militares y ciudadanos confesaron sus crímenes, pocos de los que dieron las órdenes para que estos crímenes se cometieran se presentaron a las audiencias. P.W. Botha fue uno de los que no se presentó y murió sin ser enjuiciado.
En 1999 Sudáfrica tuvo sus segundas elecciones libres. En 1997 Mandela pasó la dirigencia del Partido del Congreso Africano a su segundo, Thabo Mbeki. Las elecciones fueron un éxito para el Partido al cual le falto un solo curul para tener la mayoría cualificada de dos tercios de la Asamblea, lo cual le hubiera permitido cambiar la constitución.
El Partido Nacionalista de radicales blancos perdió dos tercios de sus curules. El Partido Democrático formado por blancos surgió como una nueva fuerza con un programa liberal, al que se aunaron varios miembros de la raza negra.
Si bien Mbeki no tiene el arrastre y la simpatía que tiene Mandela, ha probado ser un político sagaz. En 2003 logró una mayoría de las dos terceras partes en el parlamento, dándole la oportunidad de hacer cambios a la constitución.
Sin embargo, no todo ha ido bien en Sudáfrica. La negativa de Mbeki de reconocer la epidemia de SIDA en su país le atrajo críticas de todo el mundo, al igual su negativa a condenar la expropiación forzosa de las granjas de los blancos en el país vecino de Zimbawe.
El crimen ha aumentado considerablemente desde la eliminación del apartheid. Entre 1994 y 2001 el crimen violento ha aumentado en un 33% y aproximadamente 1500 agricultores blancos han sido asesinados desde 1991. Sudáfrica es el país que encabeza la lista de asesinatos en el mundo, reportándose en 2002, 114,8 asesinatos por 100.000 habitantes o cinco veces más que el segundo en la lista que es Brasil. También encabeza la lista en robos y asaltos.
En 2004 el gobierno publicó estadísticas que indicaba que la tasa de criminalidad estaba bajando, si bien se le ha dado poca credibilidad a dicha información. En el 2003 la Interpol publicó cifras de crímenes que era el doble de las publicadas por el gobierno. Se estima que desde 1994, 250.000 sudafricanos blancos han emigrado del país. Los que permanecen normalmente viven en comunidades aisladas con poco contacto con la población negra.
El país se halla inmerso en la exportación de oro y diamantes (mercados que domina), en un intento de resolver uno de los mayores problemas del país que es la delincuencia (aunque ha descendido ligeramente), en el de controlar el SIDA (que afecta a 4,5 millones de sudafricanos, y en una reforma agraria para aliviar tensión social y diferencias raciales. Esta reforma consiste en la devolución de los blancos de sus tierras a los negros a los cuales se las arrebataron. Sin embargo el tema parece no avanzar y menos del 10% de las tierras han sido devueltas y el Gobierno ha decidido obligar a vender las tierras por un precio razonable o expropiarlas en un corto período. Por otro lado el presidente, Thabo Mbeki dio autorización para llevar al Parlamento una posible ley de matrimonio homosexual.
En 2004 el director John Boorman pone de manifiesto esta Comisión para la Reconciliación y la Verdad en la película In My Country protagonizada por Samuel L. Jackson y Juliette Binoche.
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